Leer la información que se recoge en las etiquetas
de los alimentos nos da datos importantes sobre los productos que compramos y
que luego vamos a consumir.
Esta información recogida en la etiqueta no sólo nos ayudará a utilizar el producto con seguridad (fecha de caducidad, consumo preferente u origen), también nos será útil a la hora de saber si ese alimento es realmente saludable o apto para nosotros.
Esta información recogida en la etiqueta no sólo nos ayudará a utilizar el producto con seguridad (fecha de caducidad, consumo preferente u origen), también nos será útil a la hora de saber si ese alimento es realmente saludable o apto para nosotros.
Si os animáis a leer las etiquetas os daréis cuenta de que muchos alimentos supuestamente sanos y/o light (incluso los de herbolario) contienen una cantidad enorme de grasas saturadas, de sodio, de azúcares o de conservantes y colorantes poco afortunados. Por ejemplo la nata líquida. Todos sabemos que la nata tiene una considerable cantidad de grasa saturada y, por eso, ciertas marcas la producen light. Y algunas de esas marcas, a pesar de ofrecernos ese producto más ligero y supuestamente más saludable, nos están engañando. En esos casos, aunque el porcentaje de grasa final es menor, a esa nata light se le quita parte de la grasa animal para sustituirla por aceite de palma, que es también saturada pero de origen vegetal. ¡Vaya cambio, una grasa saturada por otra!
Y también os quedaréis pasmados con la cantidad de calorías que tienen alimentos que pensabais que eran ligeros, según la sabiduría popular. Y al contrario. Un ejemplo: las aceitunas. Siempre se ha dicho que engordaban una barbaridad, cuando sólo tienen unas 150 kcal. por 100 gr. de producto, además de tener unas propiedades nutricionales excelentes.
Para que os hagáis una idea de la importancia de leer las etiquetas de los alimentos, podéis tomar como referencia el estudio de María Loureiro de la Universidad de Santiago de Compostela en colaboración con autores de varios países que dice que las personas que se fijan en las etiquetas nutricionales tienen de media 4 kg. menos que las que no lo hacen. Evidentemente, no quiere decir que leer las etiquetas adelgace, significa que las personas que se preocupan por llevar una vida más saludable y equilibrada sí son capaces de tener un peso más adecuado.
Cuando vayáis a comprar cualquier alimento, recordad que los consumidores tenemos un derecho fundamental
que es el derecho a la información. Y para que este derecho sea respetado, esa
información debe ser suficiente, cierta y eficaz sobre los productos y
servicios y no inducir a error al consumidor. Y vinculado estrechamente a ese derecho de información, los consumidores
también tenemos derecho a una alimentación saludable, equilibrada, variada y de
calidad. Por ese motivo, toda la información relativa a los alimentos debe ser clara y precisa.
En la segunda parte de este post, os ofreceré información sobre las normas generales de etiquetado y sus contenidos mínimos, así como las novedades que deberán cumplir los fabricantes a partir de finales de este año.
Y, please, si este fin de semana vais a hacer la compra, invertid unos instantes en leer las etiquetas antes de poner los productos en el carro. Vuestra salud os lo agradecerá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estamos encantados de que nos dejes tus aportaciones, porque tu opinión es importante para nosotros. Sólo te pedimos que, por favor, no publiques links ni contenidos publicitarios de ningún tipo, porque estos no serán publicados. Si deseas anunciarte, contacta con nosotros previamente. Gracias.