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06 noviembre, 2019

Cocina de Aprovechamiento

Tiramos demasiada comida a la basura, es un hecho. Y no es algo de lo que enorgullecerse, desde luego. En muchos casos este desperdicio de comida tiene su origen en la mala planificación a la horade comprar, pero también a la hora de aprovechar esos alimentos que nos sobran.


Algo curioso, porque en España algunos de los platos más deliciosos y nutritivos proceden de la cocina de aprovechamiento. Algo que tenían bien claro nuestras abuelas, pero que se ha ido olvidando poco a poco, llevándonos a desperdiciar comida sin ton ni son.


Para ayudarte a aprovechar mejor la comida en tu cocina, a continuación te doy algunas ideas para utilizar sobras o alimentos que has comprado de más y no prevés consumirlos en un plazo razonable de tiempo. 


Cocina de aprovechamiento


Pan duro


Aunque es cierto que no todo el pan soporta bien el paso de los días, siempre se le puede sacar mucho partido. Algunos platos que puedes preparar son:


Gazpacho andaluz. Uno de los platos más refrescantes de nuestra gastronomía. En lugar de preparar el gazpacho de la forma habitual, puedes añadirle pan duro. Es más nutritivo y cremoso que el que está hecho únicamente con hortalizas, aceite de oliva y vinagre.

Salmorejo. Casi merece la pena dejar que el pan se seque para preparar este manjar.

Ajo blanco.

Sopas de ajo. Todo un clásico, ideal para entonar el cuerpo con el frío.

Migas. En cualquiera de sus versiones, siempre están buenísimas.

Torrijas. Y las puedes hacer sin que sea Semana Santa...

Tostadas francesas.

Picatostes o croutons. Siempre excelentes para acompañar cremas, sopas y ensaladas. Si quieres que sean más ligeros únicamente tienes que hacerlos al horno en lugar de freírlos. 


Ensalada y croutons al horno


Desmigado para hacer coberturas crujientes al horno en otros platos. Pruébalo sobre el bacalao al horno, por ejemplo.

Pan rallado. Para que hagas empanados caseros o los utilices en otras preparaciones.


Frutas


Si alguna pieza de fruta está comenzando a ponerse demasiado madura o tiene un aspecto poco apetecible, pero puedes recuperar parte de ella, puedes hacer todo tipo de preparaciones. Incluso si has comprado demasiada cantidad de fruta (o te la han regalado) y no quieres que se ponga mala. Puedes aprovechar las frutas de las siguientes maneras:


Macedonias. Son un postre o una merienda saludable de lo más socorridos. Procura no añadirle azúcar para que sean más ligeras.

Ensaladas. Las frutas también se pueden incorporar a las ensaladas. La naranja, la piña, la manzana, la pera, las uvas... casi todas se pueden aprovechar en este tipo de platos.

Guarniciones para platos salados. Las manzanas, peras, naranjas, uvas o higos, por ejemplo, pueden acompañar cocidas u horneadas a las aves o las carnes.

Mermeladas. Todo un clásico de aprovechamiento en la cocina. Y puedes usar cualquier tipo de fruta.

Confituras.

Compotas


Compota de frutas


Repostería. Los bizcochos, pudines, muffins, tartas y otras preparaciones agradecer la frescura de la fruta, tanto en la masa como en la decoración. El plátano muy maduro, por ejemplo, es perfecto para incluirlo en la masa de bizcocho, darle sabor y textura, incluso para prescindir del huevo en su preparación.

Helados. Aprovecha la fruta para hacer helados caseros y saludables.

Batidos.

Zumos.


Verduras y hortalizas


Las verduras son otro de los alimentos que más fácilmente terminan en la basura, aunque se pueden aprovechar para preparar multitud de platos. Incluso se pueden utilizar partes de la verduras y hortalizas que no se comerían habitualmente, pero que pueden dar juego en cremas, caldos, etc. Algunas ideas de aprovechamiento:


Sofritos.

Purés. Un puré admite casi todo, así que no te cortes a la hora de añadirle cualquier verdura, hortaliza o tubérculo que tengas a mano. 


Crema de calabaza


Lasañas. Puedes cocinar lasaña vegetal o incorporarle verduras a la salsa o entre las diferentes capas.

Pasta.

Ensaladas tibias o frías. No tengas miedo a añadir verduras cocidas u horneadas a las ensaladas, porque quedan muy bien. Pruébalas mezcladas con escarolas, lechugas, espinacas, rúcula, cereales cocidos, queso...

Utilizarlas para otros guisos. Restos de verduras pueden enriquecer cualquier plato de cuchara que vayas a preparar en casa.

Mezclarlas con legumbres o cereales. Las legumbres cocidas se pueden saltear con unas verduras para conseguir un primer plato o una guarnición saludable y nutritiva. También puedes mezclarlas con algún cereal cocido como la avena, el trigo sarraceno, la quinoa, el bulgur...

Empanadas.

✽  Empanadillas.

Quiche y otras tartas saladas.

Pizzas y cocas.


Legumbres


Las legumbres, tanto cocidas como guisadas se pueden aprovechar para muchos platos. Puedes preparar:


Ensaladas. En verano (y el resto de año también) las ensaladas es una de las formas más frescas y ligeras de consumir legumbres

Cremas. Si te han sobrado legumbres guisadas o cocinas, puedes utilizarlas para añadirlas a tus cremas. Les aportarán un sabor excelente, podrás aprovechar todas sus propiedades y probablemente te provoquen menos hinchazón y gases.

Hummus. La forma más deliciosa de acompañar verduras crudas, de tomar legumbres en guarnición y de enriquecer sandwiches y bocadillos, sin necesidad de poner mayonesa o mantequilla.


Hummus


Albóndigas. Sí, las legumbres también se consumen en forma de albóndigas o hamburguesas. Así podrás prescindir de proteínas animales sin necesidad de renunciar a estas preparaciones.

Hamburguesas.

Snacks (garbanzos al horno). Ricos, crujientes y sorprendentes.

Salteadas. Puedes saltear las legumbres con champiñones, setas, huevos, carnes, pescados...

Paté.


Cereales


Las sobras de arroz, trigo, quinoa, trigo sarraceno, avena y otros cereales cocidos se pueden utilizar para enriquecer o servir de base para multitud de preparaciones. Algunas formas de aprovecharlas:


Ensaladas. Verás qué ricos están y lo versátiles que son preparados en ensalada, admiten casi todos los ingredientes. 


Ensalada de quinoa


Guisos. Puedes usarlos para enriquecer unas lentejas con verduras, un guiso de carne o pescado, una sopa...

Croquetas o bolitas de arroz empanadas.

Hamburguesas.

Cremas. También puedes triturarlos para enriquecer cremas y purés.


Pescado


Si te ha quedado algo de pescado, tanto crudo como cocinado, puedes darle diferentes usos para desecharlo.


Ensaladas.

Caldo. Puedes preparar un caldo o un fumet casero y luego aprovechar los restos de pescado para preparar un arroz o una sopa, por ejemplo.

Sopa de pescado.

Arroz. En cualquiera de sus versiones. En mi caso suelo aprovechar restos de pescado para darle un plus de sabor y textura a paellas y risottos.

Ceviches y marinados


Ceviche


Pasteles y pudines. Es una de las formas en las que se han utilizados las sobras de pescado en muchas casas. Las recetas, muchas y muy ricas.

Hamburguesas. Sí, también de pescado, te invito a probarlas.

Croquetas.

Buñuelos. Y no sólo de bacalao...


Pollo


Cocido, al vapor, al horno, guisado... en cualquiera de sus preparaciones el pollo se puede aprovechar si te ha sobrado un poco. Puedes cocinar con las sobras o el exceso de pollo:


Ensaladas.

Tacos o burritos. Si lo mezclas con unas verduras, un poco de maíz, queso, champiñones u otros ingredientes prepararás una comida informal o una cena rápida sin apenas esfuerzo.

Arroz.

Curry.


Curry de pollo


Rellenar hortalizas. Puedes utilizar las sobras de pollo para rellenar berenjenas, calabacines, champiñones... Únicamente tienes que picarlo y hacerle una rica salsa.

Con salsa. Un pollo a la plancha, hervido o al horno puede tener una nueva vida con una buena salsa para darle sabor y aroma.

Lasaña o pasta.

Croquetas.

Albóndigas.

Varitas tipo fingers. Empanadas o cubiertas con una capa crujiente de sésamo, kikos...

Pizzas y cocas.

Bocadillos y sandwiches. Desmigado y acompañado de tomate, cebolla morada, pimientos morrones, pepinillos, queso, hummus... tu imaginación es el límite.

Hamburguesas.


Carne


La carne también se puede reaprovechar, incluso en crudo de las siguientes maneras:


Enriquecer guisos con verduras. Menestras y otros guisos pueden ser más suculentas y completas si las añades recortes de carne asada o a la plancha.

Ropa vieja. Uno de los platos más ricos de nuestra gastronomía...

Tacos o burritos.


Tacos


Arroz.

Curry.

Rellenar hortalizas.

Con salsa.

Lasaña o pasta.

Croquetas.

Albóndigas.

Pizzas y cocas.

Bocadillos y sandwiches.

Hamburguesas.


Embutidos


Los embutidos también se pueden aprovechar fácilmente, así que úsalos en otras preparaciones para evitar desperdiciarlos de alguna de estas formas:


Acompañar verduras y hortalizas. Saltéalas con el embutido que te haya sobrado para darles un toque diferente o deja volar tu imaginación.

Arroz. Por ejemplo, puedes pochar cebolla blanca y luego dorar restos de jamón York o serrano y luego saltear todo con arroz blanco y una vez que esté listo añadirle un huevo cocido cortado en trocitos pequeños.

Rellenar setas, verduras y hortalizas.

Pizzas y cocas.


Pizza


Pasta.

Croquetas.


Y, por supuesto, puedes congelar los alimentos (los que sea posible) para evitar tirarlos a la basura. Es una de las mejores formas de aprovecharlos y que te permitirá tenerlos siempre a mano y planificar mejor tus comidas.


Pero, sobre todo, procura planificar las compras de alimentos y menús de forma inteligente para no tener que desperdiciarlos.



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La primera vez que apareció el post Cocina de Aprovechamiento fue en el blog de La Meiga y Su Caldero
 

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24 julio, 2019

Cómo Congelar los Alimentos Adecuadamente

Lo confieso, soy fan de la congelación. Eso sí, siempre congelación de alimentos en crudo o cocinados en casa, nada de precocinados o ultraprocesados. Aunque prefiero los productos frescos, lo cierto es que no siempre se pueden consumir de esa forma. En algunas ocasiones porque no se dispone de tiempo para comprarlos a diario, en otras porque no están disponibles en el mercado o incluso porque no es conveniente comerlos sin pasar por el proceso de congelación, como en el caso del pescado.


Además, la congelación tiene muchas ventajas:


  • Puedes tener todo tipo de alimentos y comidas preparadas disponibles cuando lo necesites.


  • Podrás practicar la cocina de aprovechamiento.

  • Ahorrarás, puesto que podrás adquirir los alimentos en temporada y tenerlos disponibles más adelante, sin pagar más.

  • Si se congela y se descongela adecuadamente, los alimentos mantienen sus nutrientes, aunque en algunos casos puedan perder cualidades organolépticas.

  • En el caso de los pescados, evitarás el riesgo que supone el Anisakis. 


Si (todavía) no eres habitual en esto de la congelación, a continuación comparto contigo información básica para que tu congelador sea el mejor amigo de tu alimentación... y de tu bolsillo.  


Cómo congelar los alimentos adecuadamente


Verduras y hortalizas


En general


Hay una buena cantidad de verduras y hortalizas que puedes congelar tal cual, como las judías verdes, los guisantes, las alcachofas, los pimientos, el brócoli, la coliflor, el romanesco...


Espinacas congeladas


En cualquier caso, el escaldado en cualquier verdura te garantizará una mejor conservación del sabor y de los nutrientes, e incluso del color original. 


Las que contienen mucha agua en su interior, requieren que las escaldes unos segundos en agua hirviendo o que las cuezas, como la berenjena o el calabacín. No te olvides de lavarlas bien antes de cortarlas y escaldarlas.


Las verduras, sobre todo las de hoja verde, que se consumen crudas, como la lechuga, los canónigos o los berros no se pueden congelar.


Tampoco congelan bien el pepino o el tomate. Este último puede congelarlo escaldado o cocido para hacer salsas y sofritos.


La mejor forma de congelar las verduras es hacerlo primero creando una plancha o bandeja en la que los trozos no se apelmacen entre sí. Una vez que estén congeladas, introdúcelas rápidamente en una bolsa para congelados o en un tupper.


Cebolla


La cebolla la puedes congelar cortada, pero pierde textura y algo de sabor, así que no la utilices para consumirla en crudo y déjala para sofritos y guisos en las que vayas a cocinarla. Esto también funciona con el apio o el puerro.


Cebolla cortada sobre  una tabla

 
Patatas

 
Las patatas no congelan bien, porque se vuelven harinosas, insípidas y se oxidan enseguida. La mejor forma de congelar este tubérculo es hacerlo en forma de puré, una vez cocida y triturada. En el caso de los guisos que lleven patata, no hay otra opción, retírala antes de congelarlo, porque se echarán a perder ambos, guiso y patata. Si no quieres tirar la patata que quites del guiso, tritúralas en forma de puré solas o con otras verduras.


Frutas


Las frutas y frutos suelen contener mucha agua, por lo que se pueden congelar, pero el hielo acaba dejándolos blandos y algo descoloridos, incluso en algunos casos aumenta su acidez. Eso significa que nunca tendrán ni el sabor, ni el color ni la textura de la fruta fresca, pero sí que podrás usarlos para hacer batidos, smoothies, helados, granizados, repostería, postres, salsas, mermeladas...


Arándanos congelados


Lava las piezas y sécalas. Si son grandes, córtalas en trozos pequeños y luego congélalas. Si son pequeñas, como los frutos rojos, puedes hacerlo tal cual, primero pasando por la fase de congelación en plano y luego pasándolos a una bolsa.


Plátano


Es una fruta que congela muy bien. Puedes hacerlo pelado y en trozos, o también batido.


Uvas


Lávalas, sécalas y congélalas después. Te servirán para enfriar bebidas a modo de cubitos de hielo deliciosos. 


Uvas


Aguacate


Se puede congelar, aunque luego no podrás consumirlo con las mismas propiedades que fresco. Pero sí que puedes usarlo para untar en tostadas o para hacer salsas o usarlo en repostería, postres o platos salados.


Puedes lavarlo, cortarlo a la mitad y retirar el hueso, congelándolo así. También puedes pelarlo, retirar el hueso, cortarlo en las porciones que vayas a consumir cada vez, envolver esos trozos en papel de horno y luego guardarlas en una bolsa de congelación. Así sólo tendrás que sacar lo que necesites un poco antes poniéndolo en la nevera.


También puedes congelarlo ya triturado.


Si quieres evitar que se oxide, añádele unas gotas de limón.


Lácteos


Queso


Los quesos frescos se pueden congelar, pero pierden sabor y sobre todo textura, porque la congelación provoca que el suero de la leche se separe. Pero, aunque no podrás utilizarlos tal y como lo harías si estuviesen frescos, sí que podrás usarlos para hacer salsas, untables, rellenos, batidos y postres.


Los quesos semicurados y curados admiten mejor la congelación que los frescos, puesto que tienen más grasa y menos agua. En cuanto a su textura, pueden volverse algo más harinosos. Su sabor y su aroma también se verán algo mermados.


Quesos


Si el queso está muy curado y muy duro, es mejor que lo ralles antes de congelar, porque si lo congelas en trozos, luego no podrás cortarlo. 


Acuérdate de congelar los quesos en porciones para consumir inmediatamente, porque no se conservarán bien en la nevera más de 1-2 días. Así que olvídate de congelar quesos enteros o cuñas excesivamente grandes.


También es importante que compruebes que tanto el queso como su corteza no tienen moho. Si lo tienen, retíralo cuidadosamente.


Leche


La leche se puede congelar, pero al descongelar, el suero de la leche se separará y esta aparecerá como "cortada", con grumos. Eso no significa que no se pueda consumir, aunque únicamente te recomiendo hacerlo si vas a utilizarla para cocinar. Es importante que la leche sólo la congeles en casa si tienes un congelador con función ultrarrápida o exprés, porque si se congela despacio la leche se podría estropear al descongelarse.


Vaso y jarra con leche


Si quieres que se descongele mejor, déjala en la nevera hasta que se estabilicen las proteínas, las grasas y otros nutrientes.


Nata


Se puede congelar, pero si tiene poca grasa, le ocurrirá lo mismo que a la leche. Así que si vas a congelar la nata, procura que tenga un contenido grado de un 40% o más.


Mantequilla


Puedes congelarla sin problemas, puesto que su contenido graso es muy alto.


Carnes


La carne soporta perfectamente la congelación, aunque hay algunas precauciones que debes tomar.


Procura congelar según llegues a casa y evita, siempre que puedas, hacerlo con piezas que ya lleven varios días en la nevera.


Carne sobre hielo y otros ingredientes


Congela en porciones, para evitar tener que descongelar cantidades muy grandes que luego tendrás que consumir rápidamente. Una forma de separar las porciones y facilitar la descongelación es utilizar papel de horno. Envuelve las porciones y luego almacénalas en bolsas o tuppers. Así podrás sacar fácilmente lo que necesites. Procura que la carne esté bien protegida en sus envases para que no se reseque o se queme, y para que no adquiera olores o sabores extraños.


Limpia bien la carne antes de congelarla ayudándote de un papel de cocina, pero no la laves, sobre todo en el caso del pollo.


Elimina la grasa y los desperdicios antes de congelar. 


Pescados


A los pescados les sucede lo mismo que a las carnes, congelan muy bien. De hecho, la congelación es casi obligatoria si quieres evitar el temido Anisakis. Si no quieres tomar el pescado muy pasado, tendrás que congelar antes, puesto que únicamente una temperatura relativamente elevada en el interior del alimento, evita ese parásito.


Lava el pescado antes de congelar, mejor con agua salada. Y sécalo bien, para no añadir agua que pueda hacer cristales de hielo en el exterior del alimento.  


Salmón sobre hielo


Elimina las vísceras antes de congelar.


Como en el caso de las carnes, congela en porciones.


Los mariscos como las nécoras, centollas y centollos, se deben cocer antes de congelar. Las almejas y los berberechos se congelan frescos. Las gambas y langostinos se puede congelar tanto crudos como cocidos, a tu elección.


Congela únicamente pescados y mariscos muy frescos y comprados en establecimientos de confianza. 


Huevos


Para congelarlos enteros, debes romperlo e introducir su contenido en un recipiente hermético, pero sin llenarlo hasta el borde, puesto que la clara y la yema aumentan de tamaño y así evitarás que se rompa en envase o que se salga su contenido en el congelador. Precisamente por esa capacidad de aumentar de tamaño, nunca debes congelar los huevos con su cáscara.


Para conservar yema y clara de manera independiente, únicamente tienes que separarlas e introducir cada una en un recipiente diferente. Eso sí, ten en cuenta que la clara congelada se montará peor, en caso de la necesites a punto de nieve.


Huevos


Si quieres congelar huevo batido, puedes hacerlo sin problemas. Eso sí, en el caso de la yema, el frío consigue que la yema se quede pastosa (las proteínas se endurecen). Si no quieres que esto suceda, únicamente tendrás que añadir un ácido (unas gotas de vinagre o de limón), una pizca de sal o de azúcar para que el huevo batido conserve su textura fluida.


Platos cocinados


Caldos


Congelan estupendamente al contener una parte mayoritaria de agua, así que aprovecha para hacer grandes y congélalos en las porciones que vayas a necesitar. Es la mejor forma de tener caldo casero para tomar en cualquier momento o para utilizarlos para cocinar.


Boles de sopa


Guisos


Si tu guiso tiene mucho caldo, separa éste del resto y congélalos por separado.


Guiso casero


Arroces


Los arroces se pueden congelar una vez cocinados, pero perderán sabor y textura. Si se trata de arroz cocido, puedes ponerle un poco de aceite de oliva para facilitar la descongelación y el mantenimiento de sus cualidades.


Pasta


Para conservar su sabor, aroma y textura, cuécela unos minutos menos de lo habitual, puesto que luego tendrás que calentarla y si no lo haces, correrás el riesgo de que se pase o se quede muy seca.


Si la congelas sin aderezo, acuérdate de ponerle un poquito de aceite de oliva para facilitar la descongelación.


Pasta en un tenedor


Si puedes, evita descongelar y calentar en el microondas o el horno, y hazlo mejor al baño María o incluso en una sartén con el fuego muy bajo.


Fritos


No se deben congelar, porque se quedan blandos y con exceso de humedad.


Salsas


Las salsas emulsionadas como la mayonesa, la salsa rosa o el alioli; las salsas que llevan harina como la bechamel; incluso las que llevan nata como la carbonara (no la auténtica italiana que no la incluye en su receta original) no se pueden congelar, porque al descongelarse se "cortan".


Salsa


El hummus y el guacamole, por ejemplo, sí que se pueden congelar. En el caso del hummus, ponle un chorrito de aceite de oliva antes de ponerlo en el congelador. En el del aguacate, ponle unas gotas de aceite de limón.


Pan


Se puede congelar perfectamente. Eso sí, hazlo siempre en porciones, ya sean panecillos o rebanadas, y consérvalo dentro de una bolsa. Puedes envolver las porciones en papel de horno. Luego sólo tendrás que dejar la porción para que se descongele en la nevera un rato o incluso a temperatura ambiente. También puedes ponerlo directamente en la plancha, la tostadora o el microondas si te gusta calentito (pero unos pocos segundos para que no se caliente en exceso ni se queme) y consúmelo inmediatamente.


Pan integral


Azúcar moreno


Es uno de los alimentos que mejor congelan. Únicamente tendrás que ponerlo en una bolsa y sacar lo que necesites. No tendrás ni que descongelarlo siquiera. Esto evitará el típico (y molesto) apelmazamiento que sufre este tipo de azúcar si no lo consumes enseguida.  


Azúcar moreno

 
Consejos imprescindibles


  • Congela rápidamente los alimentos para evitar que se puedan degradar, tanto si son frescos como si están cocinados.

  • Ten presente siempre que los microorganismos dañinos que pueda haber en el alimento no mueren con la congelación, no desaparecen, sino que hibernan. A partir de que comience el proceso de descongelación, volverán a proliferar con la humedad y los nutrientes que ya estarán disponibles para ellos como en un buffet libre para bacterias. Por eso es fundamental que los alimentos que congeles estén frescos, que estén limpios y que los manipules de la forma más higiénica posible.

  • Evita congelar alimentos que ya se hayan descongelado previamente.

  • No congeles nunca los alimentos en sus latas o envases de cartón. Pásalos a un envase de cristal, plástico o a una bolsa de congelación.

  • Las bolsas de congelación son muy útiles, sobre todo las que tienen cierre de cremallera (zip). Procura eliminar la mayor parte de aire antes de cerrar la bolsa, así reducirás el oxígeno que pueda haber en ella y que pueda servir de alimento a las bacterias antes de que se congele. Si son sin cierre de cremallera, puedes utilizar pinzas para cerrarlas. 

  • Pon siempre el nombre del alimento que vas a congelar, así como su fecha de congelación. Una vez que el hielo se hace presente, es difícil identificar lo que está en cada envase, lo que te obligará a abrir el tupper, la bolsa o a desenvolver el paquete, lo que expondrá innecesariamente el alimento al calor y al aire.


Espero que este post no te haya dejado helada (o helado), pero sí que lo hayas encontrado interesante... y fresco.  




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La primera vez que apareció el post Cómo Congelar los Alimentos Adecuadamente fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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18 abril, 2018

Trucos para Ahorrar en la Cocina

Los consumidores cada vez estamos más concienciados de la necesidad de ahorrar y de consumir de forma responsable, por suerte.


Procuramos ahorrar en el consumo eléctrico, en la factura del gas o del agua, en combustible, intentamos utilizar el transporte público siempre que podemos, esperamos a las rebajas para comprar las prendas de fondo de armario que necesitamos... Y también en la cocina.


Precisamente para ayudarte a ahorrar en la cocina, a continuación quiero compartir contigo algunos trucos que pueden serte útiles. 


Trucos para ahorrar en la cocina


Lo primero


Revisa periódicamente tu despensa, tu nevera y tu congelador para ver qué es lo que te hace falta y lo que ya tienes. Es la mejor forma de tener tu cocina surtida de lo necesario y de no acumular esos productos que adquirimos una y otra vez, porque no sabemos que ya tenemos.


Comprueba las caducidades de los alimentos y ordénalos en el lugar en el que los almacenes colocando primero los que vayan a caducar antes y más alejados del alcance de la mano los que tengan un plazo más largo para expirar.


La planificación


Procura planificar tus menús, así podrás organizarte mejor a la hora de comprar y de cocinar. También es una manera de poder integrar la cocina de aprovechamiento en tu rutina, puesto que podrás utilizar sobras y alimentos que se deban consumir porque se acerca la fecha de caducidad sabiéndolo de antemano.


Ve apuntando lo que veas que te va faltando en la despensa según te vayas dando cuenta de ello.


Haz una lista de la compra para guiarte por ella cuando tengas que surtir tu cocina. De hecho, lo ideal es hacer varias listas, una para cada establecimiento o departamento que tengas que visitar: frutería, pescadería, carnicería, panadería... Yo las hago en el smartphone en lugar de en papel, porque una lista o una libreta la puedo perder u olvidar, el móvil seguro que no. Además, al hacer las listas en el smarphone puedo reciclar conceptos, apuntar cosas mientras viajo en transporte público, etc. Personalmente utilizo la aplicación de notas que tiene el terminal.


Lista de la compra


Elección del proveedor


La elección del proveedor puede tener una gran repercusión en tu bolsillo. Te recomiendo que busques establecimientos que te ofrezcan una buena relación calidad/precio/servicio y que no te dejes guiar únicamente por la comodidad de acceso o por las ofertas.


Lo ideal es acudir al pequeño comercio, puesto que suelen ofrecer mejores productos y mejor servicio que establecimientos más grandes, aunque pueda parecer que tienen precios menos atractivos. El supuesto ahorro que ofrecen supermercados e hipermercados no es siempre real, porque suelen bajar mucho los precios en productos de primera necesidad (leche, pan...), pero hacen su agosto con otros artículos, que son más caros que en comercios de barrio.


Por otra parte, en los comercios pequeños suele haber una mejor atención, especialmente cuando se trata de los productos perecederos.


Te aconsejo que establezcas una relación de confianza con tus proveedores, porque eso redundará en tu beneficio. Te pongo un ejemplo, un pescadero de confianza te aconsejará cuáles son las mejores piezas, las que están en su mejor momento y más baratas, te las preparará a la perfección, te comentará las mejores formas de cocinar y conservar el pescado, incluso te dará recetas que probablemente ni conocías.


Fíjate en la tienda en cómo atienden los distintos empleados a los clientes y en cómo tratan la mercancía, y quédate con el más profesional.


A la hora de hacer la compra


No vayas a hacer la compra con hambre, porque probablemente comprarás más de la cuenta y cosas calóricas y poco nutritivas. Si haces la compra y no tienes necesidad de comer, te será más fácil comprar con la cabeza, en lugar de con el estómago.


Procura comprar productos de temporada, porque están en su mejor momento y son mucho más económicos. 


Sandía y frutos del bosque


Si compras carne, ten en cuenta que hay piezas y cortes que son más económicos y más sabrosos que otros. No todo tiene que ser solomillo de ternera... Consulta a tu carnicero de confianza para que te diga cuáles son los que más te interesan.


Si compras pescado ocurre lo mismo: no todo tiene que ser besugo, lubina o dorada. Tienes pescados sabrosos y saludables a precios de lo más ajustado como las bacaladillas, las sardinas, las caballas, etc. Y ten en cuenta la temporada antes de comprar.


Evita los alimentos frescos presentados en bandejas y prefiere siempre los dispensados en el momento. Esto es válido para frutas, verduras, carnes y pescados. Los que se venden en bolsas o barquetas suelen ser más caros y llevan más manipulación y tiempo preparados.


Dile no a las ensaladas ya preparadas. Son mucho más caras y no siempre cuentan con unas buenas condiciones higiénicas. Compra lechuga, repollo, lombarda, hoja de roble, escarola o espinacas, lávalas bien, sécalas con un centrifugador de alimentos y ya tienes tu ensalada preparada, que se puede conservar perfectamente en una bolsa de cremallera.


Cuidado con las ofertas y tamaños familiares


Las ofertas y promociones son de lo más interesante... a veces. Debes tener en cuenta que muchos establecimientos hacen ofertas del estilo de 3x2 cuando tienen un stock del que quieren deshacerse por algún motivo (van a caducar, no tienen éxito, etc.), por lo que es necesario que valores si te interesa. También deberías plantearte si son productos que utilizas habitualmente, porque si no es así, probablemente se te acaben echando a perder, con lo que habrás perdido dinero en lugar de ahorrar. Y, por supuesto, antes de comprar asegúrate 
de que tienes espacio para almacenar esos artículos.


Otro punto que deberías vigilar son los packs ahorro, porque en algunos casos sale más económico comprar el artículo por unidades que en pack.


Calculadora

 
Comprueba que los tamaños familiares realmente son rentables. A veces el tamaño normal es más barato que el más grande. Para comprobarlo calcular el precio por unidad/peso.


Hablando de dinero


Comprueba que no hay ninguna cantidad errónea en el ticket de compra. La cajera se puede haber equivocado y pasado más de una vez el mismo artículo, puede haber algún error en el precio, etc. Doy fe de que no fijarse en el ticket de compra puede salir muy caro: en un hipermercado presenciamos cómo la pareja de extranjeros que compraba delante de nosotros casi paga un pollo (que no era ni siquiera de corral) a un precio de 599 euros; porque al introducir el precio en la herramienta de control de stock a alguien se le había olvidado poner una coma en el lugar correcto.


Verifica que te han aplicado las ofertas en el ticket de compra, porque no siempre se hace y puedes perder dinerito por un olvido ajeno. 


Y ojito con los pesos de los productos envasados, porque no siempre pesa lo que indica la bolsa o la etiqueta. Te invito a que peses las bolsas de zanahoria o las mallas de limón, porque no siempre 1 kg. tiene 1.000 gr...


A la hora de cocinar


Si tienes una cocina vitrocerámica o eléctrica, apaga el fuego un poco antes de finalizar la cocción para aprovechar el calor residual.


Utiliza cazuelas, ollas y sartenes del mismo tamaño del fuego que utilices, porque sin son más pequeñas, puede llegar a haber pérdidas de energía de hasta un 20%. 


Siempre que puedas cocina con tapa, porque necesitarás menos energía para cocinar.


Cocina


Dile sí, quiero a las ollas a presión, sobre todo si son súper rápidas. Ahorrarás mucho tiempo y energía.


Ajusta la cantidad de agua a la cantidad de alimento de vayas a cocer. Si pones demasiada agua, necesitarás mucha energía para que hierva y perderás más nutrientes.


Si vas a cocer algún alimento, no le eches sal al agua hasta que ésta comience a hervir. La sal hace que el agua sea peor conductor del calor y necesitarás más energía para cocinar.


No abras el horno a menudo cuando estés cocinando con él, porque puedes llegar a perder casi un 20% de energía.


Si vas a cocinar en el horno, haz más de un plato a la vez para aprovechar el calor.


Aprovechamiento


Apuesta por el caldo casero. Emplea huesos, espinas o restos de verduras para hacer tu propio caldo. Ahorrarás dinero y ganarás en salud.


No tires las hojas verdes (lechuga, col, espinacas) que estén más feas y utilízalas para hacer puré o crema. Esto sirve para las puntas de zanahorias, calabacines, berenjenas, etc.


Crema de calabaza


Si te han sobrado patatas cocidas, no las vas a poder congelarlas o conservarlas en la nevera, pero sí puedes utilizarla para enriquecer un puré. Y ese puré sí que puedes guardarlo en el frigorífico o congelarlo.


Si te han quedado legumbres cocidas y no sabes qué hacer con ellas, añádelas a tus purés y cremas. Quedarán deliciosas y mucho más nutritivas.


En caso de que tengas plátanos que se han madurado demasiado, puedes batirlos y utilizarlos para sustituir el huevo en repostería. También puedes hacer batidos.


Si tienes fruta que se va a echar a perder, utilízala para hacer macedonias, batidos, compotas, mermeladas o ensaladas. Otra opción es conservarla en almíbar o congelarla. 


Cocinando con fruta


Los restos de carne o pollo asado o a la plancha los puedes emplear cortados en trocitos para enriquecer platos de verduras, hacer tortillas, rehogarlos con legumbres, etc. También los puedes picar a cuchillo o con picadora y preparar fajitas, burritos, hamburguesas o albóndigas.


No tires la grasa del jamón, el bacon o las piezas de pato y utilízalas para darle más sabor a las verduras, el arroz blanco... Sólo tienes que sustituir el aceite de oliva en la sartén por algo de esta grasa.


Los restos de pescado los puedes convertir en un estupendo pastel salado, preparar albóndigas o hamburguesas.


Si tienes pan que se te ha quedado duro, puedes rallarlo para hacer empanados y otros platos similares. También puedes utilizarlo para hacer picatostes, torrijas o pain perdu.


Los restos de pan de molde, bizcochos, bollería o galletas los puedes utilizar para hacer pudings, bases de tartas, acompañar natillas, incluso puedes mezclarlos con huevo batido, canela y una pizca de azúcar y hacer una deliciosa tortilla dulce.


¿Qué trucos utilizas tú para ahorrar en la cocina? Me encantaría que lo compartieses en el apartado de comentarios.






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La primera vez que apareció el post Trucos para Ahorrar en la Cocina fue en el blog de La Meiga y Su Caldero. 


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