Ir a restaurantes es algo frecuente, ya sea por trabajo o por ocio. Pero que sea una actividad habitual, no significa que se haga siempre con un mínimo de cortesía y acierto.
Es cierto que no es lo mismo un restaurante con estrellas Michelín que un bar de menú de un polígono industrial, por mucho que ambos sean dignos y recomendables, pero sí que es necesario conocer algunos consejos generales que nos harán desenvolvernos mejor en cualquier tipo de establecimiento.
Comenzamos...
Cómo comportarse con el maitre y los camareros
Saluda siempre al entrar y al salir. Es un gesto de educación básica que no se puede olvidar, incluso si el camarero no te responde.
Utiliza las palabras mágicas: por favor y gracias. Recuerda siempre que los camareros y maitres están ahí para darte un servicio, pero son seres humanos como tú y como yo, que aprecian un comportamiento respetuoso.
Establece contacto visual con quien te está prestando el servicio. No sólo demostrarás educación y consideración por el otro, sino que te será más fácil comunicarte con él.
Si tu camarero o maitre se presenta o tiene una tarjeta identificativa, procura dirigirte a él por su nombre. Piensa que la palabra que nos suene a música celestial a todos nosotros, es nuestro propio nombre, por lo que llamar a alguien por su nombre es la mejor manera de que te presten más atención. Por no hablar de que es un gesto de respeto. Y si tienes que quejarte, al menos sabrás de quién debes hacerlo.
Por el mismo motivo, por respeto, procura usar el usted en lugar del tú, salvo que tengas confianza en el establecimiento. Aunque el tuteo es la norma, se nos olvida que llamar de usted a alguien sirve para dos finalidades: 1) Manifestar respeto a quien nos presta un servicio, evitando la muestra de superioridad y paternalismo que puede significar el tuteo en este caso. 2) Poner una barrera psicológica entre el camarero o el maitre, de tal forma de tengamos más fácil la tarea de quejarnos o reclamar si fuese necesario. Todos somos más proclives a faltar al respeto al otro si le tuteamos, porque lleva implícita una dósis de familiaridad, ya sea real o imaginada.
El maitre y los camareros no son amiguetes, ni tampoco enemigos. Sé amable y cordial, pero sin excesos.
Cuando llames al camarero jamás lo hagas gritando, dando palmas, chistando o golpeando la mesa o la barra. Son gestos de pésima educación. Levanta la mano o haz un pequeño gesto al camarero para que se acerque.
Aunque lo correcto es que no utilices los gestos para pedir cosas al camarero, sino que esperes a que llegue a tu lado para hacerlo; si el sitio es de confianza o no se trata de un restaurante de lujo, puedes hacer el gesto de firmar para pedir la cuenta, o tomar la botella o la copa para pedir otra ronda.
Y, por supuesto, exige la misma corrección y respeto que le estás brindando al personal. No tienes por qué soportar malos modos o desidia por su parte. Y en caso de que no recibas un mínimo de calidad y respecto, vete, en nuestro pais hay oferta más que suficiente de restaurantes y bares.
Las quejas
No cometas el error de no protestar si algo no es adecuado, ya sea la
comida o el servicio. Hazlo educadamente, pero hazlo. A ti, como a mí,
seguro que te cuesta mucho ganar cada euro, así que no tiene ningún
sentido soportar un mal producto o un mal servicio por el que vas a
pagar tu dinero.
Si debes quejarte, hazlo de forma discreta, sin montar un escándalo. Una cosa es señalar algo que está mal y otra muy distinta la humillación. Ya sabes, no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Procura que las quejas se resuelvan amistosamente. Si no es así, no dudes en pedir la correspondiente hoja de reclamaciones.
A la hora de sentarse a la mesa
Si el restaurante tiene guardarropa, utilízalo. Si todos los clientes llevan sus prendas de abrigo al salón, necesitarán más espacio, que quitarán al resto de comensales y a los camareros a la hora de pasar. Por no hablar de que hay posibilidades de que tus prendas acaben con salsas o bebidas derramadas.
Cuando la recepcionista o el camarero te siente en una mesa, por lo general, es por motivos del servicio, por lo que deberías comprenderlo. Si quieres cambiar de sitio, pídelo por favor y con una sonrisa.
Avisa al camarero para que te tome nota cuando todos los comensales estéis listos y sepáis lo que queréis comer.
Permite que los demás pidan primero, es un gesto de consideración hacia los demás, especialmente si eres el anfitrión.
Recuerda que la comida se sirve por el lado izquierdo y se retira por el
derecho. También por el lado derecho se sirven las bebidas. Teniéndolo
presente facilitarás el servicio y evitarás que te derramen comida o
bebida encima.
Espera a comenzar los aperitivos o el primer plato cuando todos los
demás estén servidos. Cuando se trate del segundo y cada uno hayáis
pedido una comida diferente, puedes comenzar el plato según te lo pongan
delante.
Si quieres probar del plato de alguien,
evita el tradicional tenedor volador haciendo acrobacias por encima de
la mesa. Pásale el platito del pan a la otra persona para que te pase un
poco de su comida. Así no habrá derrames ni manos pasando por encima de
los demás.
No hables a gritos, porque es algo muy molesto para el resto de personas que estén en el restaurante, incluidos los camareros. Además, cuando hay una mesa que habla muy alto, se produce un efecto contagio y la sala acabará pareciendo un verdadero gallinero.
Si al sentarte a la mesa ves que los cubiertos, la copa o el plato están sucios, no los limpies con la servilleta. Llama al camarero y pide que te los cambien. No sólo porque ellos están en la obligación de ofrecerte unos mínimos de higiene, también es una forma ostentosa de demostrar al resto de clientes que son algo cochinos, que es mejor evitar.
Si hay algún centro de flores o adorno que te
molesta, no lo retires tú, pide que lo haga el camarero. No porque a ti
se te vayan a caer los anillos, sino porque puede ser delicado y el
mejor que lo manipule el personal que lo ha colocado.
Evita colocar el móvil, la tablet, las llaves y otros objetos personales encima de la mesa. No sólo es una forma de invadir el espacio común, sino que dificultarás el servicio de los camareros si deben ir depositando platos, copas y botellas y esquivando al mismo tiempo todo tipo de elementos.
Hablando de móviles. No es adecuado hablar por el móvil o consultarlo mientras se está sentado a la mesa, porque es una falta de respeto hacia el resto de los comensales. Si es imprescindible hacerlo, lo correcto es abandonar la mesa.
Respecto a abandonar la mesa para ir a hablar por teléfono, fumar o ir al baño, es importante hacerlo de manera oportuna. Hay que evitar hacerlo mientras se están sirviendo los platos, porque se ralentiza el servicio, salvo que se trate de una urgencia.
Si ves a alguien conocido sentado a otra mesa, debes tener en cuenta una máxima: no molestar. Si la persona está sentada con personas que no conoces, no te acerques a la mesa, simplemente saluda con la mano o con un gesto. Y si las personas son conocidas, pero están comiendo, saluda desde lejos y acércate una vez que estén con los cafés y los licores.
Si se trata de una comida de negocios, recuerda que sólo se habla de ellos al final de la comida. Dejando el trabajo para la hora del café y los licores.
Y un tema delicado: si vas al restaurante con niños, es tu responsabilidad que se porten bien. Ser generoso están bien, compartir también, pero compartir a los vástagos con el resto del restaurante... no es lo más adecuado. Evita que correteen y griten entre las mesas, no sólo porque pueden molestar al resto de comensales, sino porque pueden tropezar con los camareros y sus bandejas.
Hablando de niños, si tienes un bebé y el baño no está preparado para funcionar como cambiador, pide a un camarero que te indique donde podrás asear cómodamente al chiquitín. Nunca cambies a tu hijo en tu mesa o en las mesas cercanas, sobre todo si hay otras personas cerca. Y no es una exageración. Me viene a la mente un asador (lleno de clientes, para más señas) donde una mamá, ni corta ni perezosa, apartó los platos y copas de una mesa contigua y se puso a limpiar las aguas mayores de su retoño; tan ricamente. Verídico.
Y hasta aquí llega la primera parte del post. No te pierdas la siguiente, porque te hablaré de la comida y la bebida, de la sobremesa y la hora de pedir la cuenta.
Post relacionados:
Cómo Comportarse en un Restaurante (II)
El Lenguaje de los Cubertos en la Mesa
La primera vez que apareció este post fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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