28 agosto, 2019

Prepara Tu Piel para el Otoño

¡Ay el verano! El calor, el sol, el cloro, la sal, la relajación en las rutinas faciales y en el cuidado de la alimentación... todo ello acaba dejando huella en la piel. Piel seca, arrugas más marcadas, manchas, pecas, tono poco uniforme o mortecino, falta de luminosidad...  incluso brotes de acné. Si no procuramos revertir esos efectos negativos del verano y no preparamos la piel para la siguiente estación pueden que conviertan esas huellas en (casi) irreversibles.


Por eso, de cara al otoño, aquí tienes algunos consejos para preparar tu piel para el otoño y el invierno. 


Prepara tu piel para el otoño


Exfoliación


La piel de tu rostro, que ha perdido su jugosidad y luminosidad durante el verano, requiere una exfoliación No caigas es esa leyenda urbana de que si te haces un peeling una vez que estés bronceada, vas a volver a tu tono blanco-acelga del invierno según lo aclares con agua, porque nadie se exfolia con lija del número 20 o con estropajo de aluminio y decapante. Y, pssssst, te cuento otro secreto: tampoco el agua de tu ciudad consigue que el bronceado se vaya de la piel como por arte de magia, que no te has pintado el colorcito playero con acuarela.


Hay peelings suaves (especialmente los químicos, no los mecánicos) perfectos para recuperar la luz y suavidad de tu piel. De hecho, si eliminas las células muertas tu bronceado se verá más bonito y uniforme. Por no hablar de que los productos hidratantes y tratantes que te apliques después funcionarán mejor.


No te excedas con la frecuencia de las exfoliaciones, porque puedes acabar dañando tu piel. Hazlo 1 o 2 veces por semana, como referencia, aunque dependerá de tu tipo de piel, del tipo de producto y del consejo de tu facilista. Y no te olvides de leer las recomendaciones de uso del producto.


Cuida tus labios


Los labios tienen una piel muy fina y con poco aporte de grasa, por lo que es muy posible que estén resecos después del sol y del calor, sobre todo si no los has protegido e hidratado convenientemente. Por eso deberías hacerte un peeling suave en ellos y nutrirlos día y noche. Evita pasar la lengua por los labios si los notas secos, porque empeorarás el problema, el mejor remedio es un bálsamo o una manteca.


Mujer aplicándose bálsamo labial


No olvides tus manos


Las manos también necesitan una exfoliación suave y litros de hidratación. Si el gesto de aplicarte crema en las manos debe ser diario (y más de una vez al día), tras el verano debe ser indispensable. El calor, la exposición al sol y el contacto continuado con el agua habrán dejado su huella en ellas.


También te aconsejo que compruebes el estado de tus uñas.


Si han sufrido por las lacas de uñas con una pigmentación intensa (y sin base), si están secas y quebradizas o si han amarilleado por el sol, es el momento de tratarlas. Puede que necesiten un descanso de lacados y nail art y conformarse con un pulido o una base tratante.


Te recomiendo que comiences la temporada haciéndote una manicura completa, mejor todavía si es profesional.  


Tratamiento de manos


Mima tus pies


La mayoría se lanza a hacerse la pedicura según aparece el primer rayito de sol para lucir las sandalias con unos pies dignos de una diosa. Pero... ¿y cómo están esos piececitos después del verano? Mira hacia abajo y contéstate a esa pregunta tú misma.


Lo ideal es que pidas cita para el podólogo y para la pedicurista de nuevo para preparar tus pies de cara al otoño, aunque los vayas a esconder.


No te olvides del resto de cuerpo


Tus brazos, piernas, espalda y torso también han estado expuestas a agresiones externas, y suelen llevarse poco cubiertos durante el verano, por lo que también la piel de estas zonas estará deshidratada, áspera y opaca.



Mujer aplicándose una exfoliante en la piel


Así que exfóliala de forma periódica y aplícate a diario cremas y aceites que recuperen su hidratación.


Revisa tus productos de belleza


Evita los limpiadores más potentes, para evitar que arrastren los aceites naturales de tu piel. Lo que menos necesitas en esta época es resecar y sensibilizar más la piel con productos agresivos.


Evita los tónicos con alcohol o con otros ingredientes que puedan resercar el rostro. 


Con el calor solemos cambiar de texturas en los cosméticos, buscando las que son más ligeras y frescas. Cuando llega el frío hay que ir pensando en hacer acopio de cremas más untuosas que nos protejan de las bajas temperaturas, el viento, la sequedad que provocan las calefacciones y los cambios de temperatura.


Busca productos que te aporten mucha hidratación, porque vas a necesitar reponer todo el agua que ha perdido tu piel durante la época de calor.


Cremas


Los sérum y cremas con vitamina C te ayudarán a mejorar la luminosidad de tu piel, sobre todo después del verano. 


También es el momento de empezar a pensar en productos con agentes despigmentantes como el retinol, la hidroquinona o el ácido azelaico entre otros. Eso sí, mientras el sol siga estando en todo su esplendor y todavía te des algún baño en la playa o la piscina, olvídalos. Y, en cualquier caso, debes consultar con el dermatólogo, facialista o farmacéutico especializado en cosmética antes de utilizarlos.


Cambia las mascarillas purificantes, matificantes y calmantes por otras que aporten hidratación y nutrición. 


Visita a tu facialista


Pide cita con tu facialista para que revise el estado de tu piel y te recomiende los tratamientos que necesites. Puedes que necesites un tratamiento con ácidos o que estimule la producción de colágeno.


No estaría de más que comenzases la temporada con una buena higiene facial profesional, así tu piel pondrá rumbo al otoño y el invierno en perfectas condiciones. 


Tratamiento facial


Pide cita con tu dermatólogo


Si te has quemado, te has expuesto al sol en exceso y sin protección, te han aparecido manchas nuevas o las que ya tenías (o lunares) han aumentado de tamaño o han cambiado de forma, no lo dudes y visita al especialistas.


También debes hacerlo si has experimentado un brote de acné, porque suelen aparecer después del los baños de sol si tu piel tiene tendencia a tener este problema. Aunque en principio parece que mejora con la exposición al sol, luego se produce un efecto rebrote de lo más impertinente.


Y, por supuesto, si ves cualquier cambio inesperado en tu piel, acude al determatólogo para descartar enfermedades, lesiones o contagios.


Analiza cómo te has protegido del sol


Aunque esto es una medida a posteriori, te será útil para el futuro. Si ves que los daños en tu piel son muy visibles, tendrás que valorar qué productos y cómo debes aplicártelos a partir de ahora para que esos resultados indeseables no se repitan o incluso que no aumenten.


Valora el factor de protección solar que usas en rostro y cuerpo, si es apropiado para tu tipo de piel, cuándo te lo aplicas, en qué cantidad, cada cuánto te lo reaplicas...


Artículos de playa y protección solar


Alimenta tu piel


Para alimentar tu piel tienes que alimentarte tú. Por lo que debes llevar una dieta saludable y equilibrada. Si lo haces, probablemente no necesites suplementos.


Si ves que, a pesar de comer de una forma apropiada, tu piel, tu cabello y tus uñas siguen en malas condiciones, consulta con tu dermatólogo, tu nutricionista o tu farmacéutico para que te recomiende qué suplementos tomar o en qué alimentos insistir más.


Hazte con un humidificador


Cuando comiencen a encenderse las calefacciones, procura mantener la humedad de las habitaciones, sobre todo en las que pases más tiempo. Puedes utilizar uno de los que se venden en farmacias o grandes superficies, o incluso recurrir a los tradicionales de cerámica que se ponen en los radiadores con agua.


Con estos consejos podrás disfrutar de la nueva estación con una piel perfecta.



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21 agosto, 2019

La Toalla para Entrenar en el Gym: Imprescindible

Si estás pensando en apuntarte a un gimnasio o si ya acudes, pero siempre te has preguntado el motivo por el que hay carteles que indican que es obligatorio llevar una toalla cuando utilices sus instalaciones, te invito a que sigas leyendo.


Porque en este post quiero darte los motivos por los que llevar una toalla al gimnasio y también algunos consejos para darle un buen uso y para elegir la más adecuada.


¿Me acompañas?


La toalla para entrenar en el gym: imprescindible


Motivos


En el gimnasio hay algo indudable: se suda, y mucho. Eso implica que máquinas, bancos, mancuernas, esterillas y otros elementos comunes están repletos de sudor ajeno. Y la barrera más eficaz y sencilla que puedes poner entre los fluidos de otros y tú es una toalla.


También debes tener en cuenta que no todo el mundo se lava las manos cuando debe, por lo que en puedes entrar en contacto con todo tipo de microorganismos de lo más indeseable mientras entrenas.


Por no hablar de que puede haber usuarios con enfermedades contagiosas que hayan usado el material antes que tú, por lo que cualquier medio físico que pongas entre lo que hayan tocado y tú te protege.


En el caso de las esterillas de yoga es muy importante, puesto que se suele hacer descalzo y puede ser fuente de contagio en tus pies.


Mancuernas, botella de agua, fruta, móvil y toalla de entrenamiento


También debes tener en cuenta que hay socios que entrenan con el mismo calzado deportivo que usan en la calle, lo que conlleva que toda la suciedad y restos que llevan en las suelas acaba en el material.
Y todos sabemos lo que hay en el suelo de cualquier calle...


Por supuesto, la toalla te ayudará a enjugarte el sudor de rostro o cuello, que es bastante molesto, sore todo si cae sobre tus ojos. O el de las manos, que puede convertir el hecho de levantar una mancuerna o sostener una barra en una actividad de riesgo.


Y el hecho de poderte secar el sudor te hará rendir más y te evitarás los cambios de temperatura (frecuentes cuando se entrena) que son fuente de resfriados y problemas musculares.


Manual de uso


Está bien que la lleves, pero también que la uses. Hay muchos usuarios del gym que parece que las llevan a pasear como una mascota, pero que no la usan en absoluto.


Si sudas mucho, quizás necesites dos toallas, una para colocarla sobre bancos y esterillas y otra para secarte el sudor, sobre todo si te sudan mucho la cara y el cuello. 


Como norma general, coloca la toalla sobre la zona en la que vayas a dejar más sudor.


También es importante que la toalla te evite la mayor cantidad de contacto posible con las máquinas y esterillas, así no entrarás en contacto con el sudor y las bacterias ajenas.


Cuando vayas a usar una esterilla para hacer algún tipo de ejercicio o para estirar, coloca la toalla encima.


Si la toalla es pequeña, es mejor que cubra la zona superior, sobre todo la cabeza, antes que la parte inferior.


Como referencia, si la toalla no cubre toda la zona que apoyes, debe colocarse en la que proteja la que no estén cubiertas por la ropa.


Seca el material antes de usarlo, sobre todo si ves que está sudado. 


Si has terminado de entrenar con el material, ya sea un banco, una máquina o una esterilla, enjuga el sudor que hayas podido dejar con la toalla.


Mujer entrenando en el gym con toalla


Y, por supuesto, la toalla de entrenamiento no debe ser la misma que la que uses tras la ducha. Nadie quiere restregar el sudor propio y el ajeno y todo tipo de suciedad sobre su cuerpo recién duchado. 


Lava la toalla tras cada uso, no sólo porque habrá quedado impregnada de sudor, también porque habrá estado sobre el material común e incluso sobre el suelo de las salas.


El hecho de airearlas en casa cuando vuelvas de entrenar no es suficiente, porque los microorganismos nocivos habrán estado a sus anchas en ese medio húmedo y no se eliminarán por mucho que la toalla se seque y le dé el aire. 


Evita el uso de suavizante con las toallas del gym, para asegurarte que mantienen su capacidad de secado. El suavizante crea una película sobre ellas que reduce drásticamente su capacidad de absorción, las acartona y encierra los malos olores en el interior de las fibras.


Qué toalla uso


Debería ser de un tamaño adecuado para el tipo de entrenamiento que hagas y, en caso de que sea pequeña, plantéate llevar dos. Una para poner sobre el material y otra para secarte el sudor.


Mujer vestida con ropa de deporte, toalla y botella de agua


Es importante que sea de un material que absorba bien la humedad. Los mejores materiales en cuanto a relación calidad-precio son la microfibra (mezcla de poliéster y poliamida), de mezcla de algodón y poliéster y las versiones más económicas de algodón 100%. Por experiencia personal te recomiendo las de microfibra, porque absorben la humedad de forma muy eficiente, se secan rápidamente cuando las lavas y, algo importante cuando tienes que llevar al hombro la bolsa de deporte, pesan muy poco.


El tamaño ideal para la toalla de entrenamiento: aproximadamente 60x40 cm.


Otras consideraciones


Lleva guantes para entrenar. Pondrás una barrera extra y te asegurarás de que tus manos no están sudorosas cuando agarres el material.


Guantes para entrenar


Si tienes alguna herida, procura ponerte una tirita o un esparadrapo, por tu protección y por la de los otros usuarios.


No te toques las cara, sobre todo ojos y boca, cuando estés entrenando, porque lo que hayas tocado con las manos desnudas acabarán en esas zonas tan sensibles.


¿Ya has elegido tu toalla ideal para el gym?




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14 agosto, 2019

Consejos para Actuar ante las Quemaduras Solares

En este post quiero darte consejos para cuidar la piel quemada por el sol, pero antes de comenzar, quiero darte el mejor de todos ellos: protege tu piel para que nunca se queme. Y es que el hecho de tomar el sol sin protección, en especial durante períodos de tiempo muy largo y en las horas centrales del día, tiene como consecuencia las quemaduras solares, aunque también tiene otras realmente graves para el órgano más grande de todo tu cuerpo: tu piel.  Y esos efectos pueden ser tanto a corto como a largo plazo: envejecimiento prematuro, manchas, melasma (paño del embarazo), vitíligo, fotosensibilidad, fotodermatitis... y cáncer.


Para que sepas más acerca de la protección solar, te invito a que visites la web Fundación Piel Sana de la AEDV


Si a pesar de todo, el sol te deja huella, a continuación encontrarás información para identificar las quemaduras solares, consejos para actuar frente a ellas y también lo que debes evitar.


Consejos para actuar ante las quemaduras solares
 

Cómo identificar una quemadura


Las quemaduras del sol no revelan totalmente hasta 24 horas después de la exposición, así que hay que estar alerta siempre.


Uno de los síntomas es el dolor y la irritación de la zona.


También notarás que se trata de una quemadura solar, porque si tocas las zona con el dedo aplicando cierta presión, notarás que la piel toma un color rojizo en lugar de blanco en la parte en la que has apretado.


En quemaduras más importantes, toda la zona estará enrojecida a la vista.


También pueden aparecer ampollas pasadas unas horas, lo que indica que la quemadura ha sido más grave.


Consejos para actuar frente a las quemaduras


Protege la zona quemada del sol y evita nuevas exposiciones en los días posteriores.


Chica paseando por la playa con un vestido


Evita tener contacto con fuentes de calor, como secadores, calentadores, etc.


Dile sí al agua fresca (que no fría) y templada en forma de ducha, baño o aplicando toallas o apósitos humedecidos.


Cuando te duches o te laves, sécate con mimo para no dañar la piel. Procura dejar algunas gotas antes de aplicarte lociones o cremas para atrapar el agua entre la piel y la loción y aumentar el frescor y la hidratación. 


Bebe agua, porque así evitarás la deshidratación. Si te has expuesto en exceso al sol, probablemente hayas perdido líquidos en cantidad, así que debes reponerlos.


Agua con hielo


En caso de que la quemadura sea grave, que tengas fiebre alta, sientas desorientación, náuseas, vómitos o escalofríos, ve al médico sin falta, porque puede que estés sufriendo un golpe de calor. También si las lesiones duelen mucho o no se curan. 


En caso de que te hayan salido muchas ampollas o éstas sean muy grandes, acude al médico inmediatamente. 


Si se te han roto alguna de las ampollas, lavate la zona con agua y un jabón muy suave (nada de gel de baño) y aplícate una pomada antibiótica sobre la herida, porque es muy fácil que ésta se infecte. Consulta a tu farmacéutico cuál aplicarte.


Aplícate gel de áloe vera para calmar, hidratar y regenerar la piel. Búscalo con un porcentaje alto de este ingrediente y de origen ecológico. También puedes utilizar la planta directamente, aunque debes prepararla con cuidado y con unas medidas higiénicas suficientes. Recuerda que se recomienda usar la planta para tratar la piel a partir de que haya alcanzado al menos los 2 años, puesto que las hojas comienzan a tener todas sus propiedades; de hecho, aumentan con el tiempo.


Áloe Vera

 
Las lociones que contienen calamina también son una buena elección, aunque soy más partidaria del áloe vera.


También puedes utilizar alguno de los productos aftersun que hay en el mercado.


Si la quemadura es intensa, puedes consultar con tu farmacéutico para que te recomiende una crema de hidrocortisona sin receta médica, aunque las compresas de agua fresca tienen prácticamente el mismo efecto sobre tu piel. 


Hidrata la piel constantemente una vez que comience a curarse la zona, en especial cuando empiece a pelarse y descamarse.


Crema sobre la piel con un corazón dibujado


Si la piel no tiene ampollas (o si las tienes, pero no están reventadas), puedes poner gasas humedecidas con agua y leche sobre la zona afectada.  También puedes sustituir la leche por vinagre con agua (1 cucharada sopera de vinagre por 1 litro de agua). Incluso puedes aplicar compresas humedecidas con infusión de manzanilla.


Otros remedios caseros son el yogur, las rodajas de pepino (con la piel bien lavada o sin piel),


Ponte ropa suelta, ligera y con un tejido suave (nunca sintético) para que no te moleste al rozar la piel dañada.


Lo que debes evitar


No pinches las ampollas, sobre todo las más pequeñas. La ampolla protege la piel dañada que está debajo y evita las infecciones.


No apliques hielo sobre la piel dañada.


No te duches ni te laves con agua caliente.


No uses jabones agresivos mientras permanezcan las ampollas, la irritación o las heridas.


Jabones y artículos de ducha


No emplees vaselina sobre la zona quemada.


No utilices trucos caseros con alimentos (como los descritos más arriba) si las ampollas se han reventado o si hay herida, porque pueden ser foco de infecciones.

 
No apliques pomadas anestésicas sobre la piel, pensando que así dolerá menos, porque pueden dañar la piel más todavía o producir reacciones adversas, en muchos casos graves. 


No levantes la piel cuando comience a pelarse, porque esa piel, mientras no se caiga está protegiendo la zona quemada.


Para terminar, me gustaría desearte que no tengas que utilizar ninguno de estos consejos nunca, porque has protegido tu piel del sol. 




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07 agosto, 2019

Ensalada de Lentejas con Zanahoria y Pepino

Es un hecho, no consumimos suficientes legumbres en nuestra dieta. Un gran error, porque están repletas de nutrientes, entre ellos proteínas, que al ser de origen vegetal son beneficiosas para nuestra salud. Y mira que hay entre las que elegir: garbanzos, judías, lentejas, soja, guisantes, tirabeques, habas... hasta el cacahuete es una legumbre, aunque se confunda con un fruto seco. Por no hablar de la versatilidad de estos alimentos, porque se pueden consumir en todo tipo de preparaciones, como potajes, guisos, purés, cremas, hamburguesas, patés, ensaladas...


Las lentejas en concreto, además de proporcionar hidratos de carbono (complejos y de absorción lenta) y proteínas (muchas más que los garbanzos o las judías), contienen fibra, hierro, zinc, magnesio, sodio, potasio, selenio, calcio, manganeso, fósforo y vitaminas (A, B2, B3, B6, B9 -ácido fólico- y E). Además, son más fáciles de digerir que otras legumbres. También conviene mencionar que no son excesivamente calóricas, a pesar de lo que se suele creer... siempre que no se acompañen de otros alimentos muy grasos o energéticos, claro.


Y no siempre hay que prepararlas estofadas con oreja, chorizo y morcilla, ni mucho menos, porque es un alimento perfecto para hacer ensaladas ricas y saludables, como la que te propongo a continuación, preparada con zanahoria, pepino, sésamo y aceitunas negras. Es de lo más refrescante y sumamente fácil de preparar.


Venga, ponte el delantal ya mismo que en menos de 10 minutos puedes disfrutar de esta estupenda ensalada...


Ensalada de lentejas con zanahoria y pepino


Ingredientes


450-500 gr. de lentejas cocidas
2 zanahorias medianas
1/2 pepino mediano
50 gr. de aceitunas negras sin hueso
2 cucharadas de semillas de sésamo cortadas
Aceite de oliva virgen extra
1 limón
Sal
Pimienta
Cominos molidos


Notas sobre los ingredientes


Las lentejas las puedes cocer tú o comprarlas ya listas para consumir, al gusto. Las que ya vienen cocidas son muy cómodas, pero tienen un inconveniente: suelen estar muy blandas y se deshacen más a la hora de comerlas en ensalada.


Los tipos de lentejas que puedes usar para ensaladas son la pardina (o pardiña), la verdina, la Du Puy o incluso la roja. Eso sí, en cuanto a la cocción no deben estar demasiado blandas, mejor al dente.


Lentejas rojas

Lentejas y otras legumbres en segundo plano
 

Si lo deseas, puedes sustituir el pepino por cebolla morada, o eliminarlo directamente. 


En lugar de limón, puedes ponerle lima, un cítrico que también le va a de maravilla.


Puedes sustituir el limón por vinagre, aunque el plato no tendrá la misma gracia, puesto que el limón junto con el comino y el sésamo le aporta mucha frescura y personalidad al plato.


Los cominos, además de darle sabor a la ensalada, también te ayudarán a evitar los gases que suelen acompañar a las legumbres.


Hablando de gases, también puedes evitarlos si cueces las lentejas con cominos en grano, con laurel, tomillo, hinojo y otras hierbas aromáticas con propiedades carminativas.


Si quieres un plato único puedes añadirles un cereal que lo complete (arroz integral, el trigo o el mijo), frutos secos o una proteína como atún o mejillones en escabeche, pulpo o huevo cocido, por ejemplo.


Materiales


Un exprimidor
Un bol
Pelador
Cuchillo


Preparación


Cuece las lentejas previamente o escurre bien un bote de estas legumbres previamente cocidas. Si vas a cocer tú las lentejas, deja que se enfríen antes de preparar la ensalada.


Pela las zanahorias y córtalas en cuadrados pequeños.


Haz lo mismo con el medio pepino, pero retirando la zona de las semillas y dejando al menos una parte de la piel, así evitarás que te resulte pesado y te repita. Si no tienes problemas a la hora de digerirlo, utilízalo tal cual. No te olvides de lavar esta hortaliza antes de cortarla.


Pepinos sobre una tabla de cortar


Corta las aceitunas en rodajitas.


Exprime el limón y resérvalo.


Prepara una vinagreta con el aceite de oliva, el zumo del limón, las semillas de sésamo y el comino. Puedes reservar una parte de la vinagreta para que los comensales se pongan más en su plato si lo desean.


Pon las lentejas en un bol, salpiméntalas al gusto y luego añade la vinagreta, removiendo con cuidado.


Ensalada de lentejas, con zanahoria y pepino


Sírve esta ensalada fresca, que no fría. Está realmente deliciosa.





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