En casa nos gusta mucho el bricolaje y no pudimos resistirnos a poner en práctica un DiY que vimos en Ikea Hackers para hacer un espejo de maquillaje con luz.
Eso de poder maquillarme con luz desde todos los ángulos me apetecía mucho, y hacerlo DiY mucho más. Así que mi partner de bricolaje (a la vez que marido) y yo nos pusimos manos a la obra con el espejo de maquillaje.
Nos planteamos utilizar LED con batería en lugar de solares tal y como proponía la idea inicial, más que nada por comodidad. Y también quisimos colocarle un pie al espejo, puesto que no queríamos colgarlo en la pared y tampoco nos apetecía mucho que estuviese dando vueltas por el cuarto de baño, con el peligro de caídas y roturas.
Y el resultado fue bueno, pero mejorable. Te cuento en qué dos cosas:
- Por una parte, la guirnalda de bombillas LED de Ikea que elegimos no tiene mucha luminosidad, de tal forma que el espejo se queda algo corto para maquillarse de forma óptima. Al dar poca luz, la iluminación general del baño, se come a la del espejo, con lo que no se consiguen evitar las sombras que dificultan un buen make up. Estamos buscando LED más potentes para poder sustituir los que ya tenemos y que el espejo sirva al 100%.
- Y por la otra, al colocarle la peana, el plástico de la carcasa exterior que la sujeta es demasiado débil, por lo que se curva ligeramente y queda poco estético. En este caso creo que la cosa podría mejorar con otro marco más fuerte que aguante el soporte de la peana.
En cualquier caso, como la idea es buena, te dejo el tutorial para que lo puedas hacer tú en casa.
Aquí va...
Materiales
Espejo TRENSUM de Ikea
Reloj RUSCH de Ikea
Guirnalda de LED SÄRDAL de Ikea
Pistola de silicona caliente
Cianocrilato (Superglue)
Tijeras
Cúter
Regla o cinta métrica
Destornillador plano y de estrella pequeños
Llave de tubo de 8 mm.
Pilas AA (2 ud.)
Cartón
Cómo hacerlo
Paso 1
Lo primero que debes hacer es desmontar el espejo. Para ello tienes que utilizar una llave de tubo de 8 mm. De esa forma retirarás la base que sirve para que el espejo bascule. Una vez retirado sólo tendrás que quitar las dos mitades que protegen los dos espejos, el normal y el de aumento.
Ambos espejos están separados por una esponjita que tendrás que quitar, aunque es fácil porque no lleva adhesivos. Cuando manipules los espejos ten cuidado porque no tienen un corte muy limpio y puedes dañarte.
Quédate sólo con el espejo normal, porque es el que utilizarás para este DiY.
Paso 2
Ahora tendrás que desmontar el reloj, aunque es una tarea muy sencilla.
Primero tienes que quitar la tapa protectora de plástico. Para ello debes darle la vuelta al reloj y apretar unas pestañas que tiene la tapa para sujetarlas.
Luego tendrás que retirar las agujas. Con que tires de ellas suavemente es suficiente para sacarlas del eje.
Y, por último, tendrás que quitar el mecanismo ayudándote con un destornillador plano. Verás que hay una zona con una pequeña muesca que te facilitará la tarea.
Paso 3
Como tendrás que pasar la hilera de luces LED y el agujero donde iban insertado el eje con las agujas es pequeño, deberás abrirlo un poco más.
No hay problema, porque el orificio pequeño es el del cartón donde están los números del reloj, mientras que el que hay en el plástico es algo mayor. Con un cúter puedes ampliar el agujero lo suficiente para introducir las luces.
Paso 4
Ve introduciendo las luces por el orificio que has abierto. Hazlo de forma cuidadosa para que no se enreden.
Como luego tendrás que distribuirlas en los 12 números, te aconsejo que las vayas enrollando para que abulten menos y sean más manejables, de tal modo que acaben pareciendo una estrella. En la imagen puedes ver la distribución.
Pega una bombilla sobre cada número con la pistola de silicona caliente y dale también un punto en el punto medio entre la bombilla y el agujero por el que has introducido los cables; así quedarán mejor sujetos.
Una vez situadas todas las luces en su sitio, pon las pilas en el mecanismo y comprueba si funciona correctamente.
Paso 5
Distribuye bien los cables en el hueco donde iba el mecanismo del reloj para que no abulte demasiado.
Mide el tamaño del hueco y corta un trozo de cartón para taparlo y que los cables no se salgan y molesten.
Una vez tapado el hueco, pega el mecanismo de la guirnalda LED en la parte superior del reloj. Ten cuidado de que el interruptor esté bien accesible a la hora del uso normal.
Paso 6
Si al desmontar el espejo se te daña un poco, puedes hacer un arreglo de emergencia con un poco de papel de aluminio y cianocrilato. No es lo más ortodoxo, pero si el desconchón es pequeño no queda del todo mal.
Paso 7
Corta unos cuadrados de cartón y pégalos con cianocrilato en tres puntos de la base del reloj. De esa forma asegurarás mejor el espejo, porque salvarás los cables que no le dan mucha estabilidad a la hora de colocarlo.
No hace falta que sean muy grandes, pero sí que su grosor sea mayor que el de los cables y las bombillas LED.
Luego ya sólo deberás pegar el espejo con silicona caliente sobre los tres cuadrados de cartón y el punto central de los cables y ya tendrás un espejo con luz para maquillarte.
En este caso, aprovechamos la base del espejo para que su uso fuese más cómodo por tenerlo en altura y que pudiese oscilar.
Para ello hicimos unos agujeros en los lados de la carcasa de plástico del reloj, ayudándonos primero con un clip que calentamos con un mechero (sujetándolo con unos alicates para no quemarnos) para dos orificios iniciales y ampliándolos con un destornillador.
En esos agujeros introdujimos la tuerca que venía con el espejo y que habíamos retirado previamente al desmontarlo. Y luego ya sólo tuvimos que colocar la peana en su lugar, et voilà.
Cuando hagamos las mejoras al espejo, prometemos publicarlo aquí.
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Tengo una mala noticia: los productos de maquillaje caducan. Y es una pena, porque la mayoría de nosotras acumulamos barras de labios, tubos de gloss, sombras o lápices como si sufriésemos de algún tipo de Síndrome de Diógenes bellezil... ¿te suena?
A ninguna nos tiembla el pulso a la hora de tirar a la basura un yogur que lleva caducado un par de semanas o las últimas rebanadas de pan de molde que han empezado a desarrollar una sospechosa mancha verdosa. Porque somos conscientes de que esos alimentos en mal estado suponen un riesgo para nuestra salud. Sin embargo, a muchas de nosotras nos cuesta horrores desechar esa barra de labios que compramos para celebrar el cambio de milenio o el rímel waterproof que compramos en el aeropuerto antes de irnos de vacaciones... hace 2 años. Y también suponen una amenaza para nuestra salud.
A continuación encontrarás más información sobre la caducidad de los productos de maquillaje, que espero te sea útil.
Caducidades
Los productos de maquillaje tienen fecha de caducidad y también PAO (period after opening), aunque a veces no nos demos por enteradas Y es importante respetar estos indicadores para proteger nuestra salud, porque utilizar cosméticos caducados puede traernos efectos tan indeseables como alergias, irritaciones, eccemas, acné o decoloración en zonas de la piel.
Aunque esas caducidades pueden variar según conservemos y utilicemos los productos. Si dejamos la máscara de pestañas abierta cada dos por tres, su duración disminuirá drásticamente. Si utilizamos la sombra de ojos con los dedos, será más fácil que se contamine y se degrade antes de tiempo que si lo hiciésemos con un pincel que limpiamos después de cada uso. Incluso, si vivimos en un lugar cálido y húmedo, nuestro maquillaje durará mucho menos.
Aquí tienes un cuadro orientativo de cuánto te durarán tus productos de maquillaje, aunque son plazos aproximados y te recomiendo siempre que leas cuidadosamente sus etiquetas:
En qué fijarte
Textura
Uno de los indicadores más claros de que el producto de maquillaje está caducado o en mal estado es el cambio de textura.
Si observas que el producto está más líquido o más espeso que cuando lo comenzaste a usar, si se seca o se licua, aparecen grumos, se corta o aparece una capa líquida donde antes no la había; ni lo dudes, debes desecharlo.
Olor
Como en el caso de los alimentos, cuando el maquillaje caduca, desprende mal olor. La mayoría de los productos que usamos para maquillarnos tienen un ligero y agradable perfume o son inodoros; por lo que si huelen mal pasado un tiempo, es señal de que se han echado a perder.
Color
Si el producto cambia de color, también puede ser señal de que ha comenzado su degradación. Eso sí, debes diferenciar las variaciones de color que puedes experimentar los productos por mezclarse con otros, del cambio por el paso del tiempo, la contaminación o la mala conservación. Si utilizas una sombra de ojos y la sueles mezclar con otra más oscura, puedes terminar manchándola y no significar que está en mal estado. Lo mismo sucede con las barras de labios o los gloss.
Otro cambio relacionado con el color que debería alertarte del estado del producto es la capacidad de pigmentación y adherencia sobre tu piel. Por ejemplo, si utilizas una sombra de ojos y parece que no pinta (cuando antes sí lo hacía), por mucha cantidad que te apliques, probablemente está estropeada.
Conservación
Para que tus cosméticos te duren en perfecto estado hasta que se terminen o llegue su caducidad, aquí tienes algunos consejos:
- Lávate siempre las manos antes de maquillarte.
- Utiliza brochas, pinceles y espátulas para aplicar los productos
de maquillaje. Si te gusta ponerte sombras, correctores y bases con los
dedos, lo único que debes hacer es utilizar una espátula o brochita
para tomar una pequeña cantidad de producto y depositarla en el dorso de
tu mano o en un recipiente para irlo aplicando con los dedos. De ese
modo no contaminarás todo el producto.
- Limpia brochas, esponjas y pinceles con frecuencia. De ese modo evitarás la contaminación de tu maquillaje.
- Limpia también el exterior de los envases ayudándote de un bastoncillo de algodón o un tisú y un poco de alcohol, teniendo cuidado de no manchar el producto.
- Conserva las láminas plásticas que suelen llevar los polvos, sombras y coloretes, así los protegerás mejor. Y procura mantener estas láminas limpias, cuidando de no depositarlas sobre superficies que puedan estar contaminadas o sucias, como puede ser un lavabo público.
- Lava con frecuencia tu neceser de maquillaje, porque puede contaminarse por dentro y por fuera.
- Cierra bien todos tus productos de maquillaje después de cada uso. De esa forma se mantendrán en buen estado y evitarás que se contaminen.
- Si vas a mezclar productos, hazlo sobre tu mano o en un recipiente, nunca directamente. Si quieres mezclar barras de labios, toma una pequeña cantidad de cada una con una espátula o un pincel de maquillaje y combínalas, pero no lo hagas pintando una capa sobre otra directamente con el aplicador.
- No compartas maquillaje nunca. La única excepción es si es un producto cremoso, que le pases una pequeña porción a la persona con la que quieras compartirlo ayudándote de una espátula y depositándoselo en la mano o sobre un tisú. Lo que nunca debes compartir, bajo ningún concepto, son las máscaras de pestañas, delineadores, maquillajes compactos y polvos.
- Si tienes algún herpes, algún orzuelo o cualquier otro tipo de infección, no te apliques directamente tus maquillajes, hazlo tomando una pequeña cantidad y lavando el aplicador cuidadosamente después de cada uso. Y, ante la duda de que puedas haberlos contaminado, deséchalos sino quieres contagiarte de nuevo.
- Mantén tus productos alejados del calor, la luz y la humedad. Así se conservarán mejor y durante más tiempo.
- Si hay algún producto que no vayas a utilizar en una temporada, consérvalo en la parte baja de al nevera para evitar que se estropee.
Como decía la canción de Mecano, "maquíllate, maquíllate", pero siempre con seguridad.
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En la primera parte de
Cómo Comportarse en un Restaurante, te hablé de cómo comportarse con
los camareros y el maitre, de cómo reclamar y de cómo sentarse
adecuadamente a la mesa.
En esta me gustaría compartir contigo mis consejos sobre la comida y la bebida, la sobremesa y el momento de pedir la cuenta.
A por ello, que el plato se enfría...
La comida y la bebida
No
pidas la carne muy hecha, porque los cocineros suelen reservar las
peores piezas para estas peticiones. Consideran que la carne pierde
propiedades cuando se cocina demasiado, por lo que prefieren reservar la
mejor carne para quien la degusta al punto o poco hecha. Así que, si te
gusta la carne al punto suela de zapato, déjala para comerla en casa y
pide otro tipo de alimento en los restaurantes.
No
ordenes pescado los lunes, porque los mercados no lo tienen hasta el
martes. Así que, si te pides una lubina o una merluza el primer día de
la semana, tomarás pescado que es ya de confianza, porque llevará
ya varios días en la cámara. O será congelado, aunque el precio no
habrá bajado en la misma medida que los grados a los que se ha
conservado, claro.
Si
pides alimentos que estén fuera de temporada, ten por seguro que serán
congelados, enlatados, insípidos... o mucho más caros.
Ordena los condimentos cuando pidas la comanda, así no molestarás innecesariamente al camarero.
Si
no vas a comer pan, avísalo antes de pedir la comanda. Suelen ponerlo
según te sientas a la mesa y, en muchos restaurantes, lo cobran.
Pssst... si el concepto de pan no está incluido en la lista de precios o
la carta, no pueden cobrártelo.
Con el aperitivo sucede igual que con el pan: avisa si no lo quieres y comprueba si está en la lista de precios antes de pagar.
No
te sientas avergonzado si quieres pedir agua del grifo en lugar de agua
embotellada. Contra la creencia popular, el restaurante no está
obligado a servírtela e incluso puede cobrarte por ello... siempre que
esté recogido su importe en la lista de precios o la carta. En este
punto, habría que aprender de otros países europeos donde te la sirven
según te sientas, y gratis.
Si
pides vino, ten en cuenta que sólo lo podrás devolver si está picado,
el que no te guste no es motivo para retornarlo. Un consejo: si no
tienes clara la calidad del vino que te van a servir, pide antes una
copa y pruébala. Es mejor dejar una copa que la botella entera. Y otra
recomendación más: si puedes pedir por copas, calcula si te sale más
rentable pedirlas en lugar de una botella el mismo caldo. Aunque sea
difícil de creer, hay veces que es más económico.
Evita
quitar ingredientes de tu comida, sobre todo si es muy elaborada.
Cuando se crea un plato, se hace buscando un equilibrio de sabores,
aromas y texturas. Imagina que pides una ensalada Niçoise y
que le dices la camarero que te la traiga sin tomate, sin cebolleta,
sin aceitunas negras, sin alcaparras... incluso sin lechugas. Entonces
no estás pidiendo esa ensalada, sino otra cosa muy diferente. Si no te
gustan varios de los ingredientes de un plato, elige otra cosa, será más
rápido y más fácil.
A
la hora de pedir los cafés, recuerda que no estás en casa. Así que si
te gusta el café largo, con una nube de leche de soja ecológica, una
pizca de canela, otra de nuez moscada, con azúcar integral, en vaso de
caña y con un cubito de hielo... quizás deberías simplificar un poco tus
exigencias. Es cierto que en un restaurante están para prestarnos un
servicio y atender nuestras peticiones, pero de ahí a comportarse como
una niña malcriada y caprichosa (o niño, según el caso), hay un mundo.
La sobremesa
No alargues indefinidamente la sobremesa, porque el personal, después de
iros vosotros, todavía tiene que limpiar y preparar las mesas para el
siguiente turno. Cuando tengas la tentación de pensar que los camareros
están siendo muy desconsiderados porque miran con mala cara a vuestra
mesa (la última), porque ya ha pasado la hora de cierre con creces,
piensa en lo mal que te sienta que tu jefe te pille justo cuando estás
saliendo por la puerta, porque necesita algo que sólo te va a suponer un
momentito. O si trabajas cara al público, el enfado que te producen
esos clientes que llegan justo cuando estás bajando el cierre para
pedirte información sobre algo tan sencillo como un crucero por el
Pacífico o un ordenador personal.
La cuenta
A
la hora de pedir la cuenta, hazlo con tiempo. En caso de que necesitéis
distintas cuentas o vayáis a pagar con distintos medios, avísalo con
antelación al camarero. Una vez sacada la cuenta es bastante engorroso
tener que anularla y sacar otras nuevas.
Hablando
de cuenta, eso tan habitual de sacar la calculadora e ir pasando
dinero, no es la mejor opción. Se suele crear un barullo importante que
puede molestar al resto de las mesas y retrasar el momento del pago. Lo
ideal es que pague uno sólo y luego hacer las cuentas fuera del
restaurante o pedir diferentes cuentas según lo que haya pedido cada uno.
Por cierto, si quieres pagar la factura y es probable que se produzca ese momento tenso del "pago yo, no, que pago yo",
te aconsejo que salgas fuera de la sala con antelación para abonarla. Y
es que esa situación de tira y afloja es incómoda para todas las
partes: los aguerridos pagadores, el resto de invitados, los camareros e incluso el resto de comensales que haya sentados en otras mesas.
Ojo
al dato: debes revisar la factura cuando te la traigan. Hay muchas
personas que consideran que revisar la cuenta es algo de mal gusto,
cuando es todo lo contrario. Si se va a pagar un dinero, lo lógico es
comprobar si nos están cobrando lo que deben o nos están clavando algún
extra. Todavía recuerdo con estupor cómo nos pretendieron cobrar 600
euros en cervezas en la cena con la que celebramos nuestra boda, las
cuales no se consumieron, por supuesto. Si no hubiésemos revisado la
cuenta, el restaurante hubiese hecho la noche a costa de los novios.
Exige
factura de la consumición. Tú estás en tu derecho y el establecimiento
está en la obligación de proporcionártela. De esa forma tendrás un
comprobante por si hubiese algún problema posterior y, según el caso,
podrás utilizarla a nivel fiscal.
Espero que hayas quedado satisfecha/o con el menú... digo con el post.
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Cómo comportarse en un restaurante (II) by La meiga y su caldero - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Ir a restaurantes es algo frecuente, ya sea por trabajo o por ocio. Pero que sea una actividad habitual, no significa que se haga siempre con un mínimo de cortesía y acierto.
Es cierto que no es lo mismo un restaurante con estrellas Michelín que un bar de menú de un polígono industrial, por mucho que ambos sean dignos y recomendables, pero sí que es necesario conocer algunos consejos generales que nos harán desenvolvernos mejor en cualquier tipo de establecimiento.
Comenzamos...
Cómo comportarse con el maitre y los camareros
Saluda siempre al entrar y al salir. Es un gesto de educación básica que no se puede olvidar, incluso si el camarero no te responde.
Utiliza las palabras mágicas: por favor y gracias. Recuerda siempre que los camareros y maitres están ahí para darte un servicio, pero son seres humanos como tú y como yo, que aprecian un comportamiento respetuoso.
Establece contacto visual con quien te está prestando el servicio. No sólo demostrarás educación y consideración por el otro, sino que te será más fácil comunicarte con él.
Si tu camarero o maitre se presenta o tiene una tarjeta identificativa, procura dirigirte a él por su nombre. Piensa que la palabra que nos suene a música celestial a todos nosotros, es nuestro propio nombre, por lo que llamar a alguien por su nombre es la mejor manera de que te presten más atención. Por no hablar de que es un gesto de respeto. Y si tienes que quejarte, al menos sabrás de quién debes hacerlo.
Por el mismo motivo, por respeto, procura usar el usted en lugar del tú, salvo que tengas confianza en el establecimiento. Aunque el tuteo es la norma, se nos olvida que llamar de usted a alguien sirve para dos finalidades: 1) Manifestar respeto a quien nos presta un servicio, evitando la muestra de superioridad y paternalismo que puede significar el tuteo en este caso. 2) Poner una barrera psicológica entre el camarero o el maitre, de tal forma de tengamos más fácil la tarea de quejarnos o reclamar si fuese necesario. Todos somos más proclives a faltar al respeto al otro si le tuteamos, porque lleva implícita una dósis de familiaridad, ya sea real o imaginada.
El maitre y los camareros no son amiguetes, ni tampoco enemigos. Sé amable y cordial, pero sin excesos.
Cuando llames al camarero jamás lo hagas gritando, dando palmas, chistando o golpeando la mesa o la barra. Son gestos de pésima educación. Levanta la mano o haz un pequeño gesto al camarero para que se acerque.
Aunque lo correcto es que no utilices los gestos para pedir cosas al camarero, sino que esperes a que llegue a tu lado para hacerlo; si el sitio es de confianza o no se trata de un restaurante de lujo, puedes hacer el gesto de firmar para pedir la cuenta, o tomar la botella o la copa para pedir otra ronda.
Y, por supuesto, exige la misma corrección y respeto que le estás brindando al personal. No tienes por qué soportar malos modos o desidia por su parte. Y en caso de que no recibas un mínimo de calidad y respecto, vete, en nuestro pais hay oferta más que suficiente de restaurantes y bares.
Las quejas
No cometas el error de no protestar si algo no es adecuado, ya sea la
comida o el servicio. Hazlo educadamente, pero hazlo. A ti, como a mí,
seguro que te cuesta mucho ganar cada euro, así que no tiene ningún
sentido soportar un mal producto o un mal servicio por el que vas a
pagar tu dinero.
Si debes quejarte, hazlo de forma discreta, sin montar un escándalo. Una cosa es señalar algo que está mal y otra muy distinta la humillación. Ya sabes, no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Procura que las quejas se resuelvan amistosamente. Si no es así, no dudes en pedir la correspondiente hoja de reclamaciones.
A la hora de sentarse a la mesa
Si el restaurante tiene guardarropa, utilízalo. Si todos los clientes llevan sus prendas de abrigo al salón, necesitarán más espacio, que quitarán al resto de comensales y a los camareros a la hora de pasar. Por no hablar de que hay posibilidades de que tus prendas acaben con salsas o bebidas derramadas.
Cuando la recepcionista o el camarero te siente en una mesa, por lo general, es por motivos del servicio, por lo que deberías comprenderlo. Si quieres cambiar de sitio, pídelo por favor y con una sonrisa.
Avisa al camarero para que te tome nota cuando todos los comensales estéis listos y sepáis lo que queréis comer.
Permite que los demás pidan primero, es un gesto de consideración hacia los demás, especialmente si eres el anfitrión.
Recuerda que la comida se sirve por el lado izquierdo y se retira por el
derecho. También por el lado derecho se sirven las bebidas. Teniéndolo
presente facilitarás el servicio y evitarás que te derramen comida o
bebida encima.
Espera a comenzar los aperitivos o el primer plato cuando todos los
demás estén servidos. Cuando se trate del segundo y cada uno hayáis
pedido una comida diferente, puedes comenzar el plato según te lo pongan
delante.
Si quieres probar del plato de alguien,
evita el tradicional tenedor volador haciendo acrobacias por encima de
la mesa. Pásale el platito del pan a la otra persona para que te pase un
poco de su comida. Así no habrá derrames ni manos pasando por encima de
los demás.
No hables a gritos, porque es algo muy molesto para el resto de personas que estén en el restaurante, incluidos los camareros. Además, cuando hay una mesa que habla muy alto, se produce un efecto contagio y la sala acabará pareciendo un verdadero gallinero.
Si al sentarte a la mesa ves que los cubiertos, la copa o el plato están sucios, no los limpies con la servilleta. Llama al camarero y pide que te los cambien. No sólo porque ellos están en la obligación de ofrecerte unos mínimos de higiene, también es una forma ostentosa de demostrar al resto de clientes que son algo cochinos, que es mejor evitar.
Si hay algún centro de flores o adorno que te
molesta, no lo retires tú, pide que lo haga el camarero. No porque a ti
se te vayan a caer los anillos, sino porque puede ser delicado y el
mejor que lo manipule el personal que lo ha colocado.
Evita colocar el móvil, la tablet, las llaves y otros objetos personales encima de la mesa. No sólo es una forma de invadir el espacio común, sino que dificultarás el servicio de los camareros si deben ir depositando platos, copas y botellas y esquivando al mismo tiempo todo tipo de elementos.
Hablando de móviles. No es adecuado hablar por el móvil o consultarlo mientras se está sentado a la mesa, porque es una falta de respeto hacia el resto de los comensales. Si es imprescindible hacerlo, lo correcto es abandonar la mesa.
Respecto a abandonar la mesa para ir a hablar por teléfono, fumar o ir al baño, es importante hacerlo de manera oportuna. Hay que evitar hacerlo mientras se están sirviendo los platos, porque se ralentiza el servicio, salvo que se trate de una urgencia.
Si ves a alguien conocido sentado a otra mesa, debes tener en cuenta una máxima: no molestar. Si la persona está sentada con personas que no conoces, no te acerques a la mesa, simplemente saluda con la mano o con un gesto. Y si las personas son conocidas, pero están comiendo, saluda desde lejos y acércate una vez que estén con los cafés y los licores.
Si se trata de una comida de negocios, recuerda que sólo se habla de ellos al final de la comida. Dejando el trabajo para la hora del café y los licores.
Y un tema delicado: si vas al restaurante con niños, es tu responsabilidad que se porten bien. Ser generoso están bien, compartir también, pero compartir a los vástagos con el resto del restaurante... no es lo más adecuado. Evita que correteen y griten entre las mesas, no sólo porque pueden molestar al resto de comensales, sino porque pueden tropezar con los camareros y sus bandejas.
Hablando de niños, si tienes un bebé y el baño no está preparado para funcionar como cambiador, pide a un camarero que te indique donde podrás asear cómodamente al chiquitín. Nunca cambies a tu hijo en tu mesa o en las mesas cercanas, sobre todo si hay otras personas cerca. Y no es una exageración. Me viene a la mente un asador (lleno de clientes, para más señas) donde una mamá, ni corta ni perezosa, apartó los platos y copas de una mesa contigua y se puso a limpiar las aguas mayores de su retoño; tan ricamente. Verídico.
Y hasta aquí llega la primera parte del post. No te pierdas la siguiente, porque te hablaré de la comida y la bebida, de la sobremesa y la hora de pedir la cuenta.
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