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04 marzo, 2020

Trucos para Reducir la Necesidad de Plancha de Tu Ropa

Planchar la ropa es una tarea doméstica bastante ingrata, porque requiere tiempo y esfuerzo, sus efectos son poco duraderas e implica un gasto energético apreciable.


Por eso cada vez tendemos más a evitar la plancha, aunque por el momento es (casi) imposible hacerlo al 100%, al menos si queremos mostrar una imagen mínimamente aceptable. Porque, no nos vamos a engañar, aunque cuidemos nuestra higiene corporal y llevemos la ropa limpia, si está arrugada mostraremos una imagen descuidada, que no suele ser compatible con la mayor parte de los trabajos y con muchas actividades con interacción social.


Así que es conveniente buscar una solución de compromiso entre la falta de tiempo, la comodidad, el ahorro energético y una aspecto pulcro. Para ayudarte a conseguirlo, a continuación comparto contigo algunos trucos que te permitirán planchar menos.


Trucos para reducir la necesidad de plancha de tu ropa


A la hora de comprar la ropa


Para planchar menos no hay nada mejor que elegir bien los tejidos. Hay telas que por su composición no necesitan apenas plancha. Son las que tienen una parte de fibras sintéticas, como la lycra o el poliéster. Si la proporción de material sintético es muy alto, sobre todo en ciertos casos, pueden evitar la transpiración, producirte irritación, etc. Por otra parte, hay tejidos naturales que de por sí no necesitan mucha plancha como la seda, la viscosa o el algodón. Si no quieres planchar, tendrás que decirle no al lino o al algodón de poca calidad o muy fino, porque se arrugan muchísimo y necesitan tiempo, esfuerzo y energía para dejarlas en perfecto estado. También puedes evitarte el planchado si eliges prendas cuyo tejido tiene arrugas desde su confección o que están diseñadas para llevarlas arrugadas.


El diseño de la prenda también influye, porque aquellos que lleven muchos volantes, pliegues, jaretas o que tengan mangas muy fruncidas necesitarán plancha para que no parezcan descuidadas y feas.


El lavado


Si llenas mucho la lavadora la ropa se arrugará mucho más... y necesitarás planchar también más. Por no hablar de que las prendas se limpiarán peor, porque el agua, el detergente y el suavizante no circularán bien entre ellas. Y también deberías evitar el llenado excesivo del tambor, porque puede dañarse el propio electrodoméstico. Lo ideal es buscar un término medio entre la eficiencia en cada lavado y el cuidado de las prendas y el electrodoméstico. Es mejor que pongas dos lavadoras con menos ropa y con
programas eco, que uno con el tambor a tope y con agua más caliente.


No laves la ropa con agua muy caliente. Cuanto más caliente esté el agua con el que laves las prendas, más se marcarán las arrugas. Salvo que sea estrictamente necesario, emplea agua fría en los lavados.


Programando la lavadora


El suavizante o el bicarbonato te ayudarán a dejar tu ropa más suave y con menos arrugas. Aunque en el caso del suavizante es muy importante utilizarlo en la cantidad adecuada, porque si te excedes terminarás estropeando las prendas. Poner más producto no garantiza una ropa más suave, sino todo lo contrario, porque apelmaza los tejidos y los daña de manera irreversible. 


Los centrifugados muy enérgicos son ideales para reducir el tiempo de secado, pero no las arrugas. Salvo que tiendas en lugares en los que hace mucho frío y hay una humedad ambiental muy elevada, con un centrifugado entre 600-800 rpm eliminarás una buena parte del agua y no tendrás que planchar tanto la ropa.


Saca la ropa de la lavadora según termine el programa. Si dejas las prendas en el tambor se arrugarán rápidamente.


Tender y secar


Tiende la ropa con cuidado. El hecho de tender las prendas de forma adecuada te ahorrará esfuerzo, tiempo y electricidad.


Ropa tendida


Sacude y alisa las prendas antes de tenderlas. Un gestos tan simple te ahorrará trabajo, tiempo y electricidad.


Cierra botones y cremalleras antes de tenderlas, para que conserven su forma. Ya sé que esto ralentizará el tiempo de secado, pero lo cierto es que evitará que la arrugue y se deforme en exceso.


Si tiendes las camisas colgadas de una percha, procurando alisar el tejido y abrochando todos sus botones, verás como se reduce la cantidad de plancha que requieren, o incluso podrás llegar a evitar la si los tejidos son resistentes a las arrugas.


Y retira las prendas secas lo antes posible del tendedero, porque si las dejas mucho tiempo en el tendedero los tejidos quedarán secos y acartonados, los que implicará más plancha para recuperarlos.


Si usas secadora no te excedas con la temperatura, porque si es muy alta la ropa quedará arrugada y acartonada. Y tampoco te pases con la cantidad de prendas que pones en el tambor de la secadora, porque ocurrirá lo mismo que con la lavadora.


De hecho, si quieres tener que planchar menos, deberías reducir el tiempo en el que las prendas estén en la secadora, sacándolas un poco antes de que termine le programa. Si retiras la ropa cuando todavía está un poco húmeda y la estiras un poco evitarás la plancha o al menos recortarás el tiempo y temperatura necesarios para eliminar las arrugas. 


Dobla bien la ropa


Cuando recojas las prendas, dobla y cuelga inmediatamente y con mimo las que no necesiten plancha.


Pantalón colgado


Si se trata de ropa que luego vas a tener que planchar, recógelas también según estén secas y dóblalas bien hasta que puedas plancharlas.


En caso de que hayas dejado las prendas en el montón para planchar y se hayan acartonado y se hayan arrugado por no haberlas doblado muy bien, vaporízalos con un poco de agua. Si tienes secadora ponlas unos minutos y verás que las arrugas se estiran bastante. Si no usas secadora, simplemente tendrás que plancharlas ligeramente para alisar los tejidos. 



Guarda la ropa correctamente


Guarda la ropa bien doblada o colgada de sus perchas, así evitarás tener que volver a plancharlas.


Procura que armarios, estantes y cajones no estén repletos, porque la ropa terminará arrugándose seguro. Por no hablar de que no encontrarás las prendas que buscas y que las prendas terminarán estropeándose.


Armario


Trucos para evitar la plancha


Un truco para estirar una prenda sin utilizar la plancha es ponerla en una percha colgada del baño mientras de duchas. No es un remedio infalible, porque hay diseños y tejidos que no pierden las arrugas por el vapor, pero sí que puede serte útil en muchas ocasiones. Si quieres que funcione es necesario que cierres la puerta del baño, que cuelgues la percha en una zona cercana a la fuente del agua caliente y que la ducha tenga la duración y temperatura suficiente para que se genere vapor. Claro, este truco tiene su parte negativa, porque si lo que quieres es ahorrar electricidad al no planchar, pero gastas más agua caliente de lo habitual, tampoco es que salga muy rentable a nivel económico ni ecológico.


Hazte con un vaporizador portátil o plancha de vapor vertical para estirar tu ropa. Son muy útiles y los puedes encontrar por precios bastante razonables.


No planches cierto tipo de ropa


No planches determinadas prendas que no justifican el esfuerzo y el gasto, como las toallas (que no lleven detalles que necesiten alisado, como ciertos remates y puntillas), los paños de cocina de rizo, la ropa interior, los calcetines...


Toallas de baño dobladas


Algunas prendas como visillos, cortinas, edredones y fundas de sillones o sillas con elásticos no necesitan pasar por la plancha. Según el tejido, podrás colgar los visillos y las cortinas ligeramente humedecidos para que con el propio peso se estiren y se sequen más rápidamente al estar al aire toda su superficie. Si tiendes los edredones y fundas nórdicas bien estirados, el peso del tejido, las telas que los arman y la humedad los estirará sin necesidad de calor. Y las fundas con elásticos que quedan bien tirantes una vez colocadas no necesitan plancha, porque la propia tensión funciona para estirar el tejido.


De viaje


Si viajas, saca la ropa de maletas y fundas según llegues a tu destino, así impedirás que las arrugas se marquen más.


Si tu destino es un lugar cerca del mar, cuelga la ropa en el armario y deja las puertas de par en par, al mismo tiempo que abres las ventanas de la habitación. El aire húmedo contribuirá a que la ropa se estire sin necesidad de plancharla.


¿Te apuntas a estos trucos?




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11 octubre, 2017

Consejos para Comprar Prendas de Calidad

Tener un buen fondo de armario es una de las claves para vestir con estilo... y para no perder tiempo buscando un outfit de "10" por las mañanas. Te hablo de esa ropa que resiste más de una temporada, que sienta bien, que es apropiada para (casi) cualquier ocasión y que puedes actualizar con cualquier adquisición de temporada.


Esa ropa la vas a disfrutar durante mucho tiempo, así que es importante que tenga un mínimo de calidad. Eso no implica que debas gastar mucho dinero, por supuesto, pero sí que requiere que tengas cuidado a la hora de comprarla para que te dure varias temporadas, que te siente como un guante y se mantenga perfecta a lo largo del tiempo.


A continuación te doy algunos consejos comprar ropa de calidad. No te los pierdas... 


Consejos para comprar prendas de calidad


¿Calidad o Precio?


Ten presente que el que la ropa sea de marca no significa obligatoriamente que sea de buena calidad. Puede que la marca haya encargado la confección a un taller que no trabaje bien, que haya comprado tela barata a buen precio y quiera darle salida a pesar de saber que el resultado final no será aceptable o que se escude tras su imagen para vender prendas de dudosa calidad.


Ojo al precio. La ropa con un precio excesivamente bajo, aunque parezca de buena calidad a simple vista, tiene truco. Una cosa es que consigas una prenda por poco dinero y otras muy distinta que no llegue ni siquiera al precio de coste. Esto también es aplicable a la ropa de segunda mano, aunque su valor de referencia será menor. Los precios demasiado bajos suelen ocultar una calidad ínfima en materiales y confección, mano de obra en condiciones de explotación laboral o un origen dudoso.


Ropa en un perchero


Etiquetado


Las prendas deben estar correctamente etiquetadas. En España es obligatorio que en la etiqueta aparezca identificado con su nombre o razón social el fabricante, comerciante o importador. También debe incluir la dirección postal, el número de identificación fiscal y la composición de artículo. Además de esta información obligatoria se recomienda que aparezcan las recomendaciones de lavado, planchado, secado y conservación.


Los tejidos


Debes prestar atención a los tejidos con los que están confeccionadas la prendas, porque su caida, durabilidad y mantenimiento dependen de ellos.  Los tejidos de origen natural son por norma general los mejores. Si te es posible, decántate por el algodón, la lana, la seda o el lino; o al menos procura que estos sean mayoritarios en su composición. Estos son más agradables de vestir, suelen durar mucho tiempo si se cuidan bien, aunque en algunos casos pueden necesitar limpieza en seco o ser difíciles de planchar. Los tejidos sintéticos son menos confortables a la hora de llevarlos puestos y tienden a deformarse y decolorarse con mucha más rapidez; eso sí, su mantenimiento es más sencillo, porque se lavan, se secan y se planchan con más facilidad.


Los tejidos que se transparentan, salvo que sean así por diseño expreso, son de peor calidad. Imagina una camiseta blanca de algodón. Si se transparenta, será durará menos y será menos resistente que una con un tejido más compacto. 


Comprueba que el tejido no tiene ningún defecto: hilos fuera de su sitio, imperfecciones en los estampados, manchas sospechosas (puede que no se eliminen con el lavado)...


Perchero con ropa


Estira el tejido en dirección vertical y horizontal, si vuelve a su estado original sin deformarse, tiene todas las posibilidades de ser de buena calidad. Evita hacerlo si se trata de punto o crochet, porque puedes estropear la prenda.


El forro


Las prendas con forro sientan mejor, son más cómodas de llevar y denotan una mejor confección. Eso sí, la tela del forro debe ser de buena calidad, debe acompañar a la prenda sin hacer arrugas, fruncidos o tirar de la tela exterior.  


El patrón y el corte


Corte y talla deben tener coherencia. Por ejemplo, si las mangas de una camisa son pequeñas o cortas sin que eso tenga que ver con la creación libre del diseñador, es que el fabricante ha utilizado un patronaje deficiente o ha intentado ahorrar en tela.


La prenda debe ser simétrica. Presta atención a las solapas, las mangas, las sisas, las perneras, los tiros y las espaldas. Si a simple vista te das cuenta de que hay algo que no encaja en el patrón, seguro que te sentará mal cuando te la pongas.


Comprueba que el patrón de los estampados coincide en las uniones y en las zonas visibles. Imagina una camisa estampada con flores. En una prenda de calidad las flores estarán situadas a la misma distancia, tanto horizontal como vertical, en ambas partes del cuerpo y seguirán ese patrón también en su unión con la espalda. También en las mangas y en los puños se seguirá ese mismo patrón para que ambas se vean iguales. 


La confección


El hilo con el que estén cosidas las prendas debe ser resistente, del mismo color (salvo que se trate de una decisión del diseñador) y las puntadas deber ser pequeñas e iguales.


Los ojales deben ser del mismo tamaño, centrados y bien rematados, sin hilos sueltos ni puntadas en falso.


Las costuras deben estar bien hechas, con puntadas pequeñas y resistentes, que no se transparenten si se toma de los dos extremos y se tira ligeramente en perpendicular a la costura. Deben estar bien rematadas por su interior y sin que la tela haga frunces.


Ropa colgada de un perchero


Los dobladillos tienen que estar bien cosidos. Conviene comprobar que no hay ninguna parte deshecha o con defectos. El dobladillo interior debería tener 3 cm. como mínimo de tela sobrante, por si necesitas sacar el bajo.


Los botones deben ser de cierta calidad, bien cosidos y con un buen remate en la zona interior.


Presta atención también a las cremalleras. Mejor si son metálicas. Comprueba que suben y bajan con fluidez y no se enganchan en ningún sitio. Esto es especialmente importante si se trata de un vestido y tiene costura en la zona en la que se une el cuerpo y la falda, porque suele ser el lugar en el que es más fácil que se atasque la cremallera al unirse varias capas de tela. Esto también suele suceder en los monos que tienen corte en la cintura. Es importante comprobar si la cremallera está bien cosida, sin que haya puntadas en falso o fruncidos en la tela. Recuerda que las cremalleras ocultas le aportan más prestancia a la prenda, salvo que estas formen parte del diseño.




Información de interés:

Reglamento de la Etiquetado
Real Decreto 928/1987, de 5 de junio, relativo al etiquetado y composición de los productos textiles (actualizada a 23/02/2011)


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01 marzo, 2017

Trucos que Funcionan para Limpiar la Plancha... y los que No

Si tienes plancha para la ropa (y la usas, of course), lo más probable es que se te haya manchado en más de una ocasión. Las telas sintéticas y otros sospechosos habituales se quedan pegados a la superficie de la suela con el calor y se van quemando poco a poco. Así se queda una especie de costra tostada que no sólo afea el aparato, sino que huele mal cada vez que se calienta y, lo que es peor, acaba manchando otras prendas limpias cuando se planchan.


Como a mí también me ha pasado, he puesto en práctica varios de los trucos más conocidos para limpiar la plancha... y que no me han funcionado o sencillamente no me gustan. Y otros que sí lo han hecho. Por eso quiero compartir todos ellos contigo. Aquí van...


Trucos que funcionan para limpiar la plancha... y los que no


Los que no me han funcionado (o no me gustan)


Sal + papel de periódico


Este truco consiste en utilizar sal gruesa sobre papel de periódico o sobre un paño, pasando la plancha caliente por encima para arrastrar las manchas.


Lamentablemente no sólo no me ha funcionado, sino que me ha rayado la superficie de la plancha. No sé si en las que no tienen recubrimiento será útil, pero en mi caso no.


Vinagre


Se recomienda utilizarlo tibio y frotarlo sobre la plancha con un paño. También aconsejan hacer una pasta con él y con un poco de bicarbonato de sodio o sal, aplicándola con una esponja suave y dejándola actuar durante 15 minutos. En ambos casos hay que aclarar.


Supongo que para manchas leves sí será efectivo, pero usado en una plancha con restos pegado de textiles sintéticos no lo hace. Y por mucho que se eliminen los restos, el olor que queda al calentarse la plancha es bastante desagradable... y dura varios días.


Pasta de dientes


Se debe aplicar en frío sobre la suela con un paño y luego planchar durante varios minutos (al menos 5) sobre un paño con la opción de vapor, para que se limpie la suela y los orificios de salida.


En mi caso la pasta de dientes no ha funcionado para nada, creo que la dejaré sólo para higiene dental.


Agua oxigenada


Se aplica con la plancha tibia y ayudándote de un algodón.


Resultado: como el de la cerveza sin alcohol, 0,0%.


Cera


Consiste en calentar la plancha y pasar una vela por la zona quemada, dejando templar la plancha y limpiando los restos con un paño. Supuestamente la cera envuelve la mancha, la cual se retira con el paño.


El problema es que si la quemadura es importante, la cera no es capaz de arrastrarla. Y si es pequeña... ¿no será más fácil utilizar otro método más sencillo? Además, retirar la cera no es tarea fácil, porque siempre acaban quedando restos (sobre todo en los orificios, incluso aunque se usen bastoncillos de algodón)  y es muy fácil manchar las prendas que se planchen después.


Detergente


Recomiendan tanto el detergente para la ropa como para las vajillas, diluido en agua y aplicado con un paño húmedo, retirando los restos con otro paño limpio.


Es un buen truco para limpiar la suela ligeramente manchada y para mantenerla en buenas condiciones, pero no para quitar tejidos sintéticos pegados.


Pulidor de metales


Ni me lo he planteado, porque en suelas con recubrimiento es la forma más fácil de dejarlas listas para llevarlas a reciclar al punto limpio.


Seguro que en las planchas sin recubrimiento en la suela es de lo más efectivo, puesto que es artillería pesada para eliminar manchas.


Plancha impecable


Los que sí funcionan


Aspirina


Sólo tienes que tomar una aspirina y machacarla sobre un paño o un papel grueso, luego sólo tienes que pasar la plancha ligeramente caliente sobre ella. Y en caso de que la mancha sea resistente, puedes utilizar la pastilla frotándola directamente sobre la mancha, teniendo (muchísimo) cuidado de no quemarte.


Luego debes retirar cuidadosamente todos los restos de la pasta de la aspirina con un paño húmedo, incluso los orificios del vapor.


Este truco funciona con las manchas leves, no con las que ocupan mucha superficie o que están muy adheridas.


Te aconsejo que hagas esto en una habitación ventilada, porque el olor no es muy agradable y no tengo claro que los vapores del medicamento generados por el calor sean saludables.


Goma de borrar 🔆


Este es mi truco estrella, porque es el que realmente me funciona. La goma debe ser para bolígrafo y de color claro, para no dejar manchas.


Te recomiendo que lo hagas con la plancha tibia (nunca caliente). Sólo tendrás que frotar la goma sobre la mancha con un poco de paciencia... y listo.


Tiene la enorme ventaja de que no raya la superficie, tenga el recubrimiento que tenga. Y seguro que tienes una en casa.


Eso sí, es imprescindible que limpies muy bien las virutas de goma, porque si no el calor cuando enciendas la plancha quemará los restos y conseguirás que termine peor de lo que estaba cuando la limpiaste. Además, la goma quemada huele fatal.


¿Has probado tú alguno de estos trucos? ¿Cómo te fue? ¿Tienes alguno que quieras compartir con nosotros? Cuenta, cuenta...




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24 agosto, 2016

Errores Habituales que Ponen en Peligro Tu Pelo

La mayoría de nosotras buscamos una melena de esas que dan envidia, lustrosas y abundantes, como de anuncio. No me equivoco, ¿verdad?


Y para conseguirlo procuramos cuidar nuestro pelo todo lo posible, aunque en muchas ocasiones cometemos errores que sabotean nuestra melena, muchas veces sin ser conscientes de que lo estamos haciendo.


A continuación encontrarás algunos de los fallos más comunes, para que los evites y presumas de melena.



Errores habituales que ponen en peligro tu pelo


En el lavado


Lavar el pelo con una frecuencia inadecuada. El número de veces que debes lavar tu cabello te lo dicta el tipo de cabello (seco o graso), su largo, la época del año, si haces deporte a diario, si estás en un entorno en el que se te ensucia mucho el pelo, si utilizas muchos productos de styling... Lavarlo mucho o poco teniendo en cuenta tus necesidades reales, puede acabar dañándolo. No te fíes de lo que decimos cualquiera acerca de la frecuencia de lavado y escucha a tu pelo, él te dirá cada cuánto debes hacerlo para que esté perfecto.


No utilizar los productos de lavado apropiados. Si el champú que usas es demasiado agresivo acabarás dañando tu cabello, por muy fuerte que sea. Lo mismo ocurre si tu pelo tiene unas necesidades específicas (sequedad, grasa, pelo fino o muy grueso, caspa...) y no le das el producto adecuado.


Acondicionadores y mascarillas


No utilizar acondicionador. Es muy frecuente que las personas con cabello fino no se pongan acondicionador, porque tienen la sensación de que les queda apelmazado y sin volumen. Esto es lo mismo que no aplicarse crema todos los días, porque se tiene la piel grasa. El secreto es encontrar el acondicionador apropiado para nuestras necesidades.


No aplicarse el acondicionador de la forma correcta. Es un producto diseñado para que actúen en los medios y puntas únicamente, por lo que no se debe usar en las raíces. Si el cabello es muy graso, incluso es recomendable evitar los medios y ponerlo sólo en las puntas. Otro error habitual es no dejarlo actuar el tiempo necesario. Lo recomendable es seguir las instrucciones del fabricante o pedir consejo a un profesional de peluquería.


No utilizar mascarillas. Las mascarillas son perfectas para recuperar la belleza del pelo o tratar los problemas específicos que pueda tener. En el mercado las encontrarás para todo tipo de necesidades: nutrición, recuperar el brillo, con keratina, para cabellos teñidos, para melenas envejecidas...


Emplear mal las mascarillas capilares. Usarlas con una frecuencia inadecuada puede convertirse en un problema. Lo habitual es emplearlas una vez a la semana, aunque habrá que tener en cuenta los requerimientos particulares de nuestro pelo. Otro error común es no tenerlas en exposición el tiempo necesario, por exceso o por defecto. Cada producto lleva en sus instrucciones los minutos de exposición adecuados para obtener todos sus beneficios. También se suele olvidar que colocarse una toalla caliente multiplica los efectos de la mascarilla.
 

El secado


Secarte la melena de forma incorrecta. Si frotas tu pelo con demasiada energía y en todas direcciones, lo maltratarás. Lo ideal es envolverlo en una toalla, si es de microfibra mejor, y apretarlo suavemente para que vaya enjugándose la humedad. Otra forma de hacerlo es utilizar un turbante de microfibra, teniendo cuidado de no apretarlo y retorcerlo demasiado. Y la forma menos dañina, pero la menos ecológica y económica: utilizar papel de cocina para ir secando los mechones.


El calor 


Abusar del secador es uno de los errores más frecuentes. Procura secar tu cabello con una toalla suave o con un turbante antes de pasarte el secador, incluso dejarlo secar un rato al aire, así restarás tiempo de exposición al calor.


Secado de cabello con secadorUtilizarlo mal también puede poner en riesgo a tu cabello. Para ello debes utilizarlo a una distancia razonable de tu pelo, a una temperatura adecuada y haciéndolo desde la raíz hacia las puntas, para ir cerrando la cutícula. Además, así expondrás durante menos tiempo a las puntas, que suelen ser las que están más secas y dañadas. Y, por supuesto, utiliza un protector térmico para el cabello, porque este tipo de productos no es sólo para la plancha.


Excederte con la plancha. Y es que hay muchas adictas a la plancha que la usan varias veces al día y con una temperatura excesiva y que no se ven bien si no tienen el cabello perfectamente pulido. Si es tu caso, puedes recurrir a alisados más permanentes o a productos que te faciliten el pulido del cabello y su mantenimiento, los que tienen keratina, por ejemplo.


Usar mal la plancha también es algo habitual. Utilizar una temperatura demasiado elevada, no emplear protector térmico, pasar la plancha sin que el pelo esté completamente seco o hacerlo sin haberlo cepillado antes son algunas de las prácticas que pueden estar estropeando tu cabello.


Cuestión de humedad


Dormir con el pelo mojado. Esta costumbre debilita muchísimo el cabello, dejándolo sin brillo y quebradizo. Por no hablar de que se pueden crear microorganismos dañinos, tanto en el pelo como en la almohada.


Recogerse el pelo estando húmedo. Una cosa es hacerse un moño o una trenza con el pelo húmedo para estar en la piscina o para estar fresquita mientras das un paseo en un día de calor, y otra muy distinta recogerse el cabello húmedo todas las mañanas y llevarlo todo el día así, de tal forma que no se seque y cuando llegue la noche aún esté mojado.


El cepillado


Cepillado de cabelloNo cepillarte el pelo antes de lavarlo. Si esperas a peinarlo o cepillarlo cuando esté húmedo, lo que conseguirás es dañarlo, porque la humedad lo convierte en quebradizo. Y, si lo cepillas, antes, eliminarás el polvo, suciedad y restos de productos de styling, con lo que lograrás un lavado más efectivo.


Cepillarlo con demasiada fuerza o durante demasiado tiempo. El mito de que hay que cepillar el pelo 100 veces cada día es eso, un mito. Hay que cepillarlo lo suficiente para eliminar los nudos y la suciedad.


Peinarlo de forma incorrecta. El pelo hay que desenredarlo desde las puntas hacia las raíces. Si comienzas a peinar desde el cuero cabelludo, lo que harás es ir bajando todos los nudos que haya en el mechón y apretándolos hacia la punta; así te encontrarás con un nudo tipo bola de nieve que te costará sudores desenredar. Para evitarlo los mejor ir quitando primero los enredos más cercanos a la punta e ir subiendo poco a poco.


Los productos de styling


Utilizar inadecuadamente los productos de peinado. Elegir un producto de styling poco adecuado para el tipo de cabello, hacerlo en demasiada cantidad o aplicarlo antes del secador o la plancha pueden dañarlo poco a poco. Si usas mucha cantidad, dejarás a tu pelo opaco, pesado y sin capacidad de respirar, especialmente si no te lavas el pelo con frecuencia. Si aplicas el producto de peinado y luego utilizas calor directo sobre el pelo, corres el peligro de que la composición del fijador se degrade o cambie sus características con la temperatura y dañe el pelo.


El peinado


Recogidos muy tirantes. Si te haces una cola de caballo muy tirante un día, no ocurre nada, si es tu peinado de fondo de armario, probablemente tu pelo se resienta. Hay una prueba de fuego para saber si tu peinado está demasiado tirante: si te duele el cuero cabelludo cuando te quitas el coletero, las horquillas o las pinzas, está tirando demasiado del folículo, y más tarde o más temprano, irás perdiendo cabello.


Utilizar horquillas y pinzas constantemente y en el mismo lugar. Tener horquillas y pinzas aprisionando constantemente el pelo pueden llegar a cortarlo y dejarlo debilitado. Cambia de peinado o, al menos, del lugar donde colocas las sujeciones para tu pelo.


El mantenimiento


Corte de pelo
No cortarte las puntas con la frecuencia necesaria. El pelo necesita un saneado de puntas cada 8-12 semanas, si no lo haces estás se abrirán y resecarán cada vez más, y tu corte irá perdiendo definición. Este es el pasaporte a un pelo con aspecto descuidado y poco saludable.


Excederte con las modificaciones. Teñirte, darte mechas californianas o hacerte un alisado no tienen por qué dañar tu pelo, pero si cambias de color o de textura de pelo cada semana, sí lo estropearán. La mejor forma de no pasarte es consultar en tu peluquería de confianza, allí te dirán los tiempos que debes respetar entre tratamientos.


No utilizar productos anticaída cuando tu pelo lo pide. Si cabello comienza a caerse, es importante tomar medidas. No te digo que recurras a productos milagro, pero sí a las típicas ampollas que se venden en tiendas de productos de peluquería para la caída estacional o debida al estrés. Por experiencia funcionan. Si no haces algo cuando comienzan estos síntomas y la caída del pelo se instala definitivamente, no recuperarás tu melena nunca más... salvo que recurras al implante, claro.


Tocarte constantemente el pelo. Estirarlo, retorcerlo, jugar con él... esta (mala) costumbre ensuciará, engrasará tu cabello y abrirá sus puntas aún más.


Jugar con el cabello puede dañarlo
Jugar con el cabello puede dañarlo


Tomar el sol sin proteger el cabello. Sombreros, pañuelos y protectores solares específicos para el cabello te ayudarán.  


No proteger tu pelo del viento y el frío, porque también sufre con estas condiciones climatológicas. Procura utilizar gorro o sombrero para mantenerlo en buen estado.


Desde el interior

No tomar los nutrientes que tu cuerpo necesita, bien por dietas muy restrictivas o por una alimentación desequilibrada. Aunque no te lo parezca, es algo que afecta muchísimo al pelo, dejándolo sin brillo, quebradizo y con tendencia a la caída. Por muchos cuidados exteriores que le brindes, si no comes adecuadamente, no conseguirás un cabello sano y brillante.


Pelo bonitoEl estrés. Tanto o más que la alimentación, el estrés causa estragos en tu pelo. Puede que no lo asocies, pero en períodos de mucho trabajo o preocupaciones varias, notarás que todos los días son "bad hair days" y que con el pelo que se te cae podrías rellenar varios cojines.


No dormir lo necesario. La falta de sueño continua afecta a tu cuerpo y mente en general, también a tu pelo. Y mucho. No te voy a recomendar las 8 horas de rigor, porque cada persona tiene unas necesidades en este sentido, pero sí que duermas el tiempo suficiente para levantarte descansada, con energía y buen humor.





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30 marzo, 2016

Trucos de Planchado (Muy) Fácil

Planchar es probablemente una de las tareas domésticas más incómodas. Y es que hay veces que es más fácil luchar contra las arrugas de la piel que con las de la ropa.


Para ayudarte con esta labor, aquí te dejo unos cuantos trucos de planchado...



Trucos de planchado (muy) fácil


Por el principio


Lee las instrucciones de cada prenda, para poder utilizar el programa de lavado y de plancha adecuado para cada una.


Y léete también el manual de tu lavadora y de tu plancha para sacarles el máximo partido. 


Elige una buena plancha y una buena tabla. Lo ideal es que la plancha sea de vapor, con un peso medio, salidas de vapor suficiente y una buena suela que deslice bien sobre los tejidos. En cuanto a la tabla debería tener un buen tamaño, ser manejable y regulable.


Plancha de vaporOtro punto a tener en cuenta es la funda de la tabla de planchar. Mi consejo es que tenga un tejido que refleje el calor, para ahorrar energía y trabajo. Otro truco es poner una toalla vieja debajo de la funda, para acolchar un poco la tabla, eso facilita el planchado y evita los brillos en las prendas oscuras.


Lo más saludable para ti es que todos los tejidos que entren en contacto con tu piel sean naturales, pero si quieres también un planchado rápido, puedes elegir fibras naturales con mezcla de fibras sintéticas, como el poliéster o la lycra. 


El lavado


Pon distintas lavadoras, según el tipo de tejidos, más allá de la consabida separación de blanco y color. Te recomiendo que también separes las toallas, la ropa deportiva, las prendas que necesitan lavado delicado...


No llenes la lavadora a tope, porque si la ropa está muy apretada dentro del tambor, se llenará de arrugas difíciles de planchar.


Lavadora y secadoraSi la ropa no está muy sucia, opta por los lavados con el agua templada o fría. De esa forma notarás que la ropa se arruga mucho menos. Y ahorrarás energía, que también es interesante.


Pon suavizante en cada lavado. Eso sí, sólo la cantidad justa, porque un exceso puede acabar estropeándola. Si no te gusta utilizar productos químicos para suavizar y desodorizar la ropa, siempre puedes recurrir al socorrido bicarbonato sódico.


Lava la ropa del revés, cierra las cremalleras y abrocha los botones. Así no se enredarán unas prendas con otras y se marcarán.


El secado


Saca la ropa de la lavadora según termine el programa, así evitarás que las prendas se arruguen más y que adquieran olor a humedad.


Sacude bien la ropa antes de tenderla, así extenderás mejor las prendas y luego te costará menos plancharlas. Además, acelerarás el secado.


Tiende la ropa con cuidado para ahorrarte trabajo después. Cuelga en perchas las camisas, blusas y vestidos. Extiende bien las prendas en el tendedero, evitando que se deformen y queden marcas y arrugas. Coloca las pinzas en las zonas más reforzadas de cada prenda, extendiendo todo lo posible. Y utiliza alfileres o imperdibles para mantener cuellos y solapas en su sitio si es necesario.


Así no...


Ropa mal tendida


Así sí...

 
Ropa bien tendida


Pon a secar los pantalones con raya colgados de una percha de pinzas, con cuidado de mantenerlos los filos bien colocados. De esa forma te evitarás mucho esfuerzo después


Si te es posible, seca la ropa en el exterior. No sólo es más saludable, además se darán unas mejores condiciones para el secado y posterior planchado.


Si utilizas secadora, no te olvides de sacar la ropa según acabe.


Utiliza los programas de planchado fácil que tienen algunas secadoras, así podrás planchar las prendas con más facilidad. Procura que siempre quede un poco de humedad en la ropa.


Ropa dobladaCuando recojas la ropa del tendedero dóblala bien para que no se arrugue hasta el momento de planchar las prendas.


El planchado


Si la ropa está muy seca antes de plancharla, puedes humedecerla un poco con un pulverizador. Mejor si es con agua tibia.


Racionaliza el orden de la plancha. Aunque la recomendación general es comenzar por las prendas que necesiten más calor y terminar con las más delicadas, te aconsejo lo contrario. Así irás reduciendo el calor poco a poco y ahorrarás energía. De hecho, algunas prendas delicadas las podrás planchar con el calor residual de la plancha una vez apagada.


Regula correctamente la temperatura y el vapor para cada tipo de prenda.


Ojo, que no todas las prendas necesitan una gran cantidad de vapor, hay algunas que te costará plancharlas si te excedes con él. Sobre todo las que son muy finas o se deforman con facilidad.


Deja enfriar las prendas antes de guardarlas en armarios y cajones, porque si están calientes se arrugarán con los dobleces o el contacto con otras prendas.


PlanchaSi doblas bien las ropa de cama cuando la recojas del tendedero, puedes evitar la plancha. Esto no es válido si son de 100% de fibras naturales, porque necesitarán plancha sí o sí. Puedes planchar las sábanas bajeras dobladas y te evitarás algo de trabajo.


Si utilizas secadora, dobla la ropa de cama antes del secado y te evitarás la plancha.


Como norma plancha la ropa del revés, porque te evitarás disgustos (marcas, brillos, etc.). En el caso de ciertas prendas también tendrás que plancharlas por el derecho, como en el caso de los pantalones.


Para evitar brillos en las prendas oscuras y de lana, pon un paño ligeramente humedecido encima del tejido.


Procura planchar desde las zonas más amplias hacia a las esquinas.


No planches la ropa interior o los calcetines, no sólo por quitarte trabajo, sino porque puedes dañar sus tejidos.


No planches tampoco las toallas, porque pierden su suavidad y su capacidad de secado. Sucede lo mismo con los paños de cocina de rizo.


Algunas prendas que no necesitan mucha plancha, se estiran de forma rápida y fácil rociándolas con el vapor de la plancha mientras las tienes colocadas en la percha.


Si tienes alguna prenda que se plancha muy mal, quizás te compense llevarla al tinte. En casa hay un par de camisas que han podido conmigo, porque me requieren un esfuerzo titánico y que luego no se aprecia en el resultado final. Así que, o las llevo al tinte o me deshago de ellas.


Espero que con estos consejos la tarea de la plancha te sea un poco menos incómoda.





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La primera vez que apareció este post fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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