Ahora que llega la temporada veraniega, vuelven a aparecer los bikinis y bañadores en nuestro vestuario. Y no pocas veces, nos encontramos con que esos conjuntos tan monos del año pasado están hechos unos zorros. La lycra parece maquillaje de los extras de The Walking Dead, el color está más desvaído que el traje del payaso de Micolor o las pelotillas han okupado la parte trasera de tu bañador y amenazan con quedarse para siempre... Seguro que te suena. Pues eso no ocurre porque haya una conspiración intergaláctica contra tí, es que no has cuidado todo lo necesario tus prendas de baño.
Para que no te vuelva a pasar, aquí tienes unos cuantos consejos que te pueden ser de utilidad. Aquí van:
Antes de...
antes de usar tu bikini o tu bañador, ponlo en un barreño con agua templada y añádele un buen puñado de sal o un chorro de vinagre. Déjalo en remojo un par de horas y después lávalo y acláralo bien. Con este truco, conseguirás que los colores originales se fijen más en la prenda.
Lee las instrucciones de uso y cuidado de las prendas antes de comprarlas y usarlas, así no te llevarás sorpresas.
Durante el uso...
Lava el bikini o bañador cada vez que te lo pongas. El cloro, la sal y las cremas solares dañan el tejido de tu ropa de baño, así que debes eliminarlos tras cada postura.
Utiliza agua fría y un detergente suave (Norit o cualquier otro para ropa delicada; también sirve el gel de baño). Puedes añadirle un poco de suavizante.
Lava las prendas de baño a mano sin restregar. Déjalas en remojo y luego acláralas bien para quitarle cualquier resto de jabón. No retuerzas a la hora de escurrir. Si llevan pedrería o abalorios, ten mucho cuidado, puedes envolver los adornos con film transparente para protegerlos durante el lavado.
Si se te manchan, lávalos según te los quites. Las manchas, especialmente las grasas, se vuelven indelebles con el calor del sol y el paso del tiempo. Ojo con las cremas y aceites solares.
Tiende los bikinis y bañadores en la sombra, aunque pueda parecer una incongruencia. El sol daña las fibras y aclara los colores. Nunca les pongas pinzas, porque se quedarán las marcas, mejor échalos sobre el tendedero. Y, por supuesto, olvídate de la secadora con estas prendas, las estropean para siempre.
La plancha, lejos, lejos.
Evita sentarte o deslizarte sobre superficies rugosas o aparecerán las temidas pelotillas. Si vas a sentarte o tumbarte sobre piedras o sobre el borde de la piscina, ponte la toalla o un pareo para evitarlas. Si llevas un cesto de mimbre, procura que no roce directamente sobre el bikini mientras lo llevas puesto. Si las pelotillas ya están ahí, puedes probar con un quitapelusas (como el de Solac) en una esquinita, a veces es la solución perfecta cuando ya han hecho acto de presencia.
Después...
Guarda los bikinis y bañadores bien limpios y secos, o tendrás una sorpresa desagradable cuando los saques el año que viene.
No los almacenes en bolsas de plástico, mejor utiliza las de papel o tela, así evitarás que la ropa de baño se deteriore.
Y, ahora, ya te puedes tirar a la piscina tranquilamente... :)
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