22 febrero, 2023

Motivos para Poner en Remojo Legumbres y Cereales

Las legumbres y los cereales son alimentos nutritivos, deliciosos y versátiles en la cocina, de eso no hay ninguna duda. Las gastronomías de prácticamente todo el planeta las incorpora en sus recetas, aunque cada una utilice sus propias variedades y formas de prepararlos.

 

Aunque tanto las legumbres deshidratadas como los cereales (y también algunos frutos secos) necesitan de un paso importante para poder beneficiarse de todas sus propiedades nutricionales y disfrutarlas de la forma más saludable y económica posible: el remojo. 


En este post quiero compartir contigo cuáles son los motivos para poner en remojo legumbres secas y cereales antes de cocinarlos. También debo decirte que hay culturas en las que no se remojan estos alimentos o quienes lo hacen de una forma diferente a la que te recomiendo. En cualquier caso, te invito a que te informes más detalladamente sobre este asunto a través de diferentes fuentes, especialmente en su punto de vista nutricional, para que luego saques tus propias conclusiones.

 

Motivos para poner en remojo legumbres y cereales


Motivos para poner en remojo las legumbres y los cereales

 

Evitarás los gases después de consumir legumbres. Casi todas ellas contienen oligosacáridos (un tipo de glúcido) que pueden llegar al intestino grueso. Cuando alcanzan el intestino grueso, las bacterias descomponen estos oligosacáridos y generan dióxido de carbono; y eso significa que tendrás gases, hinchazón, incomodidad, ya sabes. Pero si hidratas las legumbres, esos oligosacáridos se liberan en el agua del remojo. 

 

Eliminarás la posible suciedad y los tóxicos. Aunque las laves, las legumbres y los cereales suelen acumular en su superficie todo tipo de suciedad, polvo, arenilla e incluso tóxicos.


Incrementarás la absorción de muchos nutrientes, puesto que las semillas y cereales contienen antinutrientes, que son sustancias que están ahí para protegerlos de los insectos, los animales herbívoros o los hongos, y que garantizan en medida de lo posible que puedan germinar, pero que impiden que los humanos puedan absorber todos sus nutrientes. Algunos antinutrientes son el ácido fítico, los oxalatos, las lectinas, los taninos, los inhibidores enzimáticos y otros más. El ácido fítico impide que el organismo aproveche al máximo algunos nutrientes como el zinc, el magnesio, el calcio o el hierro de las legumbres deshidratadas. Las lectinas pueden acarrear problemas digestivos y alergias, además de generar inflamación. Los taninos se combinan con las proteínas, impidiendo que estas últimas se puedan absorber adecuadamente. Los inhibidores enzimáticos bloquean ciertas enzimas (pepsina, amilasa o tripsina) que impiden que se digieran las proteínas o los hidratados de carbono.

 

Cucharas de madera con diferentes legumbres


Con el remojo se incrementa el valor nutricional de legumbres y cereales, puesto que se sintetizan vitaminas y enzimas, además de predigerir algunos nutrientes.

 

Acortarás el tiempo de cocción. Las legumbres secas y también los cereales están deshidratadas, por lo que todo lo que suponga hidratarlas y ablandarlas, implicará una cocción más corta. Y eso, teniendo en cuenta el precio de la energía, es realmente importante.  

 

Legumbres, cereales y semillas

 

Aclararlos o cocinarlos con el mismo agua del remojo

 

Hay dos corrientes en cuanto al agua del remojo: los que defienden aclarar bien las legumbres y los cereales y tirar el agua de remojo, y los que los cocinan con el agua del remojo para que no pierdan nutrientes.

 

Los primeros, entre los que me encuentro yo, defienden (defendemos) que la suciedad, los antinutrientes y los tóxicos del agua deben desecharse; y que pensamos que los nutrientes que se quedan en el agua son residuales.

 

Los segundos afirman que hay que cocer las legumbres y cereales con el agua del remojo para aprovechar los nutrientes que sea han quedado disueltos en ella.  

 

La importancia del agua

 

Si el agua de tu localidad es dura, en el caso de las legumbres te conviene poner un poquito de bicarbonato en el agua del remojo.

 

Cambia el agua varias veces durante el tiempo que tengas las legumbres o los cereales en remojo.

 

Persona llenando un recipiente con agua


 Un plus...

 

Para acortar todavía más el tiempo de cocción de las legumbres, puedes poner a hervirlas entre 2 y 4 minutos, retirarlas de fuego y dejarlas reposar entre 2 y 12 horas, y después del reposo cocinarlas como habitualmente. Si esperas entre 8 y 12 horas, además de acortar el tiempo de cocción, eliminarás mejor los almidones que las hacen más indigestas y que producen gases.  

 

Para remojar rápidamente las legumbres, puedes hervirlas durante unos 7-10 minutos (dependiendo del tamaño de la semilla). Apagar el fuego y dejarlas reposar entre 1-2 horas y luego cocinar hasta que estén listas.


Si pones a remojar los cereales en un medio ácido, conseguirás que fermenten y que puedas absorber mejor los nutrientes. Esto lo puedes hacer añadiendo al agua de remojo vinagre de manzana, zumo de limón, yogur, kéfir o kombucha, por ejemplo. El remojo en este caso deber ser de entre 12 y 24 horas.


Espero que esta información haya sido de tu interés y que puedas disfrutar más y mejor de legumbres y cereales.

 


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15 febrero, 2023

Consejos para Cuidar Tus Calcetines

Lo más seguro es que tengas varios calcetines en el cajón de tu cómoda, y es que estos complementos son un imprescindible en el vestuario. Con zapatos, con botas, con botines, con zapatillas deportivas, para caminar por casa o por la calle, para el gym o para hacer deporte en el exterior, seas joven o mayor, finos o gruesos, cortos o largos, nuestros pies agradecen un buen par de calcetines.

 

Y aunque son tan útiles y confortables, lo cierto es que no siempre los cuidamos como deberíamos. Parece que como se ponen en los pies y no siempre están a la vista, podemos descuidarlos un poco (o mucho). Pero precisamente porque se utilizan en los pies, que aguantan nuestro peso todo el día, que nos llevan de un lugar a otro y que merecen más atención y mimos de lo que les solemos brindar, por eso mismo es necesario cuidar los calcetines que los visten y protegen. Además, este complemento también es una seña de estilo y tienen su importancia en nuestro look.

 

Por eso en este post quiero darte algunas claves para cuidar tus calcetines y mantenerlos en buenas condiciones durante mucho tiempo.  


Consejos para cuidar tus calcetines


Compra calcetines de calidad, porque si los cuidas bien te durarán en buen estado durante más tiempo. No hace falta que te gastes mucho dinero, pero sí que busques unos que estén bien confeccionados, que tengan el material adecuado para el uso que les quieres dar y que sean de un fabricante y origen de confianza.

 

Elige el tipo de calcetín apropiado para la época del año en la que lo vaya a usar y que transpiren bien, porque el exceso de sudor acelera el desgaste del material.

 

Pies con calcetines coloridos

 

Elige siempre calcetines de tu talla. Si te quedan pequeños, además de ser incómodos y dificultar la circulación en la zona inferior de tu cuerpo, se desgastarán y se deformarán antes y es más fácil que aparezcan agujeros en tus dedos. Y si te quedan grandes se te caerán y se moverán dentro del calzado, lo que es realmente molesto.

 

Si te gusta mucho un modelo de calcetines, compra dos pares, así si se rompe o se pierde uno, podrás utilizarlo con la otra pareja. Eso sí, tendrás que ponértelos con la misma frecuencia para que tengan el mismo desgaste. 

 

Cuando te los lleves a casa es probable que estén unidos por una pequeña grapa y/o unas puntadas de hilo para que no se desparejen durante el transporte y el almacenaje. Si es así, retira las grapas, los hilos o las pinzas con cuidado de no dañar el material. Así que nada de tirar de cada calcetín hasta que se rompa el hilo, ya sabes a lo que me refiero, mejor emplea unas tijeras. 


Par de calcetines


Recórtate las uñas con cierta frecuencia. Puede parecer una tontería, pero unas uñas largas, además por cuestiones de higiene y comodidad, pueden dañar rápidamente hasta el mejor par de calcetines.  

 

Lava los calcetines cada vez que te los pongas.

 

Lava los calcetines del revés (menos los de cachemira), así evitarás que pierdan el color más rápidamente, que se adhieran fibras de otras prendas, que se hagan bolitas y que se desgasten antes de tiempo. Por otra parte, al lavarlos del revés se limpiará mejor el sudor o las pieles y células muertas que hayan podido quedar en el tejido interior.

 

Si quieres evitar que los calcetines se pierdan en la lavadora, utiliza una bolsa de colada para lavar calcetines y otras prendas pequeñas. 

 

Procura utilizar programas en frío y que sean aptos para el tipo de material del que están confeccionados los calcetines. 

 

Persona sentada en el suelo con calcetines, una guitarra, cuadernos y una taza de café

 

Emplea la cantidad de detergente justa, porque si te excedes las fibras se apelmazarán y el material se estropeará rápidamente. 

 

Con el suavizante ocurre lo mismo que con el detergente, hay que usar la cantidad justa. De hecho, mi consejo es que recurras al bicarbonato de sodio o el vinagre para suavizar y desodorizar la ropa que está más tiempo en contacto con tu cuerpo, como la interior, los uniformes de trabajo o la ropa del gym. Al no usar suavizante podrás comprobar que el tejido se mantiene perfecto y que absorbe mucho mejor la humedad.

 

No utilices lejía cuando laves calcetines de color blanco (y de colores, por supuesto), porque terminarán volviéndose grises o amarillos rápidamente. 

 

No laves calcetines blancos o de colores claros con prendas de tonos oscuros, porque se desteñirán con casi toda seguridad. 

 

No seques los calcetines en el radiador, sobre todo los de compresión, porque se quedarán acartonados, y los elásticos y el material se estropearán fácilmente.

 

Evita secar los calcetines en la secadora, porque se estropean más rápidamente. Si prefieres hacerlo, utiliza un programa con baja temperatura y rotación lenta.

 

Si vas a utilizar pinzas, procura colocarla en la punta del calcetín, no en el elástico. Y tiéndelos del revés para que no se marque la zona en la que se colocan las pinzas. Aunque al colgarlos de una pinza es posible que vayan perdiendo su elasticidad y forma, por lo que, si te es posible, lo ideal sería secarlos en una superficie horizontal.

 

Calcetines tendidos con pinzas
Procura no tender los calcetines con pinzas en el elástico para que no se deformen

 

No planches los calcetines, nunca. Los elásticos se pueden deshacer con el calor de la plancha, algunos tejidos no lo admiten en absoluto y se darán de sí en un abrir y cerrar de ojos. 

 

A la hora de guardarlos, comprueba que están completamente secos, porque en caso contrario pueden aparecer el desagradable moho. 

 

No los enrolles metiendo uno dentro de otro, porque se deforman y se dan de sí enseguida. Es mejor que los dobles con cuidado.


Espero que estos consejos te hayan sido útiles y que tus pies y tu imagen lo agradezcan.



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08 febrero, 2023

Cómo Averiguar Cuál es Tu Tipo de Piel

Se habla mucho de los distintos tipos de piel, que se nos presentan en muchos casos como permanentes. Pero lo cierto es que el tipo de piel puede variar a lo largo de la vida, y también puede hacerlo en gran medida su estado. Si eso del tipo de piel para siempre fuese verdad, todos la tendríamos como los bebés, lo que sería algo maravilloso. Pero, no, la piel cambia, aunque sus cimientos están determinados por la genética.

 

Hay distintos factores de pueden modificar el tipo y estado de la piel, tanto internos como externos. La edad, los factores hormonales, el estado de salud, la temperatura y otros factores climáticos, la contaminación, la exposición al sol a lo largo del tiempo, la medicación, la alimentación, la hidratación interna o los productos para su cuidado son algunas de las causas de estos cambios. 


En cualquier caso, es muy importante que conozcas tu tipo de piel y su estado para actuar en consecuencia. Y, ojo, que puede parecer algo sencillo, pero no todas (y todos) saben cuál es su tipo de piel. En algunos casos es la propia persona la que se equivoca al interpretar las señales, mientras que en otros es un diagnóstico erróneo por parte de alguien poco instruido. No será la primera vez que hay alguien que usa durante años productos para pieles mixtas porque se lo indicó un dependiente de una perfumería, y resulta que la suya es normal, de modo que ha estado desequilibrando y agrediendo la suya a lo largo del tiempo. Este es uno de los factores por los que hay quienes se quejan de que su piel siempre está en malas condiciones o que los cosméticos no les funcionan, así de sencillo. 


En este post quiero darte algunas claves básicas y sencillas para que puedas identificar tu tipo de piel, pero si tienes dudas, te recomiendo que recurras a tu dermatólogo o a un facialista o asesor realmente profesional e informado. 

 

Cómo averiguar cuál es tu tipo de piel


La prueba


Hay una forma muy sencilla para que averigües en casa cuál es tu tipo de piel. Primero lávate la cara con un jabón suave, aclárala con agua templada y luego sécala con mucho cuidado. Espera 30-40 minutos.


Una vez transcurrido ese tiempo comprueba cómo está tu piel. Si no notas tirantez, deshidratación, irritación ni grasa en tu rostro, lo más probable es que sea normal. Si está brillante en toda su superficie, casi seguro que será grasa. En caso de pasado ese tiempo ya la notes deshidratada, tirante e incluso con descamación, será seca. Si notas brillos en la zona de la barbilla, la nariz y la frente, mientras que el resto lo notas confortable o incluso con sequedad, será mixta. Y si suele irritarse o enrojecerse fácilmente, te pica, te salen granitos cuando aplicas determinados productos, sufres reacciones alérgicas en tu piel con frecuencia, o si el frío o el calor afectan a su aspecto y a tu confort, probablemente la tengas sensible. 


Si te sientes identificada con los síntomas de una piel sensible, mi consejo es que acudas a un dermatólogo para que te lo confirme y te aconseje en cuanto a los productos y rutinas que debes seguir para cuidarla lo mejor posible.

 

Mujer con las manos sobre el rostro

 

Piel normal

 

Es una piel equilibrada (eudérmica), con una buena circulación sanguínea, que no se irrita ni se enrojece con facilidad, a la que no le suelen salir granitos, suave, firme, con pocas arrugas o líneas de expresión, con un tono uniforme y cuyos poros son de pequeño tamaño. Vamos, la piel que muchas de nosotras desearíamos. 


Como este tipo de piel está equilibrada, lo que debes evitar es todo aquello que pueda romper esa armonía. Sigue una rutina de belleza eficiente, pero respetuosa, y no te compliques demasiado. Eso sí, elige siempre cosméticos que no estén específicamente formulados para pieles con necesidades especiales (grasa, seca...), porque terminarás por desequilibrarla.

 

Piel grasa

 

En este caso la piel produce un exceso de lípidos (seborrea), por lo que su aspecto es graso y con abundancia de brillos, tiene tendencia al acné y los granitos, está engrosada y los poros están visiblemente dilatados. ¿La ventaja? Es un tipo de piel en el que aparecen menos arrugas.


Debes cuidar la limpieza del rostro, por supuesto, pero no utilices productos muy agresivos pensando que con ellos podrás retirar mejor la grasa, porque lo que puedes conseguir es justo lo contrario.


Y no te olvides de la hidratación, porque tu piel también la necesita. Lo que debes evitar son los productos muy densos y con gran cantidad de aceites, porque la sensación grasa y los brillos se incrementarán, y los poros se obstruirán rápidamente.


Los productos matificantes serán tus mejores aliados, tanto a la hora de tratar como de maquillar tu rostro.


Mujer aplicándose un cosmético


Piel seca

 

Al contrario que en la piel grasa, la producción de lípidos es poca, por lo que tiende a la deshidratación y a tener una barrera de protección débil frente a los factores externos. Es aquella que suele sentirse tirante y seca si no se le brindan los cuidados necesarios, está áspera al tacto, se descama, se irrita, se enrojece y tiene un aspecto apagado y poco uniforme, incluso con abundancia de manchas.


No uses jabones excesivamente fuertes, ni productos con alcohol y otros productos que puedan deshidratar todavía más tu piel. También deberías evitar el agua muy caliente al a hora de lavarte el rostro.


Hidrata, hidrata e hidrata tantas veces como sea necesario. Y no te olvides de la nutrición, tanto en cremas como en mascarillas. 


Piel mixta

 

Es aquella que tiene zonas del rostro con características diferenciadas. Por una parte está la zona "T" (frente, nariz y barbilla) que es grasa, lo que significa que tiende a tener brillos, que luce unos poros muy visibles y en la que los granitos y espinillas aparecen con frecuencia. Y luego está el resto de la piel, que es normal o seca. 

 

Utiliza productos específicos para este tipo de piel. Incluso puede ser interesante emplear unos para la zona más grasa y otros para la más seca o normal. Así le aportarás lo que necesita a cada una de esas partes de tu rostro. Incide en la limpieza y la hidratación en cualquier caso. 

 

Mujer con el rostro dividido por una línea blanca

 

Piel sensible

 

Más que un tipo de piel, podríamos decir que es un estado de la misma. Es aquella que reacciona en exceso a efectos externos e internos con mucha facilidad, lo que se traduce en irritación, enrojecimiento, inflamación, descamación, picor y sensación de quemazón. Suele reaccionar en exceso a los perfumes y los productos cosméticos, sobre todo los nuevos. Al perder su capacidad de barrera, además de todo lo que te he mencionado, es más susceptible de sufrir infecciones y reacciones alérgicas. Y cualquier tipo de piel (grasa, mixta o seca) puede ser sensible, tanto de forma puntual o permanente. 

 

Intenta identificar cuáles son los ingredientes que afectan negativamente a tu piel y elimínalos de tu rutina de belleza. Utiliza siempre cosméticos suaves y respetuosos con tu piel, evita el agua muy caliente, los cambios bruscos de temperatura y no la frotes ni la rasques.


¿Ya sabías cuál es tu tipo de piel?



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01 febrero, 2023

Cómo Eliminar las Etiquetas Adhesivas y los Restos de Pegamento

Seguro que alguna vez has tenido que enfrentarte a una de las tareas más engorrosas que hay: eliminar las etiquetas adhesivas y/o los restos de pegamento de suelen dejar. Y mira que es difícil retirar algo tan pequeño y aparentemente inofensivo. De hecho, hay ocasiones en las que una pegatina rebelde puede llegar incluso a que dejemos de utilizar un objeto recién comprado. Porque las hay de lo más indiscreto, que se ven muchísimo y que si no se pueden eliminar o quedan restos de pegamento muy visibles lo pueden arruinar por completo. 


Por eso es importante poder retirar por completo y de la forma más sencilla posible las etiquetas adhesivas y los restos de pegamento. Y eso es lo que te voy a contar en este post, así que no te lo puedes perder.

 

 

Cómo eliminar las etiquetas adhesivas y los restos de pegamento

 

Las manos y las uñas

 

La manera más sencilla, segura y económica de retirar etiquetas adhesivas y restos de pegamento son los dedos y las uñas, tanto para despegar como para rascar suavemente. 

 

Agua

 

Las etiquetas completas se pueden retirar en buena parte sumergiendo el objeto sobre el que están pegadas en agua muy caliente, o humedeciendo la etiqueta ayudándote de un algodón. Evidentemente no podrás utilizar este sistema en artículos que no se pueden mojar y/o que no resisten el calor, pero para el resto suele funcionar muy bien.  

 

Debes dejar que actúe durante unos minutos para que la etiqueta se humedezca lo suficiente como para poderla retirar. En muchos casos quedarán restos de pegamento, que tendrás que eliminar con alguno de los trucos que encontrarás más abajo. 

 

En algunas ocasiones un simple paño húmedo puede servirte para eliminar los restos de pegamento en superficies como el cristal. Pruébalo antes de utilizar métodos más contundentes.  


Etiquetas pegadas en un maletín


Laca del pelo

 

Aunque pueda parecer una locura, rociarla generosamente con laca (de la que se usa para el cabello), puede ayudarte a eliminar tanto la etiqueta como los restos de pegamento. Aunque tendrás que dejar que actúe un tiempo (sin dejar que se seque) y luego eliminar con una rasqueta, teniendo cuidado de no dañar el objeto. Y, por supuesto, debes tener presente que no podrás utilizarlo en todas las superficies. Ante la duda, prueba en un lugar no visible. 

 

Mujer poniéndose laca en el pelo
La laca del pelo, aunque no lo creas, elimina ciertas etiquetas y restos de pegamento

 

Vinagre

 

El vinagre blanco o el de limpieza te pueden servir para quitar determinados tipos de etiquetas y restos de pegamento. Ten cuidado, porque es ácido y puede dañar el material del objeto que estés limpiando.

 

Acetona

 

La acetona, sobre todo si es pura, no un simple quitaesmaltes, es perfecta para retirar algunas etiquetas adhesivas, así como los restos que puedan haber quedado si la has arrancado antes. Pero no siempre sirve para este cometido, porque dependerá del tipo de pegamento de dicha etiqueta (no todos se disuelven con acetona), pero también del material del objeto sobre el que estaba pegada la etiqueta, puesto que corres el riesgo de que la acetona lo dañe irreversiblemente (algunos plásticos, madera, superficies delicadas...).

 

Alcohol

 

Funciona como la acetona, tanto en lo positivo como en lo negativo, puesto que habrá pegamento y etiquetas que no puede retirar, y no es seguro en todos los materiales. 

 

Aunque se recomienda usar alcohol isopropílico, mi consejo es que uses alcohol de farmacia.  

 

Bote de alcohol

 

Amoniaco y agua

 

Unas gotas de amoniaco diluidas en agua pueden hacer milagros para los restos de etiquetas en textiles. Aunque es importante que pruebes antes con una pequeña cantidad de esta mezcla, ayudándote de un bastoncillo de algodón, sobre una zona poco visible.

 

Aceite o grasa vegetal

 

La base oleosa sirve para eliminar los restos de pegamento, pero no es demasiado efectiva para eliminar toda la etiqueta, sobre todo si está protegida por una capa plástica, porque no llegará a empaparla lo suficiente para remover el pegamento. 

 

Te servirá el aceite de oliva o de girasol, pero también cualquier otro, como el de coco, de aguacate... O probar con aceite de bebé. Y también grasas como la mantequilla, mantecas vegetales o incluso una crema de manos muy densa.

 

Aceite vegetal

 

Aceites esenciales

 

El aceite de limón o de eucalipto pueden ayudarte a retirar los restos de pegamento de superficies de madera, aunque debes tener mucho cuidado de que no la dañen o que la oscurezcan demasiado. Prueba antes en una zona que no se vea. 

 

Disolventes de pintura

 

Son productos muy agresivos que únicamente deberías utilizar sobre superficies resistentes y que no estén pintadas ni lacadas. Prueba primero en un lugar no visible y acuérdate de limpiar después con un paño húmedo para retirar cualquier rastro de disolvente. 


Etiqueta despegada

 

Productos comerciales

 

Hay algunos removedores de pegamentos, aunque son caros y no te servirán para todos, ni tampoco para cualquier superficie o material. Sigue siempre las instrucciones de uso del fabricante para no tener sorpresas desagradables.

 

Calor

 

Aplicar calor sobre la etiqueta te puede facilitar la tarea de retirarlas. Con un secador de pelo, ve calentando poco a poco la etiqueta, teniendo cuidado de no quemar ni el papel ni la superficie del artículo que estás tratando. Luego tendrás que ir utilizando una rasqueta o un cuchillo sin filo ni sierra (uno de untar mantequilla, por ejemplo) para ir retirando muy poco a poco la etiqueta.  

 

Secador

 

Rascadores, rasquetas y hojas de afeitar

 

Estos utensilios son perfectos para eliminar etiquetas o restos de pegamento, pero es necesario utilizar el adecuado para cada tipo de superficie, y hacerlo siempre con muchísimo cuidado y sin prisas. 

 

Espero que estos trucos te sean útiles a la hora de eliminar etiquetas adhesivas o los restos de pegamento que suelen quedar al despegarlas.



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