Una alimentación saludable requiere saber qué es lo que se come, y por tanto qué es lo que se compra. Y no es una tarea nada fácil, porque la industria alimentaria utiliza todo un arsenal de estrategias y trucos para convencer al consumidor de que adquiera sus productos. Los productos que las marcas quieren, no los que son más sanos o más nutritivos, que son los que nos deberían interesar a cualquiera de nosotros.
Lo peor de todo es que los consumidores pensamos que la legislación, tanto la nacional como la europea, nos protege. Cuando no es así, porque las leyes y normativas tienen lagunas y zonas grises, que la industria alimentaria conoce a la perfección para utilizarlas en su propio beneficio. Por no hablar de la desinformación y mitos que circulan al respecto, que contribuyen a que no se adquieran productos realmente saludables en el supermercado.
Para intentar defenderte de las triquiñuelas de las marcas de alimentación, lo primero que deberías hacer es intentar adquirir unos conocimientos mínimos de nutrición, y después fijarte en el envase y el etiquetado, porque así podrás decidir conscientemente lo que compras (y luego te comes), no lo que te empujan a poner en tu carrito.
Y es que la industria alimentaria utiliza una serie de trucos en el etiquetado para confundirte a la hora de hacer la compra. Si quieres saber cuáles son, encontrarás información muy interesante a continuación.
No es lo que parece ser
✽ En el súper puedes encontrar productos que pueden llevar a confusión a los consumidores, que creen que están comprando una cosa, cuando es otra diferente. En algunos casos puede que en el frontal no aparezca la denominación o que esta sea vaga o incompleta, pero que se acompañe de imágenes que no tienen que ver con la realidad (si aparece una denominación clara y contundente en el frontal, sí que tendrá que estar luego en el listado de ingredientes). Puedes encontrar preparados lácteos o a base de aceite de coco que parecen queso rallado, por ejemplo.
✽ Y mientras que en el etiquetado nutricional de la parte trasera o lateral registre los ingredientes y sus valores, estarían cumpliendo con la legislación, porque nada obliga a la industria alimentaria que la denominación del producto aparezca en el frontal.
Ingredientes que no están presentes
✽ Hay marcas que en sus nombres comerciales, en la denominación de los productos o incluso en el nombre de su web o de sus perfiles en redes sociales hacen referencia a ingredientes, generalmente muy saludables, pero que no están presentes en su composición o que lo están en un porcentaje mínimo. Suelen hacer pensar al consumidor que tienen fruta, cereales, semillas, aceite de oliva virgen, carne, pescado o jamón, cuando no es así.
✽ Hablando de ingredientes, ten en cuenta que en el listado aparecerán ordenados según su porcentaje dentro del producto, de mayor a menor. Y mira cuál es el número total de ingredientes. Cuantos menos contenga, más saludable y menos procesado será.
Sin gluten
✽ Los celíacos no pueden consumir gluten, por lo que los productos que no lo llevan son imprescindibles para ellos. También hay personas que por un motivo u otro no quieren consumirlo, algo que entra dentro de la libertad de cada cual. Pero también hay que tener en cuenta que muchos de estos alimentos contienen una enorme cantidad de ingredientes y aditivos, que no siempre son saludables. Y también hay marcas que indican como reclamo que el producto no tiene gluten, cuando de forma natural no lo tiene, por lo que sería una forma de engaño.
Light o ligeros
✽ Para afirmar que un alimento es light, debería reducir al menos un 30% de la grasa o las calorías, aunque ese porcentaje no se aplica a los azúcares o a otros ingredientes poco saludables. Así que, mucho ojo, porque light o ligero no significa que sea sano.
Sin azúcar
✽ Para que puedan afirmar que un alimento es 0% azúcar, tiene que tener menos de 0,5 gr. por 100 gr. de producto. Hay productos que no tienen azúcar añadido, aunque eso no significa que contenga azúcares de forma natural (hay alimentos que los contienen como la leche, la fruta o las verduras). En otros casos, se emplean edulcorantes o sustitutivos del azúcar, que no siempre son saludables o que contienen bastantes calorías. Y que no tenga azúcar, no significa que no tenga sal, grasas o fosfatos.
Altos en proteínas
✽ Algunos productos afirman que tienen una gran cantidad de proteínas, lo que se puede considerar saludable, pero lo cierto es que tiene por qué ser cierto. En primer lugar, la cantidad de proteínas debe adecuarse a cada persona y sus necesidades. Y en segundo lugar, que sean altos en proteínas no significa que sean bajos en azúcares, sal, grasas o en conservantes y colorantes.
Ricos en fibra
✽ La fibra también está asociada a una dieta saludable, pero es importante que el resto de ingredientes no sean aconsejables. Que un productos contenga mucha fibra, no compensa un alto contenido de azúcar o en grasas trans o en sodio. Por otra parte, no todas las fibras son iguales.
Integrales
✽ Hay productos que tienen etiquetas en las que aparece la palabra integral, aunque la realidad es muy diferente. Las marcas aprovechan que hay un vacío legal al respecto y que utilizan harinas refinadas, a las que posteriormente añaden salvado de trigo. Si el alimento no está elaborado con una cierta cantidad de harina procedente de grano entero, no podrá considerarse verdaderamente integral, con todos los beneficios que ello conlleva.
Con vitaminas
✽ Las vitaminas que no están presentes de forma natural en los alimentos y que se añaden a posterior, no se asimilan igual, ni son tan saludables. Lo ideal es consumir alimentos lo menos procesados posible y contengan la mayor cantidad de nutrientes posible.
La magia de las palabras: casero, artesano, tradicional, natural...
✽ Hay una buena cantidad de marcas que utilizan términos que al consumidor le hacen pensar en ingredientes tradicionales y sanos, cocinados con tiempo y esmero, casi como si hubiesen salido de la cocina de nuestras abuelas, y nada más lejos de la realidad. Porque están elaborados de forma industrial, y entre sus ingredientes suelen abundar el azúcar (en cualquiera de sus denominaciones), la sal, las grasas y aceites de mala calidad, los emulgentes, los conservantes y colorantes.
En cualquier caso, lo ideal sería comer alimentos frescos, lo menos procesados posible, de un origen conocido y controlado (a ser posible de proximidad) y adquiridos en establecimientos de confianza.
Espero que esta información te ayude a elegir alimentos más saludables para ti y tu familia.
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La primera vez que apareció el post Cómo Detectar y Defenderte de los Trucos del Etiquetado Nutricional fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
Cómo detectar y defenderte de los trucos del etiquetado nutricional by La meiga y su caldero - Arancha Moreno is licensed under CC BY-NC-ND 4.0
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