Llegan las fiestas y, con ellas, las comidas y cenas que hacen peligrar nuestra línea, convirtiéndola en curva... y no de la felicidad, precisamente. Parece que tenemos asumido que en Navidades tenemos un regalo seguro: de 2 a 3 kilos de más.
Hay varios pensamientos negativos que son el camino directo a esos kilitos extra:
En general
"Es inevitable y, al fin y al cabo, tampoco pasa nada; de perdidos al río... Total, para eso está la operación bikini".
Resultado: pensando que vas a coger peso porque no puedes evitarlo, vas a darte luz verde para comer y beber demasiado. Y eso se va a traducir no en 2 ó 3 kilos de más, sino en muchos más. Por no mencionar tu colesterol, tu tensión, el estado de tu hígado y tus riñones y demás damnificados por tus excesos. Y, sí, en la operación bikini adelgazarás, pero para volver a engordar después. Y ya sabes que el efecto yo-yó no es precisamente bueno.
La mejor receta es no hacer dieta nunca, pero llevar una alimentación equilibrada y saludable todos los días junto con ejercicio físico de forma regular; así no ocurrirá nada si algún día te permites algún homenaje y volverás a tu rutina nutricional sin mayor esfuerzo.
Los que ya tienen sobrepeso
"Total, si ya tengo unos kilos de más, no va a pasar nada por coger un par de ellos de regalo. Ya me los quitaré todos juntos cuando me ponga a ello".
Resultado: ¿sabes qué ocurre cuando se deja de limpiar y recoger la casa durante mucho tiempo? Pues eso mismo pasa con los kilos extras, que cada vez es más difícil quitárselos de encima y, al final, las cosas nunca vuelven a ser como antes. Ni tu salud, ni tu piel, ni figura.
Los que no suelen engordar
"¿Para qué me voy a privar si no voy a ganar peso? Con la cantidad de cosas ricas que hay para comer y beber, carpe diem".
Resultado: que la báscula no lo note no significa que tu salud sí vaya a acusar tus excesos. Y, piensa una cosa, cuando los años vayan pasando, esa facilidad para no engordar va a desaparecer, pero tus (malas) costumbres alimenticias seguirán ahí... y el peso extra agazapado esperándote.
Los que están a dieta
"No voy a caer en la tentación y voy a pedirle a mi suegra que me haga un filetito a la plancha con una ensaladita de lechuga...".
Resultado: no te lo crees ni tu... Si te pones en plan fundamentalista en Navidad, lo único que vas a conseguir es caer en la tentación y, cuando lo hagas, lo harás a lo grande. Y, mucho peor que las consecuencias de saltarte el régimen, va a ser el sentimiento de culpabilidad; que en muchos casos puede llevarte incluso a dejarlo.
Para evitar engordar estas Navidades (o este verano, o esta Semana Santa, que también son épocas peligrosas para la línea), aquí tienes 27 consejos muy sencillos que te ayudarán a evitarlo:
1.- No te plantees las comidas y cenas de Navidad sólo como un hecho gastronómico, realmente son un acto social, donde lo que importa no es la comida, sino las personas con las que la compartes. Mueve más la boca para comunicarte que para comer y beber.
2.- Procura disfrutar de los deliciosos platos que te ponen delante. Y eso significa apreciar la comida con todos los sentidos, no engullir por engullir. Si tomas sólo un poco de cada plato que te guste, lo disfrutarás mientras lo estás comiendo y no lo sufrirás en forma de digestiones pesadas, somnolencia e hinchazón.
3.- Se consciente de lo que comes y no pongas el piloto automático, porque ni te imaginas lo que se puede llegar a ingerir si no se presta atención.
4.- Elige, elige y elige. Cuando te pongan la comida delante, escoge qué y cuánto vas a comer de cada plato. Y cíñete a tus elecciones. No dejes que te llenen el plato, no eres un pavo al que hay que cebar, por mucho que sea tu madre, tu abuela o tu suegra. Aprende a decir no, porque la responsabilidad de tus kilos extras es tuya, no de los demás.
5.- Los días anteriores y posteriores a las grandes comidas y cenas, procura comer de una forma ligera y saludable para contrarrestar. Abusa de las frutas, las verduras, las legumbres y los alimentos integrales, para depurar y mimar a tu organismo.
6.- Aprovecha para tomar infusiones digestivas y depurativas estos días. Consulta con tu médico, farmacéutico o herborista para que te recomienden los que mejor te convengan según tus características físicas y necesidades.
7.- Bebe agua suficiente antes, durante y después de estas comidas. La buena hidratación no sabe de Navidades ni de fiestas, así que no la dejes de lado.
8.- No vayas a comer o cenar con hambre. Eso de ayunar para que luego quepa más, es lo peor que puedes hacer. Primero, porque no hacer todas las comidas diarias con alimentos sólidos sin supervisión médica, no es bueno para el funcionamiento de tu cuerpo; segundo, porque llegarás con hambre de lobo y comerás mucho y muy rápido. Piensa en un coche: ¿le dejas sin gasolina, porque la semana que viene vas a llenar el depósito?
9.- Y lo mismo ocurre después de las comidas copiosas: no te vayas a la cama sin cenar algo sólido, pero ligero.
10.- Si eres tú la que cocinas, evita picar durante la preparación. Si te asalta el hambre, prepárate unos snacks saludables: manzana, palitos de zanahoria, un poco de pavo, unas nueces...
11.- A la hora de elegir las bebidas, la cerveza, la sidra y el vino son las opciones más saludables; después del agua, por supuesto. Y, dentro de los vinos, los que no tienen azúcar. Aquí incluyo el cava, que es más saludable si es brut o brut nature porque no lleva azúcares añadidos.
12.- Procura evitar los refrescos azucarados y los zumos industriales durante la comida, porque son una bomba calórica y poco recomendables para tu organismo.
13.- Intenta no mezclar distintos tipos de alcohol y, para reducir su ingesta, altérnalo con agua.
14.- Come despacio, masticando y disfrutando cada bocado. Incluso si tu familia es de la que se lanza sobre los langostinos como si no hubiese un mañana, no comas deprisa. Así evitarás comer de más y no te llenarás de gases.
15.- Cuidado con los aperitivos, porque pueden ser un campo minado. No te lances a los canapés, los saladitos y los fritos. No pasa nada porque tomes uno, pero una docena, puede llegar a ser letal. Lo ideal es decantarse por los encurtidos, los frutos secos (sin son crudos y sin sal añadida), el jamón, el queso suave, las gambas o cualquier producto alto en proteínas, porque son bastante saciantes y te habrán aplacado el hambre antes de que llegue el plato principal.
16.- Si te van a servir platos con patatas, arroz u otros hidratos de carbono, no tomes pan, porque terminarás tan hinchada como el muñeco Michelin.
17.- Y, hablando de pan, si vas a tomarlo, elige la porción que vayas a tomar y cíñete a ella. El pan a discreción con una comida copiosa termina por ser realmente indigesto... y calórico. Y, en estas ocasiones, evita la mantequilla, porque ya habrá demasiadas grasas saturadas en el resto de los alimentos.
18.- En el caso de los platos principales, procura elegir las guarniciones más ligeras: verduras a la plancha o al horno, hongos, etc.
19.- Si te ponen pescado y carne en el curso de la comida, si puedes, elige uno de los dos; porque la mezcla de proteínas suele ser indigesta.
20.- Y, no repitas de ningún plato. Seguro que ya habrás tomado el aperitivo y quedará el segundo plato o el postre, así que es mejor reservarse.
21.- Olvídate del salero, y no me refiero a tu gracia natural. Si a una comida abundante le añades mucha sal, al día siguiente sólo conseguirás deshincharte con ayuda de los bomberos. Por no mencionar de que es sumamente perjudicial para tu corazón.
22.- Cuando llegue la hora de postre, plantéate si ya estás llena. Si es así, declina amablemente ese tronco de Navidad o ese tiramisú; porque estarás comiendo de más porque sí, para luego sentirte empachada...y culpable.
23.- Y, en cuanto a los dulces navideños, ten cuidado porque tienen mucho peligro. Tomar un mazapán o un polvorón puede ser una delicia, pero es necesario ejercer la autocontención cuando te dejan una bandeja repleta delante de las narices... y durante toda la sobremesa. Lo dicho antes: elige, elige y elige. Si tú eres la anfitriona, saca la bandeja de dulces sólo en las comidas, no la dejes a la vista el resto de los días, porque caerás.
24.- En la sobremesa no te excedas con el alcohol, sobre todo si tiene mucho azúcar. Es mejor que te tomes una sola copa y que la disfrutes lentamente junto con la conversación.
25.- Cuando llegue la hora de irte también tendrás que decir no. No a las sobras y los tupperwares. Normalmente las anfitrionas nos cargan con toda la comida que ha quedado y eso significa que vas a comer platos más calóricos y grasientos de lo habitual durante varios días... y que ya están cocinados. Vamos, el paraíso del kilo extra...
26.- Por último, no te olvides del ejercicio, el mejor arma para no ganar peso extra. Si haces ejercicio con regularidad, no lo dejes en estas fechas o cámbialo por otro más lúdico (caminar, patinar sobre hielo, esquiar, etc.) y, si no lo haces, aprovecha para caminar todo lo que puedas (y a paso vivo) estos días. Disfruta de las estampas navideñas que nos dejan las ciudades.
27.- Pero, sobre todo, disfruta de estas fiestas y de la gente a la que quieres. Eso es lo realmente importante.
Y, lo más importante, pide consejo profesional para llevar una alimentación saludable y que te marquen unas pautas específicas para tu edad, complexión, condición física y grado de actividad. Esa guía nutricional te servirá para estar cada día más sana, más fuerte, más joven y más alegre. Recuerda que somos lo que comemos.
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