31 julio, 2019

Cuidados para las Orejas: las Grandes Olvidadas del Rostro

La mayoría de nosotras cuidados nuestro rostro a diario, con una rutina de belleza tanto por la mañana como por la noche. Nos limpiamos la piel, la exfoliamos, la hidratamos y la tratamos para que esté sana y bonita. Pero se produce un fenómeno curioso, parece que el rostro tiene fronteras que no cruzamos, en algunos casos con lógica, como en la línea del cabello.


Pero hay otras zonas que hay que tratar igual que el resto del rostro, como el cuello, el escote....y las orejas. Y, aunque en otros posts te hablaré el cuidado de cuello y escote, en esta ocasión quiero darte algunos consejos para ocuparte de esas grandes olvidadas en nuestros rituales de belleza: las orejas


Cuidados para las orejas: las grandes olvidadas del rostro


Limpia


A la hora de limpiar tus orejas en el interior, recuerda que no debes utilizar bastoncillos de algodón, porque puedes dañar los oídos, además de acabar con tapones de cera, al ir empujándola hacia el interior con cada aplicación.


Hay quien recomienda usar los bastoncillos para limpiar el exterior, pero si te lavas las orejas en la ducha (con cuidado) con frecuencia, tanto el interior como el exterior se limpiarán, por lo que no son imprescindibles.
 

Bastoncillos de algodón con un aspa roja cruzándolos


El exterior lo puedes limpiar también con un jabón suave cuando limpies tu rostro (puede ser el mismo producto que emplees para esa zona) o incluso con un algodón con agua micelar.


Si necesitas un tratamiento extra, puedes utilizar algún spray de los que venden en las farmacias.


Y, siempre que mojes tus orejas y oídos, acuérdate de secarlos bien y con mimo


Si en caso de que notes que tienes mucho cerumen, que te causa molestias, ni lo dudes, acude a tu especialista.


Desmaquilla


Si te has aplicado base o un toque de iluminador, de blush o de polvos de sol en los lóbulos de las orejas, no te olvides de desmaquillarlas.


En caso de que te extrañe que mencione el desmaquillado en la zona de las orejas, ten en cuenta que el iluminador te aportará luz en el rostro (aplicado en el lóbulo y en la parte superior) sin quedar excesivo, y queda perfecto si llevas el cabello recogido. El colorete o los polvos de sol (un toquecito nada más) te dará un aspecto más saludable y juvenil.


Sérum de ácido hialurónico


Si tienes tendencia a que se te resequen o han perdido firmeza y jugosidad, el ácido hialurónico en forma de sérum es una excelente ayuda, ya que hidratará y "rellenará" los lóbulos de tus orejas.


Crema hidratante


Utiliza la misma crema que la que emplees para el rostro, nunca la corporal. Las orejas necesitan hidratación, sobre todo en la zona del lóbulo y en la parte trasera.


Crema facial


Protector solar 


Las orejas son unas de las grandes olvidadas a la hora de protegernos del sol... y realmente son una de las zonas más expuestas y en las que más frecuentemente se dar el cáncer de piel, junto con la nariz, la frente o el cuero cabelludo (en las personas con calvicie). Así que, aplica el protector que te pongas en el rostro también en las orejas, sobre todo en la zona superior, y reaplica cuando sea necesario.


Si quieres añadir un plus de protección, a tu producto con SPF, añádele un sombrero que proteja tus orejas. 


Y, si se te queman, aplícales aftersun o áloe vera para paliar los efectos del sol.


Chica con pamela


Ten cuidado a la hora de dormir


Si tienes tendencia a dormir de lado, puede que las orejas se doblen, si esto sucede día tras día, puedes acabar con arrugas en el lóbulo de la oreja.


No duermas con pendientes


Pueden acabar haciéndote daño, clavándose en tu piel, rasgando los lóbulos o deformándolos. Quítatelos por la noche y vuelve a ponértelos por la mañana y tus lindas orejitas te lo agradecerán.


Chica durmiendo boca abajo sobre una almohada


Evita los pendientes con mucho peso, o al menos dosifica su uso.


Por muy bonitos que sean, acabarán deformando los lóbulos y, si no son de clip, incluso pueden llegar a rasgarlos. Aunque sean muy voluminosos, es importante que pesen poco.


Perfil de mujer con pendientes en la oreja


Si algún día quieres lucir unos pendientes que pesen mucho, utiliza mi truco del esparadrapo, porque funciona. Pon un pequeño trocito de esparadrapo con un tejido resistente y un adhesivo ultrafuerte detrás de las orejas (con cuidado de que no se vea por delante), pégalo bien sobre la piel, y termina pinchando el pendiente en el agujero de oreja y pasándolo también por el esparadrapo. Esto crea una especie de sujeción extra que asegurará el pendiente en su sitio, pero sin colgar con todo su peso del agujero del lóbulo de tu oreja.


Si te vas a perforar las orejas, que te lo haga un profesional


Esto es importante, porque te practicarán los agujeros simétricos, en el lugar correcto y, sobre todo, lo harán con todas las garantías de seguridad e higiene. Evita los trucos caseros para perforar las orejas, porque son garantía de infección... y lo digo por experiencia. Cuando era mucho más joven he hice orificios extras y tuve dolores y molestas infecciones como regalo.


Si se te infecta una oreja recién perforada


Deja de ponerte los pendientes y acude al médico, o al menos consulta con tu farmacéutico de confianza. Aunque pueda parecer un asunto menor, cualquier infección puede convertirse en un problema más serio, por lo que conviene siempre consultar con un profesional. Aunque la mayoría pensamos que sabemos cómo hacer frente a estas cosas, solemos equivocarnos.


¿Tienes algún consejo más para cuidar las orejas? Soy toda oídos...




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24 julio, 2019

Cómo Congelar los Alimentos Adecuadamente

Lo confieso, soy fan de la congelación. Eso sí, siempre congelación de alimentos en crudo o cocinados en casa, nada de precocinados o ultraprocesados. Aunque prefiero los productos frescos, lo cierto es que no siempre se pueden consumir de esa forma. En algunas ocasiones porque no se dispone de tiempo para comprarlos a diario, en otras porque no están disponibles en el mercado o incluso porque no es conveniente comerlos sin pasar por el proceso de congelación, como en el caso del pescado.


Además, la congelación tiene muchas ventajas:


  • Puedes tener todo tipo de alimentos y comidas preparadas disponibles cuando lo necesites.


  • Podrás practicar la cocina de aprovechamiento.

  • Ahorrarás, puesto que podrás adquirir los alimentos en temporada y tenerlos disponibles más adelante, sin pagar más.

  • Si se congela y se descongela adecuadamente, los alimentos mantienen sus nutrientes, aunque en algunos casos puedan perder cualidades organolépticas.

  • En el caso de los pescados, evitarás el riesgo que supone el Anisakis. 


Si (todavía) no eres habitual en esto de la congelación, a continuación comparto contigo información básica para que tu congelador sea el mejor amigo de tu alimentación... y de tu bolsillo.  


Cómo congelar los alimentos adecuadamente


Verduras y hortalizas


En general


Hay una buena cantidad de verduras y hortalizas que puedes congelar tal cual, como las judías verdes, los guisantes, las alcachofas, los pimientos, el brócoli, la coliflor, el romanesco...


Espinacas congeladas


En cualquier caso, el escaldado en cualquier verdura te garantizará una mejor conservación del sabor y de los nutrientes, e incluso del color original. 


Las que contienen mucha agua en su interior, requieren que las escaldes unos segundos en agua hirviendo o que las cuezas, como la berenjena o el calabacín. No te olvides de lavarlas bien antes de cortarlas y escaldarlas.


Las verduras, sobre todo las de hoja verde, que se consumen crudas, como la lechuga, los canónigos o los berros no se pueden congelar.


Tampoco congelan bien el pepino o el tomate. Este último puede congelarlo escaldado o cocido para hacer salsas y sofritos.


La mejor forma de congelar las verduras es hacerlo primero creando una plancha o bandeja en la que los trozos no se apelmacen entre sí. Una vez que estén congeladas, introdúcelas rápidamente en una bolsa para congelados o en un tupper.


Cebolla


La cebolla la puedes congelar cortada, pero pierde textura y algo de sabor, así que no la utilices para consumirla en crudo y déjala para sofritos y guisos en las que vayas a cocinarla. Esto también funciona con el apio o el puerro.


Cebolla cortada sobre  una tabla

 
Patatas

 
Las patatas no congelan bien, porque se vuelven harinosas, insípidas y se oxidan enseguida. La mejor forma de congelar este tubérculo es hacerlo en forma de puré, una vez cocida y triturada. En el caso de los guisos que lleven patata, no hay otra opción, retírala antes de congelarlo, porque se echarán a perder ambos, guiso y patata. Si no quieres tirar la patata que quites del guiso, tritúralas en forma de puré solas o con otras verduras.


Frutas


Las frutas y frutos suelen contener mucha agua, por lo que se pueden congelar, pero el hielo acaba dejándolos blandos y algo descoloridos, incluso en algunos casos aumenta su acidez. Eso significa que nunca tendrán ni el sabor, ni el color ni la textura de la fruta fresca, pero sí que podrás usarlos para hacer batidos, smoothies, helados, granizados, repostería, postres, salsas, mermeladas...


Arándanos congelados


Lava las piezas y sécalas. Si son grandes, córtalas en trozos pequeños y luego congélalas. Si son pequeñas, como los frutos rojos, puedes hacerlo tal cual, primero pasando por la fase de congelación en plano y luego pasándolos a una bolsa.


Plátano


Es una fruta que congela muy bien. Puedes hacerlo pelado y en trozos, o también batido.


Uvas


Lávalas, sécalas y congélalas después. Te servirán para enfriar bebidas a modo de cubitos de hielo deliciosos. 


Uvas


Aguacate


Se puede congelar, aunque luego no podrás consumirlo con las mismas propiedades que fresco. Pero sí que puedes usarlo para untar en tostadas o para hacer salsas o usarlo en repostería, postres o platos salados.


Puedes lavarlo, cortarlo a la mitad y retirar el hueso, congelándolo así. También puedes pelarlo, retirar el hueso, cortarlo en las porciones que vayas a consumir cada vez, envolver esos trozos en papel de horno y luego guardarlas en una bolsa de congelación. Así sólo tendrás que sacar lo que necesites un poco antes poniéndolo en la nevera.


También puedes congelarlo ya triturado.


Si quieres evitar que se oxide, añádele unas gotas de limón.


Lácteos


Queso


Los quesos frescos se pueden congelar, pero pierden sabor y sobre todo textura, porque la congelación provoca que el suero de la leche se separe. Pero, aunque no podrás utilizarlos tal y como lo harías si estuviesen frescos, sí que podrás usarlos para hacer salsas, untables, rellenos, batidos y postres.


Los quesos semicurados y curados admiten mejor la congelación que los frescos, puesto que tienen más grasa y menos agua. En cuanto a su textura, pueden volverse algo más harinosos. Su sabor y su aroma también se verán algo mermados.


Quesos


Si el queso está muy curado y muy duro, es mejor que lo ralles antes de congelar, porque si lo congelas en trozos, luego no podrás cortarlo. 


Acuérdate de congelar los quesos en porciones para consumir inmediatamente, porque no se conservarán bien en la nevera más de 1-2 días. Así que olvídate de congelar quesos enteros o cuñas excesivamente grandes.


También es importante que compruebes que tanto el queso como su corteza no tienen moho. Si lo tienen, retíralo cuidadosamente.


Leche


La leche se puede congelar, pero al descongelar, el suero de la leche se separará y esta aparecerá como "cortada", con grumos. Eso no significa que no se pueda consumir, aunque únicamente te recomiendo hacerlo si vas a utilizarla para cocinar. Es importante que la leche sólo la congeles en casa si tienes un congelador con función ultrarrápida o exprés, porque si se congela despacio la leche se podría estropear al descongelarse.


Vaso y jarra con leche


Si quieres que se descongele mejor, déjala en la nevera hasta que se estabilicen las proteínas, las grasas y otros nutrientes.


Nata


Se puede congelar, pero si tiene poca grasa, le ocurrirá lo mismo que a la leche. Así que si vas a congelar la nata, procura que tenga un contenido grado de un 40% o más.


Mantequilla


Puedes congelarla sin problemas, puesto que su contenido graso es muy alto.


Carnes


La carne soporta perfectamente la congelación, aunque hay algunas precauciones que debes tomar.


Procura congelar según llegues a casa y evita, siempre que puedas, hacerlo con piezas que ya lleven varios días en la nevera.


Carne sobre hielo y otros ingredientes


Congela en porciones, para evitar tener que descongelar cantidades muy grandes que luego tendrás que consumir rápidamente. Una forma de separar las porciones y facilitar la descongelación es utilizar papel de horno. Envuelve las porciones y luego almacénalas en bolsas o tuppers. Así podrás sacar fácilmente lo que necesites. Procura que la carne esté bien protegida en sus envases para que no se reseque o se queme, y para que no adquiera olores o sabores extraños.


Limpia bien la carne antes de congelarla ayudándote de un papel de cocina, pero no la laves, sobre todo en el caso del pollo.


Elimina la grasa y los desperdicios antes de congelar. 


Pescados


A los pescados les sucede lo mismo que a las carnes, congelan muy bien. De hecho, la congelación es casi obligatoria si quieres evitar el temido Anisakis. Si no quieres tomar el pescado muy pasado, tendrás que congelar antes, puesto que únicamente una temperatura relativamente elevada en el interior del alimento, evita ese parásito.


Lava el pescado antes de congelar, mejor con agua salada. Y sécalo bien, para no añadir agua que pueda hacer cristales de hielo en el exterior del alimento.  


Salmón sobre hielo


Elimina las vísceras antes de congelar.


Como en el caso de las carnes, congela en porciones.


Los mariscos como las nécoras, centollas y centollos, se deben cocer antes de congelar. Las almejas y los berberechos se congelan frescos. Las gambas y langostinos se puede congelar tanto crudos como cocidos, a tu elección.


Congela únicamente pescados y mariscos muy frescos y comprados en establecimientos de confianza. 


Huevos


Para congelarlos enteros, debes romperlo e introducir su contenido en un recipiente hermético, pero sin llenarlo hasta el borde, puesto que la clara y la yema aumentan de tamaño y así evitarás que se rompa en envase o que se salga su contenido en el congelador. Precisamente por esa capacidad de aumentar de tamaño, nunca debes congelar los huevos con su cáscara.


Para conservar yema y clara de manera independiente, únicamente tienes que separarlas e introducir cada una en un recipiente diferente. Eso sí, ten en cuenta que la clara congelada se montará peor, en caso de la necesites a punto de nieve.


Huevos


Si quieres congelar huevo batido, puedes hacerlo sin problemas. Eso sí, en el caso de la yema, el frío consigue que la yema se quede pastosa (las proteínas se endurecen). Si no quieres que esto suceda, únicamente tendrás que añadir un ácido (unas gotas de vinagre o de limón), una pizca de sal o de azúcar para que el huevo batido conserve su textura fluida.


Platos cocinados


Caldos


Congelan estupendamente al contener una parte mayoritaria de agua, así que aprovecha para hacer grandes y congélalos en las porciones que vayas a necesitar. Es la mejor forma de tener caldo casero para tomar en cualquier momento o para utilizarlos para cocinar.


Boles de sopa


Guisos


Si tu guiso tiene mucho caldo, separa éste del resto y congélalos por separado.


Guiso casero


Arroces


Los arroces se pueden congelar una vez cocinados, pero perderán sabor y textura. Si se trata de arroz cocido, puedes ponerle un poco de aceite de oliva para facilitar la descongelación y el mantenimiento de sus cualidades.


Pasta


Para conservar su sabor, aroma y textura, cuécela unos minutos menos de lo habitual, puesto que luego tendrás que calentarla y si no lo haces, correrás el riesgo de que se pase o se quede muy seca.


Si la congelas sin aderezo, acuérdate de ponerle un poquito de aceite de oliva para facilitar la descongelación.


Pasta en un tenedor


Si puedes, evita descongelar y calentar en el microondas o el horno, y hazlo mejor al baño María o incluso en una sartén con el fuego muy bajo.


Fritos


No se deben congelar, porque se quedan blandos y con exceso de humedad.


Salsas


Las salsas emulsionadas como la mayonesa, la salsa rosa o el alioli; las salsas que llevan harina como la bechamel; incluso las que llevan nata como la carbonara (no la auténtica italiana que no la incluye en su receta original) no se pueden congelar, porque al descongelarse se "cortan".


Salsa


El hummus y el guacamole, por ejemplo, sí que se pueden congelar. En el caso del hummus, ponle un chorrito de aceite de oliva antes de ponerlo en el congelador. En el del aguacate, ponle unas gotas de aceite de limón.


Pan


Se puede congelar perfectamente. Eso sí, hazlo siempre en porciones, ya sean panecillos o rebanadas, y consérvalo dentro de una bolsa. Puedes envolver las porciones en papel de horno. Luego sólo tendrás que dejar la porción para que se descongele en la nevera un rato o incluso a temperatura ambiente. También puedes ponerlo directamente en la plancha, la tostadora o el microondas si te gusta calentito (pero unos pocos segundos para que no se caliente en exceso ni se queme) y consúmelo inmediatamente.


Pan integral


Azúcar moreno


Es uno de los alimentos que mejor congelan. Únicamente tendrás que ponerlo en una bolsa y sacar lo que necesites. No tendrás ni que descongelarlo siquiera. Esto evitará el típico (y molesto) apelmazamiento que sufre este tipo de azúcar si no lo consumes enseguida.  


Azúcar moreno

 
Consejos imprescindibles


  • Congela rápidamente los alimentos para evitar que se puedan degradar, tanto si son frescos como si están cocinados.

  • Ten presente siempre que los microorganismos dañinos que pueda haber en el alimento no mueren con la congelación, no desaparecen, sino que hibernan. A partir de que comience el proceso de descongelación, volverán a proliferar con la humedad y los nutrientes que ya estarán disponibles para ellos como en un buffet libre para bacterias. Por eso es fundamental que los alimentos que congeles estén frescos, que estén limpios y que los manipules de la forma más higiénica posible.

  • Evita congelar alimentos que ya se hayan descongelado previamente.

  • No congeles nunca los alimentos en sus latas o envases de cartón. Pásalos a un envase de cristal, plástico o a una bolsa de congelación.

  • Las bolsas de congelación son muy útiles, sobre todo las que tienen cierre de cremallera (zip). Procura eliminar la mayor parte de aire antes de cerrar la bolsa, así reducirás el oxígeno que pueda haber en ella y que pueda servir de alimento a las bacterias antes de que se congele. Si son sin cierre de cremallera, puedes utilizar pinzas para cerrarlas. 

  • Pon siempre el nombre del alimento que vas a congelar, así como su fecha de congelación. Una vez que el hielo se hace presente, es difícil identificar lo que está en cada envase, lo que te obligará a abrir el tupper, la bolsa o a desenvolver el paquete, lo que expondrá innecesariamente el alimento al calor y al aire.


Espero que este post no te haya dejado helada (o helado), pero sí que lo hayas encontrado interesante... y fresco.  




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17 julio, 2019

Cómo Maquillarse en Verano

Maquillarse en verano no es una tarea fácil, no nos vamos a engañar. La luz intensa que hay durante buen aparte del día y que pone el foco sobre la piel y el maquillaje, el calor, el sudor, el aire acondicionado, los efectos de la sal y del cloro sobre la piel y los efectos del sol no son los mejores aliados para que el maquillaje quede perfecto o para que dure sobre la piel más allá de unos minutos.


Pero el hecho de que maquillarse bien durante la época más cálida del año, no quiere decir que sea imposible, ni mucho menos. Con algunos trucos y consejos podrás conseguir el maquillaje perfecto durante el verano


Cómo maquillarse en verano


Prepara la piel


Exfoliación


En verano también debes exfoliar tu piel. Este gesto eliminará las células muertas y preparará la piel para hidratarla y maquillarla después.


Eso sí, emplea fórmulas suaves y con la frecuencia necesaria para tu tipo de piel.


Y no te olvides de exfoliar también los labios, porque es fácil que con el sol y el calor se resequen y aparezcan pellejitos y grietas.


Hidratación


El hecho de que en verano se sude más y que nuestra piel aparezca con brillos no implica que haya que renunciar a la hidratación, de hecho, hay que hacerlo más que nunca, puesto que el calor y el aire acondicionado resecan en gran medida.


Lo que sí es importante es que utilices cremas con texturas fluidas y que estén libres de aceites y que sean no comedogénicas, esto te garantizará que no tendrás una piel con aspecto grasiento y que no se te obstruirán los poros y aparecerán granitos.


Cremas y lociones sobre hojas y flores


Emplea productos apropiados para tu tipo de piel, obviamente, y no uses la crema de noche para el día, porque ni su formulación ni su textura son las adecuadas para el día. Ni en verano, ni tampoco en ninguna otra estación. 


Deja pasar unos instantes antes de maquillarte, para que la crema se absorba al máximo.


Protección


En verano (y durante todo el año también), deberías llevar protección solar antes de ponerte tu base de maquillaje, salvo que esta última ya lo incorpore en su formulación.


Salvo que se trate de una bruma protectora, siempre tendrás que ponerlo antes de la base, puesto que si la pones después, arrastrarás el maquillaje con ella y puedes desvirtuar su textura y color.


Y no te olvides de proteger también tus labios con un bálsamo con protección solar, especialmente si te vas a exponer directamente al sol. 


Prepara el lienzo


Prebase


Los primers o prebases son imprescindibles en verano si quieres un maquillaje pulido y que resista. 


Personalmente no me gustan durante el día, puesto que salvo que se tenga un compromiso, prefiero el rostro desnudo o con una BB Cream.


Las prebases también son muy adecuadas para que el maquillaje de ojos se fije mejor y dure en perfecto estado hasta el final del día.


Corrector


No tienes que renunciar al corrector, pero sí que conviene que busques las fórmulas más líquidas, que permanecerán mejor en la piel.


Úsalos siempre con mesura para no recargar la piel.


La base


La norma fundamental en maquillaje siempre, pero mucho más en verano, es la de menos es más.


La base de maquillaje que emplees en verano debe ser ligera, preferentemente líquida, en gel, agua o mousse.


Maquillaje


Las bases en crema se degradan más rápidamente sobre la piel con el calor y el sudor, por no hablar de que son demasiado cubrientes para una época del año en la que el rostro ya suele estar algo más bronceado y se buscan acabados más luminosos y naturales.


Debería ser libre de aceites y no comedogénica, al igual que la hidratante.


Las BB Crean y CC Cream, así como las cremas con color y SPF son ideales para esta época del año.


Las bases matificantes son siempre una buena idea. 


El colorido


Waterproof


Los productos de maquillaje waterproof son perfectos para tu maquillaje veraniego, incluso aunque no vayas a pisar la playa o la piscina. Esto es debido a que el calor y el sudor pueden reblandecer tu maquillaje, dejando rastros, churretes y manchas por toda la cara.


Esto es muy recomendable en el caso de los lápices de ojos, eyeliners y máscaras de pestañas, porque así evitarás terminar con los ojos como un oso panda a mitad de la jornada.


Aunque te recomiendo que no abuses de este tipo de maquillajes a diario, porque son difíciles de retirar, lo que puede terminar dañando tus ojos y pestañas. Cuando no necesites una imagen perfecta puedes recurrir a un aspecto más natural utilizando una capa ligera de rímel no resistente al agua, un perfilado de ojos suave con sombra de ojos en la línea de las pestañas superiores y nada más.


Rímel


Las sombras de ojos y blush resistentes al agua pueden contener químicos que obstruyan tus poros, así que no te excedas con su uso.


Al final del día, no te olvides de retirar el maquillaje resistente al agua con un desmaquillante bifásico, poniendo cuidado en eliminar cualquier resto que pueda quedar sobre la piel.


Cuidado con el brillo


La piel durante el verano ya se ve brillante, por lo que no deberías sumar más brillo con tus sombras y coloretes, salvo que quieras tener un aspecto sudoroso. Busca productos que matifiquen para contrarrestar.


El iluminador no debería contar con muchas partículas nacaradas, porque parecerá que acabas de aplicarte aceite directamente sobre la piel. Ilumina sin ser la reina del brilli-brilli.


Para eliminar el brillo que aparece al sudar puedes utilizar polvos o papeles matificantes.


Polvos de sol


Si ya estás bronceada, es mejor que evites los polvos de sol, porque el resultado será artificial y resaltado. Es mejor que uses iluminador y blush para potenciar el dorado natural de tu piel.


Si no has tomado el sol, puedes recurrir a los polvos de sol o a los autobronceadores para conseguir un aspecto saludable.


Los polvos de sol deben aplicarse en las zonas que se broncearían naturalmente, nunca repartiéndolos por todo el rostro como si fuese una base de maquillaje.


Blush


A la hora de maquillar las mejillas en verano es mejor utilizar productos en crema, gel o tintes líquidos para mejillas para alargar su duración.


Con la piel bronceada quedan muy bien los tonos melocotón, puesto que la resaltan. Ten cuidado según tu tono de piel, porque los rosados podrían hacerte parecer acalorada, ruborizada o quemada por el sol.


Coloretes


Sombras de ojos


Las sombras de ojos son mejores en crema durante el verano, para evitar que se descompongan con el calor, el sudor y el parpadeo. Además evitarás que se cuartee y que se marquen las arrugas.


Durante el día, apuesta por los tonos más neutros y por los nude. El sol directo resaltará los colores más atrevidos en exceso, y el calor aconseja colores con menos pigmentación que se degraden menos.


Maquillaje


Por la noche, dile sí a los tonos vibrantes para potenciar tu bronceado y buscar un aspecto más juvenil y desenfadado. 


Labios


Hidratación, hidratación e hidratación. Es el paso fundamental para tener unos labios bonitos. Usa y abusa del bálsamo labial, tanto si te vas a maquillar los labios como si los quieres naturales. El calor, el sol, el cloro, la sal, el aire acondicionado y los cambios de temperatura pueden resecar tus labios, así que debes aportarles un plus de hidratación.


Mujer aplicándose bálsamo labial


Utiliza fórmulas livianas, que no sean muy untuosas ni demasiado mates, puesto que con el verano sienta mejor un acabado más natural, incluso en el maquillaje de noche o fiesta.


Los colores muy oscuros recargarán el resultado final si ya estás muy morena, así que quizás te interesen colores más frescos y jugosos como el rosa, el melocotón, el coral...


Los brillos de labios que no sean muy pegajosos también les darán un aspecto natural y jugoso.


Y más...


Brumas y aguas de belleza


Las brumas y aguas de belleza pulverizadas antes de la base refrescan y mejoran su aplicación y duración.


A lo largo del día estos productos te hidratarán y refrescarán, sobre todo si las guardas en la nevera. 


Si te has quemado con el sol


Si te has quemado con el sol, no te maquilles. Hidrata y protege, pero no te apliques base ni polvos, porque te molestará al aplicarlo, además de revelar sin piedad el enrojecimiento, las ampollas y las pielecitas que hayan comenzado a levantarse.


Puedes maquillar tus ojos y labios, pero ten cuidado de no resaltar las rojeces y peladuras con colores intensos.


¿Cómo te maquillas tú en verano? Cuenta, cuenta...





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