24 julio, 2019

Cómo Congelar los Alimentos Adecuadamente

Lo confieso, soy fan de la congelación. Eso sí, siempre congelación de alimentos en crudo o cocinados en casa, nada de precocinados o ultraprocesados. Aunque prefiero los productos frescos, lo cierto es que no siempre se pueden consumir de esa forma. En algunas ocasiones porque no se dispone de tiempo para comprarlos a diario, en otras porque no están disponibles en el mercado o incluso porque no es conveniente comerlos sin pasar por el proceso de congelación, como en el caso del pescado.


Además, la congelación tiene muchas ventajas:


  • Puedes tener todo tipo de alimentos y comidas preparadas disponibles cuando lo necesites.


  • Podrás practicar la cocina de aprovechamiento.

  • Ahorrarás, puesto que podrás adquirir los alimentos en temporada y tenerlos disponibles más adelante, sin pagar más.

  • Si se congela y se descongela adecuadamente, los alimentos mantienen sus nutrientes, aunque en algunos casos puedan perder cualidades organolépticas.

  • En el caso de los pescados, evitarás el riesgo que supone el Anisakis. 


Si (todavía) no eres habitual en esto de la congelación, a continuación comparto contigo información básica para que tu congelador sea el mejor amigo de tu alimentación... y de tu bolsillo.  


Cómo congelar los alimentos adecuadamente


Verduras y hortalizas


En general


Hay una buena cantidad de verduras y hortalizas que puedes congelar tal cual, como las judías verdes, los guisantes, las alcachofas, los pimientos, el brócoli, la coliflor, el romanesco...


Espinacas congeladas


En cualquier caso, el escaldado en cualquier verdura te garantizará una mejor conservación del sabor y de los nutrientes, e incluso del color original. 


Las que contienen mucha agua en su interior, requieren que las escaldes unos segundos en agua hirviendo o que las cuezas, como la berenjena o el calabacín. No te olvides de lavarlas bien antes de cortarlas y escaldarlas.


Las verduras, sobre todo las de hoja verde, que se consumen crudas, como la lechuga, los canónigos o los berros no se pueden congelar.


Tampoco congelan bien el pepino o el tomate. Este último puede congelarlo escaldado o cocido para hacer salsas y sofritos.


La mejor forma de congelar las verduras es hacerlo primero creando una plancha o bandeja en la que los trozos no se apelmacen entre sí. Una vez que estén congeladas, introdúcelas rápidamente en una bolsa para congelados o en un tupper.


Cebolla


La cebolla la puedes congelar cortada, pero pierde textura y algo de sabor, así que no la utilices para consumirla en crudo y déjala para sofritos y guisos en las que vayas a cocinarla. Esto también funciona con el apio o el puerro.


Cebolla cortada sobre  una tabla

 
Patatas

 
Las patatas no congelan bien, porque se vuelven harinosas, insípidas y se oxidan enseguida. La mejor forma de congelar este tubérculo es hacerlo en forma de puré, una vez cocida y triturada. En el caso de los guisos que lleven patata, no hay otra opción, retírala antes de congelarlo, porque se echarán a perder ambos, guiso y patata. Si no quieres tirar la patata que quites del guiso, tritúralas en forma de puré solas o con otras verduras.


Frutas


Las frutas y frutos suelen contener mucha agua, por lo que se pueden congelar, pero el hielo acaba dejándolos blandos y algo descoloridos, incluso en algunos casos aumenta su acidez. Eso significa que nunca tendrán ni el sabor, ni el color ni la textura de la fruta fresca, pero sí que podrás usarlos para hacer batidos, smoothies, helados, granizados, repostería, postres, salsas, mermeladas...


Arándanos congelados


Lava las piezas y sécalas. Si son grandes, córtalas en trozos pequeños y luego congélalas. Si son pequeñas, como los frutos rojos, puedes hacerlo tal cual, primero pasando por la fase de congelación en plano y luego pasándolos a una bolsa.


Plátano


Es una fruta que congela muy bien. Puedes hacerlo pelado y en trozos, o también batido.


Uvas


Lávalas, sécalas y congélalas después. Te servirán para enfriar bebidas a modo de cubitos de hielo deliciosos. 


Uvas


Aguacate


Se puede congelar, aunque luego no podrás consumirlo con las mismas propiedades que fresco. Pero sí que puedes usarlo para untar en tostadas o para hacer salsas o usarlo en repostería, postres o platos salados.


Puedes lavarlo, cortarlo a la mitad y retirar el hueso, congelándolo así. También puedes pelarlo, retirar el hueso, cortarlo en las porciones que vayas a consumir cada vez, envolver esos trozos en papel de horno y luego guardarlas en una bolsa de congelación. Así sólo tendrás que sacar lo que necesites un poco antes poniéndolo en la nevera.


También puedes congelarlo ya triturado.


Si quieres evitar que se oxide, añádele unas gotas de limón.


Lácteos


Queso


Los quesos frescos se pueden congelar, pero pierden sabor y sobre todo textura, porque la congelación provoca que el suero de la leche se separe. Pero, aunque no podrás utilizarlos tal y como lo harías si estuviesen frescos, sí que podrás usarlos para hacer salsas, untables, rellenos, batidos y postres.


Los quesos semicurados y curados admiten mejor la congelación que los frescos, puesto que tienen más grasa y menos agua. En cuanto a su textura, pueden volverse algo más harinosos. Su sabor y su aroma también se verán algo mermados.


Quesos


Si el queso está muy curado y muy duro, es mejor que lo ralles antes de congelar, porque si lo congelas en trozos, luego no podrás cortarlo. 


Acuérdate de congelar los quesos en porciones para consumir inmediatamente, porque no se conservarán bien en la nevera más de 1-2 días. Así que olvídate de congelar quesos enteros o cuñas excesivamente grandes.


También es importante que compruebes que tanto el queso como su corteza no tienen moho. Si lo tienen, retíralo cuidadosamente.


Leche


La leche se puede congelar, pero al descongelar, el suero de la leche se separará y esta aparecerá como "cortada", con grumos. Eso no significa que no se pueda consumir, aunque únicamente te recomiendo hacerlo si vas a utilizarla para cocinar. Es importante que la leche sólo la congeles en casa si tienes un congelador con función ultrarrápida o exprés, porque si se congela despacio la leche se podría estropear al descongelarse.


Vaso y jarra con leche


Si quieres que se descongele mejor, déjala en la nevera hasta que se estabilicen las proteínas, las grasas y otros nutrientes.


Nata


Se puede congelar, pero si tiene poca grasa, le ocurrirá lo mismo que a la leche. Así que si vas a congelar la nata, procura que tenga un contenido grado de un 40% o más.


Mantequilla


Puedes congelarla sin problemas, puesto que su contenido graso es muy alto.


Carnes


La carne soporta perfectamente la congelación, aunque hay algunas precauciones que debes tomar.


Procura congelar según llegues a casa y evita, siempre que puedas, hacerlo con piezas que ya lleven varios días en la nevera.


Carne sobre hielo y otros ingredientes


Congela en porciones, para evitar tener que descongelar cantidades muy grandes que luego tendrás que consumir rápidamente. Una forma de separar las porciones y facilitar la descongelación es utilizar papel de horno. Envuelve las porciones y luego almacénalas en bolsas o tuppers. Así podrás sacar fácilmente lo que necesites. Procura que la carne esté bien protegida en sus envases para que no se reseque o se queme, y para que no adquiera olores o sabores extraños.


Limpia bien la carne antes de congelarla ayudándote de un papel de cocina, pero no la laves, sobre todo en el caso del pollo.


Elimina la grasa y los desperdicios antes de congelar. 


Pescados


A los pescados les sucede lo mismo que a las carnes, congelan muy bien. De hecho, la congelación es casi obligatoria si quieres evitar el temido Anisakis. Si no quieres tomar el pescado muy pasado, tendrás que congelar antes, puesto que únicamente una temperatura relativamente elevada en el interior del alimento, evita ese parásito.


Lava el pescado antes de congelar, mejor con agua salada. Y sécalo bien, para no añadir agua que pueda hacer cristales de hielo en el exterior del alimento.  


Salmón sobre hielo


Elimina las vísceras antes de congelar.


Como en el caso de las carnes, congela en porciones.


Los mariscos como las nécoras, centollas y centollos, se deben cocer antes de congelar. Las almejas y los berberechos se congelan frescos. Las gambas y langostinos se puede congelar tanto crudos como cocidos, a tu elección.


Congela únicamente pescados y mariscos muy frescos y comprados en establecimientos de confianza. 


Huevos


Para congelarlos enteros, debes romperlo e introducir su contenido en un recipiente hermético, pero sin llenarlo hasta el borde, puesto que la clara y la yema aumentan de tamaño y así evitarás que se rompa en envase o que se salga su contenido en el congelador. Precisamente por esa capacidad de aumentar de tamaño, nunca debes congelar los huevos con su cáscara.


Para conservar yema y clara de manera independiente, únicamente tienes que separarlas e introducir cada una en un recipiente diferente. Eso sí, ten en cuenta que la clara congelada se montará peor, en caso de la necesites a punto de nieve.


Huevos


Si quieres congelar huevo batido, puedes hacerlo sin problemas. Eso sí, en el caso de la yema, el frío consigue que la yema se quede pastosa (las proteínas se endurecen). Si no quieres que esto suceda, únicamente tendrás que añadir un ácido (unas gotas de vinagre o de limón), una pizca de sal o de azúcar para que el huevo batido conserve su textura fluida.


Platos cocinados


Caldos


Congelan estupendamente al contener una parte mayoritaria de agua, así que aprovecha para hacer grandes y congélalos en las porciones que vayas a necesitar. Es la mejor forma de tener caldo casero para tomar en cualquier momento o para utilizarlos para cocinar.


Boles de sopa


Guisos


Si tu guiso tiene mucho caldo, separa éste del resto y congélalos por separado.


Guiso casero


Arroces


Los arroces se pueden congelar una vez cocinados, pero perderán sabor y textura. Si se trata de arroz cocido, puedes ponerle un poco de aceite de oliva para facilitar la descongelación y el mantenimiento de sus cualidades.


Pasta


Para conservar su sabor, aroma y textura, cuécela unos minutos menos de lo habitual, puesto que luego tendrás que calentarla y si no lo haces, correrás el riesgo de que se pase o se quede muy seca.


Si la congelas sin aderezo, acuérdate de ponerle un poquito de aceite de oliva para facilitar la descongelación.


Pasta en un tenedor


Si puedes, evita descongelar y calentar en el microondas o el horno, y hazlo mejor al baño María o incluso en una sartén con el fuego muy bajo.


Fritos


No se deben congelar, porque se quedan blandos y con exceso de humedad.


Salsas


Las salsas emulsionadas como la mayonesa, la salsa rosa o el alioli; las salsas que llevan harina como la bechamel; incluso las que llevan nata como la carbonara (no la auténtica italiana que no la incluye en su receta original) no se pueden congelar, porque al descongelarse se "cortan".


Salsa


El hummus y el guacamole, por ejemplo, sí que se pueden congelar. En el caso del hummus, ponle un chorrito de aceite de oliva antes de ponerlo en el congelador. En el del aguacate, ponle unas gotas de aceite de limón.


Pan


Se puede congelar perfectamente. Eso sí, hazlo siempre en porciones, ya sean panecillos o rebanadas, y consérvalo dentro de una bolsa. Puedes envolver las porciones en papel de horno. Luego sólo tendrás que dejar la porción para que se descongele en la nevera un rato o incluso a temperatura ambiente. También puedes ponerlo directamente en la plancha, la tostadora o el microondas si te gusta calentito (pero unos pocos segundos para que no se caliente en exceso ni se queme) y consúmelo inmediatamente.


Pan integral


Azúcar moreno


Es uno de los alimentos que mejor congelan. Únicamente tendrás que ponerlo en una bolsa y sacar lo que necesites. No tendrás ni que descongelarlo siquiera. Esto evitará el típico (y molesto) apelmazamiento que sufre este tipo de azúcar si no lo consumes enseguida.  


Azúcar moreno

 
Consejos imprescindibles


  • Congela rápidamente los alimentos para evitar que se puedan degradar, tanto si son frescos como si están cocinados.

  • Ten presente siempre que los microorganismos dañinos que pueda haber en el alimento no mueren con la congelación, no desaparecen, sino que hibernan. A partir de que comience el proceso de descongelación, volverán a proliferar con la humedad y los nutrientes que ya estarán disponibles para ellos como en un buffet libre para bacterias. Por eso es fundamental que los alimentos que congeles estén frescos, que estén limpios y que los manipules de la forma más higiénica posible.

  • Evita congelar alimentos que ya se hayan descongelado previamente.

  • No congeles nunca los alimentos en sus latas o envases de cartón. Pásalos a un envase de cristal, plástico o a una bolsa de congelación.

  • Las bolsas de congelación son muy útiles, sobre todo las que tienen cierre de cremallera (zip). Procura eliminar la mayor parte de aire antes de cerrar la bolsa, así reducirás el oxígeno que pueda haber en ella y que pueda servir de alimento a las bacterias antes de que se congele. Si son sin cierre de cremallera, puedes utilizar pinzas para cerrarlas. 

  • Pon siempre el nombre del alimento que vas a congelar, así como su fecha de congelación. Una vez que el hielo se hace presente, es difícil identificar lo que está en cada envase, lo que te obligará a abrir el tupper, la bolsa o a desenvolver el paquete, lo que expondrá innecesariamente el alimento al calor y al aire.


Espero que este post no te haya dejado helada (o helado), pero sí que lo hayas encontrado interesante... y fresco.  




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La primera vez que apareció el post Cómo Congelar los Alimentos Adecuadamente fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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