31 octubre, 2018

Aprende a Interpretar las Etiquetas de los Cosméticos

¿Lees habitualmente las etiquetas de los cosméticos y productos de higiene personal? Si todavía no lo haces, permíteme recomendarte que lo hagas, porque te dará información importante acerca de sus ingredientes, sus propiedades y características, su caducidad, su forma de aplicación...


Y es probable que no prestes atención al etiquetado de estos productos porque no sepas cómo hacerlo ni qué información buscar.


Para que aprendas a interpretar las etiquetas de los cosméticos y sepas qué es lo que aplicas sobre tu piel o tu cabello, aquí tienes la todas la información en la que te debes fijar.


Aprende a interpretar las etiquetas de los cosméticos


Ingredientes


Lo primero que debes saber es que los cosméticos deben cumplir la legislación europea, en cuanto a la lista de ingredientes que contienen, que se llama Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos (INCI). Por cierto, esta normativa en cuanto a los ingredientes se aplica a todos los cosméticos y productos de higiene personal, como las muestras, los probadores, los productos de uso profesional...


Los ingredientes se ordenan según su concentración. Primero aparecen los que tienen un mayor porcentaje en su composición, y así de forma decreciente, siendo los últimos los que tienen una menor presencia en el cosmético. Aunque los que tienen una concentración menor al 1% pueden aparecer ordenados de forma aleatoria. 


Ten en cuenta que los fabricantes no están obligados a que se indique el porcentaje exacto, por lo que el orden en el que aparecen es lo único que te dará una idea de la cantidad de ingredientes que contiene el producto. Esto es importante, porque así podrás comprobar si lo que te promete la publicidad es real o es únicamente un reclamo sin fundamento. Imagina una crema de manos que afirma tener aceite de oliva como ingrediente estrella, por las excelentes cualidades que tiene para la piel. Si te fijas en la etiqueta y el aceite de oliva está en los últimos puestos, debes tener en cuenta que ese ingrediente es una pequeñísima aportación a tu crema, que no justifica esa publicidad que se podría considerar casi engañosa.


Los ingredientes químicos comunes, tanto sintéticos como naturales, aparecerán generalmente en inglés; así que si no dominas el idioma, ten a mano un buen traductor. 


Los ingredientes de origen vegetal estarán escritos en latín. Cuantos más ingredientes en latín encuentres, más natural será el cosmético. En EE.UU., además del nombre en latín, aparecerá el nombre común de la especie botánica, junto con la parte que se emplea. Si junto al nombre aparece un asterisco, te indicará que es un ingrediente ecológico, obtenido de un cultivo controlado. 


Flores saliendo de un tarro de cosméticos


Algunos ingredientes que no son del todo recomendables son los derivados del petróleo, como las parafinas, vaselinas, glicerinas y aceites minerales; aunque estén permitidos por la legislación europea.


Los que están también están permitidos, aunque son ingredientes muy controvertidos, son los parabenos, que encontrarás productos de todo tipo. Los verás con nombres que llevan el sufijo -paraben, como methylparaben, ethylparaben, butylparaben o propylparaben. Se acepta que la concentración sea de un 0,4% del total si se trata de un solo parabeno y de un 0,8% si se suman varios ingredientes de este tipo en un mismo producto. Personalmente, procuro evitarlos, puesto que por mucho que se imponga a los fabricantes una concentración que ofrezca garantías para la salud, su presencia en tantos cosméticos implica que es fácil sobrepasar esa concentración segura al utilizar varios productos cada día.


Otros ingredientes poco deseables son las siliconas, tanto para la piel como para el cabello. Las verás, entre otros, con nombres que terminan con -one, (P. ej. dimeticone).


Los sulfatos no son aconsejables, porque suelen irritar y producir sensibilidad en la piel. Se emplean como agentes limpiadores, puesto que retiran la grasa y la suciedad de forma efectiva. Los puedes encontrar sintéticos, que son los más irritantes; pero también los tienes naturales, que son más suaves y respetuosos con la piel. Los sintéticos, entre otros, son el sodium lauryl sulfate o el monoethanolamine lauryl sulfate. Y entre los naturales, encontrarás el coco glucoside, lauryl glucoside o el cocamidopropyl betaine.


Los ftalatos tampoco son nada recomendables en tus cosméticos, puesto que actúan como disruptores endocrinos que incrementan el riesgo de infertilidad o cáncer, incluso son sospechosos de producir aumento de peso. Los encontrarás como butibenziftalato (BBP), dibutilftalato (DBP) o dietihexiloftalato (DEHP).


Los colorantes aparecen con un número CI (Colour Index), según la denominación INCI. Los encontrarás como CI, seguido de un número que identifica a cada colorante concreto. Por cierto, los colorantes se pueden mencionar sin orden, tras el resto de los ingredientes principales. 


Colorantes


Como norma general, lo más recomendable es utilizar cosméticos con una lista corta de ingredientes. Esto no es una completa garantía de que el producto no contenga ingredientes que puedan perjudicarte, pero al reducir su número, disminuirán al mismo las posibilidades de que estén presentes en tu crema o tu champú.

 
Si no hay una lista de ingredientes, ni en el embalaje exterior ni en el envase, mi consejo es que no lo compres, porque los fabricantes y distribuidores están obligados a exhibirlos. Y si no lo hacen... mala señal.


Si quieres comprobar la seguridad de algún ingrediente, puedes entrar en la página EWC's Skin Deep - Cosmetic Database e introducir su nombre en el buscador. Te aparecerá identificado con un sistema de colores (verde, amarillo y rojo), que te informará acerca de su grado de seguridad.


Características


Si aparece el término oil-free, se indica que está libre de aceites; y en muchos casos que tampoco contiene grasas. Estos productos te convienen si tienes la piel grasa o con tendencia al acné.


Los cosméticos sin perfume son muy recomendables en caso de pieles sensibles o reactivas, puesto que los perfumes pueden irritar la piel o producir alergias. En el caso de cosméticos que van a aplicarse en zonas sensibles o delicadas, es mejor que no tengan perfume. Y, en general, hay que tener cuenta que muchos perfumes son tóxicos o tienen origen animal.


Si afirma que está testado dermatológicamente, te indicará que un dermatólogo ha probado sobre voluntarios el cosmético o el producto de higiene personal y ha verificado con un estudio su eficacia. 


Tubos de ensayo con líquidos coloreados


Si se menciona que es no comedogénico, quiere decir que no produce granitos ni comedones en la piel, algo que te interesa si tu piel tiene tendencia al acné o a que te salgan comedones. Aunque ten en cuenta que eso no te garantiza al 100% que ese cosmético no te provoque granitos.


Cuando veas que se identifica como hipoalergénico, implica que se ha cuidado la formulación para disminuir al máximo el riesgo de alergias y para aumentar la tolerancia e inocuidad para la piel. Si tienes la piel sensible o reactiva, procura buscar este tipo de productos. En cualquier caso, el riesgo de que puedas experimentar una alergia no desaparece del todo, por mucho que afirme que es hipoalergénico.


En el embalaje o el envase


También encontrarás un símbolo, una letra "e", que certifica que el envase se ha llenado siguiendo un control estadístico marcado por la Unión Europea, lo que garantiza que todos los envases que compres de ese producto tienen la misma cantidad de producto.


El número de lote servirá para seguir la pista al proceso de fabricación y distribución en caso de que haya algún problema con el cosmético, por ejemplo si está en mal estado cuando lo abras o te produce algún tipo de reacción indeseable. Así le será más fácil identificar qué ha podido suceder y, en caso de que haya riesgo de que todo un lote esté en malas condiciones, poder retirarlo fácilmente del mercado. 


Ejemplo de etiquetado de cosméticos


En cuanto a la caducidad, ten en cuenta que los cosméticos que expiran antes de los 30 meses desde su fabricación, deben indicar esa fecha de caducidad en la etiqueta. Los que tienen una caducidad mayor de 30 meses, deben indicar el plazo de consumo recomendado desde que se abre el producto. Esto se llama Period After Opening (PAO), que aparece en el envase con un tarro abierto y el número de meses en los que el cosmético se puede utilizar sin que suponga un riesgo para la salud y sin que pierda propiedades una vez abierto, siempre que se conserve adecuadamente, claro.


Si se ha fabricado o se distribuye en la Union Europea, en el envase tendrá que aparecer el símbolo de "punto verde", puesto que fabricantes y distribuidores deben reciclar y recuperar los embalajes y envases de sus productos.


También pueden aparecer diferentes sellos mdiante los que ciertas entidades certifican algunos aspectos del producto. Estas entidades siempre son independientes, y no tienen que ver con organismo oficiales nacionales, europeos o internacionales. Estos sellos suelen hablar de la sostenibilidad, de que no están testados en animales o de que son bio.


Modo de empleo. Es interesante que si hay unas instrucciones de aplicación, uso y conservación, las leas cuidadosamente, y que las sigas.


Ahora ya no habrá etiqueta que se te resista...






Información de interés:  

Lista de ingredientes tóxicos en cosmética e higiene industrial


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24 octubre, 2018

Trucos para Cocinar de Forma Más Ligera

¿Cuántas veces has estado a dieta? ¿Conoces a alguien que está constantemente empezando regímenes para perder peso? Probablemente hayas respondido sí a ambas preguntas. Y es que, como en casi todo, se suele preferir atajar el síntoma en lugar de la dolencia; ponerse a dieta cada dos por tres en lugar de alimentarse bien a diario. Esto da lugar al famoso efecto yo-yó; ya sabes, coger peso, perderlo y volver a empezar. Esto es poco recomendable para la salud, para el ánimo y para la propia imagen.


Lo ideal para alcanzar y mantener el peso adecuado, además de adoptar buenos hábitos como hacer ejercicio, es comer de manera saludable todos los días. Y eso no significa que tengas que renunciar a la variedad o al sabor, créeme. 


Para comer sano hay que elegir bien los alimentos, pero también hay que prepararlos evitando las grasas saturadas, los azúcares y harinas refinadas, el exceso de sal y las calorías innecesarias.


Aunque no soy nutricionista ni dietista profesional, hoy me permito darte algunos trucos para cocinar de forma más ligera que nacen del sentido común, la experiencia personal y también algún curso que otro sobre el tema. En cualquier caso, estos son sugerencias generales para cocinar y comer mejor, pero te recomiendo que si tienes que perder peso, tienes alguna enfermedad que requiera una dieta específica o necesidades especiales de cualquier tipo, acudas a un profesional de la nutrición para que te asesore y te controle.


Dicho esto, aquí tienes los trucos... 


Trucos para cocinar de forma más ligera


Todo empieza con el carrito de la compra



  • Lee las etiquetas de los alimentos antes de comprarlos.

  • Prefiere los alimentos frescos y cocínalos tú siempre que puedas.

  • Ten siempre una buena provisión de frutas y verduras en tu cocina.  

  • Evita los alimentos excesivamente procesados. 

  • Destierra eso que parece comida pero no lo es de tu nevera y tu despensa: bollería industrial, snacks precocinados, salsas envasadas, etc.


Cesta de la compra con verduras


Cuestión de organización


  • Apuesta por la cocina casera, es mucho más saludable y te será más fácil controlar lo que comes.

  • Apúntate al Batch Cooking y planifica las comidas que consumirá tu familia durante la semana, así te será más difícil caer en tentaciones como la comida basura o picotear cualquier cosa, que siempre suele ser algo calórico, lleno de grasas, sodio y azúcares. 

  • Procura utilizar el congelador y llénalo con alimentos saludables que puedas cocinar en cualquier momento.



La forma de cocinar


  • Opta por las formas de cocinar más ligeras como el vapor, la plancha, el horno, el papillote, el wok, el escaldado, al vacío...

  • Dile adiós a los fritos, la mayor parte de alimentos que se hacen en fritura se pueden hacer al horno, con mucha menos grasa. 

  • Hazte con buenas herramientas para cocinar: plancha antiadherente, vaporera, horno convencional y microondas, olla a presión...


Berenjenas a la plancha


Trucos "ligeros"


Guisos


  • Desgrasa los guisos. Para hacerlo puedes dejarlos enfriar y luego retirar el exceso de grasa que quedará en la parte superior y que estará cuajada, ayudándote de una espumadera.

  • A la hora en espesar los guisos y salsas, puedes sustituir la harina por agar-agar o patata cocida. Incluso puedes añadir frutos secos machacados, que si bien son calóricos, aportan muchos nutrientes beneficiosos para tu salud.


Legumbres


  • Las legumbres también son excelentes en ensalada y en preparaciones ligeras, no sólo estofadas y con carne.

  • A la hora de hacer lentejas estofadas, elimina el compango de la receta y añádele ingredientes menos grasos como la calabaza, el arroz, las verduras, incluso puedes ponerle unos tacos de jamón con poca grasa, pollo, pavo, carne magra de cerdo... 

  • Y también puedes prepararlas con pescados y mariscos como el bacalao, las almejas o el pulpo.


Ensalada con legumbres


Verduras


  • Puedes eliminar la grasa de los sofritos de verduras poniéndoles un poco de bicarbonato para que se hagan antes y no se peguen. Para aportarles humedad mientras se cocinan añádeles algo de agua, caldo o vino blanco.

  • Si haces verduras a la plancha, procura poner el aceite una vez que estén listas, así evitarás que se saturen de grasa pero sin renunciar al sabor.  

  • A la hora de hacer purés o cremas, puedes sustituir la patata por calabacín, por ejemplo.  

  • No añadas azúcar al tomate frito casero. Puedes quitarle acidez con puré de manzana y otros ingredientes menos dañinos que el azúcar blanquilla.

  • Si puedes, evita el tomate frito envasado en tus platos y elige la versión casera.

  • Los palitos de zanahoria cruda o los chips de boniato o patata hechos al horno y sin aceite pueden ser un snack de lo más delicioso y sano. 


Crema de calabaza


Los caldos


  • A la hora de hacer caldo de carne o pollo, puedes aligerarlo con caldo de verduras o agua.

  • Los caldos, mejor que sean caseros. Como los puedes congelar, te recomiendo que hagas más cantidad y los tengas siempre en tu congelador.


Las carnes y pescados


  • Quítale la piel al pollo antes de cocinarlo, así retirarás buena parte de la grasa de este alimento.

  • Experimenta con carnes con poca grasa más allá de las habituales, como la del jabalí, el ciervo, el potro, al avestruz, el conejo...

  • Quita la grasa extra que tienen algunas carnes antes de cocinarla. Te recomiendo que lo hagas antes de prepararla o congelarla, porque luego es mucho más difícil.


  • Elige los cortes con menos grasa de las carnes.

  • Si vas a hacer carne o pollo al horno y te es posible, utiliza el asador giratorio, así la grasa irá cayendo a la bandeja que se pone debajo y podrás retirarla una vez cocinada la carne. 

  • Los pescados grasos como el salmón, el emperador, el atún o la lubina no necesitan más aporte de grasa, así que opta siempre por preparaciones como la plancha o el papillote para que queden más ligeros. Además, al no añadir aceite o grasa, conservarán todo su sabor. 


Salmón al horno con especias


Repostería y postres


  • Elimina el azúcar (o al menos redúcelo) de tu repostería utilizando edulcorantes, o endulzando las masas con puré o compota de manzana, plátano maduro, zanahoria o remolacha rallada, pasas, dátiles u orejones en trozos pequeños, etc.

  • Si no quieres prescindir del azúcar, procura que no sea refinada y opta por la versión integral o incluso por la panela. 


Compota con yogur


Los cereales


  • Cambia los cereales refinados por los integrales, tanto en grano como en harina, estoy incluye también la pasta.

  • No te limites al trigo o el arroz, hay otros cereales y semicereales de lo más interesante y sabroso, como la avena, la quinoa, el trigo sarraceno (o alforfón) y muchos otros más. Los puedes encontrar en grano para cocerlos y usarlos como el arroz, pero también los tienes en formato de pasta y de harina, con la que podrás hacer repostería, masas, salsas como la bechamel y muchas otras recetas. 


  • Si quieres hacer picatostes, no los frías en aceite, corta el pan en daditos pequeños, disponlos en la bandeja de horno y hornéalos hasta que estén doraditos. Puedes sazonarlos con ajo, perejil o hierbas aromáticas. Prueba a añadirlos a purés, cremas y sopas y verás qué ricos quedan, y sin añadir grasas y calorías de más.


Las grasas


  • Sustituye la mantequilla o margarina por aceite de oliva o de girasol, incluso puedes añadir aguacate a tus platos para aportarle grasa y untuosidad.


  • A la hora de aplicar el aceite, en lugar de verterlo sobre la sartén o determinados platos, hazlo con un spray o una brocha. 


Poniendo aceite de oliva a un plato


Condimentos y salsas


  • Reduce la sal añadiendo especias, limón, vinagre, etc.

  • Acostúmbrate a no enmascarar los platos con salsas. Si la materia prima es buena, lo ideal es apreciar su sabor, no esconderlo detrás de una salsa. Aprende a disfrutar del sabor de la comida en su estado más natural posible, te lo agradecería tu paladar... y tu cuerpo. Si acompañas todas tus comidas con ketchup, mostaza, mayonesa o salsa barbacoa, al final todo lo que comas sabrá igual, tanto si es un solomillo de ternera como si es una estupenda rodaja de atún.

  • Sustituye la nata o la mantequilla de las salsas por queso crema 0% o por yogur griego light. 



Salsa casera


Y en la mesa...


  • Sirve la comida en la cocina, en lugar de llevar la fuente a la mesa.

  • Utiliza platos más pequeños para que tengas mayor sensación de saciedad.

  • Come despacio, masticando bien cada bocado y siendo consciente de lo que estás ingiriendo.  


¿Te sientes ahora más ligera (o más ligero, por supuesto)?






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17 octubre, 2018

Cómo Sacarle Todo el Partido a la Mascarilla Facial

¿Te aplicas mascarillas faciales de forma habitual? Si no lo haces, te aconsejo que lo hagas, porque estos productos son un apoyo y un complemento a tu rutina facial diaria, lo mismo que las mascarillas capilares lo son al cuidado habitual de tu cabello. Aportan ese extra necesario para perfeccionar tu piel y, además, el hecho de aplicarlas supone un pequeño placer.


Y todas nos las podemos permitir, puesto que las encontrarás con un rango de precios muy amplio, desde las más asequibles a las más lujosas; incluso puedes recurrir a las de fabricación casera.


Para que puedas aprovechar al máximo los beneficios de las mascarillas faciales, a continuación te doy algunos consejos para elegirlas y aplicarlas con acierto.


Cómo sacarle todo el partido a la mascarilla facial


La elección


El primer paso para aprovechar todos los beneficios de una mascarilla es escoger la adecuada para tu piel. El que a tu amiga o tu hermana le vaya muy bien un producto, no quiere decir que sea el apropiado para ti. Por eso debes conocer tu piel y escucharla, para saber qué es lo que requiere en cada momento.


Las tienes para todo tipo de necesidades: hidratantes, nutritivas, purificantes, para aportar luminosidad, para reducir las arrugas, para conseguir firmeza, para eliminar manchas, etc. Y, por supuesto, tienes algunos productos que combina distintos tratamientos. Aplícate cada una de ellas según lo necesite tu rostro.


No te conformes con una sola mascarilla, puesto que tu piel necesitará varias. Como muchas de ellas tienen una caducidad limitada, para evitar tener que tirarlas antes de terminar los envases, puedes recurrir a los formatos monodosis.


Apúntate al multimasking, es decir, aplicarte diferentes mascarillas en el rostro en lugar de ponerte un único producto en toda la piel. De esta forma tratarás el problema concreto que tiene cada parte específica de la cara. Puedes poner una purificante en la zona "T", una nutritiva en las mejillas y una específica para el contorno de ojos, si lo necesitas por las características de tu piel.


Los tipos


Las tienes en diferentes formatos, a cada cual más interesante. La presentación más conocida es en crema. Suelen emplearse para hidratar, nutrir y aportar firmeza o luminosidad. Se aplican como una crema, se dejan actuar y se retiran con agua o se masajean por el rostro una vez finalizada la exposición.


Otro formato habitual son los barros o arcillas, que se emplean principalmente para purificar y eliminar la grasa de la piel. Se aplican sobre el rostro, se dejan secar (no del todo) y luego se retiran con una esponjita o un paño suave y agua tibia. Esta presentación puede estar compuesta de diferentes arcillas, a las que se añaden aceites y otros ingredientes que las enriquecen y las hacen más eficientes.


Mascarillas


Las mascarillas peel off, que son las que se aplican sobre la piel en forma de gel y que luego solidifican, pudiéndose retirar como una película flexible del rostro. Esta presentación se suele emplear para productos purificantes, para eliminar puntos negros, para hidratar o para tratar arrugas.


Las puedes encontrar exfoliantes, que además de tratar, cuentan con unas partículas que se masajean sobre la piel y eliminan las células muertas. Se emplean para limpiar, exfoliar y aportar luz al rostro.


Las tienes también en formato velo o parches (sheet masks), que consisten en una lámina que corresponde con el rostro completo o con zonas problemáticas, que están impregnados de un principio activo que sirve para tratar la piel. Sus efectos, de lo más variado, desde la nutrición a la firmeza. Se aplican sobre la piel, se dejan actuar y luego se retiran sin aclarar, masajeando el producto sobre el rostro o la zona tratada.


Otro formato curioso son las bubble masks, que se aplican como un gel que produce un efecto burbujeante de lo más agradable que sirve para limpiar y aportar oxígeno a la piel.


Y para terminar, te vas a encontrar otras presentaciones más exóticas como las mascarillas de láminas de oro o las magnéticas.


Lee cuidadosamente las instrucciones del fabricante y síguelas. De esa forma sabrás cómo aplicarla, el tiempo de exposición que requiere, la manera correcta de retirarla...


Y, por supuesto, puedes emplear mascarillas caseras, siempre que emplees los ingredientes adecuados para tu piel y que los manipules y conserves de forma cuidadosa para no poner en riesgo tu piel.  


Ingredientes para mascarilla casera


Cuestión de temperatura


Hay mascarillas que pueden mantener en la nevera o dejarlas enfriar durante unos minutos antes de usarlas. En verano, por ejemplo, es muy agradable poner las mascarillas hidratantes o reafirmantes bien frías sobre el rostro. O los productos calmantes, después de una exposición al sol o tras una higiene facial.


Por el contrario, si te vas a aplicar una mascarilla purificante o de tratamiento, lo ideal es usar el calor. Puedes poner sobre el rostro una toalla húmeda y caliente hasta que comience a enfriarse o exponerlo al vapor. Así se abrirán los poros y el producto hará más efecto. Pero, ojo, cuidado con texturas muy untuosas o grasas, porque pueden ensuciar los poros al estar muy abiertos.


La preparación


Antes de ponerte la mascarilla, prepara todo lo que vayas a necesitar, para no tener que ir a buscar algún elemento o ingrediente cuando ya has comenzado el proceso.


Desmaquilla, limpia y seca tu piel antes de ponerte una máscara facial. Es un paso imprescindible. Y, si es necesario, aprovecha para exfoliarte antes, así eliminarás la barrera de las células muertas y los principios activos del producto serán más eficientes.


Hay quien recomienda pasar un algodón con tónico o un agua de belleza antes de poner la mascarilla, para hidratar, cerrar los poros y preparar la piel.  Personalmente, prefiero que la piel esté lo más limpia posible antes de tratarla con una máscara facial, pero eso debes decidirlo tú.


Deja dispuesta una toalla o un tisú para secar tu piel, salvo en el caso de las que no se aclaran con agua. Si la mascarilla es muy untuosa, puedes preparar una esponjita o paño suave para humedecerlos y retirar gran parte del producto, aunque luego lo aclares con agua. Mi recomendación: que te hagas con las toallas que utilizan las facialistas en los centros de estética para secar y retirar cosméticos; esas de tejido de algodón desechables. Son de lo más útil y agradable.


Ten en cuenta que necesitarás un espejo a mano para comprobar que has retirado todo el producto al final del proceso. 


La aplicación


Ponte la mascarilla cuando puedas reservar unos minutos para relajarte, porque parte de su efecto reside en ese momento de calma y tranquilidad que reserves para ti.


Mujer con mascarilla facial aplicada sonriendo


Lo ideal es que aproveches para tumbarte un rato mientras la mascarilla está expuesta sobre tu piel.

 
Según el tipo de mascarilla puedes aplicarla con los dedos, con una espátula de silicona o con un pincel.  Las más untuosas se extienden mejor con una espátula o los dedos. Las más fluidas se aplican más fácilmente con un pincel. Mi consejo es que recurras siempre que puedas a una herramienta, puesto que evitarás la contaminación de tu piel.


En lugar de poner la mascarilla sobre la mano o sobre el pincel, te aconsejo que uses un bol. Deposita una pequeña cantidad en él y luego ve aplicándote el producto y rellena si es necesario, así no desperdiciarás ni una gota. El recipiente, mejor de cristal y de pequeño tamaño.


Tanto si usas herramientas para aplicarte la mascarilla o los dedos, lávate cuidadosamente las manos antes de preparar la mascarilla.


Aplicando mascarilla con pincel


Aplica la mascarilla por todo el rostro o por la zona a tratar, poniendo más o menos cantidad según recomiende el fabricante. Ten en cuenta que las mascarillas tipo peel off, por ejemplo, si las extiendes en una capa muy gruesa, tardarán mucho en solidificar y excederás el tiempo de exposición adecuado. Y si es muy fina, puede que tu piel absorba el producto en lugar de ir penetrando poco a poco, con lo que perderás efectividad.


La forma de poner la máscara facial sobre la piel varía según quien te lo recomiende. Hay quien aconseja ir desde al frente al cuello y quien afirma que lo mejor es lo contrario. A mí me gusta aplicar cualquier tratamiento (menos la base de maquillaje, claro) de forma ascendente, para no perder firmeza. Eso sí, lo hagas como lo hagas, que sea con un orden para que no te olvides ninguna zona de la cara.


Recuerda que, salvo que lo indique el productor o estén formuladas específicamente para tratar esas zonas, las mascarillas no deben aplicarse ni sobre el contorno de los ojos ni de los labios.


Los complementos


Puedes complementar tu mascarilla (siempre que no te apliques un producto específico para el contorno de ojos) con unas bolsitas de té negro y frío o unas rodajas de pepino (o de patata) sobre los ojos. Así notarás tus ojos más descansados y combatirás las bolsas y ojeras.


Hay productos, como los que tienen base de arcilla, que puedes enriquecer con aceites faciales o esenciales. Unas gotas de aceite de albaricoque o sésamo, contribuirán a la hidratación y nutrición de la piel. O unas pocas gotas de aceite el árbol del té te ayudarán a eliminar los granitos y la grasa. Eso sí, debes añadir poca cantidad de estos productos, para no interferir con los principios activos de la mascarilla.


La exposición


En cuanto al tiempo de exposición, dependerá de la recomendación del fabricante, aunque en general suele oscilar entre los 10 y los 20 minutos. Pasado el tiempo recomendado, la mascarilla no hará más efecto, incluso puede ser contraproducente, así que respétalo. También hay mascarillas que puedes utilizar toda la noche, pero deben ser apropiadas para ese uso, no emplees cualquier producto durante el sueño sin consultarlo antes con tu facialista o una experta en belleza y cosmética.


Si quieres aumentar la efectividad del producto, puedes utilizar film transparente, igual que lo haces con la mascarilla capilar. Puedes recortar el contorno de tu cara, abriendo unos agujeros para la nariz, la boca y los ojos. 


Mascarilla


Cómo retirarlas


Las mascarillas que necesitan aclarado deben retirarse con agua tibia. Si está muy caliente, puede que le restes efectividad al producto y que reseques tu piel en exceso. Si está fría, muchas de las máscaras faciales no se eliminarán bien. Lo que sí puedes hacer, es finalizar con un chorro de agua fría o pasarte una toalla con un cubito de hielo para cerrar el poro y dejar la piel más tonificada.


Seca la piel con una toalla o un tisú, sin restregar, dándote golpecitos por todo el rostro. 


Comprueba que has eliminado toda la mascarilla, incluso la barbilla, el cuello y las orejas.


Y después...


Aplícate un tónico o un agua de belleza, ayudándote de un algodón. Así dejarás cerrados los poros y prepararás la piel para ponerte el resto de los productos de tu rutina facial. Este paso deben obviarlo si la mascarilla no requiere aclarado y hasta masajeado el excedente del productos sobre el rostro.


Ponte tu sérum, tu crema y tu contorno de ojos como habitualmente, con la mismas excepciones que te he comentado en el caso del tónico.


Y, ahora que has terminado de leer el post... ¿qué tal si te aplicas una mascarilla y pones tu piel a punto?




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03 octubre, 2018

Consejos para Teñirse el Pelo en Casa con Éxito

¿Te tiñes el cabello o estás pensando en hacerlo? La coloración casera no es una tarea complicada, pero tiene sus trucos para que el resultado sea excelente. Porque la mayoría de nosotras hemos visto (o hemos sufrido) los resultados de un tinte mal aplicado. Colores aplicados a parches, tonos que no tienen nada que ver con el color elegido en la carta de color, una diferencia apreciable entre el color de la raíz y del resto del cabello, manchas de tinte en la piel que no se quitan con nada... ¿te suenan de algo?


Personalmente he probado la coloración doméstica (incluso con decoloración y matizado) y la profesional, y me quedo con el tinte en peluquería, porque es más cómodo, limpio y el resultado es siempre impecable. Aunque reconozco que teñirse en casa cuenta con las ventajas de hacerlo en cualquier momento, no tener que pedir cita previa, no pasar horas en la peluquería y poder aprovechar a hacer otras cosas mientras se tiene la coloración puesta; además de ser más económico, por supuesto.


Si a pesar de los inconvenientes y riesgos tienes intención de hacerlo tú misma, no te pierdas estos consejos para teñirte el pelo en casa con éxito.


Consejos para teñirse el pelo en casa con éxito


La elección del tinte


Elige un tinte adecuado para tu tipo de cabello. Para ello no sólo tendrás que tener en cuenta el tono que deseas conseguir, sino si está seco o dañado, si está teñido o no, el color de base con el que partes, etc. Aunque los tintes comerciales que puedes encontrar en los supermercados y grandes superficies son excelentes, mi consejo es que consultes a un profesional de la peluquería para elegir tu tinte, al menos la primera vez que vayas a teñirte por tu cuenta. Puedes recurrir a las tiendas especializadas en artículos para el cabello o en tu propia peluquería. Te dirán qué tipo de tinte y la proporción adecuada para hacerlo.


Puedes escoger entre diferentes tipos de tinte: vegetales (henna más otros ingredientes vegetales), semipermanentes (no oxidativos y suelen comercializarse mezclados y ya preparados), demipermanentes (se mezclan los pigmentos con peróxido de hidrógeno) y permanentes (igual que los anteriores, pero que requieren una mezcla de peróxido de hidrógeno más potente y que debe mezclarse en el momento). 


Si dudas entre dos tonos de tinte, elige primero el más claro, porque es más fácil arreglarlo si no te gusta, que si escoges el más oscuro.  


Carta de tintes para el cabello


Recuerda que en caso de querer aclarar el cabello, con la primera coloración no vas a aclarar más de 2 tonos sin pasar por la decoloración. Si quieres aclarar más tendrás que teñir más veces o decolorarte previamente. Por eso es importante consultar con un profesional antes, para conseguir el mejor resultado.


El pelo dañado o muy seco absorbe menos coloración, tenlo en cuenta, porque el resultado final variará respecto al que verás en la carta de color. 


Si el tono de tu piel es cálido, te irán bien los subtonos cálidos como los dorados, los miel, castaños y rojos. Si es frío, te irán bien los subtonos neutros o los fríos.


Si te vas a teñir en casa no arriesgues demasiado en una sola aplicación. Es mejor que vayas probando poco a poco. Si no tienes conocimientos de peluquería los experimentos puedes terminar en desastre total.


Un truco para acertar con la coloración es probar en un mechón en la parte trasera de tu cabello para ver el resultado. Tendrás que hacer el proceso completo del tinte en el mechón, incluso el lavado y el secado para comprobar el tono final. Es un poco engorroso, pero te puede merecer la pena si no tienes claro si el color te gustará o no. 


La preparación


Compra la cantidad de tinte necesaria para tu pelo. Ten en cuenta el largo, si es grueso o fino, si tienes mucha o poca cantidad y el estado de tu cabello. Si está muy seco, absorberá grandes cantidades de coloración y puedes necesitar más cantidad. No seas tacaña con esto, porque no hay nada más desalentador que quedarse con el pelo a medio teñir, porque no se tiene suficiente cantidad de producto.


Si es la primera vez que utilizar un tinte y la coloración lleva amoníaco, debes hacer previamente una prueba en tu piel antes, para cerciorarte de que no hay ninguna reacción indeseable.


Lo ideal es que no tengas el pelo excesivamente limpio, procura dejar entre 24 y 48 horas desde el último lavado.  


Melena suelta


Prepara antes todo lo que vayas a necesitar, porque no querrás tener que rebuscar en tus cajones o armarios en medio del proceso de coloración.


Lo que necesitarás


Vas a necesitar un pincel y un bol. Estos deben ser de plástico, no de metal. Los metales pueden interactuar con ciertos ingredientes del tinte, como el amoníaco o el peróxido de hidrógeno, produciendo reacciones adversas en el cuero cabelludo o la fibra capilar. Esto es imprescindible en el caso de los tintes que requieren oxidación como los demipermanentes y los permanentes.


En caso de que no tengas mucha maña a la hora de aplicar el tinte, puedes utilizar un biberón de plástico. Llena el tinte con él, abre rayas en el pelo y aplica una tira de coloración con el biberón y extiéndela con el dedo o con el pincel.


Prepara unos guantes para aplicarte el tinte. Aunque los productos preparados que se venden en supermercados e hipermercados llevan unos en la caja, es mejor que emplees unos más fuertes, como unos de látex o incluso los de cocina.


Otro de los elementos a tener en cuenta es un producto para proteger tu piel del tinte en las zonas en las que vaya a entrar en contacto con él, como la frente, orejas y línea entre el pelo y la parte trasera del cuello. Lo ideal es utilizar vaselina, aunque si no tienes puedes utilizar una crema muy untuosa que haga de barrera. Si a pesar de todo te has manchado, puedes limpiarte con desmaquillante bifásico o alcohol.


Ponte una camiseta o un vestido viejo cuando te vayas a teñir, para no manchar ropa de calle o a la que le tengas cierto cariño. También puedes hacerte con una capa de peluquería. No son muy caras y las puedes reutilizar tantas veces como desees.


También es conveniente que prepares unas toallas viejas, porque cuando te aclares el tinte y te laves el cabello probablemente las manches con el exceso de coloración que haya podido quedan en tu pelo.


Prepara una o varias pinzas para recogerte el cabello durante la exposición del color. 


No te olvides de un peine para abrir secciones de pelo y para peinarlo una vez aplicado el tinte.


Y, cómo no, tendrás que tener un reloj o cronómetro para controlar el tiempo de exposición de la coloración. 


Antes de comenzar a teñirte, retira del lugar en el que vayas a hacerlo cualquier cosa que se pueda manchar, como alfombrillas, toallas, albornoces y otros textiles.


Aunque conviene dejar reposar unos instantes la mezcla del tinte una vez preparado, es importante aplicarlo lo antes posible, porque si tardas demasiado puede que no aclare lo esperado o que los pigmentos pierdan fuerza, por decirlo así. La mezcla del tinte produce una reacción que tiene un tiempo concreto de reacción y si se excede comienza a perder estabilidad y eficacia.


En caso de que vayas a teñir únicamente las raíces y tengas las puntas muy secas, puedes protegerlas con un aceite vegetal.


La aplicación


Ve abriendo rayas con la ayuda de un peine para ir tiñendo las raíces primero. Hazlo de forma meticulosa para no dejarte ninguna zona sin colorear.


Abriendo rayas en el cabello para aplicar el tinte


En general, procura comenzar desde la parte delantera y luego ve aplicando el producto hacia la nuca. Si tienes muchas canas y vas a oscurecer el cabello, comienza por las zonas en las que tengas el pelo más blanco y luego aplica el producto en el resto, así la coloración actuará durante más tiempo en las partes más claras y el pigmento oscuro se fijará más y mejor. Si estás aclarando el pelo, comienza por las zonas más oscuras, de esa forma el tinte estará más tiempo en contacto con ese cabello más oscuro y se aclarará más.


Una vez aplicado el tinte en las raíces, masajéalo de forma concienzuda para que el color se reparta bien. 


Tras la primera coloración, cuando necesites teñirte de nuevo porque se te ven las raíces de tu tono, no lo hagas cubriendo el cabello completo, porque los medios y las puntas se resentirán. Si quieres reavivar e igualar el color de todo el cabello, una vez que hayas coloreado las raíces y que haya transcurrido el tiempo de exposición, pon un poco de agua y emulsiona el tinte repartiéndolo por todo el cabello, peinándolo bien y dejándolo reposar unos pocos minutos. Eso es más que suficiente para igualar el color de todo el largo del cabello y darle un poco más de brillo.


La exposición


Puedes aplicar calor para que el color penetre mejor en la fibra capilar. Para hacerlo puedes ponerte un gorro de ducha o envolverte la cabeza con papel film. Incluso puedes aplicar calor con el secador y un difusor unos 5 minutos antes de que termine el tiempo de exposición de la coloración. 


Respeta el tiempo de exposición. Una vez que ha finalizado, el tinte no subirá más ni los pigmentos se adherirán más al pelo. Para eso te hará falta el cronómetro o el reloj que te comenté antes,


Y después...


Una vez que el tinte haya subido, enjuágate el pelo con agua fría hasta que esta salga limpia, sin restos de coloración. Evita el agua caliente, porque abre la cutícula y el color ser perderá mucho más con el enjuagado que si lo haces con agua fría.


Si te compras un tinte en el hipermercado o el súper, en la caja encontrarás un bálsamo para aplicarte tras la coloración, y te recomendarán que no te laves el pelo. Esto es debido a que la fijación del color no es tan intensa ni de tanta calidad como en el caso de los tintes profesionales. Pero si has adquirido un producto profesional, incluso los baños de color, te podrás lavar el cabello como siempre, con champú y ponerte acondicionador o mascarilla sin miedo a perder el color. 


Tintes profesionales
Si utilizas tintes profesionales y de calidad podrás lavarte el cabello tras la coloración


Tras la coloración conviene aplicar una mascarilla protectora del color o una nutritiva, para conseguir que el tinte dure más y que el cabello quede más brillante, suave y nutrido.


Si te has teñido el cabello, evita durante 24-48 horas la piscina, los baños en el mar y la exposición solar intensa al sol si quieres que la coloración no se desvirtúe y que te dure más tiempo en perfecto estado.


Espero que estos trucos te sean útiles a la hora de teñirte en casa. Doy fe de que todos ellos funcionan y de que son imprescindibles para tener éxito en la coloración DiY.




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La primera vez que apareció el post Consejos para Teñirse el Pelo en Casa con Éxito fue en el blog de La Meiga y Su Caldero. 


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