Antes compraba las bolsas de ensalada ya cortada y lavada, lista para comer, pero no sólo eran muy caras, además su conservación dejaba mucho que desear. La mayor parte de las veces debía tirar la ensalada (¡qué rabia!) antes de que venciese la caducidad, incluso sin haber llegado a abrir la bolsa.
Este problema con la conservación no tenía nada que ver ni con la forma de almacenamiento y conservación en mi nevera ni con el envasado del fabricante: era debido a que los supermercados e hipermercados no tratan el producto de forma adecuada. En algunos casos no mantienen el producto a la temperatura adecuada o rompen la cadena de frío en algún momento, o a la hora de reponer quieren amontonar tantas bolsas en los lineales que acaban por reventar (aunque sea ligeramente) las bolsas con lo que comienza a entrar aire y bacterias que descomponen rápidamente la ensalada.
Como tampoco tengo tiempo para lavar y preparar la ensalada todos los días, pero no quiero renunciar a una alimentación saludable, me decidí a buscar un truco sencillo que me hiciese más fácil la tarea.
Compré en la frutería las variedades de lechugas u otros vegetales de hoja verde que iba a utilizar. Luego lavé cuidadosamente las hojas, las sequé bien en un centrifugador de ensalada hasta que no quedó humedad y las guardé sin cortar en una bolsa con cierre zip para que no perdiesen más nutrientes. Vamos, como si hubiese pasado por el híper y hubiese comprado una bolsa, pero casera y barata en esta ocasión.
Aquí puedes ver mi centrifugador y su resultado...
Y el resultado fue que pude utilizar la mezcla de lechugas durante varios días sin que sus hojas perdiesen un ápice de frescura.
Viendo que la cosa resultaba, me hice con unas bolsas perforadas de Albal, especiales para conservar vegetales. Los pequeños agujeritos que tienen permiten que la ligera humedad que tienen las hojas las mantenga frescas, al mismo tiempo que deja que respiren.
Aquí podéis ver las micro-perforaciones de las bolsas |
Los dos grandes puntos de este truco son el centrifugador y la bolsa de conservación. El centrifugador permite que las hojas se sequen perfectamente sin dañarlas, de forma mucho más eficiente que si se dejan secar en un escurridor o se emplea un papel o paño limpios. Y la bolsa mantiene en perfectas condiciones la ensalada.
El cierre zip o de cremallera es muy útil a la hora de conservar |
Esta forma de preparar y conservar la ensalada te permitirá hacer las mezclas que más te gusten y no tendrás que limitarte a un sólo tipo de lechuga o de la combinacion que a algún fabricante se le haya antojado.
Desde que me apliqué esta técnica ensaladil en casa comemos ensaladas más frescas, variadas y por mucho menos dinero que antes. ¿Os animáis a probarlo o tenéis algún otro truco infalible?
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