25 diciembre, 2019

Cómo Fregar (Bien) el Suelo

Seguro que alguna vez has visto (o te ha ocurrido a ti) que el suelo queda mate, con manchas, huellas o con mal olor después de fregar. Y es que aunque parezca una tarea doméstica sencilla, también tiene sus trucos.


A continuación te doy algunos consejos para que el esfuerzo de fregar tenga un resultado que merezca la pena.


Cómo fregar (bien) el suelo


Las herramientas


El cubo


Es muy importante que el escurridor sea eficiente, porque es garantía de una mejor limpieza y secado de la superficie.


Si el cubo tiene pedal para manejar el escurridor te facilitará mucho la tarea.


Tipo de fregona


Hebras de algodón. Para suelos de mármol y otros materiales lisos y duros similares. Son más pesadas que el resto y suelen absorber más humedad, por lo que la superficie que limpies tardará algo más en secarse. 


Mujer con fregona y spray de limpieza


Tiras de microfibra. Son perfectas para suelos de tarima, parquet, cerámica o los que tienen más textura. Ayudan a que el piso se seque antes tras la limpieza. Si quieres una sola que sirva para toda la casa, la fregona de microfibra es la mejor elección. Se lavan muy bien en la lavadora, lo que facilita su mantenimiento.


Esponja. Las fregonas con esponja son muy apropiadas para suelos muy lisos y que tengan acabado brillante, como azulejos y baldosas entre otros. Suelen llevar un escurridor integrado para eliminar la humedad sobrante.


Procura que el mango de la fregona sea telescópico, porque te facilitará su uso al poder regularlo a tu altura y tus necesidades.


El detergente


Utiliza el jabón adecuado para el tipo de suelo que vayas a limpiar, porque no todos sirven. Incluso los que se denominan multiusos no deberías usarlos en suelos de madera y otros que sean delicados.


Sigue las instrucciones de fabricante en cuanto al tipo de suelo que se puede limpiar (y el que no), a la cantidad, al tiempo de secado (sobre todo en los que se usan para cuidar la madera), etc. 


Procura usar el detergente justo para la cantidad de agua que contenga el cubo, nunca más. Si usas demasiado jabón, no limpiarás mejor, todo lo contrario. El suelo quedará opaco y con manchas, y te costará mucho aclararlo.


Los suelos que no son de madera se pueden limpiar con agua y un chorrito de vinagre de limpieza.


Suelo de cerámica


Nunca uses detergentes con ceras en suelos que no sean de madera, porque los volverán resbaladizos.


Los suelos de madera deben estar bien limpios antes de aplicar ceras, puesto que si no lo están lo único que conseguirás es sellar la suciedad entre la madera y la cera.


Suelo de madera
Los suelos de madera son especialmente delicados a la hora de limpiarlos


Buen olor


Si quieres perfumar el agua de la fregona, puedes añadirles unas gotas (4 o 5, no más) de un aceite esencial que te guste. Ten cuidado con la cantidad, porque si es mucha puede terminar por atacar el suelo.


Como limpiar y mantener la fregona


Aclara siempre la fregona antes de guardarla una vez que termines de limpiar. 


Conviene lavarla cada 2-3 semanas, o con más frecuencia si la usas mucho y sobre suelos muy sucios. También se debe lavar si has limpiado algún residuo más contundente y que pueda contaminar la fregona.


Puedes lavarla dejándola en remojo con agua y detergente (lavavajillas, por ejemplo), al que puedes añadir un chorrito de vinagre de limpieza. Si quieres un lavado más en profundidad puedes poner un producto antibacteriano o un chorrito de lejía. Luego tendrás que aclararla bien y escurrirla. Puedes emplear un barreño o el mismo cubo que uses para fregar.


Las de algodón o microfibra las puedes lavar en la lavadora, junto con los paños que uses para limpiar, por ejemplo. Puedes ponerla dentro de una bolsa para que no golpee demasiado las paredes del tambor. Utiliza detergente, pero no suavizante, para que siga manteniendo su poder de absorción. Una buena idea es añadir un poco de vinagre de limpieza o bicarbonato a la hora de lavar.


Poniendo la lavadora
Algunas fregonas se pueden lavar cada cierto tiempo en la lavadora


Y ten en cuenta que el mocho debe cambiarse cada cierto tiempo, porque se termina degradando.


Si puedes, guárdala colgada para facilitar que se seque entre un uso y otro, porque la humedad constante puede convertirla en un foco de bacterias.


Cómo fregar de forma eficiente


La cocina y el baño idealmente deberían ser barridos y fregados a diario, así como zonas de mucho paso, aunque con dos o tres veces es semana es suficiente para mantenerlos en unas condiciones razonables.


Procura no llevar calzado de calle en casa, es más higiénico y te ahorrará mucho tiempo y trabajo a la hora de mantener tus suelos. 


Barre o aspira el suelo siempre antes de fregarlo. Si no lo haces, arrastrarás la suciedad, los pelos y pelusas con el agua, creando una especie de barrillo realmente desagradable. Por no hablar de que toda esa suciedad se quedará enredada en la fregona y será muy difícil de eliminar.


Aspirador sobre suelo de tarima


Utiliza 2 cubos para fregar, uno con agua y detergente y otro cubo con agua limpia para aclarar.


El agua caliente limpia mejor y facilita el secado, aunque deberías evitarla en suelos de parquet y de madera natural. Así que usa agua caliente para el cubo en el que pongas el detergente.


Para aclarar puedes hacerlo con agua fría si lo deseas, aunque, como ya te he comentado antes, la que está caliente seca antes.


Procura que las suelas de tus zapatillas o tus zapatos estén bien limpias. Si estás sucias y por descuido pisas la zona mojada, dejarás huellas que se revelarán cuando se seque la superficie.


Si tienes problemas de visión, ponte las gafas o las lentes de contacto antes de limpiar, si no haces no verás bien las zonas que puedan tener manchas que necesiten insistir o puedes dejarte zonas sin fregar. 


Friega por sectores, de tal modo que siempre estés sobre una zona sin fregar y que no te obligue a pisar zonas que ya hayas limpiado. Lo ideal es comenzar por la zona más alejada de la habitación e ir fregando hacia la puerta.


Fregando el suelo de la cocina



La fregona debe estar húmeda, no empapada, porque puedes dañar el suelo, además de aumentar el tiempo de secado.


Ya te he comentado antes que es recomendable fregar por sectores, pero también deberías aclararlo con agua limpia de ese modo. Si primero friegas y luego aclaras, tendrás que pisar lo que ya está limpio, lo que implicará que lo ensuciarás con el calzado, por no hablar del riesgo de un peligroso resbalón en la superficie húmeda.


Una vez que hayas finalizado con una habitación, puedes dejar que se seque y luego darle una pasada con la fregona bien aclarada y escurrida para un resultado óptimo.


Cuando te encuentres manchas difíciles, insiste con la fregona. Lo más efectivo es pasar el mocho de delante hacia atrás, apretando. Si no consigues eliminarla, puedes utilizar un estropajo o una rasqueta, con cuidado de no dañar el suelo.


Las esquinas o las zonas difíciles (con debajo de los electrodomésticos o los muebles de cocina) las puedes tratar a mano, ayudándote de un estropajo o una bayeta. Incluso puedes utilizar un cuchillo que no tenga mucho filo, envolviéndolo en el estropajo o la bayeta para insistir más en esas zonas.


Espero que con estos trucos tus suelos estén brillantes e impolutos. 

 

Nota: en este post encontrarás algunos enlaces de afiliados, aunque eso no significa que los artículos que se mencionan hayan sido sugeridos o planteados por las marcas ni tiendas. Su aparición es decisión única de la responsable de la redacción del blog. 


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18 diciembre, 2019

Consejos para Conservar el Pan en Casa

Qué es lo que tendrá el pan que le gusta a (casi) todo el mundo. El aroma del pan recién horneado probablemente sea uno de los más reconfortantes que hay. Y su sabor... qué decir de su sabor. De hecho forma parte de la dieta en Europa, pero también está presente en América, India, Oriente Medio u Oceanía. Y hay cientos de versiones de este alimento básico, con diferentes ingredientes, formas y cocciones.


Pero para disfrutarse, el pan debe estar bien conservado. Porque un pan correoso o duro es difícil de comer. Y si aparece el moho puede ser peligroso para tu salud.


Para conservar el pan en casa en las mejores condiciones, aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a disfrutarlo más y durante más tiempo. 


Consejos para conservar el pan en casa


Lo básico


El mejor consejo para que el pan no se quede duro es comprar el que vas a consumir.


Panes redondos


Los panes de mejor calidad se conservan mejor, por su composición y su forma de cocción. Por eso, un pan barato puede salir más caro si no vas a consumirlo por completo según lo compres.


Cuanto más grande sea el pan, mejor se conservará. Al tener una relación mayor entre volumen y superficie, tardará más en secarse.


Conservación


Si has comprado pan reciente, de ese que todavía está calentito y huele divinamente (¡¡¡hmmmmm!!!), no lo guardes en la bolsa o la panera inmediatamente. Déjalo enfriar antes de guardarlo, porque ese calor lleva consigo humedad, lo que terminará por dejar el pan correoso y susceptible de que aparezca moho si se queda atrapada en la bolsa.


El pan artesano se puede dejar al aire, pero se conserva mejor si lo tapas con un paño de cocina bien limpio (lino o algodón) y que no se haya lavado con suavizante o detergentes fuertes. 


Hogaza de pan envuelta en un paño sostenida por unas manos


Hay quien dice que si se pone una rama de apio o un pedacito de patata en la bolsa del pan se recupera la humedad y su textura crujiente, aunque personalmente no me parece una buena idea. Mezclar alimentos frescos, incluso aunque se hayan lavado bien, con el pan, puede ser fuente de contaminación. Por no hablar de que el pan se puede humedecer en exceso, manchar y adquirir sabor a apio o a patata.


Congelación


La congelación siempre es una buena idea. Si eliges esta forma de conservación, procura congelar en porciones, bien separadas, para que puedas descongelar únicamente lo que vayas a necesitar.


Para congelar, en lugar de papel de aluminio, te recomiendo usar papel de horno. No se pega al alimento y es más fácil de manipular una vez congelado.


Pon las raciones en bolsas herméticas para que se conserven mejor en el congelador y no adquieran olor ni sabor de otros alimentos. Si congelas mucha cantidad, no te olvides de poner la fecha y el tipo de pan que contiene cada bolsa.  


Pan cortado en rebanadas


El pan con la corteza crujiente se puede congelar, aunque corres el riesgo de que al descongelarse, la corteza se descascarille.


El pan blando es perfecto para congelarlo, puesto que apenas sufre con el proceso de congelación y descongelación. 


Descongelar y calentar


Descongela primero en la nevera, después déjalo un rato a temperatura ambiente y consume el pan inmediatamente, porque una vez descongelado se secará y degradará más rápidamente que cuando está fresco.


Si descongelas o calientas el pan en el microondas, quedará más blando al principio, pero se secará y endurecerá enseguida, así que tendrás que consumirlo según lo saques del horno. Y, en cualquier caso, su corteza no quedará crujiente en ningún caso.


Si quieres un pan caliente, es mejor que lo pongas en el horno unos 4-5 minutos a unos 70-80ºC. Si calientas una hogaza, debes aumentar el tiempo y la temperatura. Y no te olvides de humedecerlo antes con un poco de agua, ayudándote de un pulverizador o mojándote ligeramente las manos y salpicándolo, o poniendo un paño húmedo sobre él (con cuidado de que no se queme, claro).


Otra opción es tostarlo, ayudándote de la tostadora, de la plancha o del grill. Pero te cuidado de no excederte con el tiempo, para que no se reseque en exceso. Obviamente esta forma de calentar el pan únicamente es válida para hacer tostadas, canapés, etc. 


Pan tostado


Y si se seca...


Y, en cualquier caso, el pan duro siempre es un recurso interesante, porque es base de nuestra cocina de aprovechamiento. Pan rallado, gazpachos, salmorejos, torrijas, tostadas francesas, picatostes, complemento para albóndigas o hamburguesas, pudines... son sólo algunas de las recetas en las que usar el pan duro.


Cuidado con el moho


Si aparece moho en el pan, tíralo todo. No te conformes con eliminar la parte mohosa, porque el resto, aunque no se perciba a simple vista, puede tener esporas que resulten tóxicas. En este caso, lava bien la bolsa si es de tela o deséchala si es de papel o plástico.


Según el tipo de pan


Pan de barra, chapatas, hogazas y candeales


Estos panes tienen la corteza crujiente y seca, pero la miga blanda y húmeda.


Esta diferencia de texturas, que hacen estos panes tan atractivos, es la que los hace tan complicados a la hora de conservarlos. Primero la humedad de la miga se traslada a la corteza, lo que implica que el pan se queda correoso. Luego esa humedad que ha llegado a la corteza se escapa al exterior, por lo que el pan quedará totalmente seco.


Barras de pan


Por eso lo que hay que evitar es que la humedad de la miga pase a la corteza y que el pan se quede con textura de chicle primero y que se seque después, y eso se consigue con un ambiente seco, aunque pueda parecer incongruente. Para ello debes utilizar bolsas de papel, de tela o incluso recurrir a las tradicionales paneras. Las bolsas de plástico o dejarlo expuesto al aire si el ambiente es muy húmedo son las peores opciones. Puede que así el pan se mantenga blando un poco más, pero su textura correosa y su pérdida de saber será poco atractiva para el paladar.


Este tipo de panes no debes conservarlos en la nevera en ningún caso. Durarán más, pero su textura y sabor cambiarán... a peor.


Pan de molde, de hamburguesa, de perritos calientes y brioches


La forma de cocción de este tipo de pan implica que se reseca menos que otros, puesto que conserva mejor la humedad. Pero esta humedad es la responsable de que se ponga mohoso más fácilmente, en lugar de resecarse.


Justo al contrario que otro tipo de panes, se conserva mejor en bolsas de plástico bien cerradas, para que mantengan su humedad y su sabor.


Pan de molde tipo brioche
 
 
Se puede conservar en el frigorífico (sobre los 5ºC), aunque debes tener en cuenta que la miga tiende a compactarse y es más fácil que aparezca moho. Si no vas a consumirlo rápidamente, mejor congélalo.


Pan tostado, picos, colines y crackers


El pan tostado ha perdido casi completamente su humedad, por lo que se conserva en buenas condiciones durante más tiempo.


Eso sí, debes mantenerlos a salvo de la humedad, para evitar que pierdan textura y sabor. Por eso conviene guardarlos en una bolsa o recipiente que cierre herméticamente.


Y ahora... ¡que lo disfrutes!



 
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12 diciembre, 2019

Maquillarse en el Transporte Público: ¿Sí o No? Y Algunos Consejos

¿Te maquillas en el transporte público o es un gesto que te horroriza? No es un tema de vital importancia para la sociedad, obviamente, pero lo cierto es que sí que genera seguidores y detractores a partes iguales. 

 
Personalmente tengo que confesar que sí me he maquillado en el coche (privado) yendo como copiloto, pero que no haría jamás en el transporte público, aunque lo respeto. Bueno, lo respeto siempre que la automaquilladora no esté sentada a mi lado y no corra peligro de acabar con el gupillón lleno de rímel en una manga o que no tenga que aspirar una nube de polvos sueltos ajenos, claro. Fuera de bromas... o no, en este post quiero comentarte los pros y los contras de maquillarte en el transporte colectivo y también algunos consejos que pueden serte útiles.


Maquillaje en el transporte público: ¿sí o no? Y algunos consejos

 
Pros

 
Podrás ganar unos minutos por la mañana, que podrán servirte para retrasar (un poco) el despertador o para dedicarte a preparar la reunión que tienes a primera hora o para desayunar con tu pareja o tus peques.


Simplificarás tu maquillaje, porque el trayecto en transporte público no suele permitirte un trabajo exhaustivo de chapa y pintura. Eso suele redundar en beneficio de la naturalidad.


Llegarás con el maquillaje recién aplicado.


Si viajas en un medio de transporte con luz natural, podrás ajustar la intensidad del maquillaje y detectar mejor los posibles errores.


Contras

 
Maquillarse debería ser un momento placentero e íntimo, en el que dedicarte unos momentos para ti. Si te maquillas en el transporte público, lo convertirás en  una obligación, que además será incómoda y pública.


Ponerse el maquillaje en un transporte colectivo es algo bastante incómodo, de eso no hay ninguna duda.  


Chica maquillándose los ojos


Es difícil aplicarse ningún producto de maquillaje con pericia en el metro, el autobús o el tren. La falta de espacio, el movimiento, los baches...


Y no puedo dejar de mencionar la luz, porque salvo que tengas la iluminación del sol en alguna parte del trayecto, tendrás serios problemas para conseguir un resultado mínimamente decente. La luz artificial de este tipo de transporte te pondrá difícil acertar con la intensidad y cantidad de producto que te apliques.


Corres el riesgo de mancharte mientras te maquillas, o peor todavía, que manches a otro pasajero.


Los productos que uses se pueden derramar o caer en cualquier momento, lo que puede ser muy embarazoso, además de muy caro.


Habrá pasajeros que te mirarán como si fueses un bicho raro, y no les faltará un poquito de razón. Seguro que alguna vez te habrás topado con algún viajero que estaba haciendo alguna tarea poco habitual para viajar, como cortarse las uñas o hurgarse la nariz... y le habrás mirado con la misma cara.


Y si no te miran raro, seguro que se fijarán en lo que estás haciendo, y tener público mientras te aplicas el eyeliner o el blush puede ser algo incómodo.


Consejos

 
Una cosa es transporte público o incluso ir en un vehículo privado de copiloto y otra muy diferente maquillarte mientras estás conduciendo. Esto último deberías evitarlo siempre por tu propio bien y por el del resto de conductores.


Chica maquillándose los labios en el coche mirándose en el retrovisor


Si sueles tener poco tiempo por las mañanas para maquillarte, mi consejo es que cuides mucho tu piel, para reducir la cantidad de cosméticos que necesites aplicarte en el transporte público.


Puedes teñirte o hacerte un lifting de pestañas para evitar tener que ponerte rímel.


También puedes recurrir a la micropigmentación para reducir la cantidad de pasos que necesites para maquillarte.


Prepara una bolsa de maquillaje básica, con los productos básicos que vayas a utilizar. Cuantas más cosas lleves, más difícil te será acceder a ellas. Si es posible, procura que vayan bien organizadas y tenlas siempre en el mismo sitio, así no tendrás ni que mirar qué producto estás tomando.


Neceser de maquillaje


Hazte con un buen espejo. Lo ideal: con una cara que no tenga aumento y otra que sí lo tenga, y que sea manejable.


Hablando de espejos, los hay con unas pequeñas ventosas que quizás puedas pegar en el asiento delantero y así dejar tus manos libres. Si te van a mirar con extrañeza, que lo hagan con razón...


Recuerda que tus manos siempre deben estar limpias a la hora de tocar tu rostro y el hecho de ir en un transporte colectiva implica que no es así. Habrás tocado todo tipo de superficies que estarán llenas de microorganismos que pueden poner en peligro tu piel (y tu salud), así que sería conveniente que llevases unas toallitas desinfectantes para que las pases por tus manos antes de maquillarte. 


Si llevas base habitualmente, te recomiendo que los correctores y la base te los apliques en casa y dejes el restos para el trayecto.


Busca fórmulas que sean cómodas para aplicarlas mientras viajas: compactas, en barra...


Productos de maquillaje


Las sombras en crema o con aplicador tipo crayón son perfectas para el transporte colectivo.


Los coloretes en crema o en barra te facilitarán mucho la tarea a la hora de maquillarte. 


Evita las barras de labios que necesiten perfilador y aplicación con pincel. Busca barras, crayones o gloss con aplicador fácil de usar. Si te gustan los acabados naturales, puedes optar por aplicarlos con los dedos para obtener el aspecto de boca mordida.


Lleva siempre toallitas desmaquillantes o bastoncillos de algodón para retocar pequeños desastres.


Y un consejo extra: si terminas tu acicalamiento con tu perfume preferido, no lo hagas nunca en el transporte público, espera a hacerlo en la calle, cuando no estés rodeada de gente. Es un gesto que puede molestar realmente a tus compañeros de viaje, incluso puede llegar a producirles problemas respiratorios o dermatológicos si sufren asma y otras enfermedades o alergias. 


¿Te maquillarás ahora en el transporte público o prefieres hacerlo en casa?





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04 diciembre, 2019

Risotto con Mollejas, Calabaza y Castañas

Hoy quiero compartir un plato de esos que reconfortan, calentito y nutritivo. Se trata de un risotto de mollejas de pollo con calabaza y castañas. Es una receta que lleva algo de tiempo, pero con un resultado que compensa el esfuerzo.


¿Te animas a prepararlo? Pues, hale, a por el delantal, que nos metemos en harina...


Risotto con mollejas, calabaza y castañas


Ingredientes (para 4 personas)


1 vasito (de los de vino) de arroz Carnaroli por persona + 1 vasito más por cada 4 personas
1 Cebolla grandecita
100 gr. de castañas pilongas (deshidratadas)
200 gr. de calabaza (de tipo "violín")
50 gr. de habas baby
Apio picado al gusto
Puerro picado al gusto
Perejil
Tomillo
Romero
Guindilla
Aceite de oliva vigen extra
Vino blanco
Coñac
Caldo de pollo
Sal


Notas sobre los ingredientes


En este plato utilizo arroz Carnaroli, aunque puedes utilizar Arborio u otro apto para preparar risottos.


Puedes emplear castañas crudas en lugar de pilongas. Si prefieres estas últimas, te ahorrarás el paso del remojo y ahorrarás algo de tiempo en su cocción.


Las mollejas de pollo se compran en la pollería. No suelen tenerlas de forma habitual, así que puede que las tengas que encargar antes. Pero, que no cunda el pánico, porque el que haya que encargarlas no significa que sean caras, todo lo contrario. En casa compramos una buena cantidad y luego las congelamos. Aunque suelen venir muy limpias, siempre conviene limpiarlas más a fondo para eliminar grasa y algún resto de suciedad que puedan llevar adherida (restos de comida o piedrecitas que los pollos tragan para facilitar la digestión). Como limpiarlas lleva tiempo, merece la pena dedicar algo más de tiempo a esa tarea por haber comprado más y luego poder disfrutar de ellas cuando lo desees. Que no se me olvide, son un músculo de las aves, con el que trituran los alimentos. Por eso tiene una carne muy firme. Y no hay que confundirlas con las mollejas de ternera o cordero, que son la glándula timo de estos animales.


En caso de que no te gusten las mollejas, puedes utilizar pollo, ternera, ciervo, e incluso puedes ponerle cordero. O puedes prescindir de la carne, si quieres un plato vegetariano.


En lugar de calabaza puedes utilizar zanahorias o manzanas, que también le aportarán un toque dulzón. En mi caso he utilizado calabaza congelada. Suelo comprar más cantidad, la preparo y la congelo, así siempre tengo disponible. 



Calabaza "violín" conrtada en una tabla de madera


En este plato uso las especias (perejil, tomillo y romero) picadas, aunque puedes utilizarlas en rama, haciendo un atadillo con ellas.


Si no te gusta el picante, prescinde de la guindilla o cámbialas por un toque de pimienta. Lo cierto es que el picante le va muy bien tanto a la calabaza como a las mollejas.


Si lo tuyo es el risotto más tradicional, usa mantequilla en lugar de aceite de oliva. Personalmente prefiero el aceite por sabor y por salud.


Si el caldo de pollo es casero, triunfarás. El sabor no es el mismo que el envasado, sin duda. Pero si optas por el comercial, procura que sea lo más natural posible, sin colorantes ni conservantes.


Materiales


Sartén profunda o cazuela baja
Cazo para el caldo
Cuchara de madera


Preparación


La noche anterior pon en remojo las castañas pilongas. Puedes utilizar agua para hidratarlas o poner una parte de coñac por otra de agua. Incluso puedes emplear leche o bebida vegetal. 


Castañas deshidratadas


Cuando vayas a preparar el plato, comienza por cocer las castañas. En un cazo pon el agua del remojo, otra parte de agua, otra de coñac y otra de caldo de pollo. Hazlo a fuego muy suave. Te llevará un rato (entre 45'-60'), así que ve comprobando el punto de cocción cada cierto tiempo. Retíralas cuando puedas pincharlas con el tenedor, pero todavía tengan algo de dureza, como si estuviesen "al dente". Luego las pondrás en el arroz y terminarán de adquirir la textura adecuada.


Corta la calabaza en dados, del tamaño aproximado de las mollejas y resérvala. En este caso he utilizado la que tenía ya congelada.


Pica finamente la cebolla, el puerro y el apio.


En una sartén pon un chorrito de aceite de oliva y dora las mollejas junto con las castañas. Retíralas de la sartén y resérvalas.


En la misma sartén, incorpora la cebolla, el puerro y el apio y deja que se pochen. Si quieres acelerar el proceso, puedes ponerle una pizca de bicarbonato. Este truco te ahorrará tiempo, pero las hortalizas se ablandarán más. Ponle una pizca de sal. 


Sofrito de cebolla, puerro y apio para el risotto con mollejas, calabaza y castañas


Mientras tanto pon un cazo con el caldo y caliéntalo. Este caldo deberá mantenerse caliente mientras el arroz vaya pidiendo líquido.


Una vez que estén listas las hortalizas, incorpora el arroz y un poco de aceite y rehógalo todo.


Añade el perejil picado, el tomillo y el romero. También la guindilla (o guindillas si eres valiente).


No te olvides de la calabaza. Lo ideal es que al final quede algo deshecha para que le aporte cremosidad al arroz.


Cuando el arroz esté dorado, ponle un buen chorro de vino blanco y deja que el alcohol se evapore.


Empieza a incorporar el caldo poco a poco, mientras vas removiendo el arroz constantemente. Recuerda que es un risotto, no una paella, por lo que el caldo no debe añadirse todo de una vez. Es sumamente importante que vayas removiéndolo para que no se pegue e incorporándole el líquido cuando lo vaya pidiendo.


Es el momento de poner las mollejas y las castañas que tenías reservadas.


Mollejas, calabaza congelada y castañas cocidas


Sigue incorporando más caldo según lo vaya necesitando el arroz.


Cuando ya casi esté el arroz, ponle las habitas y deja que termine de hacerse.


Pruébalo y rectifica el punto de sal si es necesario. 


Si quieres puedes ponerle un chorrito de aceite de oliva al final de la preparación para aportarle untuosidad y brillo, o mantequilla si eres más purista... y no te preocupa si el resultado final es más sabroso, pero menos saludable.


Risotto con mollejas, calabaza y castañas


Sírvelo caliente... y disfruta de este delicioso y contundente plato.



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