28 abril, 2021

Cómo Preparar una Tabla de Quesos que Triunfe

¡Ay, el queso! Un alimento que levanta pasiones... y algunos odios, no nos vamos a engañar. En mi caso soy una rendida amante del queso, sobre todo si es fuerte. 

 

Este alimento va más allá de proporcionar nutrientes (que lo hace, sin duda) o de deleitar a nuestro paladar. También es cultura. En nuestro país hay más de 150 variedades, algunas de ellas con denominación de origen. Cada pueblo, cada región incluso cada país tiene sus propios quesos, con diferentes formas de elaboración. Y con su propia historia.

 

Además, es de lo más versátil. Se puede consumir de casi cualquier manera. Tal cual, fundido, gratinado, en sopas, en guisos, en ensaladas, con pasta, en pizzas, en hamburguesas, en cachopos, croquetas o varitas, en canapés o pinchos, en bocadillos, en ensaladas, en tartas, en bizcochos, en mousses, en helados, incluso en panes. Y se puede tomar en el desayuno, en el almuerzo, en el aperitivo, en la comida, en la cena, para picar... Un todoterreno.

 

En este post me voy a centrar en una de las formas que más me gusta de consumir queso: en una tabla. Es algo sencillo y rápido de preparar, resultón y que saca de más de un apuro cuando se tienen invitados en casa. 

 

Si quieres saber más, sigue leyendo y encontrarás las claves para preparar una tabla de quesos que triunfe.


Cómo preparar una tabla de quesos que triunfe

 

La elección y la compra

 

La elección de los quesos es muy importante. En ella debe primar la calidad sobre la cantidad. Y hablando de quesos eso no significa gastar mucho dinero, porque los hay excelentes y a precios muy razonables. De hecho los hay que han obtenido numerosos premios y son totalmente asequibles. No te dejes enredar por el postureo gastro que se ve por ahí. 

 

Adquiérelos en establecimientos de confianza, en los que respeten el producto y que sepan asesorarte bien. El hecho de que ellos elijan bien los quesos que vendan, que los ofrezcan en su mejor momento, que mantengan las correctas condiciones de conservación y que sepan lo que están vendiendo (y a quién) será garantía de que siempre acertarás con el queso que sirvas en casa.

 

Fíjate en que el queso esté bien protegido en el mostrador, que no tenga moho (salvo que la variedad lo requiera) y que no haya insectos. Porque, aunque no te lo creas, hay grandes superficies en los que he llegado a ver bichitos campando a sus anchas entre los quesos. Y estoy hablando de uno conocido porque su oferta de alimentación no es barata y que situado en una zona de poder adquisitivo medio-alto de Madrid. En muchas ocasiones el moho se extiende porque la limpieza de los cuchillos con los que se corta el producto o las tablas en las que se hace no es exhaustiva. Y que no te quieran vender que eso raspas con un cuchillo y listo, no te lleves a casa un queso con moho que no deba tenerlo, porque puede ser perjudicial para tu salud. Piensa que las esporas no están únicamente en la zona mohosa, se extienden por toda la superficie del queso. 


Si no consumes mucho queso, procura comprar poca cantidad, porque así evitarás que se eche a perder o que pierda sus cualidades. 


Quesería


La temperatura

 

No sirvas el queso sacado directamente de la nevera. El hecho de que esté a una temperatura ambiente o similar (16-18º C) implica que tanto el sabor, como el aroma o la textura serán las adecuadas para poder apreciarlo realmente. Según la temperatura exterior tendrás que sacarlo antes o después, pero calcular que la antelación ronda los 60 minutos. Procura que sea menor si los quesos son cremosos y hacer mucho calor. 


La conservación


Si el queso lleva envoltorio o papel de origen, lo ideal es mantenerlo para su conservación. 

 

No elimines la corteza a la hora de guardarlo, porque se conservará peor.

 

Procura no conservar el queso en papel film o en recipientes de plástico, porque se estropeará antes y acabará absorbiendo el sabor de ese material. 

 

El papel de aluminio o el papel de horno son estupendos para la conservación de muchas variedades.

 

Sea cual sea el envoltorio o recipiente que elijas, procura que el cierre sea hermético o que al menos selle bien.

 

Hay algunos quesos que sí se pueden conservar en el exterior, en fresqueras y lugares similares. Eso sí, deben estar protegidos de la luz, el calor y el frío excesivos, la humedad y los insectos. Aunque debes tener en cuenta que esta forma de conservación no te permitirá mantenerlo durante mucho tiempo, por lo que si el queso es muy grande, es mejor que lo pases a la nevera.

 

Las variedades

 

A la hora de montar una tabla de quesos no pongas demasiadas variedades. Con 4-6 será más que suficiente, aunque incluso podrías llegar a 8. Si vas a servir la tabla como plato fuerte, presenta más variedades. Si se trata de un aperitivo, con 4-5 máximo es suficiente. Y si vas a servirla como postre o antes del postre, con 3-4 bastará.

 

Tabla con 3 tipos de queso

 

Lo ideal es que haya quesos blandos y de pasta dura, tanto suaves como fuertes. Y también puedes poner alguno ahumado y/o azul.

 

No sólo debes variar de textura y sabor, también conviene que haya una cierta variedad del tipo de leche con el que están elaborados. Pueden ser de vaca, oveja, cabra o mezcla de cualquiera de ellas.

 

Mi consejo es que haya una cierta coherencia entre los quesos que sirvas. Puedes hacerlo por procedencia geográfica, por variedad, por originalidad, por los recuerdos que te traigan...

 

El corte y el servicio

 

Los quesos muy blandos o que se puedan untar, es mejor servirlos en recipientes apropiados o incluso en sus tarrinas.

 

Los quesos de pasta blanda se cortan en pedazos pequeños, como cuando se corta una tarta. Esto es aplicable tanto a los cuadrados como a los redondos.

 

Los quesos blandos se deben cortar con un cuchillo de pala.

 

Las tortas se abren, cortando su parte superior a modo de tapa, y se presentan completas (sin cortar) y abiertas. Puedes colocar la tapa ligeramente superpuesta si lo deseas.

 

Los quesos redondos se cortan y se presentan en cuñas.

 

Quesos

 

Los quesos en forma de cilindro se cortan en rodajas, mejor si usas un filamento de alambre de los que van situados en un arco.

 

Los quesos de corteza deberían conservarla cuando los sirvas. Eso sí, la corteza no es el recubrimiento de cera o de plástico que llevan a veces, eso sí debes retirarlo.

 

Los que tienen la corteza muy dura es mejor cortarlos con un cuchillo con la hoja corta y en forma de almendra. 

 

Los quesos muy duros, se cortan y se presentan en lascas.

 

Cuando más maduros sean los quesos de corteza, más fino tendrá que ser el corte.

 

Los quesos azules se cortan con un cuchillo al que se le haya calentado previamente la hoja o con un filamento de alambre. Y, ojo, es mejor que el queso esté frío a la hora de cortarlo.

 

Y nunca cortes el queso en cubos. Al menos si es de una calidad media o alta. Lo ideal es que el corte lleve tanto parte del centro como el exterior del alimento, porque cada parte tiene un sabor y una textura diferente. Si se corta en cubos no se podrá apreciar esa distinción que forma parte de la personalidad del queso. 


La disposición

 

Coloca la distintas variedades separadas, para que no se mezclen entre sí.

 

Procura disponer tanto el queso como sus acompañamientos de una forma estética y accesible para todos los comensales. Si es necesario, por un cartel con los nombres de los quesos que vas a servir.

 

Dispón un cuchillo para cada tipo de queso, de esa forma no mezclarán entre ellos cuando se sirvan los comensales.  

 

Quesos en cuñas

 

La cantidad 

 

La cantidad dependerá de qué porcentaje de la comida tendrá el queso. No es lo mismo preparar una tabla que se constituya como el plato principal, que un aperitivo o un postre después de una comida copiosa. En el primer caso, cuenta con entre 150 y 200 gr. por persona. En el segundo y el tercero con un cantidad entre los 70 y los 100 gr. por comensal. Estas cantidades son totales, no por variedad. 

 

El acompañamiento

 

Uno de sus acompañamientos estrella es el pan, desde luego. Y cada variedad de queso requiere su pan. Los panes blancos y las galletas son apropiados para los quesos más suaves. Los que tienen semillas van muy bien con los quesos de cabra. Y los integrales con o sin pasas y frutos secos, para los más fuertes y también para algunas tortas.

 

Las frutas también hacen buena pareja con muchos quesos. Las manzanas, los higos o las uvas, por ejemplo, funciona bien. 

 

El membrillo, la compota o la mermelada también acompañan con acierto a algunos quesos.

 

Quesos y acompañamientos

 

Y también los frutos y frutas secos, por supuesto. Nueces, anacardos, almendras, pasas, orejones...

 

El vino es la bebida que mejor marida con el queso, aunque será importante escoger el adecuado para las variedades que vayas a servir.

 

La cata

 

Es fundamental que a la hora de catarlos se comience primero por los más suaves y se finalice con el más fuerte. Si se hace al contrario, no se apreciarán los sabores de los más ligeros, porque el paladar ya estará conquistado por los más intensos. 

 

Qué hambre me ha entrado escribiendo es post. ¿Y a ti? Voy a pensar en qué tabla preparo esta noche para cenar...


 

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21 abril, 2021

Cómo Reducir el Consumo de Plásticos en Casa

Usamos demasiado plástico, es una realidad innegable. Es un material que fue muy útil en su momento, pero que se ha convertido en un verdadero problema, puesto que generamos millones de toneladas de desechos plásticos. Y es que una gran parte de los envases y artículos de ese material son de un único uso. 

 

Por supuesto que los gobiernos, las industrias y los mercados de todo el mundo deben comprometerse y tomar medidas al respecto. Pero nosotros, de forma individual, también podemos aportar nuestro granito de arena. Y no es algo que tenga que suponernos un esfuerzo excesivo, así que... ¿te animas tú también a reducir el consumo de plásticos en casa?

 

Cómo reducir el consumo de plásticos en casa

 

Elige envases de otros materiales antes que los de plástico.

 

Evita los productos que estén excesivamente envasados, tanto con plástico como con otros materiales.

 

No adquieras productos envasados de forma innecesaria. Por ejemplo, no compres una bandeja de gajos pelados de mandarina en una barqueta protegida con plástico, sino la propia fruta y pélala con tus propias manos. 

 

Procura escoger envases y productos reutilizables en lugar de los de un único uso.

 

Si puedes, compra productos a granel y lleva tus propios envases o bolsas. Cada vez hay más establecimientos en los que puedes adquirir todo tipo de alimentos y otros productos de esa forma: congelados, legumbres, especias, pasta, frutos secos, jabón, gel de baño, perfumes...

 

Legumbres a granel

 

Compra los productos perecederos en comercio de proximidad o en el mercado. En este tipo de establecimientos utilizan menos envases innecesarios. Además, le darás un impulso a este tipo de establecimientos y obtendrás una mejor atención que en las grandes superficies.

 

Usa bolsas reutilizables para hacer la compra. De papel, de rafia, de tela, las tienes disponibles en todo tipo de materiales. De hecho, hay en muchos establecimientos en las que las regalan, así que aprovéchalas. 


Bolsa reutilizable con vegetales

 

Si has tenido que pedir una bolsa en el súper, no la tires a la basura cuando llegues a casa. Guárdala y dale otros usos. Si la doblas cuidadosamente, siempre tendrás bolsas disponibles. Para contener lo que necesites, para la basura, cortándolas para proteger la mesa cuando los niños hagan manualidades o tú hagas jardinería... Yo siempre llevo bolsas dobladas por si hacen falta: en el coche, en el bolso, en la bolsa del gym, etc.

 

Usa tuppers de cristal o acero inoxidable en lugar de los de plástico. 

 

Evita el agua embotellada en plástico. Opta por botellas de cristal o de acero inoxidable. Las podrás utilizar muchas veces y son más respetuosas. Si el agua en tu zona no es buena, puedes filtrarla con dispositivos o jarras, en lugar de comprar agua mineral. 

 

Botella de agua de cristal

 

Dile adiós a los zumos de frutas en botellas de plástico, y adquiérelos en cristal o en envases reciclables. O mejor todavía, exprime la fruta en casa. 

 

Cuando pidas una bebida para llevar, prescinde de la tapa, que suele ser siempre de plástico. 

 

Elige esponjas, bayetas, plumeros y otras herramientas de limpieza de materiales naturales. También puedes usar ropa vieja como trapos para limpiar.

 

Cambia las pinzas de plástico para la ropa por las de madera. Es muy fácil que las pinzas terminen tiradas en la calle si se te caen al tender la ropa en el balcón... y esas no se reciclan. 

 

Pinzas de madera

 

Procura utilizar ropa y calzado confeccionados con materiales naturales, evitando aquellos de materiales sintéticos.

 

Evita los cosméticos que lleven microplásticos, como algunos exfoliantes, geles, protectores solares, pasta de dientes, productos de maquillaje, etc. Fíjate en la etiqueta para comprobar si los contienen (polietileno, polipropileno, poliuretano, poliacrilato, copolímero acrílico, Nylon-6, Nylon-12...).

 

Prueba los productos de higiene personal en barra, como el jabón, la espuma de afeitar o el champú. Así evitarás envases y envoltorios de plástico.

 

Prioriza los cosméticos y productos de higiene que estén presentados en latas metálicas o de vidrio.


Cremas en latas de aluminio

 

Desecha los chicles correctamente, porque aunque no lo creas están hechos de un tipo de plástico. Así que no los tires en cualquier sitio. Los envoltorios son reciclables, puesto que son envases que van al contenedor amarillo. Pero los chicles son difícilmente reciclables, por lo que hay que depositarlos en el contendor gris, el de restos. Otra opción es consumir los ecológicos y hechos con ingredientes naturales.

 

Recicla correctamente los plásticos. En nuestro post Cómo Reciclar la Basura en Casa encontrarás una miniguía básica.


Contenedores de reciclaje

 

Y dale otros usos a muchos de los envases y artículos de plásticos. Deja volar la imaginación y reutiliza todo lo que puedas. 

 

Botas de plástico reconvertidas en macetas

 

Hay muchas más formas de contribuir, desde luego, éstas son sólo algunas; pero como puedes comprobar, reducir el uso de plásticos en casa no es algo demasiado difícil.


 

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14 abril, 2021

Ventajas e Inconvenientes de la Olla de Cocción Lenta

¿Quién no añora la cocina de las abuelas y bisabuelas? Esas texturas y sabores tradiciones tan difíciles de lograr en guisos y estofados. Probablemente su ingrediente secreto fuese el cariño con el que los cocinaban, pero creo que también tenía mucho que ver la forma de cocinar. Esa cocción lenta, el famoso chup chup, contribuía al resultado final de esos platos sin ninguna duda. 

 

Pero, claro... ¿quién dispone ahora de 3 o 4 horas para preparar un estofado sin quitarle el ojo de encima? ¿O de 10 para hacer un guiso con garbanzos? Y tampoco estamos dispuestos ninguno de nosotros (ni deberíamos hacerlo) a dejar al fuego la comida durante horas sin supervisión.

 

Pues bien, hay una solución de compromiso para conseguir esos platos tan ricos sin tener que estar pendientes de ellos, pero dejándoles cocinarse el tiempo suficiente: la olla de cocción lenta.

 

Si todavía no sabes cómo son y cómo funcionan, a continuación comparto contigo cómo son las ollas de cocción lenta, cuáles son sus ventajas, sus inconvenientes, cómo elegirla y algunos consejos útiles.

 

Ventajas e inconvenientes de la olla de cocción lenta

 

La olla de cocción lenta

 

Consta de una parte exterior metálica, que es la que se caliente mediante resistencias, y una interior de barro vitrificado, que es en la que se cocinan los alimentos.

 

Todas cuentan con una tapa de cristal que te permitirá ir comprobando el punto de la cocción. 

 

Suelen tener dos temperaturas: media y baja. Algunos modelos son más complejos, aunque lo habitual es que tengan sólo dos posiciones.

 

Algunos modelos también tienen programadores, por lo que podrás dejarlas preparadas para que comiencen la cocción cuando lo necesites.  

 

Independientemente de si tiene programador o no, podrás mantener la comida caliente una vez que haya finalizado la cocción

 

Olla de cocción lenta

 

 Es importante que compres la olla que necesites en función de tus necesidades: número de comensales habituales, si cocinas con mucha frecuencia, si practicas el batch cooking, etc.

 

Lo ideal es comprar ollas de marcas conocidas y que cumplan todas las normativas de seguridad de la CE u otras equivalentes. De hecho, las diferencias de precio entre las originales y las copias no son grandes, por lo que merece la pena adquirir las más seguras.  

 

Más allá de las ollas de cocción lenta o slow cookers hay otras formas de cocinar a baja temperatura. Puedes encontrar la técnica sous-vide, que consiste en envasar al vacío los alimentos antes de cocinarlos a baja temperatura. Aunque hay más técnicas que puedes poner en práctica en casa.

 

Y mucho ojo

 

Antes de usar la olla, lávala cuidadosamente con agua y jabón. 

 

Mi consejo es que leas cuidadosamente las instrucciones antes de liarte la manta a la cabeza y ponerte a cocinar. 

 

Aunque pueda parecer lo contrario, la cocción en este tipo de olla es segura. Si se cocina a baja temperatura, puede que el interior del alimento no alcance los 70ºC que se consideran seguros, pero al mantener una temperatura baja durante mucho tiempo, se consigue el mismo efecto que si se llegase a esos 70ºC con un cocinado más rápido. 

 

Pero, y siempre hay un pero, se corre el riesgo de dejar que la olla cocine mientras estamos fuera de casa y la comida se quede a temperatura ambiente o a la de conservación del calor (que es baja) durante más tiempo del recomendable. O si dejas los alimentos en crudo preparados para que la olla comience a cocinar horas después. Ya sabes que cuando se deja mucho tiempo la comida cocinada a temperatura ambiente, aunque esté tapada, las bacterias y otros microorganismos dañinos comienzan a proliferar, pudiendo contaminarla.

 

Los tiempos 

 

Los tiempos son mucho más largos que en la cocción habitual. De hecho, en algunos casos pueden multiplicarse hasta por 3 o 4.

 

Ten cuidado con los tiempos de cocción que verás en las recetas, porque no siempre son fiables. Utilízalos como orientación, pero la primera vez que hagas la receta procura vigilar el alimento durante la cocción para comprobar si llega al punto que deseas obtener. Si buscas el mismo plato en diferentes fuentes, los tiempos pueden variar mucho, y el resultado con algunos de ellos no siempre es bueno, doy fe de ello. 


Hombre con un cronómetro en la mano
 

 

Luego podrás confeccionarte tu propia tabla de tiempos de cocinado según la receta y la cantidad

 

El hecho de que un alimento esté congelado aumentará el tiempo de cocción en gran medida, por lo que es conveniente descongelarlo antes de cocinarlo o al menos tener presente que necesitarás (bastante) más tiempo para que esté listo.  

 

Ten en cuenta que cada vez que abres la tapa, tendrás que aumentar un poco el tiempo de cocinado, puesto que se pierde la temperatura. Si no tienes que añadir ingredientes es mejor que controles el estado de la comida a través de la tapa.

 

Ventajas

 

Ahorrarás en tiempo y en esfuerzo a la hora de cocinar.

 

Ahorrarás energía. Aunque la cocción lleva más tiempo que en el caso de la cocina habitual, al hacerlo con temperaturas bajas, el consumo energético es mucho menor. Por otra parte, al hacerse con una tapa, no se pierde el calor.

 

La mayor parte de los platos no requieren más que preparar los ingredientes, ponerlos en la olla y elegir la temperatura.  


Mujer cortando vegetales sobre una tabla

 

Los alimentos conservan todo su jugo y todo su sabor.

 

Son muy seguras, por lo que podrás dejarlas funcionando sin supervisión.  

 

Conseguirás que el alimento se cocine por igual, tanto en el interior como en el exterior, precisamente por hacerse de forma lenta y con una temperatura controlada en la herramienta de cocción. 

 

Son fáciles de limpiar. Como se cocina a baja temperatura, la comida no tiende a pegarse en la olla. Aunque es cierto que algunos alimentos sí que se resisten a la limpieza, como las salsas que llevan azúcar o frutas. 

 

Inconvenientes

 

Tendrás que planificar la comida con antelación, puesto que los tiempos de cocción son más largos de lo habitual. 

 

No todos los alimentos quedan bien en la olla de cocción lenta.

 

Esta herramienta te permitirá únicamente cocción húmeda. Es decir, no vas a poder gratinar, dorar, etc.

 

Necesitarás un cierto espacio en tu encimera. No es muy grande (según el modelo que elijas), pero si quieres usarla de verdad tendrás que tenerla a mano.

 

Consejos

 

Las verduras quedan estupendas en la olla de cocción lenta. Desde la coliflor a las alcachofas, el resultado es espectacular.

 

Olla de cocción lenta con coliflor con zanahorias y especias

 

Las carnes, incluso los cortes más duros, adquieren una textura y un sabor excepcionales. 

 

El pollo y el pavo también se benefician de la cocción lenta. 

 

Si cocinas carnes duras con verduras, es buena idea que cocines las piezas de carne antes y más tarde añadas las verduras. Aunque no tengas miedo, porque las verduras, incluso cuando exceden el tiempo de cocción quedan firmes.

 

Elimina toda la grasa sobrante de las piezas de carne antes de cocinarlas. Así te quedarán platos más ligeros y que tendrán más sabor a carne y menos a grasa.

 

Las carnes mejoran si antes de ponerlas en la olla las sellas (sin que se cocine) en la sartén. Ten en cuenta que la olla no dora, (no se alcanza la temperatura para que se produzca la famosa reacción de Maillard) por lo que el aspecto que tiene la carne puede no ser demasiado atractivo, y también pierden sabor.

 

Los pescados no suelen funcionar demasiado bien en la olla de cocción lenta, salvo los que son muy cartilaginosos (cazón, marrajo, raya..), el calamar, la sepia, el pulpo y ciertos moluscos. El resto de pescados tienen a quedar duros y algo insípidos.  

 

Olla de cocción lenta con guiso de pulpo

 

Si vas a cocinar legumbres (salvo lentejas), no te saltes el paso del remojo, dejándolas el tiempo el mismo tiempo que para otras formas de cocinado.

 

En el caso de las alubias rojas, pintas  negras tendrás que darles un hervor en una cazuela (unos 10 minutos) y otro recipiente similar, porque tienen una toxina que únicamente se elimina a alta temperatura. Luego ya podrás cocinarlas tranquilamente en tu olla de cocción lenta. Puedes prescindir de este paso en judías blancas, judiones y habas.

 

Los tiempos de cocción para las legumbres son muy largos, oscilando desde las 6 horas para una lentejas hasta las 10 para los garbanzos. Tenlo en cuenta a la hora de cocinarlas.

 

Algunas salsas, como la de tomate, pueden quedar muy líquidas. Si las haces en este tipo de olla puede que tengas que reducirlas después en una cazuela abierta al fuego

 

Lo mismo les ocurre a las compotas de frutas. Otra opción, además de reducirlas después al fuego es dejar que la cocción se haga sin tapa, para que se evapore más líquido.

 

No les añadas mucho líquido a los alimentos, porque la tapa mantiene los jugos y la humedad de los propios alimentos prácticamente intactos. De ese modo evitarás que los platos te queden muy caldosos.

 

Si vas a incorporar lácteos, hazlo al final de la cocción. Piensa que en este tipo de ollas no estarás removiendo constantemente, con lo que los lácteos no se ligarán y terminarán por cortarse. Por otra parte, los tiempos de cocción prolongados desvirtúan el sabor, la textura y las propiedades de este tipo de alimentos.

 

¿Te unes al club de los slow cookers?


Nota: en este post encontrarás algunos enlaces de afiliados, aunque eso no significa que los artículos que se mencionan hayan sido sugeridos o planteados por las marcas ni tiendas. Su aparición es decisión única de la responsable de la redacción del blog.

 

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07 abril, 2021

Cómo Preparar Tu Ropa para el Cambio de Estación

Llega el cambio de estación y eso significa.. ¡hacer el cambio de ropa en el armario! Con todo lo que conlleva. Y a pesar de lo poco agradable que es el proceso, es inevitable. Salvo que tengas una gran cantidad de espacio de almacenaje o un vestidor de esos que dan (mucha) envidia.

 

Si no tienes la suerte de tener muchos armario o un enorme vestidor, e incluso así, tendrás que dedicar un tiempo al consabido cambio de armario. 

 

Y uno de los puntos fundamentales de ese proceso es preparar la ropa, porque de ello dependerá que cuando vuelvas a sacar las prendas y complementos estén en buen estado. No corras el riesgo de que se estropeen por guardar una ropa y sacar otra deprisa y corriendo, sin tener ciertas precauciones.

 

¿Quieres conocer algunos trucos para preparar tu ropa para el cambio de estación? Acompáñame...

 

Cómo preparar tu ropa para el cambio de estación

 

Por el principio

 

Saca de armarios y cómodas todas las prendas, zapatos y complementos que vayas a guardar.  

 

En mi caso voy haciéndolo por fases, porque me resulta más práctico y cómodo. En el caso del cambio de invierno a verano, cuando comienza a hacer menos frío, voy retirando primero la ropa de más abrigo, como los jerséis gruesos, las bufandas, etc. Dejo las prendas de invierno, pero más livianas y las de entretiempo. En la siguiente fase ya elimino toda la ropa de abrigo y dejo la de entretiempo y saco la de verano, pero no la más ligera. En la última ya saco los vestidos de tirantes, los tops más veraniegos, los bañadores y bikinis... Y cuando cambia de verano a invierno sigo un proceso similar. Es cierto que puede parecer más engorroso, pero en lugar de hacer una sesión maratoniana de cambio de armario, tengo varias más cortas. Además, me permite tener el armario con menos prendas, pero justo las que necesito para ese momento del año. 

 

Prepara el armario

 

Aprovecha para limpiar el armario y los cajones a fondo

 

Retira las perchas que estén estropeadas. Repáralas o reponlas si es necesario.

 

Si te sobran perchas, sácalas del armario. Ocuparán espacio y pueden invitarte a compras más ropa para darles uso.

 

La ropa

 

Lava toda la ropa de la temporada anterior antes de guardarla. Es importante hacerlo, porque cualquier mancha se fijará más mientras está almacenada. Los malos olores también tienden a instalarse en los tejidos. Y a los insectos les gusta más la ropa sucia...

 

Lavadora y cesto de la ropa

 

Lleva las prendas que requieran lavado en seco a la tintorería, así las guardarás limpias y las podrás usar tranquilamente cuando las necesites de nuevo. 

 

Aprovecha para poner a punto tus prendas. Si tienes que coser botones, arreglar cremalleras o repasar dobladillos, hazlo antes de almacenarlas. 

 

El calzado

 

Limpia los zapatos antes de guardarlos, tanto el interior como el exterior. Si pueden tener algo de humedad, puedes espolvorearlos con polvos de talco o bicarbonato, o incluso poner en su interior bolsitas de gel de sílice. 

 

Si los zapatos necesitan un arreglo, llévalos al zapatero antes de guardarlos. Así los tendrás listos cuando comience la temporada. 

 

Los bolsos

 

Limpia los bolsos, tanto su interior como su exterior. Saca todo lo que haya dentro de los bolsos, sobre todo aquello que pueda dañarlos o mancharlos.

 

Si es necesario repasa los forros, lleva a cambiar las cremalleras o a arreglar cualquier desperfecto al zapatero antes de guardarlos.

 

Bolso con objetos en su interior

 

La mejor opción para almacenar los bolsos de una estación a otra es en bolsas de tela.

 

Los complementos

 

Lava o limpia el resto de los complementos de la estación que vas guardar. Esto es aplicable para gorros, bufandas, fulares, guantes, bisutería, gafas de sol, etc. 

 

Procura guardar cada tipo de complemento en una bolsa o caja diferente, etiquetándolos bien para que puedas saber dónde está cada cosa. 

 

El almacenaje

 

Sea cual sea el contenedor que uses para guardar tus prendas, complementos y zapatos, éstos deben estar muy limpios antes de poner nada dentro de ellos. 

 

Armario

 

Comprueba que no hay ni una gota de humedad en los contenedores, porque con casi toda seguridad acabarán apareciendo hongos y moho. 

 

Las cajas de cartón son una opción, aunque no son la más seguras para la ropa. Son más fáciles de dañar, su resistencia no es muy grande y no cierran bien. Y atraen a los insectos.

 

Las cajas de plástico pueden ser interesantes, puesto que son más resistentes. Aunque tienen la desventaja de que no permiten que la ropa respire, por lo que es más fácil que se instale el moho y los malos olores. También contribuyen a que las manchas se instalen.

 

Las cajas de tela que van armadas son una buena elección. Tienen una buena resistencia, se pueden lavar y dejan que el aire circule en cierta medida. Mejor las que tienen cremallera o cierres de presión, que las que tienen una simple tapa.  

 

Las bolsas de plástico, salvo que tengan algún sistema para que circule el aire, tienen las mismas desventajas de las cajas de este material. Las de tintorería son especialmente perjudiciales para almacenar la ropa.  

 

Las bolsas que se pueden sellar al vacío pueden ser una buena elección. Su cierre hermético evita que se contaminen. Y al reducir su volumen podrás aprovechar mejor tu espacio de almacenaje. Las desventajas: la ropa se arruga muchísimo y si quieres tomar sólo una prenda tendrás que quitar la válvula, sacar lo que necesites y volver a hacer el vacío. 

 

Las maletas viejas también pueden ser un contenedor para la ropa de otras temporadas. Siempre que estén limpias, secas y que cierren bien, pueden ser una gran elección.

 

Los zapatos, sobre todo los más delicados o los que más aprecies, es mejor guardarlos en sus cajas. 

 

Zapatillas de deporte en su caja

 

Si quieres ganar espacio, puedes guardar los zapatos en bolsas de tela, almacenándolos luego en una caja más grande. Ten la precaución de colocar los zapatos suela con suela, para que no se manchen. Si tienen adornos o lazos, comprueba que estos no se arrugan o dañan el cuero del otro zapato. 

 

Almacena las prendas organizándolas por tipo: abrigos, pantalones, faldas, vestidos, camisetas, jerséis, zapatos, bolsos, bufandas, gorros...

 

Hay prendas que se almacenan mejor colgadas. Por ejemplo, los abrigos, las chaquetas o los vestidos de fiesta es mejor dejarlos en perchas y dentro de fundas. Evita que las fundas sean de plástico, son mejores las de tela o de cualquier otro material que permita que los tejidos transpiren.

 

Cazadora colgada de una percha

 

Pero no cuelgues nada que pueda deformarse tras estar varios meses en una percha, como los jerséis o la ropa de punto.

 

Coloca las prendas más pesadas abajo y las más ligeras arriba, así se arrugarán menos.

 

Si te es posible, almacena en vertical en lugar de en horizontal. Ya sabes, al más puro estilo Marie Kondo. Así se arrugarán menos las prendas. 

 

Guardar la ropa enrollada es una forma de que ocupe poco espacio y de que se arrugue menos. 

 

El lugar en el que guardes tu ropa y zapatos hasta la temporada siguiente debe ser adecuado. Tiene que estar seco, oscuro y fresco. 

 

El etiquetado: muy importante

 

Etiqueta las cajas, así sabrás qué es lo que contienen. Si eres detallista y tienes tiempo, incluso puedes hacer una foto y pegarla. Esto es muy útiles con las cajas de zapatos.

 

Cuestión de aroma

 

Las bolas de naftalina pueden ser muy eficaces contra los insectos, pero tienen un olor bastante desagradable y, lo peor de todo, pueden ser tóxicas para todos, sobre todo para los peques o las mascotas. Es mejor utilizar bolas de cedro que son menos peligrosas y dejan un aroma muy agradable en la ropa. También puedes poner entre la ropa bolsitas de lavanda, que deja buen olor... y que no les gusta nada a las polillas.


Lavanda

 

Si quieres perfumar la ropa, procura que lo que utilices no manche la ropa ni desprenda humedad que pueda generar moho.

 

Que tengas un estupendo cambio de estación...

 


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La primera vez que apareció el post Cómo Preparar Tu Ropa para el Cambio de Estación fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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