Como problemas cociniles hay de todo tipo, en esta segunda parte te daré las claves para arreglar tortillas rotas, arroz o pasta pasados, salsas imposibles o bizcochos que no pasan ningún control de calidad.
¡A los fogones!
Tortillas rotas
Si estás haciendo tortilla francesa o de patata y se te ha roto, lo mejor es batir uno o dos huevos más, echándolo encima de la tortilla anterior, procurando que el huevo caiga de tal forma que los huecos se rellenen y los trozos se unan. Una vez que haya comenzado a cuajarse la tortilla, ya sólo tendrás que darle la vuelta con cuidado.
Otra opción es cortar la tortilla en tiras y añadirla a una ensalada, a una guarnición de arroz o cualquier otro plato que pueda enriquecerse con ella.
Arroz pasado
Si el arroz se te ha pasado de cocción, puedes lavarlo inmediatamente con agua tibia, así le quitarás el almidón y evitarás que siga cocinándose si está muy caliente. También puedes añadirla unas gotas de zumo de limón.
Con el arroz puedes hacer unas croquetas. Si aún no habías salado el arroz, puedes hacerlas dulces, dejando que cueza unos minutos con un poco de leche, azúcar, canela y ralladura de limón. Luego sólo tendrás que hacer las croquetas, pasarlas por huevo, harina y pan rallado y freírlas. Si ya habías añadido la sal, puedes hacer unas croquetas saladas, en ese caso sólo tendrás que dejar volar tu imaginación a la hora de incorporarle ingredientes al arroz antes de convertirlo en croquetas.
También puedes utilizar el arroz para enriquecer los purés, añadirlo a tus ensaladas o espesar salsas.
Pasta blanda
Si la pasta se ha pasado de cocción, también deberás lavarla con abundante agua fría, lo mismo que en el caso del arroz.
En caso de que se haya pasado sólo ligeramente, puedes utilizarla para una ensalada, tanto tibia como fría. Se notará menos que se ha pasado de punto.
Otra opción es que escurras muy bien la pasta y la pongas a dorar en una sartén con un poco de aceite de oliva, hasta conseguir que se quede tostadita por fuera. Cuando esté lista, sólo tendrás que añadirle salsa, hierbas aromáticas o queso rallado.
Y si está muy muy pasada, puedes hacerla puré y utilizarla como una falsa bechamel, poniéndola encima de la nueva pasta y gratinándola con queso. O utilizarla para hacer una lasaña con la salsa que tuvieras prevista, alternando capas de falsa bechamel con capas de salsa y luego gratinando en el horno.
Salsa líquida
Si estás haciendo una salsa y te ha quedado muy líquida, puedes solucionarlo dejando que reduzca al fuego, hasta que quede con la textura que deseas.
Otra forma de conseguir una salsa más espesa es añadirle Maicena, harina, puré de patatas en copos, pan rallado, pasta de almendras o agar-agar. Cuidado con la Maicena y la harina, porque tendrás que batir constantemente hasta que se diluya, para evitar los grumos.
Las salsas blancas con huevo las puedes aclarar con una yema batida. Cuidado con este truco, porque es importante incorporar la yema batida poco a poco, dándole vueltas constantemente hasta que se mezcle y procurando que no cuaje.
Bátela con una batidora eléctrica, pásala por un tamiz y luego caliéntala de nuevo batiendo con unas varillas manuales para que no se vuelvan a hacer grumos.
También puedes pasarla por un colador o tamiz únicamente y luego caliéntala batiendo con varillas de nuevo.
No te olvides de cambiar el recipiente en el que calientes de nuevo la salsa y de añadir líquido si es necesario. Según la salsa, tendrás que utilizar un diluyente diferente: caldo, leche, nata...
Salsa ácida
El truco más conocido es incorporarle un poco de azúcar, aunque no es el que más me gusta. Primero, porque creo que el exceso de azúcar refinado no es saludable. Y segundo, porque es fácil pasarse y terminar teniendo que buscar una solución a una salsa demasiado dulce.
Para añadir un toque dulce sin que sea azúcar, puedes recurrir a la zanahoria o la manzana rallada. Estos alimentos mejorarán la acidez, pero son mucho más saludables y menos potentes en cuanto a dulzor.
Puedes añadir un poco de bicarbonato a la salsa, puesto que neutralizará el ácido de la salsa rápidamente. Ten cuidado de no excederte, por supuesto.
Mayonesa cortada
Puedes añadir una yema de huevo más al vaso en el que hayas hecho la mayonesa y batir cuidadosamente de nuevo.
Otro truco es poner un huevo entero en otro vaso de batidora limpio incorporándole unas cucharadas de la mayonesa cortada, batiendo cuidadosamente hasta que emulsione, teniendo la precaución en este punto de no subir y bajar la batidora, dejándola apoyada en el fondo del recipiente. Una vez que esté todo bien mezclado, solo hay que ir añadiendo la mayonesa cortada poco a poco, del mismo modo en el que lo hacemos con el aceite en una salsa normal.
El agua o la leche también pueden ayudarte a recuperar la salsa cortada. Retira toda la mayonesa del vaso y déjala en otro recipiente, y en ese mismo recipiente usado, ponle un poco de agua (o leche) tibia. Bate ese agua con los restos que hayan podido quedar en el vaso y vete añadiendo la salsa cortada poco a poco y sin dejar de batir.
Bizcochos desastrosos
Si el bizcocho te queda demasiado duro y harinoso, puedes sacarlo del molde, desmigarlo bien y mezclarlo con un poco de leche y dos huevos y volver a hornearlo para conseguir una especie de puding. Si le añades pasas, fruta, pepitas de chocolate, frutos secos, almíbar o licor, querrás que todos tus bizcochos te salgan mal para repetirlo. También puedes hacer un bizcocho borracho, dejando que se empape con almíbar o licor, poniéndole crema y tostándola después.
Si el bizcocho se te ha quemado ligeramente, sólo tendrás que quitar la parte quemada con un rallador o con un cuchillo afilado. Con la parte que hayas salvado, puedes hacer maravillas: cubrirlo con chocolate, hacer tostadas o torrijas, rellenarlo, desmigarlo y utilizarlo como base de tartas y postres, etc.
Si el molde es redondo y te ha quedado hundido por el centro, puedes utilizar un cortapastas para hacer una corona. Luego solo tendrás que utilizar la imaginación para convertir el bizcocho en una deliciosa corona: ponerle cobertura, rellenarlo con crema o chocolate, colocar fruta o nata en el interior, espolvorearlo con frutos secos picados o coco... Con el resto puedes hacer lo mismo que te propongo en el caso anterior.
Cuando el bizcocho no se desmolda bien, puedes utilizar cortapastas para hace pequeños pastelitos con los trozos que hayas podido rescatar. El resto puedes emplearlo en un puding o desmigado como base para postres y tartas.
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La primera vez que apareció el post Trucos Sencillos para Arreglar Desastres en Tu Cocina (II) fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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