Por eso el uso de autobronceadores es cada vez más frecuente. Y este aumento del uso de estos productos también es debido a que sus fórmulas ya no nos hacen parecer una zanahoria con piernas, algo de agradecer. Cada vez son más fáciles de aplicar y con resultados más naturales... pero siguen teniendo sus trucos.
Si quieres saber cómo aplicarte el autobronceador sin sorpresas, aquí tienes algunos consejos:
Por el principio
Mantén la piel saludable. Ningún tratamiento de belleza y ningún cosmético funcionan si la piel no está sana. Incluidos los autobronceadores. Imagínate un cuadro al óleo, si el lienzo no está liso y bien preparado, pintes lo que pintes encima, no quedará bien.
Y hablando de salud, antes de aplicarte el producto, comprueba que la piel no tiene heridas ni problemas. Si los tiene, espera a que la piel se recupere para utilizarlo. No sólo por el resultado del bronceado, sino por el posible daño o irritación que puedas causar en la piel lastimada.
Procura eliminar el vello de la zona que vayas a broncear un par de días antes, sobre todo si es muy grueso. El pelo hará que el autobronceador se distribuya de forma irregular y más intensa, justo lo que debes evitar para adquirir un tono uniforme.
Exfoliación, exfoliación, exfoliación. Esa es la base de un buen bronceado artificial. Si la piel está cubierta de una capa de células muertas, el tono que conseguirás será apagado, te quedará a rodales y no te durará. El autobronceador reacciona con ciertos aminoácidos de las proteínas de la epidermis para conseguir el tono dorado (reacción de Maillard), algo difícil de conseguir si tienes células muertas como para pavimentar una calzada romana...
La piel debe estar bien hidratada, tanto por fuera como por dentro. Por supuesto, debes aplicarte una hidratante antes del autobronceador, pero el resultado será mejor si habitualmente utilizas cremas corporales y bebes agua suficiente, porque la hidratación será más profunda. Con esa hidratación conseguirás que el producto autobronceador se fije por igual en toda la piel, evitando las antiestéticas manchas y rodales.
Cómo elegir el autobronceador
Elige el producto más adecuado para ti, por textura, forma de aplicación y tono. Piensa que en el mercado hay una gran variedad de productos autobronceadores (cremas, geles, sprays, toallitas, aplicados con aerógrafo en cabinas de estética...), así que tendrás que elegir cuál te gusta más. Y, ojo, no te fíes de los comentarios de otras personas, porque su experiencia puede no servirte a ti. Por ejemplo, he oído criticar agriamente un producto autobronceador en el vestuario del gym; cuando ese producto en concreto es el que utilizo habitualmente, porque me resulta fácil de aplicar y me encanta el color que deja en mi piel. Si hubiese hecho caso de esa apreciación antes de probarlo, me habría negado la posibilidad de utilizar un producto ideal para mi.
Escoge la forma en la que actúa el producto: instantánea o acumulativa. Los autobronceadores instantáneos son los que te aplicas y en pocas horas suben de tono, siendo ese color el máximo que conseguirás con el producto. Los de efecto acumulativo son los que van incrementando el tono del bronceado de forma gradual, con cada aplicación diaria y hasta llegar a un tono máximo. Los primeros son rápidos, pero tienen la contrapartida de que debes reaplicar el producto en 4-7 días. Los segundos tardan más en lograr el tono final, pero se mantienen en el tiempo por la aplicación continua.
Utiliza un producto específico para el rostro. Los autobronceadores formulados especialmente para la cara son más respetuosos con la piel de esa zona tan delicada. Además, la mayoría de ellos son no comedogénicos, por los que te ahorrarás las espinillas y granitos varios. Te recomiendo que estos autobronceadores los elijas graduales, para lograr un tono más uniforme todo el año.
Respeta siempre las fechas de caducidad, para evitarte sorpresas. Esto es vital en cualquier tipo de cosmético, mucho más aún si se trata de algo que tiñe nuestra piel...
La aplicación perfecta
Tómate tu tiempo. Ningún tratamientos cosmético o estético se puede aplicar de forma atolondrada, algo mucho más cierto si se trata de los autobronceadores. El bronceado artificial necesita tiempo y cuidado para que sea perfecto, así que reserva unos minutos en tu apretada agenda para ello.
Lee siempre las instrucciones que marca el fabricante en el envase. Quien lo ha formulado, lo ha testado y sabe cúal es la mejor manera de utilizarlo, así que hazle caso.
Aplícalo siempre con la piel limpia y seca. Con estos dos requisitos te asegurarás que la reacción de la que hemos hablado antes, se produzca sin interferencias.
Los autobronceadores tienen la mala costumbre de tintar las palmas de las manos (por el tipo de piel que tienen) de tal forma que te durará más el bronceado en esa zona que en el resto del cuerpo, algo que probablemente no desees en absoluto. Por no hablar de las uñas... Para que no te ocurra puedes hacer dos cosas: lavarte las manos varias veces durante y después de la aplicación o utilizar guantes de látex.
Hablando de guantes, una ventaja añadida de utilizarlos es que, además de no teñirte las palmas de las manos, conseguirás un reparto más uniforme del autobronceador sobre la piel.
En zonas problemáticas, utilízalo diluido con crema hidratante. Las rodillas y codos tienen tendencia a acumular más producto, por lo que acaban con un color mucho más oscuro que el resto de la piel. Al rebajarlo con crema o aceite corporal, conseguirás que se bronceen menos y que el tono sea más uniforme en toda la piel.
Aplícalo con movimientos circulares, amplios y de abajo hacia arriba; es decir, comienza por los tobillos y ve subiendo hasta llegar a la zona de hombros y cuello.
Para la zona de la espalda, lo mejor es contar con ayuda. Es una zona de difícil acceso y es frecuente dejarse manchas o zonas sin broncear. Si no tienes una mano amiga, puedes utilizar un cepillo de los que usan para lavarse la espalda (forrado con un trapo) o una toalla vieja (sostenida como si te estuvieses secando esa zona); así podrás extender mejor el producto.
No te vistas inmediatamente después, porque muchos de estos productos manchan hasta que completan su proceso; además, también es fácil que arrastres el autobronceador antes de que termine de reaccionar y acabes con zonas blancas.
Mantén tu piel hidratada también después del bronceado artificial, no sólo se verá más bonito, también te durará más.
En el rostro
Protege la zona de las cejas con una capa de vaselina o de crema hidratante, para que no se tinten demasiado. Ya te he comentado que las zonas con vello tienden a absorber más color y esto te ayudará a evitarlo. Preserva también la zona del nacimiento del pelo o rebaja el autobronceador con crema facial.
Insiste más en las zonas que se broncean habitualmente con el sol: frente, mejillas, puente de la nariz y barbilla. Con este truco conseguirás un resultado más natural, como si hubieses pasado un día al aire libre.
Ten cuidado con el cuello y las orejas. Por una parte, no puedes olvidarte de ellos (sobre todo si llevas el pelo corto), pero por otra debes tener cuidado de aplicar poco producto, porque se colorean más que el resto de la piel. Puedes utilizar la técnica de rodillas y codos, mezclando el autobronceador con crema hidratante.
En manos y pies
Si quieres que la zona de las manos y los pies quede más natural, puedes rebajar el autobronceador con crema. Piensa que son zonas que se broncean con facilidad y tienen a oscurecerse más con el producto, así que hay que ser muy cauta con ellas. Mi truco es ir poniendo menos cantidad a partir de las muñecas y terminar dando unos pequeños toques en los dedos, ayudándome de un paño suave; con la idea de replicar la forma natural de broncearse del dorso de la mano o los empeines. Sobre todo, debes evitar la aplicación uniforme en manos y pies y no llegar nunca a las puntas de los dedos.
Evita que el autobronceador llegue a tus uñas, porque es fácil que te las estropee. Por una parte las tintará, tanto si las luces naturales como si llevas laca de uñas; por la otra, el alcohol que suelen llevar muchas fórmulas dañará tu esmalte.
Si quieres un aspecto natural en la parte interna de codos y rodillas, así como en la zona de las axilas, utiliza también el autobronceador rebajado. Así conseguirás el efecto que causa el bronceado natural, que nunca es tan intenso en esas zonas como en las que están más expuestas al sol.
Protección ante el sol
El autobronceador no es un protector solar, por lo que no te protege contra las quemaduras. Es fácil convencerse de que al tener la piel morenita, ya no nos vamos a quemar con el sol, pero es sólo una ilusión.
Utiliza fotoprotección todo el año, más aún si te vas a exponer de forma directa al sol.
Muchas de las fórmulas autobronceadoras para el rostro tienen protección solar, lo que es deseable. En cualquier caso, ten en cuenta que deberás ponerte protección de nuevo si te vas a exponer al sol, esta vez ya sin autobronceador.
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