En la primera parte de
Cómo Comportarse en un Restaurante, te hablé de cómo comportarse con
los camareros y el maitre, de cómo reclamar y de cómo sentarse
adecuadamente a la mesa.
En esta me gustaría compartir contigo mis consejos sobre la comida y la bebida, la sobremesa y el momento de pedir la cuenta.
A por ello, que el plato se enfría...
La comida y la bebida
No
pidas la carne muy hecha, porque los cocineros suelen reservar las
peores piezas para estas peticiones. Consideran que la carne pierde
propiedades cuando se cocina demasiado, por lo que prefieren reservar la
mejor carne para quien la degusta al punto o poco hecha. Así que, si te
gusta la carne al punto suela de zapato, déjala para comerla en casa y
pide otro tipo de alimento en los restaurantes.
No
ordenes pescado los lunes, porque los mercados no lo tienen hasta el
martes. Así que, si te pides una lubina o una merluza el primer día de
la semana, tomarás pescado que es ya de confianza, porque llevará
ya varios días en la cámara. O será congelado, aunque el precio no
habrá bajado en la misma medida que los grados a los que se ha
conservado, claro.
Si
pides alimentos que estén fuera de temporada, ten por seguro que serán
congelados, enlatados, insípidos... o mucho más caros.
Ordena los condimentos cuando pidas la comanda, así no molestarás innecesariamente al camarero.
Si
no vas a comer pan, avísalo antes de pedir la comanda. Suelen ponerlo
según te sientas a la mesa y, en muchos restaurantes, lo cobran.
Pssst... si el concepto de pan no está incluido en la lista de precios o
la carta, no pueden cobrártelo.
Con el aperitivo sucede igual que con el pan: avisa si no lo quieres y comprueba si está en la lista de precios antes de pagar.
No
te sientas avergonzado si quieres pedir agua del grifo en lugar de agua
embotellada. Contra la creencia popular, el restaurante no está
obligado a servírtela e incluso puede cobrarte por ello... siempre que
esté recogido su importe en la lista de precios o la carta. En este
punto, habría que aprender de otros países europeos donde te la sirven
según te sientas, y gratis.
Si
pides vino, ten en cuenta que sólo lo podrás devolver si está picado,
el que no te guste no es motivo para retornarlo. Un consejo: si no
tienes clara la calidad del vino que te van a servir, pide antes una
copa y pruébala. Es mejor dejar una copa que la botella entera. Y otra
recomendación más: si puedes pedir por copas, calcula si te sale más
rentable pedirlas en lugar de una botella el mismo caldo. Aunque sea
difícil de creer, hay veces que es más económico.
Evita
quitar ingredientes de tu comida, sobre todo si es muy elaborada.
Cuando se crea un plato, se hace buscando un equilibrio de sabores,
aromas y texturas. Imagina que pides una ensalada Niçoise y
que le dices la camarero que te la traiga sin tomate, sin cebolleta,
sin aceitunas negras, sin alcaparras... incluso sin lechugas. Entonces
no estás pidiendo esa ensalada, sino otra cosa muy diferente. Si no te
gustan varios de los ingredientes de un plato, elige otra cosa, será más
rápido y más fácil.
A
la hora de pedir los cafés, recuerda que no estás en casa. Así que si
te gusta el café largo, con una nube de leche de soja ecológica, una
pizca de canela, otra de nuez moscada, con azúcar integral, en vaso de
caña y con un cubito de hielo... quizás deberías simplificar un poco tus
exigencias. Es cierto que en un restaurante están para prestarnos un
servicio y atender nuestras peticiones, pero de ahí a comportarse como
una niña malcriada y caprichosa (o niño, según el caso), hay un mundo.
La sobremesa
No alargues indefinidamente la sobremesa, porque el personal, después de
iros vosotros, todavía tiene que limpiar y preparar las mesas para el
siguiente turno. Cuando tengas la tentación de pensar que los camareros
están siendo muy desconsiderados porque miran con mala cara a vuestra
mesa (la última), porque ya ha pasado la hora de cierre con creces,
piensa en lo mal que te sienta que tu jefe te pille justo cuando estás
saliendo por la puerta, porque necesita algo que sólo te va a suponer un
momentito. O si trabajas cara al público, el enfado que te producen
esos clientes que llegan justo cuando estás bajando el cierre para
pedirte información sobre algo tan sencillo como un crucero por el
Pacífico o un ordenador personal.
La cuenta
A
la hora de pedir la cuenta, hazlo con tiempo. En caso de que necesitéis
distintas cuentas o vayáis a pagar con distintos medios, avísalo con
antelación al camarero. Una vez sacada la cuenta es bastante engorroso
tener que anularla y sacar otras nuevas.
Hablando
de cuenta, eso tan habitual de sacar la calculadora e ir pasando
dinero, no es la mejor opción. Se suele crear un barullo importante que
puede molestar al resto de las mesas y retrasar el momento del pago. Lo
ideal es que pague uno sólo y luego hacer las cuentas fuera del
restaurante o pedir diferentes cuentas según lo que haya pedido cada uno.
Por cierto, si quieres pagar la factura y es probable que se produzca ese momento tenso del "pago yo, no, que pago yo",
te aconsejo que salgas fuera de la sala con antelación para abonarla. Y
es que esa situación de tira y afloja es incómoda para todas las
partes: los aguerridos pagadores, el resto de invitados, los camareros e incluso el resto de comensales que haya sentados en otras mesas.
Ojo
al dato: debes revisar la factura cuando te la traigan. Hay muchas
personas que consideran que revisar la cuenta es algo de mal gusto,
cuando es todo lo contrario. Si se va a pagar un dinero, lo lógico es
comprobar si nos están cobrando lo que deben o nos están clavando algún
extra. Todavía recuerdo con estupor cómo nos pretendieron cobrar 600
euros en cervezas en la cena con la que celebramos nuestra boda, las
cuales no se consumieron, por supuesto. Si no hubiésemos revisado la
cuenta, el restaurante hubiese hecho la noche a costa de los novios.
Exige
factura de la consumición. Tú estás en tu derecho y el establecimiento
está en la obligación de proporcionártela. De esa forma tendrás un
comprobante por si hubiese algún problema posterior y, según el caso,
podrás utilizarla a nivel fiscal.
Espero que hayas quedado satisfecha/o con el menú... digo con el post.
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La primera vez que apareció este post fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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