Qué es lo que tendrá el pan que le gusta a (casi) todo el mundo. El aroma del pan recién horneado probablemente sea uno de los más reconfortantes que hay. Y su sabor... qué decir de su sabor. De hecho forma parte de la dieta en Europa, pero también está presente en América, India, Oriente Medio u Oceanía. Y hay cientos de versiones de este alimento básico, con diferentes ingredientes, formas y cocciones.
Pero para disfrutarse, el pan debe estar bien conservado. Porque un pan correoso o duro es difícil de comer. Y si aparece el moho puede ser peligroso para tu salud.
Para conservar el pan en casa en las mejores condiciones, aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a disfrutarlo más y durante más tiempo.
Lo básico
El mejor consejo para que el pan no se quede duro es comprar el que vas a consumir.
Los panes de mejor calidad se conservan mejor, por su composición y
su forma de cocción. Por eso, un pan barato puede salir más caro si no
vas a consumirlo por completo según lo compres.
Cuanto más grande sea el pan, mejor se conservará. Al tener una relación mayor entre volumen y superficie, tardará más en secarse.
Conservación
Si has comprado pan reciente, de ese que todavía está calentito y huele divinamente (¡¡¡hmmmmm!!!), no lo guardes en la bolsa o la panera inmediatamente. Déjalo enfriar antes de guardarlo, porque ese calor lleva consigo humedad, lo que terminará por dejar el pan correoso y susceptible de que aparezca moho si se queda atrapada en la bolsa.
El pan artesano se puede dejar al aire, pero se conserva mejor si lo tapas con un paño de cocina bien limpio (lino o algodón) y que no se haya lavado con suavizante o detergentes fuertes.
Hay quien dice que si se pone una rama de apio o un pedacito de patata
en la bolsa del pan se recupera la humedad y su textura crujiente,
aunque personalmente no me parece una buena idea. Mezclar alimentos
frescos, incluso aunque se hayan lavado bien, con el pan, puede ser
fuente de contaminación. Por no hablar de que el pan se puede humedecer
en exceso, manchar y adquirir sabor a apio o a patata.
Congelación
La congelación siempre es una buena idea. Si eliges esta forma de conservación, procura congelar en porciones, bien separadas, para que puedas descongelar únicamente lo que vayas a necesitar.
Para congelar, en lugar de papel de aluminio, te recomiendo usar papel de horno. No se pega al alimento y es más fácil de manipular una vez congelado.
Pon las raciones en bolsas herméticas para que se conserven mejor en el congelador y no adquieran olor ni sabor de otros alimentos. Si congelas mucha cantidad, no te olvides de poner la fecha y el tipo de pan que contiene cada bolsa.
El pan con la corteza crujiente se puede congelar, aunque corres el riesgo de que al descongelarse, la corteza se descascarille.
El pan blando es perfecto para congelarlo, puesto que apenas sufre con el proceso de congelación y descongelación.
Descongelar y calentar
Descongela primero en la nevera, después déjalo un rato a temperatura ambiente y consume el pan inmediatamente, porque una vez descongelado se secará y degradará más rápidamente que cuando está fresco.
Si descongelas o calientas el pan en el microondas, quedará más blando al principio, pero se secará y endurecerá enseguida, así que tendrás que consumirlo según lo saques del horno. Y, en cualquier caso, su corteza no quedará crujiente en ningún caso.
Si quieres un pan caliente, es mejor que lo pongas en el horno unos 4-5 minutos a unos 70-80ºC. Si calientas una hogaza, debes aumentar el tiempo y la temperatura. Y no te olvides de humedecerlo antes con un poco de agua, ayudándote de un pulverizador o mojándote ligeramente las manos y salpicándolo, o poniendo un paño húmedo sobre él (con cuidado de que no se queme, claro).
Otra opción es tostarlo, ayudándote de la tostadora, de la plancha o del grill. Pero te cuidado de no excederte con el tiempo, para que no se reseque en exceso. Obviamente esta forma de calentar el pan únicamente es válida para hacer tostadas, canapés, etc.
Y si se seca...
Y, en cualquier caso, el pan duro siempre es un recurso interesante, porque es base de nuestra cocina de aprovechamiento. Pan
rallado, gazpachos, salmorejos, torrijas, tostadas francesas,
picatostes, complemento para albóndigas o hamburguesas, pudines... son
sólo algunas de las recetas en las que usar el pan duro.
Cuidado con el moho
Si aparece moho en el pan, tíralo todo. No te conformes con eliminar la parte mohosa, porque el resto, aunque no se perciba a simple vista, puede tener esporas que resulten tóxicas. En este caso, lava bien la bolsa si es de tela o deséchala si es de papel o plástico.
Según el tipo de pan
Pan de barra, chapatas, hogazas y candeales
Estos panes tienen la corteza crujiente y seca, pero la miga blanda y húmeda.
Esta diferencia de texturas, que hacen estos panes tan atractivos, es la que los hace tan complicados a la hora de conservarlos. Primero la humedad de la miga se traslada a la corteza, lo que implica que el pan se queda correoso. Luego esa humedad que ha llegado a la corteza se escapa al exterior, por lo que el pan quedará totalmente seco.
Por eso lo que hay que evitar es que la humedad de la miga pase a la corteza y que el pan se quede con textura de chicle primero y que se seque después, y eso se consigue con un ambiente seco, aunque pueda parecer incongruente. Para ello debes utilizar bolsas de papel, de tela o incluso recurrir a las tradicionales paneras. Las bolsas de plástico o dejarlo expuesto al aire si el ambiente es muy húmedo son las peores opciones. Puede que así el pan se mantenga blando un poco más, pero su textura correosa y su pérdida de saber será poco atractiva para el paladar.
Este tipo de panes no debes conservarlos en la nevera en ningún caso. Durarán más, pero su textura y sabor cambiarán... a peor.
Pan de molde, de hamburguesa, de perritos calientes y brioches
La forma de cocción de este tipo de pan implica que se reseca menos que otros, puesto que conserva mejor la humedad. Pero esta humedad es la responsable de que se ponga mohoso más fácilmente, en lugar de resecarse.
Justo al contrario que otro tipo de panes, se conserva mejor en bolsas de plástico bien cerradas, para que mantengan su humedad y su sabor.
Se puede conservar en el frigorífico (sobre los 5ºC), aunque debes tener en cuenta que la miga tiende a compactarse y es más fácil que aparezca moho. Si no vas a consumirlo rápidamente, mejor congélalo.
Pan tostado, picos, colines y crackers
El pan tostado ha perdido casi completamente su humedad, por lo que se conserva en buenas condiciones durante más tiempo.
Eso sí, debes mantenerlos a salvo de la humedad, para evitar que pierdan textura y sabor. Por eso conviene guardarlos en una bolsa o recipiente que cierre herméticamente.
Y ahora... ¡que lo disfrutes!
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La primera vez que apareció el post Consejos para Conservar el Pan en Casa fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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