01 junio, 2022

Cómo Mantener Hidratada la Piel del Cuerpo

¿Tienes la piel seca? Si es así, sabrás que no es algo agradable. La piel deshidratada se nota áspera al tacto, opaca, con las arrugas más marcadas, sensible, tirante, sin elasticidad...

 

Si hay deshidratación, la piel tendrá una menor capa protectora de lípidos, por lo que no será capaz de retener el agua.

 

Los ácidos grasos, los triglicéridos, los aminoácidos, la urea, las ceramidas o el ácido hialurónico entre otros, son factores naturales de hidratación de la piel (NMF o Natural Moisturizing Factors). Aunque hay otras sustancias sintéticas que pueden actuar como las naturales para recuperar la humectación.

 

Así que en este post quiero darte algunas claves para que consigas una piel del cuerpo perfectamente hidratada, y que la mantengas.  


Cómo mantener hidratada la piel del cuerpo

 

La prueba del pellizco

 

Si quieres saber si a tu piel le falta hidratación, no tienes más que pellizcarla un poco, si vuelve a su estado normal enseguida, no lo está: Si la arruga del pellizco se queda marcada y tarda en recuperar su forma, le falta agua, sin duda. 

 

La genética, las hormonas y otros factores relacionados con la salud

 

La genética puede ser la responsable de que tengas la piel seca.

 

También hay enfermedades que pueden producir sequedad en la piel.

 

Hay medicamentos que también pueden tener entre sus efectos la pérdida de hidratación de la piel. 

 

Los cambios hormonales son un motivo al que se le puede achacar la tendencia a la deshidratación en la piel. Uno de los más significativos: la menopausia.

 

La edad también es un factor importante en la deshidratación.

 

Superficie reseca y resquebrajada


La alimentación

 

Una mala alimentación tiene efectos negativos sobre todo tu organismo, también sobre la hidratación y salud de tu piel. No en vano la piel es el órgano más grande de tu cuerpo.

 

Las agresiones externas

 

El calor y el frío extremos afectan a la piel, dejándola desprotegida. En el caso del frío, es debido a que ejerce una acción vasoconstrictora, de modo que le llegan menos nutrientes y oxígeno, por lo que se reseca. En el caso del calor y el sol, lo que ocurre es que el agua que hay en la piel se evapora.

 

El viento también contribuye a deshidratarla.

 

El aire acondicionado reseca, y mucho, los ojos, la nariz, la boca, el cabello... y la piel, por supuesto. 

 

Las duchas muy calientes o muy frías, sobre todo sin son prolongadas, reducen la capa protectora de la piel y la resecan. 

 

Los geles de baño y los jabones de manos con ingredientes poco respetuosos para la piel también son enemigos de la hidratación de la piel.

 

Mujer con toalla enrollada alrededor del cuerpo

 

El uso de cremas y lociones que no son adecuadas para tu tipo de piel también pueden contribuir a su deshidratación. 

 

Secarse el cuerpo frotando de forma enérgica no es la mejor opción si quieres mantener su hidratación. 

 

El estrés

 

El estrés afecta a todo el organismo, también al estado de la piel  


Cómo mantener una buena hidratación

 

Bebe agua suficiente. 

 

Si no te gusta el agua, puedes completar la cantidad diaria de líquido con infusiones (sin azúcar), gazpacho, caldos, etc. 

 

Consume frutas y verduras todos los días, procurando que sean frescas y que una parte de ellas sean crudas (salvo que no puedas comerlas).

 

No dejes de tomar alimentos con omega 3 como el pescado azul, el aguacate, el aceite de oliva o los frutos secos.

 

Evita los azúcares y harinas refinadas, y los cereales en grano que no sean integrales. 

 

Las vitaminas son fundamentales para la hidratación de tu piel, sobre todo la A, B, C, D y E. 

 

También son fundamentales los minerales como el calcio, el hierro, el magnesio, el selenio, el silicio o el zinc, entre otros.

 

Y no te olvides de los alimentos que te proporcionan betacaroteno, licopeno, glicina...

 

En resumidas cuentas, come sano, variados y con cabeza. 

 

Sandía y frutos rojos

 

Prescinde del tabaco y del alcohol, o al menos reduce su consumo.

 

Toma duchas templadas.

 

Utiliza agua no muy caliente para lavarte las manos.

 

Sécate con pequeños golpecitos cuando te duches o después de lavarte las manos. 

 

Protege tu cuerpo del frío intenso con ropa adecuada. 

 

Evita las temperaturas muy altas cuando pongas la calefacción. Claro que, al precio de la electricidad y el gas, a ver quién se pasa con el termostato... 

 

Reduce el uso del aire acondicionado siempre que puedas. 

 

Exfolia la piel de tu cuerpo. Hazlo con la frecuencia y el tipo de producto que requiera tu piel.  


Exfoliante

 

Utiliza geles y jabones con un pH respetuoso con tu piel y que tenga ingredientes lo más naturales y suaves posibles. Evita aquellos con detergentes que hagan mucha espuma. 

 

Elige las cremas y lociones más adecuadas para tu piel. Y cámbialas según lo hagan tus necesidades o incluso la época del año.

 

Ten en cuenta que las crema y lociones más ligeras, suelen tener una base de agua, por lo que se extienden y se absorben rápidamente. Las que tienen base de aceite, son más untuosas y son ideales cuando la piel está muy seca. 

 

Los AHA (ácido glicólico, láctico...), el ácido hialurónico, la glicerina, el sorbitol o la urea y otros ingredientes, captan el agua. Los Alfahidroxiácidos también tienen propiedades regeneradoras.

 

Los aceites, las mantecas, la lanolina, las siliconas, las ceramidas y el óxido de zinc actúan como barrera oclusiva para que ese agua no se pierda. 

 

Algunos aceites, los ácidos grasos, el colesterol, el escualeno, la vitamina E (tocopherol) y ciertas siliconas (también son oclusivas), tienen propiedades emolientes. 

 

Aceites, mantecas, cremas, lociones, geles... hay muchísimas presentaciones para que te cuides. Elige la más adecuada para ti y la que te resulte más agradable.

 

Los aceites serán tus mejores aliados, sobre todo después de la ducha. Los de aguacate, sésamo, jojoba, semilla de uva, albaricoque, argán o coco, son algunos de los que te puedes aplicar.   

 

aceite de coco y coco fresco partido por la mitad

 

Cuando hablo de ponerte los aceites después de la ducha, ojo, no quiero decir que salgas de la ducha sin secarte y te los apliques sin más, porque no te servirá de nada. Lo ideal es que te seques por encima, con pequeños golpecitos, para que lo que quede encerrado entre el aceite y tu piel sea esa ligera humedad que ha quedado sobre la superficie de tu piel. 

 

Tanto con la exfoliación como con la hidratación tópica, insiste sobre todo en las zonas más problemáticas: codos, rodillas, talones...

 

Hidrata tu cuerpo todos los días. Y si necesitas proporcionarle humectación más de una vez a lo largo de la jornada, que no te de pereza y dale de beber a tu piel. 

 

También puedes recurrir a los suplementos por vía oral, aunque para ello te recomiendo que consultes con un nutricionista titulado o con tu dermatólogo. 


Espero que estos consejos e ideas te ayuden a tener una piel del cuerpo hidratada y saludable, y a que la puedas conservar así durante mucho tiempo.


 

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La primera vez que apareció el post Cómo Mantener Hidratada la Piel del Cuerpo fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.

 

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