25 mayo, 2022

Hábitos que Te Ayudarán a Mantener el Orden en Casa

Una casa ordenada y limpia genera armonía y bienestar, una que no lo está genera incomodidad y tensión. Por mucho que haya quien se empeñe en lo contrario, no hay más que comprobar de forma honesta qué se siente en cada situación.

 

El hogar debe ser un lugar en el que sientas paz, seguridad y felicidad, algo que no se logra con el desorden y la suciedad. 

 

Pero un hogar ordenado no tiene que ver con invertir tiempo y esfuerzo. Ni siquiera requiere dinero, en caso de que quieras contratar a alguien que se encargue de limpiar y organizar tu casa por ti. Es una cuestión de hábitos. Y un hábito es la práctica repetida y regular de acciones semejantes, adquirida o instintiva.


Por eso en este post quiero hablarte de esos hábitos que te ayudarán a mantener el orden en tu hogar, casi sin darte cuenta


Hábitos que te ayudarán a mantener el orden en casa


Lo básico

 

El desorden en casa no es obligatorio, es opcional

 

El orden exterior invita a la serenidad interior, por lo que merece la pena poner en práctica buenos hábitos que ayuden a conseguirlo. 

 

Para mantener la casa ordenada no es necesario pasarse horas y horas poniendo cada cosa en su sitio, sino realizar a diario pequeños gestos (casi) automáticos. 


Un hogar limpio y ordenado te permitirá disfrutar más del ocio y no sentir esa culpabilidad sorda que se genera por no tenerlo en las condiciones que te gustaría.

 

El orden no es una carga o una manía (salvo que se trate de una patología, claro), es una forma de vida.

 

Aunque pueda costarte al principio, el hecho de limpiar y ordenar puede ser una forma de desconectar y desestresarte, incluso de meditar.  

 

Utiliza música alegre y que te active, o aprovecha para escuchar podcasts interesantes mientras limpias y organizas.


La planificación


Deshazte de todo aquello que no necesitas, porque ocupa espacio (físico y mental) y no te ayudará a mantener el orden. 

 

Planifica cómo ordenar tu hogar. Hazlo teniendo en cuenta tu forma de vida y el uso que haces de la cosas. Si no funciona la forma de ordenar, cámbiala las veces necesarias hasta que encuentres la idónea.

 

Habilita un lugar para cada cosa y oblígate a dejarla siempre allí

 

Procura hacerte con un buen arsenal de cajas, contenedores y espacio para almacenar. 

 

Reduce el desorden con pequeños gestos

 

Evita dejar cosas tiradas por todas partes, cuesta tanto guardarlas en su sitio como abandonarlas sobre el suelo o sobre una silla. 

 

Aprovecha cada vez que te muevas por la casa para ir dejando objetos en su sitio, si vas a desplazarte de una habitación a otra, ¿qué te cuesta dejar la taza de café en el fregadero o el libro que has terminado en la estantería? Antes de salir de una estancia, echa un vistazo y comprueba si te puedes llevar algo que puedas dejar en la habitación a la que te diriges o en una que esté de paso. 

 

Si trabajas desde casa, utiliza cada descanso que hagas durante tu tarea para ordenar algo. Así moverás las piernas y mantendrás tu despacho y el resto de tu hogar más organizado. 


Salón ordenado


Reparto de tareas

 

Intenta repartir tareas entre todos los miembros del hogar. Si sólo hay una persona encargada de mantener el orden pueden ocurrir dos cosas: que sufra estrés por no poder mantener el orden y la limpieza o que el desorden termine por apoderarse de la casa. O ambas cosas, que suele ser lo habitual.

 

Al entrar en casa

 

Deja las llaves de casa y del coche en el mismo lugar cuando traspases la puerta de tu hogar. Al principio hazlo de forma consciente, hasta que se convierta en un hábito. De esa forma siempre las encontrarás cuando las busques. Utiliza una bandeja, un recipiente o un colgador para llaves junto al puerta.

 

Abre el correo a diario. No dejes que se acumule en la mesita de la entrada o en un cajón. Desecha los sobres y la propaganda y archiva el correo que necesites conservar, o al menos déjalo en una carpeta de pendiente de archivar para hacerlo al final de la semana. 

 

Si te quitas los zapatos al llegar a casa (algo que te recomendaré siempre), procura dejarlos en un zapatero o un armario para que no estén a la vista. Si necesitas dejar que se aireen antes de guardarlos, ponlos en una terraza o balcón.  

 

Cuelga el abrigo en su sitio y no lo dejes en cualquier parte.

 

Deja el bolso en el lugar que tengas habilitado para ello.

 

En el dormitorio

 

Haz la cama todas las mañanas. Una cama deshecha crea una imagen de desidia y desorden difícil de esconder. También hay toda una filosofía al respecto que afirma que el pequeño esfuerzo de hacer la cama te prepara para los retos del día y que potencia la disciplina. 

 

Cama hecha

 

Si tienes niños y estos tienen una edad suficiente, acostúmbrales a que hagan su cama todas las mañanas.

 

En la cocina

 

Procura que las encimeras estén siempre lo más limpias y despejadas posible. 

 

En la cocina ve lavando o metiendo en el lavavajillas los cacharros según se vayan ensuciando. 

 

Descarga el lavavajillas lo antes posible. Puedes aprovechar mientras preparas el desayuno si lo pones por la noche. 

 

Deja la cocina recogida por la noche, no lleva mucho tiempo y es mucho más agradable comenzar el día con la casa recogida que encontrarse con un fregadero y una encimera repletos de platos y suciedad. 

 

Mujer en una cocina ordenada

 

Utiliza bolsas para cubrir los cubos de basura y las papeleras, es más higiénico y te dará menos pereza vaciarlos cuando sea necesario. 


En el baño

 

Cuando te duches o te bañes, deja cerrados los envases de champú o de detergente, quita los pelos que hayan podido quedar y enjuaga los restos de jabón y espuma.

 

Procura que la encimera del baño esté siempre despejada, dejando únicamente lo básico como el jabón de manos.

 

Organiza todos los artículos del baño de modo que estén juntos todos los que sivan para un mismo fin. Utiliza para ello cajones, cestas o cajas. Cuando los uses, vuelve a dejarlos en su sitio. 


Tocador del baño con cajones perfectamente organizados

 

Deja las toallas colocadas de tal forma que se sequen bien y que no terminen en el suelo. 

 

Repón lo que haga falta según te des cuenta: papel higiénico, jabón de manos...

 

La colada

 

Cuelga la ropa cuando se haya aireado, no le dejes en el suelo, sobre una silla o la cama.

 

Ten a mano un cubo de la ropa sucia y acostúmbrate a dejar en él las prendas que necesiten ser lavadas. 

 

No dejes que se te acumule la colada. Planifica los lavados de forma que puedas ahorrar electricidad, pero también tiempo. Aprovecha para lavar la ropa mientras haces otras tareas domésticas y ponte una alarma para tender según se termine el programa. 

 

Retira y dobla la ropa del tendedero cuando esté seca. Lleva apenas unos minutos y eliminarás de la vista tanto la ropa como el tendedero. Y las prendas serán más fáciles de planchar. 


Mujer doblando ropa sentada en el suelo

 

Tampoco permitas que se te acumule al ropa para planchar. Te costará más hacer frente a un enorme montón que a una cantidad razonable de prendas. Evitarás que la ropa apilada aumente la sensación de desorden y que ésta se arrugue más de la cuenta. 

 

Antes de dormir

 

Intenta dejar toda la casa recogida por la noche, así ahorrarás tiempo por la mañana y te levantarás con mejor ánimo y más armonía. Si has hecho tus tareas a lo largo del día no te costará apenas esfuerzo.


Disfruta de una casa ordenada, cuesta menos de lo que puede parecer y los beneficios son muchos.


 

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18 mayo, 2022

Alimentos con una Duración Casi Eterna

Tener una despensa bien provista, siempre que sea posible, es una buena idea. Por varios motivos. 

 

Siempre tendrás alimentos disponibles. Eso es importante, porque no siempre tenemos tiempo (o ganas) para ir a comprar. Y también lo es, porque hemos vivido ya la pandemia y la escasez alimentaria de determinados productos por motivos geopolíticos, nos ha hecho apreciar tener reservas en casa. Por si acaso.

 

Por otra parte, tener cantidad y variedad de alimentos en casa nos permite planificar mejor los menús y conseguir que estos sean más saludable. Todos sabemos que tener la nevera o la despensa vacía es una vía directa a pedir comida a domicilio o comer cualquier cosa que se logra encontrar, que generalmente es muy poco saludable. 

 

Para conseguir una despensa bien provista, los alimentos que se conservan en buen estado durante mucho tiempo son imprescindibles. En este post quiero darte algunos consejos para comprarlos, almacenarlos e identificar los más duraderos.

 

La compra

 

Compra los alimentos en establecimientos con mucha rotación, porque es más fácil que estén más frescos, que los que no tienen mucha salida y llevan meses en los estantes.

 

Adquiere la comida que quieras conservar durante mucho tiempo en tiendas de confianza.

 

También conviene que compres comestibles de cierta calidad, porque los hay sin tener que gastarte una fortuna.

 

Alimentos con una duración casi eterna

 

La fecha de caducidad

 

Comprueba la fecha de envasado y/o caducidad/consumo preferente. En algunas tiendas se ofertan productos más baratos, porque tienen una fecha próxima a su expiración, cómpralos únicamente cuando los vayas a consumir enseguida. Si los quieres almacenar en tu despensa durante mucho tiempo, es mejor que los adquieras con plazos de caducidad o consumo preferente más extensos.

 

En caso de que compres a granel, no te olvides de etiquetar el producto con la fecha de compra. 

 

Los envases y embalajes

 

Verifica que los envases están en perfecto estado. Si están golpeados, los cierres están deteriorados, tienen agujeros, el envoltorio o envase está manchado o se ha mojado o si el contenido se derrama por algún lado, no los compres. Si quieres que los alimentos se conserven durante más tiempo, el envase es fundamental. 

 

Si vas a comprar a granel y llevas tus propios envases o bolsas, procura que estén completamente limpios y desinfectados. Si no lo están, es posible que los alimentos se contaminen, lo que no sólo puede afectar a su conservación, también puede poner en riesgo tu salud. Esto también se aplica a la comida que traslades de los envases comerciales a los tuyos. 

 

En caso de que vayas a rellenar tus recipientes con comida seca, es importante que evites tocarlos directamente con las manos, o que emplees para hacerlo guantes. Si usas embudos para llenarlo, deben estar perfectamente limpios. 

 

Tarros herméticos con alimentos

 

El almacenaje

 

El lugar en el que almacenes la comida seca debe tener las condiciones adecuadas. Su temperatura debe ser lo más constante posible, es importante que no estén expuestos a la luz solar, no debe haber humedad y es fundamental que el espacio esté limpio y a salvo de insectos y roedores. El oxígeno también es un enemigo de la conservación, por lo que los recipientes herméticos y el envasado al vacío son herramientas muy útiles.

 

Alimentos que se conservan durante mucho tiempo en buenas condiciones

 

Arroz y otros cereales

 

Si quieres guardar arroz y otros cereales durante mucho tiempo y no quieres que aparezcan gorgojos, puedes poner una hoja de laurel en el recipiente en el que los guardes. 

 

Procura que el envase esté bien cerrado, que esté a salvo de la humedad y que no esté expuesto al sol directo.

 

El arroz integral no se conserva tan bien como el blanco, por lo que es mejor que lo consumas en los 6 meses posteriores a la compra (aunque en algunos casos pueden mantenerse en buen estado más meses o incluso años). Esto es debido a que tiene aceites naturales (ácidos grasos), y como todos los aceites, se enrancian con el paso del tiempo. 

 

Cuenco de arroz

 

En el caso de los cereales y pseudocerales, cuanto más blandos sean estos, menos tiempo se conservarán en buen estado. Los granos blandos son, por ejemplo, la avena perlada, la cebada, la quinoa, el centeno.. Los granos duros serían todos los trigos (incluso la espelta o el kamut), el maíz, el mijo, el trigo sarraceno...

 

Los cereales y pseudocereales no se conservan tan bien si están rotos o machacados, puesto que comienzan a degradarse desde el mismo momento en el que el grano se rompe.

 

Legumbres

 

Las legumbres secas tienen una vida útil larguísima. Con el paso del tiempo lo único que puede ocurrir es que se deshidraten tanto, que cuando las quieras utilizar necesiten más tiempo de remojo y cocción para estar blandas. Si están muy duras también las puedes emplear para preparar harinas.

 

Si quieres evitar que aparezcan insectos, introduce una hojita de laurel para ahuyentarlos. 

 

Procura guardarlas siempre en un lugar fresco, seco y oscuro, como casi todos los alimentos de este tipo. 


Legumbres


Harina

 

La harina se conserva bien siempre que esté en un lugar fresco, seco y a salvo de la luz.

 

Si quieres evitar que proliferen los insectos, puedes congelarla al menos durante 48 horas. Si hay alguno o hay huevos, los matarás. 

 

En cualquier caso, si no la almacenas en un recipiente hermético y está comprometida por el calor o la humedad, puede que tenga buen aspecto, pero tendrá un sabor rancio pasado un tiempo. 

 

Harina
  

 

 Almidón de maíz

 

Este espesante puede durar muchos muchos años. Los únicos requisitos: que se mantenga seco y en un lugar oscuro, mejor si lo haces en su embalaje original.

 

Pasta

 

La pasta seca se puede almacenar durante varios años, siempre que se guarde en un envase completamente hermético y a salvo de la humedad.

 

Puedes guardarlo en su embalaje original, siempre que éste sea de plástico y esté perfectamente sellado. Si es de papel o cartón, tendrás que pasarlo a un recipiente hermético. 


Pasta

 

Sal

 

La sal no se estropea, pero sí que pueda cambiar su textura en caso de que se exponga a la humedad. En este caso lo habitual es utilizar unos granos de arroz dentro del recipiente en el que la conserves para que absorban la humedad. También puedes emplear bolsas de gel de sílice (pero únicamente las de uso alimentario).  

 

Como curiosidad, te comento que la sal yodada tiene una menor duración que la que no lleva yodo, aunque estamos hablando de que son ingredientes casi eternos. Ten en cuenta que se utiliza como conservante, así que sería una incongruencia que se echase a perder fácilmente.  


Sal

 

Azúcar

 

El azúcar, como la sal, no se estropea con el paso del tiempo, pero sí que puede endurecerse o formar rocas. Eso se evita almacenándolo en el congelador o utilizando una bolsa de gel de sílice alimentario.

 

Miel 

 

Es un alimento casi eterno, su acidez, su contenido en azúcar y otros compuestos que integra de forma natural permiten consumirlo muchos años después de haberla adquirido, ya que impiden que proliferen las bacterias y microorganismos nocivos. No en vano se ha utilizado a lo largo de los siglos como conservante, por algo será. 

 

Procura guardarla en un recipiente que garantice un buen sellado. 

 

Ojo, que todo lo anterior sólo es aplicable a la miel auténtica, no a los jarabes infames que se suelen vender haciéndose pasar por ella. 


Miel

 

Café

 

Lo ideal es que almacenes el café en grano y lo muelas en el momento. De ese modo mantendrá su sabor y aroma durante más tiempo. Además, es más fácil de conservar de este modo. 

 

Almacena los granos en recipientes herméticos y a salvo de la luz. 

 

El café en grano se puede congelar, aunque te recomiendo que únicamente compres lo que necesitas. 

 

Si hablamos de café instantáneo, puede durar más de 2 décadas si está sin abrir. Sobre todo es importante que no tenga humedad y/o que no hayas abierto el envase original. 

 

Recipientes con granos de café

 

 

Esta infusión puede estar en tu despensa hasta 2 años, pero únicamente si está en un recipiente hermético.

 

Chocolate

 

Si tiene un alto contenido en cacao, sobre todo el puro, puede durar hasta 2 años, siempre que se conserve bien, sobre todo si lo haces en su embalaje original.  

 

Mermeladas

 

Las mermeladas, jaleas y confituras pueden durar hasta 2 años, siempre qeu no se hayan abierto. 

 

Mermelada

 

Aceite

 

La mayor parte de los aceites, también el de oliva, que se usan en la cocina pueden conservarse durante varios años, siempre que no estén abiertos, que no estén expuestos al calor y a la luz.

 

Leche en polvo

 

La leche es perecedera, eso es indudable, sobre todo cuando es fresca. Pero si se presenta en polvo se puede utilizar muchos años después de haberla comprado, incluso hasta 20, siempre que se haya evitado la contaminación y la humedad. Guárdala en un envase hermético para aumentar su calidad durante más tiempo.


Espero que esta información te haya sido útil... y duradera.


 

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11 mayo, 2022

Errores que No Debes Cometer con el Corrector

El corrector es una de las mejores herramientas de maquillaje. Puede (casi) hacer milagros con manchas, defectos, granitos y ojeras... salvo que no se utilice de una forma idónea. 

 

En este post quiero compartir contigo algunos de los errores más frecuentes a la hora de utilizar el corrector, así podrás evitarlos y sacarle todo el partido.

 

Errores que no debes cometer con el corrector


No preparar la zona que vas a tratar. 

 

Si tu piel no está completamente limpia y no está convenientemente hidratada, el uso del corrector empeorará el aspecto de la zona. 

 

Cuando la piel está sucia y seca el corrector no se extenderá y se difuminará bien. Y tampoco se integrará completamente con la piel. 

 

La exfoliación también es un paso importante. En general es recomendable exfoliar la piel de forma periódica para mantenerla libre de células muertas, aportarle luminosidad y permitir que los principios activos penetren mejor en su superficie. Pero también lo es de forma puntual, cuando se necesita eliminar piel descamada por cualquier motivo. Si hay pellejitos en la zona y aplicas directamente el corrector, el efecto puede ser totalmente desafortunado. Por lo tanto conviene que exfolies la zona, la hidrates y luego te maquilles. Un buen truco en este caso es utilizar un aceite ligero en esa zona en lugar de tu hidratante. 


Olvidar el primer

 

Las prebases sirven para preparar el lienzo que es la piel, de modo que el maquillaje que apliquemos después quede más uniforme, luminoso y jugoso, además de multiplicar su permanencia. Y eso también se aplica para el corrector. Si quieres que tu corrector o tu neutralizador funcionen, no te olvides del primer.

 

Confundir corrector con iluminador

 

Un iluminador es un producto que sirve para iluminar, valga la redundancia, es decir, para darle protagonismo a una zona del rostro. Y el corrector es justo lo contrario, ya que se utiliza para camuflar imperfecciones. ¿Es lógico entonces utilizar algo que está formulado para poner en primer plano una zona con el fin de esconderla? No, no lo es, así que el iluminador para iluminar y el corrector para corregir.  

 

Bases de maquillaje e iluminador

 

No emplear la luz correcta

 

Para escoger y aplicar la base, los correctores y los neutralizadores es imprescindible hacerlo con la iluminación adecuada, preferentemente natural.  El color cambia de manera radical según la luz, por lo que te puedes llevar más de un disgusto si te maquillas en un lugar oscuro o con una iluminación inadecuada y luego sales a la calle.

 

No elegir la textura adecuada

 

Dependiendo de la zona que quieres tratar y de tu tipo de piel, necesitarás un corrector u otro. 

 

En caso de que tengas la piel seca, necesitarás correctores más untuosos y ricos, de ese modo permanecerán mejor en la piel. La piel grasa requiere texturas sin aceites, livianas y mates. Si tienes arrugas, necesitarás correctores ligeros para que no las remarquen.  

 

Para la zona inferior del ojo, como regla general, es mejor usar texturas fluidas.


No escoger el tono ideal

 

No es lo mismo corregir que neutralizar, pero en cualquier caso debes escoger el tono adecuado. 

 

 

Como normal general, el corrector debería ser lo más parecido posible que tu tono de piel, especialmente cuando se trata de los que se aplican bajo los ojos. Si son demasiado claros, terminarás con el temido efecto de oso panda. Y si son excesivamente claros, remarcarás el defecto en lugar de disimularlo. Lo mejor es contar al menos con dos tonos, uno más claro y otro más oscuro para las diferentes zonas del rostro, porque su color no suele ser uniforme en toda su superficie ni es el mismo todo el año.

 

Si lo que quieres es neutralizar, debes emplear el tono complementario de la zona a tratar para corregir el defecto. Por ejemplo, si la ojera es oscura, tirando a morado, tendrás que utilizar un tono entre amarillento y anaranjado. Para las bolsas puedes emplear un color melocotón, también para las manchas y venitas moradas o azules. En caso de que tengas rojeces, necesitarás un tono verde. Si tu piel es cetrina, los amarillos y dorados funcionan muy bien.

 

En cualquier caso, lo ideal es utilizar el neutralizador y luego el corrector del mismo tono de la piel para obtener un resultado más natural. 


Emplear demasiada cantidad

 

Si te aplicas mucha cantidad de corrector en la zona a tratar, el resultado no será natural. Demasiado producto no se extiende ni se difumina bien, no se integra con al piel y termina por marcar las arrugas y moverse con el paso de las horas. 

 

Usa primero una pequeña cantidad y luego aplica más poco a poco si lo consideras necesario.  

 

No aplicarlo del modo correcto

 

Si vas a corregir las ojeras, procura evitar la consabida media luna debajo de los ojos, porque no funciona. Lo mejor es hacer un triángulo invertido. Para trazarlo imagina que hay tres puntos, uno en cada extremo del ojo y otro entre medias de ambos y más abajo. 


 

No usar la herramienta adecuada

 

Aunque hay quien aplica el corrector con los dedos, también puedes emplear una brocha específica para la zona o incluso una esponja que tenga el ángulo apropiado para determinadas zonas del rostro. 

 

Lo mejor es utilizar brochas finas o esponjas con punta o biseladas para poder controlar cómo se aplica y se difumina el corrector. 

 

En mi caso me gusta usar la brocha en general, pero en el caso de las ojeras, prefiero utilizar los dedos para integrarla mejor con la piel. 

 

Por cierto, uses la herramienta que uses, no frotes, porque arrastrarás el producto, y también porque irritarás la zona y el corrector no te servirá de nada. 


No difuminar

 

El corrector no es un pegote de masilla sobre una pared desconchada, es más bien una pátina sutil sobre una obra de arte. Eso implica que hay que difuminar el producto sobre la mancha o el área que se quiere camuflar. Lo ideal es hacerlo de forma delicada desde el interior hacia el exterior.

 

Mujer con dos brochazos de corrector sobre la piel

 

No utilizar polvos fijadores

 

Si quieres que el efecto del corrector dure, lo más recomendable es utilizar polvos fijadores, en todo el rostro o únicamente en la zona tratada. Eso sí, no te excedas, porque el efecto será poco natural y terminarás por llamar la atención sobre el lugar que has querido camuflar. 

 

¿Antes o después de la base?

 

Dejo este punto para el final, porque es controvertido. Hay quien opina que lo ideal es aplicar primero la base y luego el corrector, y otros afirman lo contrario.

 

En mi caso prefiero utilizar primero el neutralizador (si es necesario), luego la base y después el corrector del mismo color de la piel. De esa forma logro un resultado más natural. Si únicamente voy a utilizar corrector y base, lo hago según el producto. Cuando uso una base más cubriente, pongo primero ésta y después el corrector. Si voy a emplear una BB o CC Cream, aplico primero el corrector y luego la base, puesto que el efecto es más natural. 

 

Mi consejo es que pruebes todas las opciones dependiendo de tu tipo de piel, de su tono, de la época del año y de los productos que uses.



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04 mayo, 2022

Cómo Cocer y Congelar Legumbres en Casa

Las legumbres son alimentos con un alto contenido en nutrientes, muy versátiles a la hora de cocinarlas y con un sabor que agrada a la mayoría. 


Son fuente de proteínas, de fibra y de hierro, entre otros nutrientes. Ayudan a controlar el azúcar en sangre y no tiene apenas grasa. Y son muy energéticas, a pesar de no ser muy calóricas (según como se cocinen, claro). 


Aunque lo cierto es que su cocción es relativamente lenta, por lo que en muchas ocasiones no las consumimos al no disponer de tiempo suficiente para prepararlas. Pero no hay excusas para hacerlo, porque las puedes cocer en casa, congelarlas y utilizarlas cuando lo necesites. Aunque las encontrarás ya cocida en los lineales del supermercado, lo cierto es que su calidad y su sabor no es el mismo que las preparadas en casa. 


En este post quiero compartir contigo algunos consejos para cocer, congelar y utilizar legumbres en casa. En este caso te hablaré de garbanzos, lentejas y alubias, aunque la variedad de este tipo de alimentos va mucho más allá, pero he preferido quedarme con las de uso más habitual. 


Cómo cocer y congelar legumbres en casa

 

La materia prima: imprescindible

 

Lo primero a tener en cuenta es dónde adquieres las legumbres. En mi caso prefiero comprarlas a en tiendas especializadas en productos a granel, porque suelen ofrecer variedad y calidad. Mi consejo es que lo hagas en establecimientos con mucha rotación, para que no lleven mucho tiempo envasadas.

 

La conservación

 

Las legumbres secas se pueden conservar durante mucho años, aunque es necesario tomar algunas precauciones. Se deben almacenar en un lugar fresco, seco y oscuro. También es importante mantenerlas alejadas de los insectos.

 

Si las legumbres llevan bastante tiempo almacenadas verás que están más duras, lo que implica que necesitarán más tiempo de remojo y cocción. 

 

Judías de diferentes variedades

 

Una vez cocidas, las puedes congelar sin problemas, lo único que tendrás que hacer es escurrirlas muy bien y ponerlas dentro de una bolsa con cierre de tipo cremallera (zip), procurando que están bien extendidas mientras que se congelan, así podrás utilizar las que necesites en cada receta, evitando que se formen grandes bolas de legumbres. También puedes recurrir a recipientes de plástico o cristal con tapa, de tipo táper.  

 

En el caso de las lentejas hay quien recomienda congelarlas de forma que el agua de cocción las cubra. Yo no lo hago, puesto que suelo dejarlas un poquito duras, para darles el último toque con la preparación final. 


Si las vas a congelar, procura etiquetar la fecha en la que lo has hecho y separarlas en raciones, así te será más fácil consumirlas antes de que se degraden y que no te sobren ni te falten para tus recetas. 


También puedes congelar las legumbres una vez que hayan pasado por el remojo (a excepción de las lentejas, que en la mayor parte de los casos no lo necesitan), así te ahorrarás este paso y podrás cocinarlas más rápido cuando lo desees. 


Descongélalas en la nevera la noche anterior, evitando el microondas o dejarlas a temperatura ambiente.


El remojo

 

Para cocer la mayoría de legumbres éstas deben pasar por el proceso del remojo. Así se hidratarán y ablandarán, además de conseguir reducir el tiempo de cocción. 

 

Hay legumbres como algunas lentejas tiernas, no necesitan remojo. De forma general sí que te recomiendo dejarlas en un remojo corto de 1-2 horas, así la cocción será más homogénea. 

 

Lo ideal es un remojo de unas 10-12 horas. De ahí viene el famoso "dejar en remojo la noche anterior", porque son las horas que suelen pasar desde que se dejan en agua por la noche hasta que se cocinan para la comida. Si las dejas menos tiempo, tendrás que aumentar el tiempo de cocción. 

 

El agua es mejor que sea fría para la mayor parte de las legumbres, a excepción de los garbanzos, que se hidratan y se ablandan mejor con agua templada. 

 

Lentejas

 

¿Enjuagarlas o no?

 

Mi consejo es que enjuagues las legumbres y deseches el agua del remojo (aunque hay quien la usa para la cocción), porque en ella quedan restos de suciedad y algunas sustancias que no son beneficiosas para el organismo.  

 

Una vez lavadas y enjuagadas, escúrrelas bien.

 

El agua de la cocción debe ser también fría. Es decir, pon las legumbres en la cazuela antes de que el agua comience a calentarse. Aunque, como en el caso del remojo, los garbanzos se deben poner a cocer con el agua ya hirviendo. 

 

Cómo cocerlas

 

Los tiempos de cocción variarán según el tipo de legumbre, el recipiente, el agua y el medio que uses (cazuela, olla a presión, olla superrápida, olla de cocción lenta, microondas...). Pero como orientación te diré que los garbanzos necesitan 1-2 horas en cazuela tradicional y unos 25-30 en olla exprés. Las lentejas suelen necesitar unos 30-45 minutos en cazuela y unos 10-20 en olla exprés, aunque las lentejas rojas, por ejemplo, necesitan mucho menos tiempo. Las alubias necesitarán unos 45-60 minutos en olla normal y unos 15-20 en la rápida. 

 

Si quieres aportarles un poco más de sabor, puedes cocinarlas con caldo, aunque en mi caso prefiero hacerlo con agua.


Los primeros 5-10 minutos de cocción deben ser a fuego vivo, de ese modo soltarán las impurezas y podrás eliminarlas ayudándote con una espumadera.

 

Olla con tapa de cristal en el fuego

 

Recuerda que las legumbres no deben hervir intensamente (salvo en los primeros 5-10 minutos de cocción), es mejor cocinarlas a fuego medio. Si se cuecen con la temperatura muy alta, se separarán los hollejos y su textura y aspecto no serán nada atractivos. 

 

Si necesitas añadir agua durante la cocción, también debería ser fría, menos en el caso de los garbanzos y las lentejas, que es mejor que sea tibia.

 

Evita remover las legumbres con cucharas u otras herramientas similares, ni de madera ni de otros materiales. La razón es bien simple: al removerlas con una cuchara las romperás. Si necesitas moverlas, toma la cazuela por las asas y agítala ligeramente (menearla, dicho mal y pronto). 

 

Añade la sal al final de la cocción. Si lo haces antes, el agua tardará más en hervir y el exterior de las legumbres quedará más duro. 

 

La forma de cocción

 

Las legumbres se suelen cocinar en una olla exprés o superrápida, porque el tiempo de cocción se reduce de forma sustancial.  

 

Mujer cocinando y añadiendo pimienta a una olla

 

También se pueden preparar en el microondas de una forma rápida y limpia.

 

Otra manera de cocerlas de una manera muy saludable en al vapor, en una vaporera o con con la función de vapor de tu microondas.

 

Si vas a cocinar las legumbres en una olla de cocción lenta, ten en cuenta que les tienes que dar el primer hervor (5-10 minutos) fuera de la olla, porque se necesita que alcancen una temperatura mayor durante esa primera parte del proceso.

 

Para qué puedes utilizar las legumbres ya cocidas

 

Las legumbres ya cocidas son ideales para preparar ensaladas. Es una forma saludable y rápida de consumir este tipo de alimentos.  

 

También las puedes utilizar para enriquecer sopas y cremas. 

 

Por supuesto, puedes prepararlas en puré o en forma de hummus

 

Hummus

 

Cuando ya están cocinadas las puedes utilizar para prepararlas guisados y estofadas, acelerando el proceso. Únicamente tendrás que preparar el sofrito o cocinar las verduras o las carnes y añadir las legumbres al final de la cocción.  

 

Otra opción para utilizar esas legumbres previamente cocidas es introducirlas como rellenos en verduras al horno, dentro de hojas de col, en lasañas, en wraps...

 

También son perfectas para preparar hamburguesas, albóndigas o croquetas con base vegetal. 

 

Una vez cocidas, también las puedes hornear. Prueba esta opción, porque conseguirás guarniciones y aperitivos de lo más original y delicioso.  

 

Garbanzos al horno como aperitivo o guarnición

 

También se pueden consumir salteadas solas o con otros ingredientes.

 

¿Y por qué no usarlas para hacer repostería o postres? Muchas legumbres se pueden añadir a bizcochos, tartas, galletas o brownies. Les aportarán textura y un sabor de lo más curioso. Y también se pueden utilizar para preparar algunos postres helados o mousses


De esta forma podrás disfrutar de los beneficios de las legumbres en cualquier momento, algo que tu paladar, tu salud y tu bolsillo te agradecerán.

 


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La primera vez que apareció el post Cómo Cocer y Congelar Legumbres en Casa fue en el blog de La Meiga y Su Caldero. 


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