17 octubre, 2018

Cómo Sacarle Todo el Partido a la Mascarilla Facial

¿Te aplicas mascarillas faciales de forma habitual? Si no lo haces, te aconsejo que lo hagas, porque estos productos son un apoyo y un complemento a tu rutina facial diaria, lo mismo que las mascarillas capilares lo son al cuidado habitual de tu cabello. Aportan ese extra necesario para perfeccionar tu piel y, además, el hecho de aplicarlas supone un pequeño placer.


Y todas nos las podemos permitir, puesto que las encontrarás con un rango de precios muy amplio, desde las más asequibles a las más lujosas; incluso puedes recurrir a las de fabricación casera.


Para que puedas aprovechar al máximo los beneficios de las mascarillas faciales, a continuación te doy algunos consejos para elegirlas y aplicarlas con acierto.


Cómo sacarle todo el partido a la mascarilla facial


La elección


El primer paso para aprovechar todos los beneficios de una mascarilla es escoger la adecuada para tu piel. El que a tu amiga o tu hermana le vaya muy bien un producto, no quiere decir que sea el apropiado para ti. Por eso debes conocer tu piel y escucharla, para saber qué es lo que requiere en cada momento.


Las tienes para todo tipo de necesidades: hidratantes, nutritivas, purificantes, para aportar luminosidad, para reducir las arrugas, para conseguir firmeza, para eliminar manchas, etc. Y, por supuesto, tienes algunos productos que combina distintos tratamientos. Aplícate cada una de ellas según lo necesite tu rostro.


No te conformes con una sola mascarilla, puesto que tu piel necesitará varias. Como muchas de ellas tienen una caducidad limitada, para evitar tener que tirarlas antes de terminar los envases, puedes recurrir a los formatos monodosis.


Apúntate al multimasking, es decir, aplicarte diferentes mascarillas en el rostro en lugar de ponerte un único producto en toda la piel. De esta forma tratarás el problema concreto que tiene cada parte específica de la cara. Puedes poner una purificante en la zona "T", una nutritiva en las mejillas y una específica para el contorno de ojos, si lo necesitas por las características de tu piel.


Los tipos


Las tienes en diferentes formatos, a cada cual más interesante. La presentación más conocida es en crema. Suelen emplearse para hidratar, nutrir y aportar firmeza o luminosidad. Se aplican como una crema, se dejan actuar y se retiran con agua o se masajean por el rostro una vez finalizada la exposición.


Otro formato habitual son los barros o arcillas, que se emplean principalmente para purificar y eliminar la grasa de la piel. Se aplican sobre el rostro, se dejan secar (no del todo) y luego se retiran con una esponjita o un paño suave y agua tibia. Esta presentación puede estar compuesta de diferentes arcillas, a las que se añaden aceites y otros ingredientes que las enriquecen y las hacen más eficientes.


Mascarillas


Las mascarillas peel off, que son las que se aplican sobre la piel en forma de gel y que luego solidifican, pudiéndose retirar como una película flexible del rostro. Esta presentación se suele emplear para productos purificantes, para eliminar puntos negros, para hidratar o para tratar arrugas.


Las puedes encontrar exfoliantes, que además de tratar, cuentan con unas partículas que se masajean sobre la piel y eliminan las células muertas. Se emplean para limpiar, exfoliar y aportar luz al rostro.


Las tienes también en formato velo o parches (sheet masks), que consisten en una lámina que corresponde con el rostro completo o con zonas problemáticas, que están impregnados de un principio activo que sirve para tratar la piel. Sus efectos, de lo más variado, desde la nutrición a la firmeza. Se aplican sobre la piel, se dejan actuar y luego se retiran sin aclarar, masajeando el producto sobre el rostro o la zona tratada.


Otro formato curioso son las bubble masks, que se aplican como un gel que produce un efecto burbujeante de lo más agradable que sirve para limpiar y aportar oxígeno a la piel.


Y para terminar, te vas a encontrar otras presentaciones más exóticas como las mascarillas de láminas de oro o las magnéticas.


Lee cuidadosamente las instrucciones del fabricante y síguelas. De esa forma sabrás cómo aplicarla, el tiempo de exposición que requiere, la manera correcta de retirarla...


Y, por supuesto, puedes emplear mascarillas caseras, siempre que emplees los ingredientes adecuados para tu piel y que los manipules y conserves de forma cuidadosa para no poner en riesgo tu piel.  


Ingredientes para mascarilla casera


Cuestión de temperatura


Hay mascarillas que pueden mantener en la nevera o dejarlas enfriar durante unos minutos antes de usarlas. En verano, por ejemplo, es muy agradable poner las mascarillas hidratantes o reafirmantes bien frías sobre el rostro. O los productos calmantes, después de una exposición al sol o tras una higiene facial.


Por el contrario, si te vas a aplicar una mascarilla purificante o de tratamiento, lo ideal es usar el calor. Puedes poner sobre el rostro una toalla húmeda y caliente hasta que comience a enfriarse o exponerlo al vapor. Así se abrirán los poros y el producto hará más efecto. Pero, ojo, cuidado con texturas muy untuosas o grasas, porque pueden ensuciar los poros al estar muy abiertos.


La preparación


Antes de ponerte la mascarilla, prepara todo lo que vayas a necesitar, para no tener que ir a buscar algún elemento o ingrediente cuando ya has comenzado el proceso.


Desmaquilla, limpia y seca tu piel antes de ponerte una máscara facial. Es un paso imprescindible. Y, si es necesario, aprovecha para exfoliarte antes, así eliminarás la barrera de las células muertas y los principios activos del producto serán más eficientes.


Hay quien recomienda pasar un algodón con tónico o un agua de belleza antes de poner la mascarilla, para hidratar, cerrar los poros y preparar la piel.  Personalmente, prefiero que la piel esté lo más limpia posible antes de tratarla con una máscara facial, pero eso debes decidirlo tú.


Deja dispuesta una toalla o un tisú para secar tu piel, salvo en el caso de las que no se aclaran con agua. Si la mascarilla es muy untuosa, puedes preparar una esponjita o paño suave para humedecerlos y retirar gran parte del producto, aunque luego lo aclares con agua. Mi recomendación: que te hagas con las toallas que utilizan las facialistas en los centros de estética para secar y retirar cosméticos; esas de tejido de algodón desechables. Son de lo más útil y agradable.


Ten en cuenta que necesitarás un espejo a mano para comprobar que has retirado todo el producto al final del proceso. 


La aplicación


Ponte la mascarilla cuando puedas reservar unos minutos para relajarte, porque parte de su efecto reside en ese momento de calma y tranquilidad que reserves para ti.


Mujer con mascarilla facial aplicada sonriendo


Lo ideal es que aproveches para tumbarte un rato mientras la mascarilla está expuesta sobre tu piel.

 
Según el tipo de mascarilla puedes aplicarla con los dedos, con una espátula de silicona o con un pincel.  Las más untuosas se extienden mejor con una espátula o los dedos. Las más fluidas se aplican más fácilmente con un pincel. Mi consejo es que recurras siempre que puedas a una herramienta, puesto que evitarás la contaminación de tu piel.


En lugar de poner la mascarilla sobre la mano o sobre el pincel, te aconsejo que uses un bol. Deposita una pequeña cantidad en él y luego ve aplicándote el producto y rellena si es necesario, así no desperdiciarás ni una gota. El recipiente, mejor de cristal y de pequeño tamaño.


Tanto si usas herramientas para aplicarte la mascarilla o los dedos, lávate cuidadosamente las manos antes de preparar la mascarilla.


Aplicando mascarilla con pincel


Aplica la mascarilla por todo el rostro o por la zona a tratar, poniendo más o menos cantidad según recomiende el fabricante. Ten en cuenta que las mascarillas tipo peel off, por ejemplo, si las extiendes en una capa muy gruesa, tardarán mucho en solidificar y excederás el tiempo de exposición adecuado. Y si es muy fina, puede que tu piel absorba el producto en lugar de ir penetrando poco a poco, con lo que perderás efectividad.


La forma de poner la máscara facial sobre la piel varía según quien te lo recomiende. Hay quien aconseja ir desde al frente al cuello y quien afirma que lo mejor es lo contrario. A mí me gusta aplicar cualquier tratamiento (menos la base de maquillaje, claro) de forma ascendente, para no perder firmeza. Eso sí, lo hagas como lo hagas, que sea con un orden para que no te olvides ninguna zona de la cara.


Recuerda que, salvo que lo indique el productor o estén formuladas específicamente para tratar esas zonas, las mascarillas no deben aplicarse ni sobre el contorno de los ojos ni de los labios.


Los complementos


Puedes complementar tu mascarilla (siempre que no te apliques un producto específico para el contorno de ojos) con unas bolsitas de té negro y frío o unas rodajas de pepino (o de patata) sobre los ojos. Así notarás tus ojos más descansados y combatirás las bolsas y ojeras.


Hay productos, como los que tienen base de arcilla, que puedes enriquecer con aceites faciales o esenciales. Unas gotas de aceite de albaricoque o sésamo, contribuirán a la hidratación y nutrición de la piel. O unas pocas gotas de aceite el árbol del té te ayudarán a eliminar los granitos y la grasa. Eso sí, debes añadir poca cantidad de estos productos, para no interferir con los principios activos de la mascarilla.


La exposición


En cuanto al tiempo de exposición, dependerá de la recomendación del fabricante, aunque en general suele oscilar entre los 10 y los 20 minutos. Pasado el tiempo recomendado, la mascarilla no hará más efecto, incluso puede ser contraproducente, así que respétalo. También hay mascarillas que puedes utilizar toda la noche, pero deben ser apropiadas para ese uso, no emplees cualquier producto durante el sueño sin consultarlo antes con tu facialista o una experta en belleza y cosmética.


Si quieres aumentar la efectividad del producto, puedes utilizar film transparente, igual que lo haces con la mascarilla capilar. Puedes recortar el contorno de tu cara, abriendo unos agujeros para la nariz, la boca y los ojos. 


Mascarilla


Cómo retirarlas


Las mascarillas que necesitan aclarado deben retirarse con agua tibia. Si está muy caliente, puede que le restes efectividad al producto y que reseques tu piel en exceso. Si está fría, muchas de las máscaras faciales no se eliminarán bien. Lo que sí puedes hacer, es finalizar con un chorro de agua fría o pasarte una toalla con un cubito de hielo para cerrar el poro y dejar la piel más tonificada.


Seca la piel con una toalla o un tisú, sin restregar, dándote golpecitos por todo el rostro. 


Comprueba que has eliminado toda la mascarilla, incluso la barbilla, el cuello y las orejas.


Y después...


Aplícate un tónico o un agua de belleza, ayudándote de un algodón. Así dejarás cerrados los poros y prepararás la piel para ponerte el resto de los productos de tu rutina facial. Este paso deben obviarlo si la mascarilla no requiere aclarado y hasta masajeado el excedente del productos sobre el rostro.


Ponte tu sérum, tu crema y tu contorno de ojos como habitualmente, con la mismas excepciones que te he comentado en el caso del tónico.


Y, ahora que has terminado de leer el post... ¿qué tal si te aplicas una mascarilla y pones tu piel a punto?




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La primera vez que apareció el post Cómo Sacarle Todo el Partido a la Mascarilla Facial en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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