El Lenguaje de los Cubiertos en la Mesa

Cuando terminas un plato en un restaurante, lo habitual es que el camarero te pregunte si has terminado para retirarte el plato. Y, si es muy profesional, probablemente también te preguntará si te ha gustado la comida. Pues bien, hay un lenguaje que, sin palabras, le comunicará a quien te atiende si has terminado o sólo estás haciendo un alto en el camino, si esperas el segundo plato, si te ha gustado la comida o si te ha desagradado: el lenguaje de los cubiertos.


Según cómo los coloques en el plato, estarán enviando un mensaje u otro. Evidentemente, para que esto funcione, debe ocurrir como con todos los lenguajes: que ambas partes lo conozcan. E igual que hay muchos comensales que lo desconocen, también hay muchos camareros que no han oído hablar de ello ni por aproximación.


Pero, en cualquier caso, es interesante conocer este tipo de trucos, para incorporarlos a nuestra rutina. Así, si nos sirve para comunicarnos con los camareros, perfecto; si no, tampoco pasa nada. Ya sabes, el saber no ocupa lugar. Y este tipo de detalles marcan la diferencia, algo que agradecerás en una comida de trabajo o en un evento importante.


Aquí tienes las nociones básicas de este lenguaje de los cubiertos:


1.- Cuando hacemos una pausa mientras estamos comiendo, podemos dejar reposar los cubiertos en el plato de la siguiente forma.

 
Pero, ojo, el protocolo dice que, una vez iniciado el plato, los cubiertos nunca vuelven a la mesa. Por ello, no se deben dejar colgando del plato y reposando la mesa, tal y como puedes ver en la foto. 

2.- Si has finalizado el plato y deseas que te traigan el siguiente. La disposición correcta de los cubiertos sería ésta:

3.- Si has terminado de comer, puedes dejar los cubiertos de cualquiera de estas 2 maneras: 

 

 4.- Si el plato te ha gustado mucho, puedes comunicárselo al camarero de la siguiente manera:

 5.- Y si no te ha gustado nada de nada, la posición de los cubiertos debería ser ésta:

Como puedes ver, el cuchillo se coloca entre los dientes del tenedor. 

Y, ahora, bon appetit...




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