27 noviembre, 2019

¿Te Tocas la Cara con Frecuencia? Mala Idea, Muy Mala

¿Te sueles tocar la cara más allá de tu rutina facial? Si la respuesta es sí, debo decirte que estás poniendo en riesgo tu belleza... y tu salud.


No es por asustarte, pero analiza qué tocan tus manos a lo largo del día. Si te paras a pensar, te darás cuenta de que tus manos entran en contacto con todo tipo de objetos y superficies, unas más limpias que otras. Porque hay algunas de ellas que están llenas de microorganismos nada recomendables: picaportes, barras y asientos en el transporte público, carros de la compra, material en el gym, mostradores, teclados, móviles... Y también tenemos contacto físico con otras personas.


Y, aunque nos lavemos las manos con la frecuencia y la minuciosidad recomendable, lo cierto es que no podemos mantenerlas impolutas constantemente. Eso implica que si están llenas de gérmenes y tocas algo, los transportarás a esa superficie con la que entres en contacto.


Por cierto, cuando hablo de tocarte la cara (toda), no sólo me refiero a pasarte los dedos por el rostro, acariciarlo de forma compulsiva o apoyar la cara en las manos; también me refiero a pellizcar los granitos o reventarlos.  


Si quieres saber qué consecuencias puede tener el hábito de tocar tu cara con frecuencia, qué medidas higiénicas y cómo puedes prevenirlo, sigue leyendo...


¿Te tocas la cara con frecuencia? Mala idea, muy mala


Consecuencias de tocarte la cara con las manos


Poner las manos contaminadas en tu rostro es muy mala idea, porque las consecuencias serán negativas. Muy negativas.


Pueden aparecerte granos, irritaciones e incluso infecciones en la piel.


Si tienes acné y te tocas la cara, lo agravarás. Por una parte irritarás y acrecentarás los granos que ya tengas y por la otra extenderás las bacterias de los que ya estén en etapa de pústula por toca la cara provocando granos nuevos. 


En caso de que tengas la piel grasa, el hecho de tocarte la cara puede empeorarla. 


Si lo que te tocas son los ojos, puedes producirte infecciones o incluso dañar tus ojos con las partículas de suciedad.


Si has tocado con las manos algún tipo de virus o bacteria que puedan causarte una enfermedad (como la gripe o el resfriado, sin ir más lejos) luego te tocas la cara, sobre todo cerca de los ojos o de la boca, te puedes contagiar fácilmente.  


Mujer tapándose el rostro con las manos manchadas de negro


Medidas higiénicas


Además de evitar tocarte el rostro, hay algunas medidas higiénicas básicas que pueden ayudarte a minimizar los riesgos de este hábito.


Lávate las manos con frecuencia, sobre todo después de haber tocado superficies en espacios públicos o dinero, si has estado preparando comida, cuando hayas tocado tus zapatos, te has limpiado la nariz o después de ir al baño. 


Mujer lavándose las manos


Procura limpiarte bien las uñas cuando te laves las manos y llévalas cortas y bien limadas. Así minimizarás las zonas en las que puedan depositarse los gérmenes. 


Y, por supuesto, lávate bien las manos cuando realmente tengas que tocar la piel de tu cara: a la hora de desmaquillártela, aplicarte cremas, maquillarte...


Limpia bien tu rostro, tanto por la mañana como por la noche. Esto es imprescindible, sobre todo en el caso de la rutina nocturna, porque eliminarás cualquier rastro de gérmenes, suciedad, polución, grasa y restos de maquillaje acumulados durante el día.


Cómo prevenir el hábito de tocarte el rostro


Si quieres prevenir la (mala) costumbre de tocarte la cara constantemente, hay algunas medidas preventivas que puedes tomar. No te van a resultar sencillas ni cómodas, porque crear un nuevo hábito perjudicial para sustituir a otro que no te beneficia requiere un esfuerzo, pero es un esfuerzo que merece la pena.


Fíjate en los momentos en los que sueles tocarte la cara. Debes prestar atención, puesto que suelen ser movimientos automáticos y es difícil identificarlos. Puedes cuando estés sentada en la mesa de tu oficina, mientras estás en clase, durante los trayectos en tu coche o en transporte público, mientras ves tu serie favorida sentada en el sillón, cuando estás aburrida o nerviosa...


Una manera de averiguar cuáles son tus sitios favoritos para tocarte la cara, mira las zonas del rostro en las que te suelen salir más granitos. 


Una vez que tengas claro cuándo te tocas la cara a lo largo del día, procura cambiar ese hábito por otro más saludable para tu piel. Puede ser cambiar de postura, relajar los hombros o las manos, tamborilear los dedos sobre la superficie, masajearte las manos, hacer ejercicios de rotación con las muñecas, etc. 


Mujer tocándose las manos con uñas largas


Intenta tener las manos siempre ocupadas, así no tendrás la tentación de llevártelas a la cara. Puedes utilizar una de esas pelotitas para desestresarte, tener un bolígrafo siempre a mano, hacer garabatos en un papel, dejar la mano sobre el ratón, hacer algún tipo de labor... 


Asígnale un sitio a tus manos cuando no las estés usando. Por ejemplo, si estás trabajando y no estás tecleando o escribiendo, puedes ponerlas siempre delante del teclado. O si estás viendo la tele, puedes cruzarlas sobre el regazo o incluso sentarte sobre ellas. O si estás en una sobremesa, puedes colocarlas en el borde de la mesa a los lados del plato. El secreto está en cambiar el sitio en el que las pones de forma consciente para crear un nuevo hábito más saludable para tu piel. 


Acostúmbrate a llevar guantes. Si hace frío y sales a la calle, los guantes evitarán que te lleves las manos a la cara, puesto que es menos agradable el tacto de la lana o del cuero que la de los dedos. Cuando hagas trabajos domésticos o bricolaje, acostúmbrate también a llevar guantes (esta vez de látex o caucho, claro); de esa forma evitarás llevarte las manos a la piel del rostro manchadas, además de por los gérmenes habituales, de productos químicos y suciedad.


Guantes


Utiliza recordatorios que funcionen como toque de atención. Puedes recurrir a alguien de tu confianza que te señale cuando te lleves las manos al rostro y te ayude a luchar contra esta costumbre. Eso sí, debes tener claro que te está ayudando, así que no te enfades cuando te lo diga. Y también puedes ponerte recordatorio en forma de notas o de alarmas diarias en el móvil que te ayuden a darte cuenta de que debes luchar contra ese hábito constantemente. Si se trata de notas, procura ponerlas a la vista en los lugares que hayas identificado como más habituales para dar rienda suelta a tus toques.


Ya sabes, hablando de tu rostro (y quitando la rutina de belleza) aplícate la máxima de: ¡manos fuera!




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La primera vez que apareció el post ¿Te Tocas la Cara con Frecuencia? Mala Idea, Muy Mala fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.


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