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03 enero, 2024

Pan de Quinoa Blanca y Negra (Sin Gluten y Vegano)

La quinoa se ha convertido en un alimento casi imprescindible en la dieta de aquellos a los que nos gusta cuidarnos. ¿Los motivos? Es un alimento con grandes propiedades y beneficios para la salud, además de ser versátil y tener un sabor agradable.


Aunque nos lo pueda parecer, no es un cereal, sino una semilla a la que consideramos pseudocereal. Es fuente de fibra, de proteínas, ácidos omega 3 y 6, calcio, fósforo, hierro, magnesio, zinc, vitaminas del grupo B y también vitaminas C y E. Su índice glucémico es muy bajo. Y tiene una ventaja adicional: no contiene gluten. 


Puedes encontrarla en 3 variedades: blanca, negra y roja. La blanca es más suave, aporta una buena cantidad de proteínas, tiene pocas calorías y un índice de carbohidratos bajo. La negra (combinación de semillas de quinoa y espinacas) tiene un sabor terroso y dulzón, es antiinflamatoria y cicatrizante, y contiene lisina y litio. La roja tiene un sabor frutal, parecido al de la nuez, y aporta más carbohidratos y fibra. 


Y se pueden consumir de mil y una maneras, desde cocinas hasta hinchadas, como otro cereal de desayuno. También puedes preparar pan de quinoa blanca y negra como el que verás en esta receta. Es muy rápida y fácil de hacer, además de ser sorprendente por su sabor e incluso su aspecto. 


¡A por el delantal, que comenzamos con la receta!


Pan de quinoa blanca y negra (vegano y sin gluten)


Ingredientes


1 taza (de tipo mug) de quinoa

1 taza (de tipo mug) de quinoa negra

2 cucharadas rasas de semillas de chía

1/3 de taza (del mismo tamaño que las que uses para medir la quinoa) de aceite de oliva virgen extra

2/3 de taza de agua

1 cucharadita (de las de café) de sal

1 cucharadita (de postre y rasa) de levadura química


Notas sobre los ingredientes


Puedes utilizar únicamente quinoa blanca si lo deseas, aunque la mezcla junto con la quinoa negra es estupenda. La quinoa negra es más crujiente que la blanca, tiene un sabor delicioso y aporta litio, lo que ayuda a combatir el estrés.


✽ Si lo prefieres, puedes sustituir las semillas de chía por semillas de lino molidas o prescindir de ambas. Estas semillas le aportan más densidad y cohesión al pan, evitando que se desmigue en exceso. Si vas a utilizarlo para preparar tostas o untables, te aconsejo que las uses.


✽ Puedes cambiar el aceite de oliva por otro tipo de aceite vegetal de tu elección, aunque el sabor de el de oliva es ideal para este pan, por no hablar de sus propiedades nutricionales.


Quinoa blanca, negra y roja


Preparación


Pon en remojo la quinoa durante 2-3 horas si quieres que los granos queden más blandos, luego tendrás que enjuagarlos y escurrir. Si no, con lavarlos bien (es fundamental para limpiarlas y eliminar la saponina, que es tóxica) y escurrirla es más que suficiente. Si no los pones en remojo, los granos quedarán más crujientes y sabrosos.


Deja las semillas de chía en remojo con agua (unos 30 minutos, o al menos 15 si tienes prisa) para que se expandan y se forme la capa gelatinosa sobre ellas.


Pon en un vaso de batidora los granos de quinoa, las semillas de chía remojadas, el agua, el aceite, la sal y la levadura. 


Bate bien, aunque como los granos son muy pequeños la mayoría quedarán enteros, aunque no importa, porque se cocinan bien y la idea es que tenga un punto crujiente. 


Unta un molde con aceite de oliva o fórralo con papel de horno.


Vierte la mezcla en el molde y cocínalo en el microondas unos 15-18 minutos a 600-650 W. Si vas a emplear el horno convencional, precaliéntalo a 180ºC y cocínalo unos 20-25 minutos, aunque dependerá de tu electrodoméstico.


Sácalo en el horno y déjalo enfriar. Desmóldalo después y ya está listo para comer.


Pan de quinoa blanca y negra


El pan es grande, por lo que puedes cortarlo en raciones y congelarlo para usarlo cuando lo necesites. 


Pan de quinoa blanca y negra


Está buenísimo tanto con alimentos salados como dulces, y es un pan saludable y fácil de digerir.


¡Que lo disfrutes!




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La primera vez que apareció el post Pan de Quinoa Blanca y Negra (Sin Gluten y Vegano) fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


Pan de quinoa blanca y negra (sin gluten y vegano) by La meiga y su caldero - Arancha Moreno is licensed under CC BY-NC-ND 4.0

07 junio, 2023

Pan de Garbanzos, Sésamo y Cominos (Sin Gluten y Vegano)

Todas las legumbres son nutritivas y saludables, pero los garbanzos probablemente estén entre las más recomendables. Contienen una buena cantidad de proteínas, fibra, almidón resistente, ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas, minerales, polifenoles... 


Estas legumbres ayudan a mantener a raya el colesterol y a controlar el azúcar en sangre, pueden contribuir a una mejor salud cardiovascular, facilitan el tránsito intestinal, son saciantes, previenen en cierta medida las anemias... Aunque, por supuesto, comer garbanzos sin mantener una alimentación adecuada y un estilo de vida saludable no servirá de mucho.


Además, los garbanzos son un alimento de lo más versátil, que está presente en la cocina mediterránea, la india, la de Oriente Medio o la de algunos países de América del Sur. Desde el cocido madrileño hasta el hummus, estas legumbres son todo un regalo para el paladar. 


Y son tan versátiles, que también se puede hacer pan con ellos. Y si necesidad de utilizar harina, porque puedes prepararlo con los garbanzos secos y remojados. 


Aquí tienes una receta para preparar pan de garbanzos con sésamo y cominos, que es realmente rico y saludable. Y es más fácil y rápido de hacer de lo que crees. ¿Te animas a probarlo?

 

Pan de garbanzos, sésamo y cominos

 

Ingredientes

 

400 gr. de garbanzos (en seco)

1/4 taza de aceite de oliva virgen extra

3/4 taza de agua 

1 cucharadita (de postre) de levadura química

1 cucharadita (de café) de sal 

2 cucharaditas (de postre) de semillas de chía 

3 cucharaditas (de postre) de semillas de sésamo tostadas

Cominos molidos

Cominos en grano


Notas sobre los ingredientes


Los garbanzos necesitan un remojo prolongado, de al menos 48 horas, aunque te recomiendo que lo alargues a las 72 horas. El agua debe estar fría y es importante que la cambies al menos 1 vez al día. 

 

En este caso no puedes sustituir los garbanzos secos y remojados por otros ya cocidos, porque la textura y el sabor cambian mucho.

 

Para esta receta he utilizado garbanzos pedrosillanos, aunque puedes utilizar cualquier otro, como los lechosos (son muy cremosos) o cualquier otro que tengas a mano. 


Garbanzos

 

Puedes cambiar el aceite de oliva virgen extra por otro vegetal de tu elección, aunque el de oliva siempre es una buena elección, porque es saludable y le aporta un sabor especial. 

 

Las semillas de chía sirven para que la masa quede más estable y que no se desmigaje con facilidad, además de aprovechar todos los beneficios que aporta este ingrediente. 

 

Semillas de chía

 

Las semillas de sésamo las puedes comprar ya tostadas, o hacerlo en casa (en la sartén) si están en crudo. Debes hacerlo con cuidado, porque se queman con mucha facilidad.

 

Puedes cambiar las semillas de sésamo por tahini si lo prefieres.

 

Puedes prescindir de los cominos, cambiándolos por nuez moscada, anises, etc. O prescindir totalmente de las especias si así lo deseas.

 

Materiales

 

Un vaso de batidora grande o un recipiente profundo similar

Batidora 

Molde para el pan tipo bizcocho (en mi caso de silicona)

Papel de horno (para desmoldar mejor)


Preparación


Una vez que los garbanzos hayan estado en remojo entre 48 y 72 horas, retira toda el agua y lávalos bien. 

 

Pon las semillas de chía en remojo con un poco de agua durante al menos 15 minutos.

 

Pon los garbanzos en un vaso de batidora, junto con el agua, el aceite de oliva, las semillas de chía remojadas, la levadura y la sal.

 

Bate todo muy bien, teniendo cuidado, porque al principio pueden saltar pedacitos de garbanzos. Verás que, aunque no lo parezca, batir los garbanzos secos (y remojados) sin cocinar es más fácil de lo que parece. Es importante que todo quede bien batido, sin que queden trozos de garbanzos en la mezcla.

 

Añade el sésamo, el comino molido y en grano y mézclalas bien. Procura no utilizar la batidora para no romper las semillas.

 

Forra el molde de silicona (si vas a hornear en microondas) con papel de horno y úntalo con un poco de aceite de oliva utilizando un pincel de cocina o los propios dedos. 

 

Vierte la mezcla para el pan en el molde y espolvorea con unas semillas de sésamo su superficie.

 

Hornea durante unos 15-18 minutos a 600 W y deja enfriar antes de desmoldar. 

 

Si vas a hornear en un horno convencional, como orientación tendrás que precalentar a 180ºC unos 25-30 minutos. Aunque el tiempo y la temperatura dependerán de tu horno, así que ve comprobando de  vez en cuando cómo se va cocinando.  


Pan de garbanzos con sésamo y cominos

 

Lo puedes cortar en rebanadas y congelarlo. Si lo vas a hacer así, te recomiendo que utilices papel de horno para separar las rodajas, así no se pegarán.

 

Pan de garbanzos con sésamo y cominos

 

Este pan es ideal para consumirlo con la comida, aunque personalmente te lo recomiendo para el desayuno o la merienda, acompañado de alimentos salados, como queso, aguacate, tomate, pavo, jamón cocido, atún, sardinas en aceite...

 

Su sabor te va a sorprender, créeme, y además es un pan de lo más saludable. 


 

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07 septiembre, 2022

Pan de Arroz Integral (Vegano y Sin Gluten)

El pan es uno de esos alimentos que se puede considerar básico, al menos en nuestra cultura. Aunque hablar de pan como si fuese uno sólo es todo un error. Hay panes de todo tipo, tanto por sus ingredientes como por su forma de elaboración. En cuanto a los primeros, podemos encontrar pan de trigo, de centeno, de espelta, de kamut, de trigo sarraceno o alforfón, de maíz, multicereales, de legumbres, con semillas, con harina integral o refinada... Y en cuanto a su elaboración puedes encontrar pistolas, baguettes, gallego, molletes, payés, candeal, pan de molde... Los hay para todos los gustos.


En mi caso el pan que más me gusta es el que hago con mis propias manos, porque me gusta cocinar y porque prefiero utilizar ingredientes lo más saludables que sea posible.


Por eso quiero compartir contigo una receta para hacer un pan de arroz integral delicioso, saludable, muy fácil de hacer y que tiene muy pocos ingredientes


Pan de arroz integral (vegano y sin gluten)


Ingredientes

 

400 gr. de arroz integral redondo

1/3 de una taza de aceite de oliva virgen  + un poco de aceite para untar el molde

2/3 de una taza de agua 

Levadura química (5-6 gr.)

Sal (2-3 gr. o 1/3 de una cuchara de café)

Semillas de amapola 


Comentarios sobre los ingredientes


Puedes preparar este pan con arroz integral de grano largo o con arroz blanco. Si el grano es integral, el pan será más nutritivo y tendrá más sabor, eso sí. 

 

Arroz

 

Si no tienes a mano aceite de oliva virgen extra, puedes cambiarlo por cualquier otro, aunque cambiará su sabor y sus propiedades.


Las semillas de amapola son para decorar y darle un toque de sabor, puedes utilizar otro tipo de semillas si lo prefieres, o dejarlo tal cual.

 

Materiales

 

Batidora

Vaso de batidora (grande) o un recipiente profundo

Molde para horno o microondas, según sea el que utilices

Lengua de silicona

 

Preparación 

 

La noche anterior pon en remojo los granos de arroz en agua.

 

Cuando vayas a preparar el pan, lava el arroz y deja que escurra completamente.

 

Vierte el aceite y el agua en una taza.

 

Pon el arroz en un vaso de batidora o un recipiente alto, añade la sal, la levadura, el agua y el aceite.


Bate todo completamente, hasta que quede una pasta ni muy líquida ni muy espesa. Para de batir cada pocos segundos para que la herramienta no se sobrecaliente, porque necesitarás un tiempo hasta que el arroz esté bien triturado. 

 

Batidora de brazo

 

Unta un molde con aceite de oliva virgen extra, ayudándote de un pincel de cocina. 


Vierte la mezcla del arroz en el molde y déjalo reposar durante unos minutos antes de llevarlo al horno.

 

Espolvorea unas semillas de amapola en su superficie.


Hornea durante unos 12-15 minutos a 600-750W en microondas o unos 25 minutos a 180ºC en horno convencional. Estos tiempos, potencias y temperatura son orientativas, puesto que cada horno y cada micro son un mundo y nadie los conoce mejor que tú. Puedes ir vigilando la cocción poco a poco para ver su evolución. Puedes ayudarte de un cuchillo fino o una varilla para comprobar si está bien cocinado. Cuando lo introduzca en la masa y salga limpio, el pan estará hecho.

 

Deja que se enfríe totalmente antes de cortarlo en lonchas. Lo puedes guardar en un lugar fresco y seco si lo vas a consumir enseguida, si no es así, puedes congelarlo sin ningún problema. 

 

Pan de arroz (vegano y sin gluten)

 

Pan de arroz integral (vegano y sin gluten)
Este pan se puede congelar sin problemas, este se acaba de sacar del congelador

 

Verás que es un pan bastante sabroso, que puedes consumir tanto con alimentos salados como dulces, porque está realmente delicioso.


 

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27 julio, 2022

Pan de Lentejas (Vegano y Sin Gluten)

Llevo ya un tiempo buscando alternativas saludables para el desayuno. Al analizar los hábitos que seguimos en casa, me he dado cuenta de que la primera comida del día no cuenta con la cantidad suficiente de proteínas y grasas saludables para ser equilibrado. Por eso estoy introduciendo alimentos que los contienen, como el atún, el pavo o jamón naturales (no fiambres), el aguacate, el sésamo tostado, etc. También he introducido las legumbres en forma de hummus. Y he de reconocer que este cambio nos está aportando más energía a lo largo de la mañana.

 

Y buscando alternativas más proteicas y digestivas al típico pan de cereales (trigo sarraceno, avena, espelta...) me he topado con uno elaborado... ¡con lentejas! Y todo ello gracias a un vídeo que me envió mi marido (sabe que me encanta todo lo que sea cocinar y las recetas diferentes). Nunca había oído hablar de este tipo de pan, y reconozco que me llamó la atención tanto como para probar. 


Como el resultado ha sido espectacular, lo comparto contigo. No requiere mucho trabajo y es rápido de elaborar. El pan queda más jugoso que el que elaboro con cereales (no utilizo trigo común), está delicioso (es suave y tiene un ligero sabor a nuez), es muy digestivo y muy nutritivo (sin ser muy calórico). 


Las lentejas tienen muchas más propiedades de las que se suele pensar. Son fuente de proteínas y también carbohidratos. Aportan fibra, vitaminas (B1, B2, B3 B6, ácido fólico...) y minerales (potasio, calcio, magnesio, fósforo, zinc, hierro...), aunque lo cierto es que conviene combinarlas con cereales para obtener todos los aminoácidos esenciales. Tienen pocas calorías (320-360 kcal. por 100 gr. de alimento seco y según la variedad), son muy saciantes y apenas aportan grasas.


Por todo ello se considera que las lentejas contribuyen a controlar el nivel de glucosa en sangre, a reducir el colesterol malo (LDL) y a subir el del bueno (HDL), a mejorar la salud cardíaca, a favorecer el tránsito intestinal... Eso sí, si crees que puedes tener una enfermedad o un desequilibrio en tu salud, debes consultar con un profesional y no fiar que se solucione por el mero hecho de consumir lentejas o cualquier otro alimento. 

 

Si a eso le sumamos el aceite de oliva y las semillas convierten a este pan en todo un descubrimiento. ¿Tienes curiosidad por cómo se elabora el pan de lentejas, vegano y sin gluten? Pues acompáñame, que abrimos el obrador... 


Pan de lentejas (vegano y sin gluten)


Ingredientes

 

400 gr. de lentejas rojas

200 ml. de aceite de oliva virgen extra

100 ml. de agua  (a ser posible filtrada)

5 gr. de levadura química

1/2 cucharadita (de las de café) de sal

Mezcla de pipas de girasol y pipas de calabaza 

 

Notas sobre los ingredientes

 

Las lentejas no necesitan remojo (especialmente las rojas) si las vas a preparar cocidas o estofadas, pero sí que es necesario hacerlo para preparar el pan. 

 

Puedes emplear lentejas de otro tipo, aunque el sabor y el color del pan cambiará. Las lentejas rojas tienen un sabor más suave que otras variedades. También son más digestivas, al no tener hollejo. 


Lentejas rojas

 

Puedes utilizar otra grasa que no sea aceite de oliva, aunque siempre será una de las opciones más saludables.  

 

Una alternativa a las pipas de girasol y calabaza es el sésamo tostado. También las semillas de amapola o frutos secos molidos.


Materiales


Batidora

Vaso de batidora

Lengua de silicona

Molde de silicona o del material apropiado para el horno que utilices


Preparación

 

Deja las lentejas en remojo la noche anterior

 

Una vez que hayan pasado al menos 8 horas en remojo, acláralas con agua limpia y escúrrelas

 

Pon las lentejas en un recipiente en el que puedas utilizar la batidora sin problemas (son 400 gr. y ocupan cierto espacio).

 

Añade el agua, el aceite y la sal a las lentejas. Incorpora también la levadura.


Aceite de oliva

 

Bate todo hasta que quede con una consistencia cremosa. No hagas un batido largo, porque el electrodoméstico se puede recalentar. Hazlo en varias veces, dejando unos instantes de descanso entre una batida y otra. 

 

Unta un molde de silicona con aceite de oliva, ayudándote de un pincel.

 

Vierte la mezcla, dale unos pequeños golpecitos al fondo del molde sobre la encimera, para conseguir que se asiente.

 

Esparce las semillas en la parte superior del molde.

 

Deja que repose unos 15-20 minutos y mételo en el horno. Si usas el microondas, te será suficiente con unos 15-20 minutos a 600 W. Yo lo hice en dos veces, pinchando el pan con un cuchillo fino, hasta que en la segunda hornada salió ya limpio. Si vas a utilizar un horno convencional, precaliéntalo a 180ºC y hornéalo durante unos 25 minutos. En cualquier caso, como cada horno es un mundo, ve comprobando la cocción cada cierto tiempo. 

 

Pan de lentejas

 

Deja que se enfríe completamente antes de lonchearlo. Una vez que lo tengas cortado, puedes colocarlo en una bandeja. Tápala con papel film y métela en el congelador durante unas horas. Una vez que las rebanadas estén duras, puedes separarlas y colocarlas en una bolsa para congelación. Así siempre tendrás pan disponible. Descongela bastante bien, así que puedes dejarlas en la nevera la noche anterior, dejarlas al aire libre unos minutos antes o utiliza el microondas. 

 

Pan de lentejas

 

Cuando desmoldes y cortes el pan te sorprenderá la textura, jugosidad y sabor.

 

¿Te animas a probar este pan? Si lo haces, me encantaría que me comentases el resultado.



 

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29 abril, 2020

Miniguía sobre los Impulsores y Levaduras en la Cocina

Si te estás iniciando en esto de la repostería y la panadería casera, este post probablemente te interesa. Porque ambas, repostería y panadería, requieren un ingrediente importante: la levadura.


Pero no es fan fácil, porque no todas las levaduras son iguales. Porque, sí, hay varios tipos de levadura y cada una tiene sus propiedades y sus usos concretos.


Lo más básico que debes tener en cuenta es que una cosa son los impulsores y otra las levaduras. Los primeros generan una reacción que consigue que las masas suban y queden más esponjosas. Las segundas generan un efecto parecido, pero partiendo de la fermentación. Además, las levaduras le aportan a las masas otras características, según la que se use (sabor, textura, duración del alimento...).


Si quieres saber más sobre el interesante mundo de los impulsores y de las levaduras, ponte el delantal y pasemos a la cocina...


Miniguía sobre los impulsores y levaduras en la cocina


Impulsores


Levadura química


Es la más habitual. La encontrarás en cualquier lugar y se presenta en sobres o en latas.


Este producto funciona con la humedad y el calor. Está compuesto por bicarbonato sódico, un ácido y un antiapelmazante, que suele ser almidón de maíz. También se le añade fosfato de calcio ácido y/o sulfato de aluminio sódico y/o cremor tártaro.


Más que una levadura, se trata de un impulsor químico, puesto que no fermenta.


Este producto te será útil si quieres que las masas suban en el horno, no antes como en el caso de los panes o los brioches.


Es ideal para preparar repostería en general y también para preparar rebozados.


Bizcocho


Bicarbonato sódico


Cuando se mezcla con humedad y con un ácido (limón, vinagre de manzana...) se activa y crea unas burbujitas que son las que consiguen que la mezcla suba. Pero, ojo, hay que aprovechar esta reacción con rapidez, porque pierde efectividad enseguida y tu masa no subirá. Si quieres comprobarlo, pon un poco de bicarbonato y unas gotas de limón en un vaso. Verás que enseguida comienza a aparecer una espuma que sube rápidamente.. y que baja también enseguida. Pues eso es lo que sucede cuando lo pones en la masa.


Si no aporta la cantidad suficiente de ácido, la masa no crecerá lo suficiente, porque no se producirá la reacción química que la provoca. 


Cuando a esta combinación se le añade calor, se descompone en dióxido de carbono (CO₂), que es lo que le va a aportar esponjosidad.


También incrementa el pH de la masa, lo que la mantiene algo blanda incluso cuando se ha finalizado el horneado.


Al igual que la levadura química, realmente es un impulsor, porque no implica fermentación de la masa, sino una reacción química que la hace subir. 


Úsalo cuando no necesites que la masa suba fuera del horno.


El bicarbonato puede aportar algo de sabor, tenlo en cuenta si la receta necesita mucha cantidad. Aunque al añadirle un ácido el sabor se neutraliza o se matiza bastante.


Bicarbonato sobre una tabla con moldes de galletas


Es perfecto cuando la receta requiere algún ácido como limón, vinagre, yogur... porque activará el bicarbonato. También si entre los ingredientes están el suero de leche, buttermilk (suero de leche) o leche cortada con un chorrito de limón (que funciona como sustituto del buttermilk si no lo tienes a mano).


Verás que las masas horneadas con bicarbonato tendrán la miga con agujeros (burbujas de aire) más grandes y se doran un poco menos.


Si la preparación lleva frutas ácidas, la aportará dulzor y le restará acidez.


Úsalo en repostería, pero también puedes emplearlo para panes que no necesiten levado (que suban antes de meterlos en el horno).


Magdalenas


Levaduras


Masa madre


Se trata de un fermento que se consigue a partir de harina integral y agua y que no lleva levadura añadida. La fermentación la producen las bacterias y levaduras que tiene de forma natural la harina, siempre que conserve la cáscara del cereal.


Esa masa madre formada por harina y agua será la que consiga que las masas fermenten, por lo que debes usarla igual que la levadura fresca o en polvo, dejando que leve antes de llevarlas al horno.


Lleva un proceso de elaboración sencillo, pero que requiere tiempo y cariño.


La puedes usar para hacer pan, roscones, bollería, pizzas...


Pan


Algo que caracteriza a los alimentos preparados con masa madre es que son más densos, más sabrosos y que duran en perfecto estado durante más tiempo que los que llevan otras levaduras.


Levadura fresca (prensada)


Como su propio nombre indica, requiere refrigeración para conservarse. Esto es debido a que contiene microorganismos frescos, que son los que actúan sobre la masa.


Sirve para que la masa suba, además de aportarle esponjosidad y sabor.


Se emplea para masas que deban subir antes de meterlas en el horno, como el pan. Esto se debe a que las bacterias y los microorganismos hacen su función de fermentación con temperaturas bajas. Estos microorganismos dejar de perder efectividad y mueren cuando la masa se calienta (a partir de unos 55ºC), por lo que deben haber hecho su trabajo antes de hornear, no durante la cocción. 


Se usa principalmente para preparar pan, aunque también es perfecta para preparar pizzas, empanadas, brioches, roscones...


Brioche


Levadura en polvo o de panadería


Se presenta seca y en granulitos. Es como la fresca, pero que se ha deshidratado, de ahí que aparezca en gránulos.


No requiere refrigeración.


No le aporta sabor al producto, pero sí que consigue que éste quede esponjoso y jugoso.


Se emplean en preparaciones que requieran que la masa crezca fuera del horno. 


Se usa para los mismos fines que la fresca.


Y ahora... ¡que nos pillen con las manos en la masa!







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18 diciembre, 2019

Consejos para Conservar el Pan en Casa

Qué es lo que tendrá el pan que le gusta a (casi) todo el mundo. El aroma del pan recién horneado probablemente sea uno de los más reconfortantes que hay. Y su sabor... qué decir de su sabor. De hecho forma parte de la dieta en Europa, pero también está presente en América, India, Oriente Medio u Oceanía. Y hay cientos de versiones de este alimento básico, con diferentes ingredientes, formas y cocciones.


Pero para disfrutarse, el pan debe estar bien conservado. Porque un pan correoso o duro es difícil de comer. Y si aparece el moho puede ser peligroso para tu salud.


Para conservar el pan en casa en las mejores condiciones, aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a disfrutarlo más y durante más tiempo. 


Consejos para conservar el pan en casa


Lo básico


El mejor consejo para que el pan no se quede duro es comprar el que vas a consumir.


Panes redondos


Los panes de mejor calidad se conservan mejor, por su composición y su forma de cocción. Por eso, un pan barato puede salir más caro si no vas a consumirlo por completo según lo compres.


Cuanto más grande sea el pan, mejor se conservará. Al tener una relación mayor entre volumen y superficie, tardará más en secarse.


Conservación


Si has comprado pan reciente, de ese que todavía está calentito y huele divinamente (¡¡¡hmmmmm!!!), no lo guardes en la bolsa o la panera inmediatamente. Déjalo enfriar antes de guardarlo, porque ese calor lleva consigo humedad, lo que terminará por dejar el pan correoso y susceptible de que aparezca moho si se queda atrapada en la bolsa.


El pan artesano se puede dejar al aire, pero se conserva mejor si lo tapas con un paño de cocina bien limpio (lino o algodón) y que no se haya lavado con suavizante o detergentes fuertes. 


Hogaza de pan envuelta en un paño sostenida por unas manos


Hay quien dice que si se pone una rama de apio o un pedacito de patata en la bolsa del pan se recupera la humedad y su textura crujiente, aunque personalmente no me parece una buena idea. Mezclar alimentos frescos, incluso aunque se hayan lavado bien, con el pan, puede ser fuente de contaminación. Por no hablar de que el pan se puede humedecer en exceso, manchar y adquirir sabor a apio o a patata.


Congelación


La congelación siempre es una buena idea. Si eliges esta forma de conservación, procura congelar en porciones, bien separadas, para que puedas descongelar únicamente lo que vayas a necesitar.


Para congelar, en lugar de papel de aluminio, te recomiendo usar papel de horno. No se pega al alimento y es más fácil de manipular una vez congelado.


Pon las raciones en bolsas herméticas para que se conserven mejor en el congelador y no adquieran olor ni sabor de otros alimentos. Si congelas mucha cantidad, no te olvides de poner la fecha y el tipo de pan que contiene cada bolsa.  


Pan cortado en rebanadas


El pan con la corteza crujiente se puede congelar, aunque corres el riesgo de que al descongelarse, la corteza se descascarille.


El pan blando es perfecto para congelarlo, puesto que apenas sufre con el proceso de congelación y descongelación. 


Descongelar y calentar


Descongela primero en la nevera, después déjalo un rato a temperatura ambiente y consume el pan inmediatamente, porque una vez descongelado se secará y degradará más rápidamente que cuando está fresco.


Si descongelas o calientas el pan en el microondas, quedará más blando al principio, pero se secará y endurecerá enseguida, así que tendrás que consumirlo según lo saques del horno. Y, en cualquier caso, su corteza no quedará crujiente en ningún caso.


Si quieres un pan caliente, es mejor que lo pongas en el horno unos 4-5 minutos a unos 70-80ºC. Si calientas una hogaza, debes aumentar el tiempo y la temperatura. Y no te olvides de humedecerlo antes con un poco de agua, ayudándote de un pulverizador o mojándote ligeramente las manos y salpicándolo, o poniendo un paño húmedo sobre él (con cuidado de que no se queme, claro).


Otra opción es tostarlo, ayudándote de la tostadora, de la plancha o del grill. Pero te cuidado de no excederte con el tiempo, para que no se reseque en exceso. Obviamente esta forma de calentar el pan únicamente es válida para hacer tostadas, canapés, etc. 


Pan tostado


Y si se seca...


Y, en cualquier caso, el pan duro siempre es un recurso interesante, porque es base de nuestra cocina de aprovechamiento. Pan rallado, gazpachos, salmorejos, torrijas, tostadas francesas, picatostes, complemento para albóndigas o hamburguesas, pudines... son sólo algunas de las recetas en las que usar el pan duro.


Cuidado con el moho


Si aparece moho en el pan, tíralo todo. No te conformes con eliminar la parte mohosa, porque el resto, aunque no se perciba a simple vista, puede tener esporas que resulten tóxicas. En este caso, lava bien la bolsa si es de tela o deséchala si es de papel o plástico.


Según el tipo de pan


Pan de barra, chapatas, hogazas y candeales


Estos panes tienen la corteza crujiente y seca, pero la miga blanda y húmeda.


Esta diferencia de texturas, que hacen estos panes tan atractivos, es la que los hace tan complicados a la hora de conservarlos. Primero la humedad de la miga se traslada a la corteza, lo que implica que el pan se queda correoso. Luego esa humedad que ha llegado a la corteza se escapa al exterior, por lo que el pan quedará totalmente seco.


Barras de pan


Por eso lo que hay que evitar es que la humedad de la miga pase a la corteza y que el pan se quede con textura de chicle primero y que se seque después, y eso se consigue con un ambiente seco, aunque pueda parecer incongruente. Para ello debes utilizar bolsas de papel, de tela o incluso recurrir a las tradicionales paneras. Las bolsas de plástico o dejarlo expuesto al aire si el ambiente es muy húmedo son las peores opciones. Puede que así el pan se mantenga blando un poco más, pero su textura correosa y su pérdida de saber será poco atractiva para el paladar.


Este tipo de panes no debes conservarlos en la nevera en ningún caso. Durarán más, pero su textura y sabor cambiarán... a peor.


Pan de molde, de hamburguesa, de perritos calientes y brioches


La forma de cocción de este tipo de pan implica que se reseca menos que otros, puesto que conserva mejor la humedad. Pero esta humedad es la responsable de que se ponga mohoso más fácilmente, en lugar de resecarse.


Justo al contrario que otro tipo de panes, se conserva mejor en bolsas de plástico bien cerradas, para que mantengan su humedad y su sabor.


Pan de molde tipo brioche
 
 
Se puede conservar en el frigorífico (sobre los 5ºC), aunque debes tener en cuenta que la miga tiende a compactarse y es más fácil que aparezca moho. Si no vas a consumirlo rápidamente, mejor congélalo.


Pan tostado, picos, colines y crackers


El pan tostado ha perdido casi completamente su humedad, por lo que se conserva en buenas condiciones durante más tiempo.


Eso sí, debes mantenerlos a salvo de la humedad, para evitar que pierdan textura y sabor. Por eso conviene guardarlos en una bolsa o recipiente que cierre herméticamente.


Y ahora... ¡que lo disfrutes!



 
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La primera vez que apareció el post Consejos para Conservar el Pan en Casa fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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