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30 octubre, 2024

Consejos para Ahorrar Energía en la Cocina

La cocina es el espacio con el mayor consumo eléctrico del hogar. Al fin y al cabo, es el lugar en el que más electrodomésticos hay y que más energía necesitan para funcionar. Estos aparatos sirven para enfriar, congelar, calentar, cocinar, hervir, hornear, lavar, cortar o batir, lo que supone un gasto energético importante. Pero no sólo influye cuánto consumen, sino durante cuánto tiempo. Porque un electrodoméstico que necesita poca potencia, pero que se usa durante varias horas, puede salir más caro que otro que necesita más energía, pero que se tiene encendido apenas unos pocos minutos. 

 

Y es un consumo del que no pueden escapar ni siquiera los que comen mucho fuera, porque hay una serie de electrodomésticos de los que no pueden prescindir, por lo que dejar de cocinar no es la solución para ahorrar.


Por eso en este post quiero darte algunos consejos para ahorrar energía en la cocina que se pueden llevar a la práctica de forma sencilla. Sigue leyendo, porque creo que te puede interesar...


Consejos para ahorrar energía en la cocina


Apaga la luz de la cocina cuando no la necesites y cambia las bombillas por LED para ahorrar.

 

Siempre que puedas, elige electrodomésticos que sean lo más eficientes posible. Fíjate en la etiqueta antes de comprar.


Clasificación energética


Lee el manual de uso de los electrodomésticos para utilizarlos del modo correcto. No sólo los podrás usar de forma segura, sino también más eficiente.

 

Adquiere únicamente los electrodomésticos (grandes y pequeños) que vayas a utilizar realmente. Acumularlos y tenerlos enchufados constantemente sin darles uso te supondrá un coste innecesario.  


Evita mantener constantemente enchufados las 24 horas del día aquellos electrodomésticos que no sea estrictamente necesario. La función de standby es muy útil en ciertos casos, pero en muchos otros es un gasto superfluo. 


Mantén la temperatura adecuada en la nevera y el congelador. Evita abrir la puerta de cualquiera de estos electrodomésticos si no es necesario. Coloca los alimentos en el lugar adecuado y permitiendo que el aire frío circule entre ellos. Y no introduzcas alimentos muy calientes en ellos, porque puede suponer un problema de seguridad alimentaria, además un incremento del gasto energético. Es mejor que los enfríes un poco antes de guardarlos. 

 

Asegúrate de que la puerta de la nevera y el congelador son herméticas, para evitar que se pierda el frío. También es importante que haya espacio tras ellos para que pueda disiparse el calor generado. Y procura que las bobinas de refrigeración estén limpias.  


Nevera de color turquesa


Usa el lavavajillas únicamente con carga completa y mejor con la función ECO, si es que la tiene.


Mantén los filtros de la campana extractora limpios para que puedan realizar mejor su función. Esto además de optimizar su funcionamiento te evitará un disgusto si se te prende una sartén mientras cocinas, porque la grasa acumulada puede generar un incendio rápidamente.


El microondas sirve para mucho más que calentar la leche o descongelar una pizza precocinada. A pesar de que el consumo no es menor, lo cierto es que lo hace muy rápido, por lo que podrás ahorrar electricidad.


Cocina con el microondas sobre los fogones


Cuando vayas a hervir alimentos o los vayas a hacer al vapor, utiliza un hervidor eléctrico o el microondas para calentar el agua previamente. Aunque este tipo de utensilio requiere un gasto energético, reducirá mucho el tiempo de cocción final.


Hablando de hervir, no sales el agua antes de ponerlo al fuego, porque tardará más tiempo en entrar en ebullición. Añade la sal una vez que haya comenzado a hervir o incluso cuando ya esté listo el alimento. 

 

Si tomas muchas infusiones a lo largo del día, puedes aprovechar para hervir agua para preparar la primera de la mañana y conservarla en un buen termo que la mantenga bien caliente para cualquier cosa que necesites. 


Hervidor de agua junto con una infusión

 

Si no es estrictamente necesario, no precalientes el horno. Aunque hay platos que lo requieren, otros pueden prescindir de este paso perfectamente.  

 

Evita abrir la puerta del horno constantemente mientras se hornea el plato, porque el calor se perderá y necesitarás más tiempo y energía para que esté listo. Siempre que puedas, mira por la puerta de vidrio para comprobar si la comida está lista. 


La opción de utilizar el ventilador del horno siempre suele ser la más económica, porque al hacer que el calor circule en el interior permite que la comida se cocine más rápido y de forma más uniforme. Es ideal para preparar carnes asadas, pescados o incluso repostería.

 

Cuando enciendas el horno, cocina más de un plato a la vez, así con la misma energía y con el mismo tiempo prepararás varias comidas.


Horno con varias pizzas en su interior


Aprovecha el calor residual de la cocina o del horno para terminar los platos, apagándolos unos minutos antes de finalizar la cocción.

 

La olla de cocción lenta es una gran idea si quieres ahorrar electricidad. Aunque los tiempo de cocción son largos, el consumo es mucho menor que en el caso de las cocinas de inducción o vitrocerámica, el horno o incluso el microondas. Además, podrás aprovechar los momentos del día en el que las tarifas sean más baratas para cocinar. 

 

La olla a presión permite cocina alimentos de forma rápida, lo que ayuda a consumir menos electricidad, por lo que es una gran aliada a la hora de ahorrar.

 

Procura que las ollas, cazuelas y sartenes sean las adecuadas para el tamaño del fuego. Si son más pequeños, parte del calor se escapará por la zona no cubierta. Y si son más grandes, habrá una parte del recipiente que no se calentará bien, por lo que puede que la cocción sea desigual o que necesites más tiempo y energía para terminar el guiso.  


Sartén en el fuego


Si es posible, utiliza tapas para cocinar. De esa forma se perderá menos calor y menos humedad, con lo que la comida se cocinará más rápido y tendrán más sabor (se cocinarán en su propio jugo, sin necesidad de añadirle líquidos que diluyan el aroma y sabor). Esto no lo podrás utilizar en ciertos tipos de preparación (reducir caldos o salsas, por ejemplo), claro, pero sí en cualquier otra que requiera mantener la humedad en los alimentos.

 

El batch cooking o cocinar los platos de la semana un único día te permitirá disfrutar de comida rica y saludable durante varios días, además de permitirte ahorrar electricidad. Al cocinar de ese modo, podrás aprovechar el calor de los fuegos y preparar varios platos a la vez, lo que reducirá y concentrará el consumo.


Cuando vayas a cocinar legumbres, alarga el tiempo de remojo, porque así el tiempo de cocción será bastante menor. Esto también es aplicable a los cereales y pseudocereales. Además de que legumbres y cereales serán mucho más fáciles de digerir y menos flatulentos. 

 

Espero que estos consejos te hayan sido útiles. ¿Se te ocurre algún otro que añadir a esta lista?

 


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21 octubre, 2024

Motivos (de Peso) para Lavar la Ropa Nueva Antes de Estrenarla

Al comprar una prenda nueva, es normal querer estrenarla lo antes posible. Y esa ilusión impaciencia puede llevar a muchas personas a ponérsela sin ni siquiera lavarla. Seguro que conoces a alguien así... o incluso puede que tú también lo hayas hecho alguna vez (o muchas).


Pues bien, no es una buena idea, de hecho es muy muy mala. Si quieres saber cuáles son los motivos por los que se deben lavar las prendas nuevas antes de usarlas y cómo hacerlo, acompáñame...


Motivos (de peso) para lavar la ropa nueva antes de estrenarla


Motivos por los que lavar la ropa nueva antes de usarla

 

Al lavar la ropa nueva, podrás eliminar parte del exceso de tinte y otros químicos (disolventes, fijadores, repelentes de manchas, retardantes de llama...) que no hayan impregnado el tejido. Piensa que estos pueden producir alergias, sarpullidos y picazón,  por lo que cualquier medida que los reduzca es bueno para tu piel. 

 

En las tiendas y almacenes aplican insecticidas para el control de plagas que pueden contaminar las prendas que se puedan haber visto expuestas a ellos. 

 

La ropa ha estado colgada en un perchero o doblada en un expositor, por lo que ha estado expuesta al polvo y a la suciedad que hay en cualquier establecimiento. 


Ropa colgada en perchas en una tienda de ropa

 

Cualquier prenda ha estado manipulada por muchas personas, desde su confección hasta que llega al personal de la tienda, que la ha sacado de la caja, ha retirado el envoltorio, ha retirado alfileres, ha puesto etiquetas y la ha colgado o doblado.

 

Probablemente haya habido varias personas que han tocado la prenda y se la han probado. Y no sabes cuál es el grado de higiene y salud de todas y cada una de ellas. La ropa nueva sin lavar puede llevar regalos desagradables como virus, bacterias, hongos, ácaros, piojos... 

 

Algunos de los químicos junto con la suciedad y el polvo generan mal olor en las prendas nuevas, que únicamente podrás eliminar con el lavado. 

 

Cómo lavar por primera vez una prenda nueva

 

Sigue siempre las instrucciones de lavado de la etiqueta

 

Un simple enjuagado no es suficiente para eliminar los químicos que estén en la superficie del tejido, ni tampoco la suciedad acumulada o los gérmenes, así que realiza un lavado completo. 

 

Si la prenda lo permite, utiliza la temperatura más alta que tolere para eliminar la mayor cantidad de virus, bacterias y hongos.  

 

Lava la ropa del revés para eliminar mejor los químicos y los residuos que hayan podido dejar en el interior las personas que se la hayan probado antes. 


Mujer sentada en una lavandería

 

Puedes añadir al lavado sal o vinagre para fijar los colores

 

Evita lavar las prendas nuevas más oscuras o con colores vivos con otras más clara, por si destiñen.  

 

La ropa de segunda mano también debe lavarse, porque aunque el exceso de los tintes y otros químicos habrán ido desapareciendo con las coladas; los perfumes, suavizantes, suciedad y gérmenes que pueda haber sobre ella tienen que ser eliminados, y eso sólo puedes hacerlo con un lavado. 


Espero que esta información te haya sido útil. Ya sabes, lavar una prenda nueva no es un capricho, es una necesidad.


 

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15 octubre, 2024

Diferencias Entre Crema Hidratante y Humectante

A la hora de comprar una crema probablemente te has preguntado si eso de hidratante y humectante que se lee en los envases es lo mismo, porque a primera vista lo parece. Pero ya sabes que en el mundo de la cosmética les encanta abrumarnos con ingredientes, tratamientos y rituales, así que entre estas dos cremas hay diferencias aunque los términos parezcan equivalentes. 


Si quieres saber las diferencias entre una crema hidratante y una humectante, cuándo usarlas y cómo aplicarlas, no tienes más que seguir leyendo.


Diferencias entre crema hidratante y humectante

Hidratante

 

 Este tipo de crema ayuda a aportar y mantener un nivel adecuado de humedad en la piel. Con ella notarás que está más elástica, jugosa y luminosa. Además, con ella evitarás el envejecimiento prematuro de tu piel (siempre que lleves una alimentación y un estilo de vida saludables, y que te la apliques regularmente, claro).

 

 Es imprescindible para evitar que el frío, el calor, el viento o los ambientes secos deshidraten tu piel.

 

 Utilízala a diario, incluso si no la notas seca y tirante. Lo ideal es mantenerla en buenas condiciones siempre, no recurrir a ella sólo en caso de emergencia. Según las necesidades de tu piel tendrás que valorar qué tipo de formulación, textura y frecuencia de aplicación necesitas en cada momento. 

 

 Si no tienes la piel seca, el uso de la hidratante será suficiente. Aunque también deberías complementarla con los tratamientos que necesites (firmeza, arrugas, luminosidad...) con sérums, esencias, aceites, contornos de ojos y de labios... 

 

 Aplícatela si sientes tu piel deshidratada, escamosa, opaca o con las arrugas muy marcadas.


Mujer aplicándose crema en el dorso de la mano, con el gesto de probarla

 

Humectante 


 Sirve para evitar que la humedad de la piel se evapore y para reponer los aceites naturales y ceramidas de la piel. También funciona como una barrera de protección frente a los factores externos. 

 

 Al igual que la hidratante te ayudará a que la piel esté más flexible, fresca y equilibrada. Además, las arrugas y líneas de expresión se verán menos marcadas e incluso evitarás (o ralentizarás) su aparición, porque las rellenan

 

 Utilízala si tu piel es seca de por sí o llevas una temporada en la que la notas muy seca por el motivo que sea, tendrás que usar una humectante, o incluso combinarla con una hidratante. En esta caso tu piel no produce suficientes aceites, no mantiene la humedad y no tiene una barrera lo suficientemente fuerte para protegerla de los agentes externos. 

 

 No está de más utilizar este tipo de cremas tras los estragos del verano o en lo más crudo del invierno.  


Mujer tomando un tarro de crema con la mano


Por resumirlo de alguna manera, la hidratante aporta agua a la piel, mientras que la humectante la mantiene y actúa como barrera protectora.


Consejos para aplicar la hidratante o la humectante


 Siempre que puedas aplica estas cremas con la piel ligeramente húmeda (no empapada), porque así retendrán esa humedad. Hazlo incluso aunque vayas a usar otros cosméticos antes de la crema.


 En caso de que suelas aplicarte un tónico, hazlo siempre antes de la crema.

 

 Recuerda que la esencia o el sérum se aplican después del tónico y antes de la crema hidratante o la humectante. 

 

 Si vas a usar un aceite facial, puedes mezclar unas pocas gotas con la crema para enriquecerla. Emulsiona ambos cosméticos y luego extiéndela sobre tu piel. 

 

El protector solar se aplica después de cualquiera de estas cremas.


¿Te ha sido útil esta información? Espero que sí. ¿Nos vemos en el próximo post? 


 

 

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08 octubre, 2024

¿Cada Cuánto Lavar las Sábanas o Cambiar el Cepillo de Dientes?

Seguro que alguna vez has estado en alguna casa en la que la bayeta de la cocina parecía un amasijo pegajoso roto y maloliente, más parecida a una criatura de los pantanos que a una herramienta de limpieza. Si en esa misma casa vas a baño (si te atreves), podrás comprobar que la toalla está húmeda y con un olor y unas manchas bastante sospechosas. Y si tienes valor y diriges tu mirada a los cepillos de dientes, puede que salgas corriendo por la puerta sin apenas despedirte... 


Vale, ya sé que es una exageración, pero es cierto que en ocasiones no tenemos claro cada cuándo hay que lavar o sustituir la ropa de cama, las toallas y otros elementos que usamos a diario.


Si quieres saber cada cuánto tiempo hay que lavar sábanas o toallas, o cuándo sustituir el cepillo de dientes o el estropajo, acompáñame, que creo que es interesante...


¿Cada cuánto lavar las sábanas o cambiar el cepillo de dientes?


Las sábanas

 

Las sábanas, como norma general, hay que cambiarlas  al menos 1 vez a la semana. Esa frecuencia puede ser menor si hace mucho calor y sudas abundantemente, si tienes mascotas que duerman contigo o si la cama en la que están puestas es de un peque, porque se ensuciarán más rápidamente. Y si estás pasando una enfermedad, sería conveniente que las cambiases a diario o cada 2 días como mucho, porque si tienes fiebre es probable que las empapes con la transpiración, además de que evitarás la reinfección. 

 

Ten en cuenta que las sábanas acumulan bacterias, ácaros, hongos, sudor, células muertas, pelos (humanos y de mascotas si las tienes) y otros inquilinos desagradables, por lo que es necesario eliminarlos cada poco tiempo. 

 

Las fundas de la almohadas

 

Lo ideal es lavarlas en agua caliente (o al menos templada) y hacerlo al menos 1 vez a la semana.


Almohadas


Las toallas


Las toalla de baño se deben lavar cada 2-3 días en general, aunque en algunos casos se pueden usar hasta 1 semana, siempre que éstas se utilicen de forma individual, que no se usen de manera intensiva y que se puedan secar completamente entre uso y uso. 

 

En el caso de las toallas de lavabo, puedes seguir el mismo criterio que con las de baño, aunque como suelen usarse con mucha frecuencia y varios miembros de la familia a la vez, sería conveniente que no pasasen más de 3 días sin cambiarlas.


El pijama

 

Debes lavar el pijama cada 2 ó 3 días. Si la temperatura es alta, sudas mucho por la noche, estás enfermo o si lo lleva un niño pequeño, tendrás que cambiarlo cada 1 ó 2 días. Lo que nunca deberías es llevarlo más de 1 semana puesto.


Mujer con pijama


El cepillo de dientes

 

Debes sustituir el cepillo de dientes cada 3 ó 4 meses, aunque debes hacerlo antes si has tenido alguna infección, si lo dejas en el baño en un vaso sin tapa (se puede contaminar con las bacterias fecales al tirar de la cadena del váter), si te cepillas de una forma muy intensa o si lo tienes junto a los cepillos del resto de la familia también sin capucha protectora (se pueden contaminar entre sí al rozarse las cerdas). Y, en cualquier caso, si ves que las cerdas están deformadas y que ya no limpia bien, lo mejor es cambiarlo para garantizar una buena higiene dental. 


Cepillos de dientes

 

La esponja de ducha

 

La esponja hay que cambiarla cada 4-6 semanas, si es de material sintético, y cada 3-4 semanas como mucho, si se trata de un esponja natural. En todo caso, si ves que está rota, pegajosa, con mal olor o con manchas extrañas, es mejor que la sustituyas inmediatamente.

 

El estropajo

 

Deberías sustituir el estropajo al menos cada 2 semanas, incluso aunque lo laves y lo desinfectes a diario (algo que deberías hacer). Tendrás que hacerlo antes según lo que hayas limpiado con él, si el material está muy dañado y ya no es eficaz, si huele mal o si tiene una textura blanda y pegajosa.  


Estropajo en un escurridor en el fregadero junto con cubiertos


Las bayetas


Las bayetas conviene renovarlas cada 15 días, al igual que los estropajos. Y esto incluso si las lavas en la lavadora o las desinfectas. Ten en cuenta que acumulan una enorme cantidad de gérmenes, muchos de ellos realmente peligrosos, por lo que la higiene escrupulosa con ellas en fundamental. Por favor, desecha inmediatamente las que estén rotas, desgastadas, babosas y malolientes, porque puedes estar poniendo en peligro tu salud y la de tu familia. 


Las camitas de las mascotas


Es conveniente lavarlas al menos una vez al mes, dejando que se sequen completamente. Si la usa más de una mascota o si alguno de ellos ha estado enfermo, tendrás que hacerlo con más frecuencia. Procura cepillarla entre lavados y quitarle todos los pelos y suciedad que pueda haber recogido. 


Gatito jugando con un gato adulto


Soy consciente de que tanto cambio y lavado da mucha pereza, pero es algo imprescindible para mantener nuestro cuerpo, el de nuestra familia, nuestras mascotas y también nuestro hogar más saludables.



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